Territorios en Deshielo : Estrategias de adaptación hidroterritorial : Caso: subcuenca Llullán-Parón (Cordillera Blanca)

Abstract

Perú alberga el 68% de los glaciares tropicales de América Latina, lo que lo posiciona como un territorio estratégico para la conservación y fuente de agua dulce en los Andes centrales. Sin embargo, el acelerado retroceso glaciar, impulsado por el cambio climático, ha generado vulnerabilidades críticas en las subcuencas altoandinas, afectando tanto a los ecosistemas como a las comunidades humanas que dependen de este recurso. En este contexto, la Cordillera Blanca se destaca como un territorio clave, con un gran aporte hídrico relevante para las comunidades y ecosistemas altoandinos en la región norte del Perú. Sin embargo, estos territorios en deshielo enfrentan retos cruciales debido a la variabilidad hídrica provocada por la acelerada recesión glaciar. Por un lado, los picos hídricos generan caudales elevados que, al no ser regulados, terminan degradando los ecosistemas y sobrepasando las capacidades de las infraestructuras hídricas. Por otro lado, durante temporadas de baja oferta, la disminución drástica del abastecimiento hídrico impacta directamente en las actividades agrícolas, ganaderas y domésticas de las poblaciones locales, generando escasez. En particular, la subcuenca Llullán-Parón, perteneciente a la Cordillera Blanca, se presenta como un caso de estudio idóneo para desarrollar planeamientos territoriales mediante estrategias que fortalezcan la resiliencia hídrica y social a través de soluciones integrales frente a los impactos de la deglaciación. Por un lado, resulta esencial implementar sistemas de gestión del agua que combinen el conocimiento ancestral, como las amunas y los reservorios naturales, con infraestructuras contemporáneas capaces de regular el flujo hídrico en escenarios de alto y bajo caudal. Por otro lado, se deben priorizar estrategias que mejoren la funcionalidad de ecosistemas clave, como bofedales y pajonales, para conservar la capacidad de infiltración y almacenamiento hídrico en el territorio. La planificación hidroterritorial debe enfocarse en una gestión integral de riesgos que considere la conexión entre el retroceso glaciar, las dinámicas ecológicas y las necesidades comunitarias. La propuesta de desarrollar un master plan con estrategias de adaptación territorial y dispositivos híbridos, que integren sistemas ancestrales y modernos, representa una oportunidad única para transformar las subcuencas altoandinas en territorios adaptativos. Este enfoque permitirá enfrentar los desafíos del cambio climático y asegurar el bienestar de sus habitantes alargo plazo.