dc.description.abstract | El Derecho puede ser considerado como una rama del saber humano; como
una ciencia social, definible como un conjunto de principios y leyes que rigen
un grupo homogéneo de hechos, de fenómenos denominados jurídicos (igual
que la biología o la química o la física estudian determinados grupos de
fenómenos). Esta ciencia social, cuyo objeto central son las relaciones
socioeconómicas del hombre, está muy lejos de haber agotado su campo de
estudio. Por el contrario, constantemente se amplían sus fronteras, se
rediseñan sus contornos, se redefinen sus alcances. El Derecho avanza,
evoluciona, puesto que las relaciones entre los hombres también experimentan
cambios. Así pues, el Derecho no es estático (o no debiera serlo), más bien
tiene la obligación de adecuarse a la velocidad del cambio de las relaciones
socioeconómicas, a las nuevas formas de relacionarse, a los nuevos modelos
de conductas.
Dentro del universo de ramas que componen a la ciencia del Derecho, y en
especial al Derecho civil, el tema de la responsabilidad civil se nos ofrece como
un amplio campo de estudio ya que sus orígenes van de la mano con las
primeras manifestaciones de la actividad humana, fijando su punto de partida
en la etapa de la venganza privada que luego iría evolucionado, a la par que lo
haría el concepto de Estado, hacia la etapa del resarcimiento del daño. Así
pues, es lógico pensar que, siendo la figura de la responsabilidad civil tan
antigua como el Derecho mismo, mantenga un halo cautivador, una invitación
permanente a estudiar sus distintos matices, sus distintas formas de
presentarse ante nosotros. Y dentro de este amplio campo de acción
encontramos que la figura de la responsabilidad precontractual, la cual será
objeto central de nuestro estudio, si bien ha sido analizada por la doctrina, no
ha sido adecuadamente valorada por nuestra regulación civil, la que le ha
dedicado poco espacio y esfuerzo. | es_ES |