dc.description.abstract | El trabajo se articula sobre tres ejes principales de desarrollo: el dolor físico
desestructurante de las llamadas enfermedades orgánicas, partiendo de mi
experiencia profesional como médico clínico; una aproximación al dolor mental
propiamente dicho, tomando como modelo emblemático a la melancolía, y una
mirada al dolor físico y psíquico en las enfermedades psicosomáticas,
representadas arbitrariamente por la anorexia nervosa.
En el primer capítulo, se introduce al lector en el tema del dolor, se incluye la
definición que consideramos mejor se ajusta al concepto actual de dolor,
remarcando su importancia como síntoma clínico. Se resaltan los rasgos esenciales
de la experiencia del dolor físico, lo que habrá de conducirnos a reflexionar sobre
las profundas limitaciones del lenguaje como medio habitual de expresión del dolor
Continúa con una evolución histórica abreviada del concepto desde la aparición de
la escritura hasta nuestros tiempos. Finaliza con una visión panorámica de la historia
de las ideas psicoanalíticas respecto al dolor, con particular énfasis en los textos
freudianos en los que el autor profundiza sobre el tema. El análisis intenta sugerir la
necesidad de encontrar canales de comunicación en nuestra interacción con el
sujeto en dolor, que trasciendan las fronteras de la comunicación verbal.
El segundo capítulo gira en torno al concepto de dolor físico desestructurante,
tomando como punto de partida nuestra experiencia personal en el ejercicio de la
profesión médica. Se intenta poner de manifiesto aspectos particularmente
frecuentes, propios de la interacción Entre el médico y el paciente en dolor: factores de naturaleza profesional,
familiar y personal, que desempeñan un papel decisivo en el comportamiento del
médico frente al sujeto en dolor. Se comenta la importancia para médico y paciente,
de llegar a establecer un diagnóstico certero, junto al valor relativo asignado por el
profesional de la salud a las enfermedades físicas y mentales.
Se continúa con una mirada a la experiencia dolorosa en sujetos afectados
por desórdenes de índole psicosomático, resaltando las dificultades del clínico para
enfrentar este tipo de patología. El capítulo analiza las principales repercusiones
que el dolor físico provoca en la esfera emocional. Cuál es el impacto psicológico
derivado de saberse portador de una enfermedad física y cuáles las repercusiones
que este impacto emocional provoca en la evolución del problema médico de fondo.
Termina con el planteamiento de la regresión provocada por el dolor físico y la
consiguiente limitación del lenguaje como expresión de la experiencia dolorosa.
El segundo eje central de desarrollo de esta investigación es tratado en el
tercer capítulo. Se buscó escoger un modelo de enfermedad, en oposición al dolor
físico desestructurante, que pudiera actuar como condición emblemática de
desórdenes donde el dolor tiene un carácter de naturaleza exclusivamente psíquica.
Una condición carente de un sustrato orgánico de fondo donde poder analizar los
rasgos esenciales del dolor psíquico, buscando coincidencias con la experiencia del
dolor físico. Se propone así a la melancolía como modelo emblemático, presentando
una breve evolución histórica del concepto. Se profundiza el tema con una revisión
de las ideas expresadas por Freud en “Duelo y Melancolía” (1917) y las de Julia
Kristeva en “Sol negro. Depresión y Melancolía” (1997).
Además de dar cuenta con gran precisión de la experiencia melancólica, los
autores resaltan los límites de la palabra como expresión del dolor psíquico en esta
condición. Aparece nuevamente el fenómeno de la regresión, esta vez asociado a
la experiencia dolorosa de origen mental, partiendo del concepto de una elección
de objeto sobre una base narcisista en los sujetos afectados por la melancolía. Los detalles de la regresión y la limitación de la palabra vinculados a la melancolía son
tratados al final del capítulo.
El tercer eje principal del trabajo se desarrolla en el cuarto capitulo. Este se
centra en el análisis de los desórdenes psicosomáticos, condiciones donde
coexisten el dolor físico y el dolor psíquico. Se elije como modelo emblemático de
las enfermedades psicosomáticas a la anorexia nervosa. Se incluyen la definición
de anorexia nervosa de acuerdo a los criterios del DMS IV, las influencias socioculturales
que promueven su desarrollo y los diferentes elementos de interacción
psíquica involucrados, propios de la adolescencia. Se deja para la discusión final la
reflexión sobre las dificultades del lenguaje y la regresión asociadas a los
desórdenes de alimentación.
El último capitulo plantea el encuentro entre el dolor psíquico y el dolor físico,
partiendo de conceptos propios de la teoría psicoanalítica. Reconocer el fenómeno
regresivo como denominador común frente a la experiencia dolorosa
desestructurante y el retorno a etapas de desarrollo previas a la adquisición del
lenguaje, permiten sugerir una nueva manera de “ver” al sujeto en “dolor”, junto a la
posibilidad de implementar técnicas de tratamiento propias de la terapia
psicoanalítica en los pacientes aquejados de dolor físico significativo. La experiencia
dolorosa peruana de las últimas dos décadas del siglo XX, vinculada con el conflicto
armado interno vivido en el país, a partir de las conclusiones obtenidas por la
Comisión de la Verdad y la Reconciliación, será brevemente comentada como
ejemplo de la dificultad de las actuales estructuras lingüísticas como medio de
comunicación entre el sujeto en dolor y un “Otro” exento del mismo. | es_ES |