PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS Resiliencia homosexual y la formación de una identidad colectiva en el contexto del conflicto armado interno en San Martín y Huánuco (1980-2010) TESIS PARA OBTENER EL TÍTULO PROFESIONAL DE LICENCIADA EN HISTORIA AUTORA Ana Lucía Pillaca Cayllahua ASESORA Dra. Magally Alegre Henderson Lima, octubre de 2024 Informe de Similitud Yo, Magally Alegre Henderson, PhD, docente de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, asesora de la tesis de licenciatura titulada: RESILIENCIA HOMOSEXUAL Y LA FORMACIÓN DE UNA IDENTIDAD COLECTIVA EN EL CONTEXTO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO EN SAN MARTÍN Y HUÁNUCO (1980- 2010), de la autora Ana Lucía Pillaca Cayllahua, con código PUCP 20152553, dejo constancia de lo siguiente: - El mencionado documento tiene un índice de puntuación de similitud de 13%. Así lo consigna el reporte de similitud emitido por el software Turnitin el 26/11/2024. - He revisado con detalle dicho reporte y la Tesis o Trabajo de Suficiencia Profesional, y no se advierte indicios de plagio. - Las citas a otros autores y sus respectivas referencias cumplen con las pautas académicas. Lugar y fecha: Lima, 12 de diciembre de 2024. Apellidos y nombres de la asesora: Alegre Henderson, Magally DNI: 09859739 Firma ORCID: 20152553 “Yo nunca me río de la muerte. Simplemente sucede que no tengo miedo de morir entre pájaros y árboles” Javier Heraud Resumen El objetivo de esta tesis es analizar actos de resiliencia por parte de disidentes sexuales y de género durante y poco después del conflicto armado interno a lo largo del valle del Huallaga, en las regiones de San Martín y Huánuco entre 1980 y el 2010. En el Perú, la homosexualidad era considerada una enfermedad y, para integrantes de los grupos subversivos, también una amenaza social. Este odio fue el desencadenante de crímenes contra esta población de parte de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, quienes se repartieron el control de San Martín y Huánuco. A través de un estudio de documentos provistos por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, testimonios orales de sobrevivientes, fotografías y fuentes audiovisuales; esta tesis demostrará que los homosexuales recurrieron a diversas estrategias que les permitieron afrontar un contexto de violencia exacerbada debido a la presencia de la subversión, las fuerzas armadas y policiales, y el narcotráfico imperante esas regiones. Estas estrategias, además, se prologaron hasta la primera década del siglo XXI como parte de una lucha para la visibilizar estos crímenes y reivindicar los derechos de la recién llamada comunidad sanmartiniana LGBT en términos de salud, reparación y justicia. Abstract The aim of this thesis is to analyze acts of resilience by sexual and gender dissidents during and shortly after the internal armed conflict along the Huallaga Valley, in the regions of San Martín and Huánuco, between 1980 and 2010. In Peru, homosexuality was considered a disease and, for members of subversive groups, also a social threat. This hatred triggered crimes against this population by the Shining Path and the Tupac Amaru Revolutionary Movement, who shared control over San Martín and Huánuco. Through a study of documents provided by the Truth and Reconciliation Commission, oral statements of survivors, photographs and audiovisual sources, this thesis will demonstrate that homosexuals turned to different strategies that allowed them to face a context of exacerbated violence due to the presence of subversion, the armed and police forces, and the drug trafficking in those regions. These strategies continued into the first decade of the 21st century as part of a social struggle to make these crimes visible and reclaim the rights of the newly named LGBT sanmartinian community regarding health, reparations, and justice. Gratitud A Magally Alegre Henderson, quien fue mi asesora y el mejor soporte a lo largo del proceso de escritura. Gracias infinitas por escucharme y ampliar mi perspectiva en momentos de dudas o complicaciones, y por compartir conmigo el mismo entusiasmo y el compromiso por proyectos que busquen visibilizar la historia LGBTIQ+ en el Perú. Sobre todo, porque cada una de nuestras conversaciones ha contribuido en mi crecimiento como historiadora e investigadora. A Roger Pinchi, a Willy Pinchi y a Amparito García; quienes son la esencia de esta investigación. Gracias por su calidez y generosidad. Compartir con ustedes ha sido una experiencia inolvidable. A Pepe Andrews, quien en vida fue divertido, auténtico y valiente. A Fransuá Pinchi, icónica, risueña y talentosa. A las diversidades sexuales peruanas que ya no están entre nosotrxs. A mis amigxs y la comunidad LGBTIQ+, cuyas existencias son valiosas por sí mismas. A Juan Carlos Goicochea, quien fue una pieza clave para esta tesis. Por su disposición para conversar sobre la aventura que fue grabar El Pecado Social. En especial por permitirme conocer y acompañar al equipo en la grabación en San Martín, donde pude explorar sobre el tema en el lugar de los hechos gracias a las conexiones que me facilitó. Gracias por emprender este hermoso proyecto, sin el cual no hubiera podido escribir estas páginas. Ver el producto final fue muy emotivo, y me alegra haber formado parte de él. Al personal del Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH., quienes fueron un gran apoyo en mi búsqueda de fuentes primarias. Gracias a Cecilia Ruiz y al equipo encargado de la atención al público, que fueron muy atentos y amables en explicarme sobre la organización de los archivos, por su interés en mi tema de investigación y absolver las dudas que surgieron en el proceso. A todos mis profesores de la especialidad de historia. A Claudia Rosas, con quien llevé mi primer curso de historia de género y sexualidad, el cual me otorgó las herramientas básicas para abordar esta tesis. Aprendí además sobre los beneficios de aplicar metodologías interdisciplinarias y sus reflexiones a lo largo del curso fueron sumamente enriquecedoras. Fue precisamente ahí donde nació mi curiosidad por saber más sobre los crímenes de odio en el nororiente del Perú. A Teresa Vergara, quien escuchó atentamente mis inquietudes y me mostró todo su apoyo alentándome a escribir mi tesis sobre este tema. A Miguel Costa, director de la especialidad, cuya atención y exigencia me motivó a mejorar y superarme como estudiante. Gracias por impulsar también mi vocación en torno a la enseñanza. A Iván Hinojosa, uno de los primeros especialistas en conflicto armado a quien recurrí y cuya guía fue muy útil para adentrarme en las dinámicas de violencia en el valle del Huallaga. Gracias a cada uno de los docentes que fueron parte de mi formación académica en la universidad. A Historia para Maestros, el grupo de responsabilidad social de mi facultad. Gracias a los compañeros y amigos que depositaron su confianza en mí para liderar al equipo los años 2021 y 2022. Gracias nuevamente a Teresa Vergara y a Augusta Valle, nuestras profesoras asesoras. HPM fue un espacio donde adquirí habilidades para mi desarrollo profesional, para construir redes y trabajar de la mano con expertos en temas de utilidad para nuestros maestros peruanos. En especial por permitirme compartir mis conocimientos y perspectivas sobre la enseñanza de la historia con educadores y estudiantes de secundaria. Ha sido una experiencia invaluable y que contribuyó positivamente en mí como investigadora. Al Vicerrectorado de Investigación de la PUCP, que me otorgó el premio de Incentivos Económicos a la Investigación del año 2022. Gracias a este financiamiento pude viajar a San Martín para profundizar mi estudio en el tema y obtener la información que necesitaba. Fue un recurso clave que sin duda me permitió culminar esta etapa en mi camino académico. A mi querida amiga Scarlett Torres, historiadora del arte, a quien conocí durante mis prácticas pre-profesionales en el Museo Larco, cuando empecé la escritura de esta tesis. Su apoyo, escucha y compresión han sido excepcionales durante todo ese proceso. A Grecia Calderón, mi primera amiga en historia con la que empecé y terminé la carrera, y con quien desde un inicio compartimos las miradas que queríamos darle a nuestra disciplina. A Sergio Díaz y Mariano Pérez; con quienes compartimos discusiones históricas y risas. Gracias a mi familia, por todo su cariño y haber estado siempre comprometidos con mi educación. A mi mamá Miriam, por inculcarme como bibliotecaria el interés por la investigación y los libros desde que era pequeña. A mi papá Diomedes, por ser mi cómplice incondicional y motivarme cuando más lo necesitaba. A mis abuelos José, Sabina, Félix y Martha; a quienes agradezco poder tener a mi lado. A mi madrina Olga, apasionada educadora, con quien tengo las más interesantes conversaciones y discusiones en las reuniones familiares. Finalmente, a mis mascotas Benito y Mara, que me acompañaron durante las largas noches de escritura. Esta tesis no habría sido posible sin ustedes. Índice Índice de imágenes ................................................................................................................ Índice de cuadros .................................................................................................................. Lista de abreviaturas ............................................................................................................ Introducción ........................................................................................................................ 1 Contexto histórico ................................................................................................... 1 Problema de investigación, hipótesis y metodología ................................................ 4 Estado de la cuestión ............................................................................................... 8 La teoría de las masculinidades en la historia ................................................... 8 Dinámicas de género dentro de los grupos subversivos en el Perú ................... 10 Masculinidades múltiples en las guerrillas latinoamericanas ........................... 11 Violencia sexual a en el contexto de conflicto armado ..................................... 13 Capítulo 1.“Así mueren los maricones”: Resiliencia, negociación y estrategias de supervivencia homosexual en el Frente Nororiental ....................................................... 17 1.1. La zona nororiental y el narcotráfico..................................................................... 24 1.2. El desplazamiento de homosexuales a causa de los grupos armados ................. 27 1.3. La importancia de la apariencia y ocultar la homosexualidad .......................... 30 1.4. “El que moría, moría porque quería”: Alianzas entre homosexuales y el MRTA ................................................................................................................................... 35 1.5. Las Fuerzas Armadas en la región nororiental ..................................................... 47 1.6. Reflexión final ................................................................................................ 50 Capítulo 2. Tejiendo pertenencias: La formación de la identidad colectiva homosexual sanmartinense durante el conflicto armado .................................................................... 53 2.1. El impacto de los salones de belleza en San Martín ......................................... 54 2.2. Violencia y familia consanguínea ........................................................................ 55 2.3. Las Iglesias en San Martín (entorno conservador y su impacto en la comunidad homosexual) .................................................................................................... 57 2.4. La escena travesti y el fenómeno de la medicina estética ................................ 60 2.5. El legado de Fransuá Pinchi en Tarapoto ........................................................ 83 2.6. El VIH/Sida y la discriminación contra la comunidad homosexual .................. 64 2.7. Consanguineidad, vergüenza y familias elegidas ............................................. 71 2.8. Discotecas de ambiente y caso Gardenias ........................................................ 75 2.9. Reflexión final ............................................................................................... 81 Capítulo 3. Seguimos en la lucha: Acciones políticas colectivas por el reconocimiento post conflicto armado ....................................................................................................... 83 3.1. Esbozo histórico sobre la CVR y la perspectiva de género .............................. 84 3.2. La recopilación de los crímenes ...................................................................... 86 3.3. Carlos Iván Degregori, la perspectiva de género y las diversidades sexuales ... 88 3.4. La justicia según la población homosexual sanmartinense .............................. 91 3.5. Activismo y primeras conmemoraciones ........................................................ 96 3.6. El informe final y el proceso de reparación por la violencia homofóbica .......100 3.7. La lucha de Roger Pinchi ...............................................................................102 3.8. Reflexión final ..............................................................................................111 Conclusiones .....................................................................................................................112 Bibliografía .......................................................................................................................119 Índice de imágenes Imagen 1. Foto de efectivos de la Policía encontrando una avioneta de narcotraficantes, en una pista de aterrizaje clandestina en Tocache. ........................................ 37 Imagen 2. Fotografías de Denisse como mujer ................................................................. 38 Imagen 3. Noticia sobre la tercera conferencia de prensa del MRTA en Pucallpa el 6 de enero de 1989 ................................................................................................... 44 Imagen 4. Distrito de la Banda de Shilcayo, en Tarapoto, a finales de los ochenta ........ 48 Imagen 5. Fotografía de un puente sobre el río Cumbaza hacia la época.. ..................... 51 Imagen 6. Miembros del MRTA recorriendo el valle de Sisa, San Martín en noviembre de 1987 ............................................................................................................. 53 Imagen 7. Portada con Coccinelle en el periódico estadounidense The National Insider 68 Imagen 8. Foto de Lucha Reyes y Coccinelle Dufresnoy en su visita en Lima en 1970, Teatro Segura y el Palmero.. .......................................................................... 69 Imagen 9. Foto de Fransuá.. ............................................................................................. 71 Imagen 10. Noticia sobre el crimen de Las Gardenias en el diario La República .......... 86 Imagen 11. Acta de defunción de Fransuá ....................................................................... 87 Imagen 12. Carlos Iván Degregori en 1970 junto a su hermano Felipe .......................... 97 Imagen 13. Local de la Sede Regional Nororiental de la CVR en Tarapoto, San Martín ......................................................................................................................... 99 Imagen 14. Formato de ficha de víctima, diseñada por la CVR .....................................100 Imagen 15. Asamblea pública de la CVR en Tarapoto del 23 de julio de 2002 .............101 Imagen 16. Miembros de la DISAM hacia el año 2012 ...................................................106 Imagen 17. Testimonios grabados disponibles en el LUM como parte de la exposición permanente .....................................................................................................110 Imagen 18. Carta que comunica a la familia Pinchi que Fransuá fue inscrita al Registro Único de Víctimas (RUV). ..............................................................................112 Imagen 19. Certificado que acredita que la madre de Roger y Fransuá está inscrita al RUV desde el 2010 .........................................................................................114 Imagen 20. Goicochea dirigiendo una escena filmada en Sauce, Tarapoto para el documental .....................................................................................................116 Imagen 21. Placa colocada por el MINJUS en Tarapoto, en junio de 2018 ...................117 Imagen 22. Inauguración de la placa colocada por el MINJUS en Tarapoto con los asistentes ..................................................................................................................120 Índice de cuadros Cuadro 1 .............................................................................................................................. 1 Cuadro 2 .............................................................................................................................. 4 Lista de abreviaturas CVR Comisión de la Verdad y la Reconciliación CIDH Comisión Interamericana de Derechos Humanos CMAN Comisión Multisectorial de Alto Nivel DISAM Asociación Diversidad Sanmartinense FNO Frente Nororiental ICCHRLA Inter-Church Committee on Human Rights in Latin America ILGA International Lesbian and Gay Association LGBT Comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero MHOL Movimiento Homosexual de Lima MOHMO Movimiento de Homosexuales de Morales MOHSAN Movimiento de Homosexuales de San Martín MOHTA Movimiento de Homosexuales de Tarapoto MRTA Movimiento Revolucionario Túpac Amaru PCP-SL Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso 1 Introducción Contexto histórico Cada 31 de mayo, la comunidad LGBT peruana conmemora la “Noche de las Gardenias”, un episodio en el que seis integrantes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) capturaron a ocho personas entre homosexuales y travestis que fueron asesinadas en el bar Las Gardenias de la ciudad de Tarapoto, San Martín, el año 1989. Este constituye el crimen más emblemático contra las diversidades sexuales durante el periodo del conflicto armado, y es el más desarrollado en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR). Fue agregado, sin embargo, casi por casualidad. Eduardo González señala que pocos meses antes de presentar el informe, los equipos de investigación de la CVR encontraron que, en una de las primeras marchas de disidentes sexuales en Lima, los manifestantes reivindicaron los crímenes cometidos por el MRTA contra personas homosexuales en la selva peruana. El Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) contactó así a la comisión para mostrar los casos que —entre ellos ex investigadores de la CVR—registraron.1 A causa de la espiral de violencia desatada por las agrupaciones subversivas, la demanda por proponer perspectivas que demuestren sensibilidades ante estos procesos se vio reflejada en el Informe Final. Gracias a un enfoque de género, la CVR se propuso investigar cómo difieren los impactos de la violencia en hombres y mujeres, y destacó los roles diversos de las mujeres en el conflicto.2 Sin embargo, lo que significó un enfoque novedoso dentro de la narrativa del Informe a principios del siglo XXI, reveló con los años una ausencia importante de diversos acontecimientos y actores sociales afectados. La CVR logró recopilar algunos crímenes homofóbicos: cuatro por parte Sendero Luminoso, seis por el MRTA, y uno por la Marina de Guerra. Como se verá, estos no han sido los únicos casos. Recientemente, algunos afectados alzaron sus voces con respecto a lo sucedido gracias 1 Eduardo González, “Que la verdad demuestre su poderío. A 10 años de la CVR: ¿Reconcilia…qué?”, Revista del Instituto de Defensa Legal, 233 (2013). https://revistaideele.com/ideele/content/que-la-verdad-demuestre-su-poder%C3%ADo 2 Jelke Boesten, Violencia sexual en guerra y paz. Género, poder, y justicia posconflicto en el Perú (Lima: Biblioteca Nacional del Perú, 2016), 150. https://revistaideele.com/ideele/content/que-la-verdad-demuestre-su-poder%C3%ADo 2 a iniciativas audiovisuales como las del documental El Pecado Social (2024).3 El documental se nutre de las historias de tres homosexuales sanmartinenses que vivieron y fueron testigos de la discriminación y aniquilación de las diversidades sexuales. De la mano con dicho proyecto y entrevistas que realicé en la región San Martín, he podido recopilar información relevante para reconstruir lo ocurrido desde una perspectiva histórica. Es crucial además considerar que hacia la década de 1980 también se desató la epidemia del VIH/Sida, ya que moldeó la realidad de los homosexuales en aquella época. Hay que tomar en cuenta que desde que se identificaron por primera vez los primeros casos de VIH/Sida en Estados Unidos en 1981, la comunidad médica sostuvo que un factor en común que tenían muchos de estos casos era que los pacientes eran homosexuales. En una primera fase, ello llevó a generar una asociación del virus con el “estilo de vida” de la comunidad, así como a generalizar los riesgos de una promiscuidad característica de este grupo.4 Por su parte, el Perú implementó medidas bastante tímidas y débiles con esfuerzos poco efectivos en cultura de prevención; y la prensa ávida de noticias sensacionalistas, adoptó las noticias internacionales y nacionales —junto con prejuicios e ignorancia sobre la enfermedad— al contexto de crisis política y económica.5 El PCP-SL consolidó su presencia en el bajo Huallaga cocalero (sur de San Martín y norte de Huánuco) a principios de la década de 1980, adoptando un discurso que apelaba en un inicio a la defensa del orden local y los intereses de los pequeños agricultores. Sin embargo, rápidamente se evidenció que principalmente velaban por incrementar seguidores para la lucha armada y obtener beneficios económicos del tráfico ilegal de cocaína. Los medianos y pequeños pueblos fueron sin duda los más afectados, ya que funcionaban bajo principios morales rigurosos y absolutos que imponía Sendero, en un intento por controlar todos los ámbitos de la vida de la población como las actividades comunales, producción local, celebraciones matrimoniales, incluso la sexualidad. Ese último punto incluía la prohibición de la infidelidad, a prostitución y la homosexualidad. 3 El Pecado Social es un documental dirigido por el cineasta Juan Carlos Goicochea sobre los crímenes homofóbicos en las ciudades del Huallaga, estrenada en el año 2024. Goicochea emprendió el proyecto contactando a tres sobrevivientes en San Martín que brindaron sus testimonios, los cuales forman parte de mis fuentes primarias. 4 Marcos Cueto, Culpa y Coraje: Historia de las Políticas sobre el VIH/Sida en el Perú, (Lima: Consorcio de investigación económica y social, 2001), 22-23. 5 Cueto, Culpa y Coraje: Historia de las Políticas sobre el VIH/Sida en el Perú, (Lima: Consorcio de investigación económica y social, 2001), 47. 3 El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, formado en 1982, estableció una alianza con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria - Voz Rebelde hacia 1987 para establecer el Frente Nororiental (FNO) con la acción del Ejército Tupamarista. A diferencia de Sendero, el MRTA sí buscó articular con las organizaciones de base sanmartinenses como los sindicatos de campesinos, trabajadores, maestros y empleados públicos, gremios, frentes de defensa provinciales y regionales para expresar y canalizar sus demandas en la lucha política y militar emerretista. Durante las primeras excursiones existió cierta simpatía de la población para con el MRTA, contaron con el apoyo de la población por su respaldo a las movilizaciones, y llegaron a desempeñarse como administradores de la justicia.6 Esto cambia hacia fines de 1980, ya que las organizaciones locales se identificaban cada vez menos con los “propósitos de una organización armada que se conducía además con la lógica autoritaria de los partidos políticos tradicionales”.7 Por otro lado, el MRTA castigaba a homosexuales, trabajadoras sexuales, maridos y esposas desleales en las llamadas “cruzadas contra el vicio”. Luego del atentado en Gardenias, el semanario Cambio —informativo del MRTA— reivindicó el asesinato colectivo y adujo que su acción era necesaria, ya que las fuerzas militares y policiales parecían amparar a los que consideraban que corrompían a la juventud. El MRTA justificaba sus actos argumentando que sus víctimas habían desoído sus advertencias y que, debido a que la policía no sancionaba la homosexualidad, ellos tenían el deber de “velar por la seguridad ciudadana”, castigando a disidentes sexuales como si se tratara de delincuentes comunes.8 Si bien la conclusión del Informe señala una lógica de prejuicios sociales de los militantes del MRTA detrás de los crímenes cometidos para legitimarse entre la población9, para un análisis histórico más completo, considero necesario proveer de un contexto social y político a través de una lectura de género. En ese sentido, esta investigación propone aproximarnos, desde el análisis histórico, a una reconstrucción de la violencia sexual y de género hacia homosexuales en la región de San Martín por parte del MRTA y Sendero Luminoso entre los años 1980 y 2000. 6 Patricia Zárate. La democracia lejos de Lima: descentralización y política en el departamento de San Martín (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2003), 34. 7 Mario Meza, “El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y las fuentes de la revolución en América Latina”, (Tesis doctoral, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2012), 275. 8 Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Informe Final, 2003, 432. 9 Ídem. 4 Problema de investigación, hipótesis y metodología La perspectiva de género en el Informe Final fue utilizada, por lo general, para abordar la violencia sexual contra mujeres por parte de los agentes del Estado en tanto estos últimos son perpetradores en el 83% de los casos.10 No obstante, no se abordó con la misma calidad de análisis a la violencia contra disidentes sexuales, en donde además se evidencia por parte de la CVR una lectura a través de categorías binarias de género, pasando por alto otras identidades disidentes. Este es un factor que históricamente ha dificultado procesos de justicia transicional posconflicto armado y que ha invisibilizado los alcances y fundamentos reales de la violencia perpetrada contra la comunidad LGBT, e incluso su papel en un contexto de guerra.11 Si bien los estudios académicos con respecto al tema en el Perú han tenido un rol fundamental en visibilizar a las disidencias sexuales como una población severamente afectada dentro de su contexto local a través de mecanismos de violencia particulares, considero que siguen existiendo vacíos de información que serán abordados en esta tesis. Por lo general, se sugiere una narrativa de aniquilación sistemática que, por ende, vincula a los crímenes con programas políticos concretos, lo que puede ser problemático. A nuestro parecer, dicha conclusión limita el análisis de un proceso histórico delicado y complejo, ya que prioriza la mirada del perpetrador y pasa por alto las reacciones y respuestas que hubo de parte de las personas afectadas en cuestión durante este periodo. Ello significa que nuevos aspectos requieren ser estudiados para dar a conocer los matices presentes, por lo que nos preguntamos: ¿De qué manera enfrentaron las disidencias sanmartinenses la discriminación y violencia en el contexto del conflicto armado y después de él? ¿Cómo impactaron estas acciones en la gestación de un sentido de comunidad y de búsqueda colectiva de justicia? En ese sentido, la presente tesis busca demostrar que el periodo de violencia política representó un momento crucial en el proceso de identificación y consolidación de una identidad colectiva y consciencia política en los disidentes sexuales de San Martín y que, a la vez, contribuyó a la lucha histórica por la defensa de la ciudadanía de las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género en el Perú. Este proceso será explicado a través de tres capítulos. 10 Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Informe Final, 2003, 277. 11 Karen Anaya y Pamelhy Valle, “Desde la Memoria Marginada hacia la De-construcción del Estado: Las personas LGBT como víctimas del conflicto armado peruano y los caminos para la no repetición”, Polemos. Portal Jurídico Interdisciplinario, 24 de octubre de 2017, http://polemos.pe/desde-la-memoria-marginada-hacia-la-construccion-del-estado-laspersonas-lgbt- victimas-del-conflicto-armado-peruano-los-caminos-la-no-repeticion http://polemos.pe/desde-la-memoria-marginada-hacia-la-construccion-del-estado-laspersonas-lgbt-victimas-del-conflicto-armado-peruano-los-caminos-la-no-repeticion http://polemos.pe/desde-la-memoria-marginada-hacia-la-construccion-del-estado-laspersonas-lgbt-victimas-del-conflicto-armado-peruano-los-caminos-la-no-repeticion 5 En el primer capítulo se demostrará que establecer vínculos con la subversión o el narcotráfico entre mediados y finales de la década de 1980 fueron estrategias esenciales para que los homosexuales pudieran protegerse y sobrevivir en un contexto de violencia exacerbada. Factores demográficos, como la reducida población de la región, facilitaron dichas conexiones, las cuales se expresaron a través de intercambios. Recurrir a familiares mandos de los grupos armados, mantener vínculos sexuales y pagar cupos fueron estrategias para obtener seguridad y protección. En el segundo capítulo cobran especial importancia los relatos orales obtenidos, con los cuales se demostrará que las experiencias compartidas —en relación a la epidemia del VIH/Sida, la feminización de los cuerpos, migración, redefiniciones de parentesco y espacios de socialización— fomentarán la construcción de un sentido de identidad común. En el tercer capítulo, se demostrará que esta identidad colectiva se consolidará a fines de la década de los noventa y comienzos del 2000, años marcados por la continua conmemoración y la visibilización de los crímenes, lo que aceleró un despertar político en la que empezaba a autodenominarse en esa época como comunidad LGBT. En ese sentido, el impacto de la guerra y la violencia en los sobrevivientes se transformó en un catalizador que unificó las luchas individuales en un esfuerzo colectivo por obtener pleno reconocimiento de sus derechos ciudadanos de la comunidad. En cuanto a la metodología a utilizar, es preciso explicar el valor del testimonio oral como fuente histórica. La reconstrucción inacabada de los hechos de este proceso histórico requiere de la recolección de las memorias de estos actores y actrices cuyas voces no se tomaron en cuenta en un principio. Resulta un trabajo complejo, pues la naturaleza de la fuente puede ser subjetiva, ambigua y provisional; lo que influye la interpretación de los sucesos.12 De acuerdo con Elizabeth Jelin, existe una preocupación de dicha subjetividad expresada en una aparente “oposición” entre la historia y la memoria, en la que se contraponen lo fáctico con percepciones y creencias.13 No obstante, es preciso observar los matices y variaciones más allá de esa relación dicotómica, ya que es posible desde la disciplina histórica proveer de contexto para 12 Mabel Moraña, “El recordar sucio: estudio introductorio”, en Dando cuenta: estudios sobre el testimonio de la violencia política en el Perú (1980-2000), ed. por Francesca Denegri y Alexandra Hibbett (Lima: Fondo Editorial PUCP, 2016). 13 Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria (Lima: IEP, 2012). 6 establecer una continuidad de factores y actores sociales, así como el poder estudiar sus orígenes, desarrollos y derivaciones.14 Mabel Moraña propone un concepto denominado como recordar sucio (que se contrapone al buen recordar), en la que se revaloriza el testimonio como recurso para explorar las dimensiones del conflicto con una temporalidad más amplia. De esa forma, busca desafiar los discursos predominantes de memoria en el Perú para proveer reflexiones en torno a la normalización de situaciones de violencia y de sus orígenes estructurales.15 En esa línea, esta tesis apunta al uso y la revalorización de los testimonios orales como elementos fundamentales en la construcción de datos históricos, los cuales enriquecen de miradas y acercan a una nueva comprensión de los niveles de violencia de este periodo. Para ello, se tuvo acceso a entrevistas inéditas realizadas por Goicochea como parte de su investigación inicial. Sobre todo, se tuvo el privilegio de poder conversar con sobrevivientes de violencia homofóbica a finales de la década de 1980. Estos sobrevivientes, a la vez, fueron activistas en la región de San Martín por la reivindicación de los derechos de la comunidad LGBT y participaron del documental El Pecado Social. A continuación, se hará una breve presentación de sus trayectorias: José Angulo, más conocido como “Pepe Andrews”, nació en la ciudad de Saposoa, San Martín. Se desenvolvió como cocinero y estilista la mayor parte de su vida. Vivió por un tiempo en el Alto Huallaga, una zona dominada por el narcotráfico. Fue activista y consejero de las nuevas juventudes homosexuales, y se pronunció en el congreso sobre los crímenes hacia disidencias sexuales. Falleció el 22 de noviembre del 2020. William Pinchi nació en Tarapoto, y al igual que Pepe, se formó como estilista y también trabajó como cocinero. Como activista, apoyó al Ministerio de Salud en campañas preventivas contra el VIH/Sida, y formó parte de la Asociación Diversidad Sanmartisense (DISAM). Roger Pinchi nació en Sauce, es primo hermano de William, y fue maestro de escuela, hasta que tuvo que ser desplazado debido al conflicto armado y perdió su plaza como profesor. Luego del conflicto brindó su testimonio a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, y ha buscado justicia por la violencia que le tocó vivir a él y a su hermana Fransuá, asesinada por el MRTA en 1990. Tanto Pepe, Roger y William participaron del documental de Goicochea. Dimas “Amparo” García nació en San 14 Moraña, “El recordar sucio: estudio introductorio”, en Dando cuenta: estudios sobre el testimonio de la violencia política en el Perú (1980-2000), ed. por Francesca Denegri y Alexandra Hibbett (Fondo Editorial PUCP, 2016). 15 Francesca Denegri y Alexandra Hibbett, Dando cuenta: estudios sobre el testimonio de la violencia política en el Perú (1980-2000) (Lima: Fondo Editorial PUCP, 2016), 32. 7 Antonio de Cumbaza, y también trabajó con su familia un tiempo en el Alto Huallaga y ha residido en Lima y en Tarapoto. Ha participado de otras iniciativas audiovisuales y literarias sobre su vida. Para finalizar, se cuenta con el testimonio de dos participantes anónimos de la siguiente generación de homosexuales (que fueron más jóvenes durante el conflicto armado) de iniciales A.G. y L.G. Con respecto a los términos con los que se hará referencia a los sujetos de estudio, es necesario elaborar algunas precisiones. Tanto en la academia como en el habla cotidiana, los términos han sufrido transformaciones o han cambiado entre mediados de la década de 1980 y la década del 2000. Por lo general, se utilizará el término homosexual(es), en la medida que era la palabra más “estándar” de referirse a hombres homosexuales y travestis en San Martín y Huánuco. También se hace uso de disidentes sexuales o diversidades sexuales como categorías más amplias que aluden a identidades que difieren de la heterosexualidad. Sin embargo, hacia el capítulo 3, donde ocurrieron transformaciones importantes en la historia de las disidencias sexuales para los primeros años del siglo XXI, se utilizará el término comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero), que fue el más consolidado y conocido en esta época. En términos de fuentes escritas, el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación arroja luces, en mayor medida, en cuanto al contexto de la región nororiental del Perú hacia los años ochenta. Y, además, desarrolla con bastante detalle al MRTA y al PCP- SL como agrupaciones subversivas y su presencia en San Martín y Huánuco (donde se llevaron a cabo los ataques). Se dispuso además de los archivos provenientes del Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH de la Defensoría del Pueblo, de donde es posible extraer fuentes escritas y orales de las carpetas de testimonios. Sucede lo mismo con el Centro de Documentación e Investigación del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social, que cuenta con información variada como diarios de la época especialmente del diario La República. Por último, se incorporaron perspectivas desde los estudios feministas hasta los queer studies, cuyos aportes fueron sumamente útiles para analizar la violencia hacia las diversidades sexuales en el Perú. En el primer capítulo, se utiliza el concepto de economía sexual para analizar los intercambios de recursos y las dinámicas de poder en las que estuvieron envueltas los homosexuales en el contexto del conflicto armado en la zona nororiental. El parentesco 8 queer, por otro lado, sirvió para examinar en el segundo capítulo cómo los disidentes sexuales desafiaron nociones tradicionales de familia basada en consanguineidad y redefinieron sus vínculos basándose en afinidad y elección. El enfoque interdisciplinario resultó también bastante provechoso para este trabajo, ya que se recurrieron a métodos comúnmente utilizados en las ciencias sociales, particularmente la transcripción de entrevistas y el análisis cualitativo de datos a través de softwares. Estado de la cuestión Como parte del estado de la cuestión se ofrecerá en primer lugar un marco conceptual en torno a la aplicación de la teoría de masculinidad, una herramienta útil en la historia para explicar que los crímenes de homofobia son parte de una continuidad histórica de violencia sistémica de género. En segundo lugar, se elabora una selección historiográfica sobre las dinámicas de género al interior de los grupos subversivos en el Perú y las masculinidades expresadas en las guerrillas de izquierda en Latinoamérica. Por último, se realizará un balance de la historiografía producida hasta el momento sobre casos de violencia sexual en contextos de guerra en escenarios internacionales y en el Perú por parte del MRTA. La teoría de las masculinidades en la historia Hace más de dos décadas, la socióloga australiana Raewyn Connell propuso una de las más influyentes teorías sobre masculinidad, y explica que, para reconocer al género como un patrón social, es necesario entenderlo tanto como un producto y como un productor de la historia. Connell afirma que debe reconocerse a la masculinidad y la feminidad dentro de una estructura de relaciones de género formadas y transformadas en el tiempo. En este contexto, dichas relaciones asimétricas responden a patrones de hegemonía, subordinación, complicidad y marginalización.16 Para esta tesis, estos conceptos ayudan a explicar la dominación de hombres sobre las mujeres y otros hombres, entre ellos las disidencias sexuales. Los ataques homofóbicos por parte de grupos armados, en ese sentido, son un instrumento para dibujar límites y excluir a los homosexuales; e imponer un modelo de masculinidad hegemónica. Por su parte, en The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, George Mosse analiza 16 Raewyn Connell, “The Social Organization of Masculinity”, en The Masculinities Reader, eds. Stephen M. Whitehead y Frank J. Barret (Cambridge: Polity, 2001), 11. 9 surgimiento de la masculinidad moderna occidental desde finales del siglo XVIII hasta la era post Segunda Guerra Mundial a través de un eje del “ideal masculino”, moldeado por factores culturales, sociales y políticos. Este ideal se alimentó históricamente de contextos nacionalistas y militares del siglo XIX, en los cuales el espíritu de sacrificarse por la nación, era un símbolo de hombría. Explica también las crisis de la masculinidad en diferentes épocas históricas, así como las representaciones de arquetipos de hombres desviados, representados por hombres afeminados u homosexuales.17 Lejos de debilitar el ideal masculino, estos arquetipos marginados fortalecieron la norma masculina.18 Con respecto a movimientos sociales de las clases medias pujantes, Mosse explica que las nociones de hombría estaban sujetas a cambios y buscaban diferir de los valores del hombre burgués. Comenta, por ejemplo, que desde las Guerras Napoleónicas existió este imperativo de colocar a la masculinidad al servicio de una causa superior a la individual; algo que se repitió durante la Revolución Rusa.19 Durante la Primera Guerra Mundial, los socialistas europeos trataron de presentar el estereotipo de una masculinidad más pacífica y solidaria.20 Si bien el primer estado socialista tuvo la intención de crear un hombre nuevo como alternativa a la masculinidad normativa, sus militantes se aferraron a una masculinidad disciplinada y se asociaron los típicos ideales guerreros con los socialistas.21 Explorar las dinámicas de género que practican los grupos armados como el PCP-SL, el MRTA o las Fuerzas Armadas provee de una comprensión más exhaustiva sobre la norma masculina que se pretendió imponer en las localidades del Alto y Medio Huallaga. Los crímenes de odio, según Dador, no están únicamente relacionados al fundamentalismo de sus agendas políticas, sino también insertados en el contexto cultural donde los mandatos de la sexualidad dominante y el prejuicio contra las sexualidades no heterosexuales hacen ver como natural el darle un trato cruel al que es diferente.22 La estrecha relación entre la heteronormatividad con la violencia implica a la masculinidad, en la medida que esta última 17 George Mosse, The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, (London: Oxford University Press, 1996), 19. 18 Ídem. 19 Mosse, The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, (London: Oxford University Press, 1996),109. 20 Ídem. 21 Ídem. 22 Maria Jennie Dador, El Otro Lado de la Historia: Violencia Sexual Contra Hombres, Perú 1980- 2000 (Lima, Perú: Consejería en Proyectos, 2007), 24. 10 busca validación en la violencia. Entonces, lo que sucede cuando un sentido de masculinidad se fusiona con una cultura, una nación o religión es que se crean esquemas para que una masculinidad ya constituida por la violencia se vuelva nociva.23 Dinámicas de género dentro de los grupos subversivos en el Perú Son varios los estudios que abordan estos temas con respecto a actores específicos que nos acercan a las dinámicas de género dentro de las agrupaciones subversivas que, por consiguiente, resultan esenciales para los propósitos de la presente investigación. En términos de agencia femenina, son diversas las miradas de la denominada senderología. Por ejemplo, el historiador Antonio Zapata realiza un recuento cronológico de la mano de conversaciones con la tercera al mando del comité permanente de Sendero Luminoso, Elena Yparraguirre, y logra integrar las reflexiones personales de la senderista a la ejecución del plan de lucha armada desde los inicios y su eventual derrota. El artículo da cuenta de los modos de relacionarse dentro de un espacio en el que la presencia femenina en cargos de gran responsabilidad era algo frecuente. Al evaluar la agencia de estas mujeres, concluye que, aunque es evidente la devoción y respeto hacia el cabecilla, no cabía duda de las habilidades y firmeza de las mujeres de la directiva.24 Otro aspecto bastante interesante concierne a los vínculos sexuales, los cuales Yparraguirre contextualizó en un escenario de las angustias propias de la guerra. De ese modo, narra una apertura a una libertad sexual que distaba del abuso sexual.25 Finalmente, también es sugerente su posición con respecto al feminismo con el cual no se sentía muy identificada.26 Con respecto al MRTA, Romero-Delgado aborda este tema con la finalidad de explicar lo que hay detrás de la percepción social de las mujeres emerretistas pero también senderistas, lo que ofrece un marco con patrones en común. Así, la autora cuestiona las narrativas que las califican como desviadas o incapaces de tomar decisiones por ellas mismas, puesto que se pasa por alto su capacidad como sujetos políticos activos.27 Miguel La Serna, por otro lado, aporta novedosamente con un estilo narrativo para relatar los principales desarrollos y giros de la 23 Syed Haider, “The Shooting in Orlando, Terrorism or Toxic Masculinity (or both?)”. Men and Masculinities 19.5 (2016): 555-565. https://doi.org/10.1177/1097184X16664952 24 Antonio Zapata, “Elena Yparraguirre: la mirada de la número tres”, en Género y Conflicto Armado en el Perú, editado por Anouk Guiné et al., (Lima: La Plaza Editores/GRIC, 2019), 20. 25 Ídem. 26 Ídem. 27 Marta Romero-Delgado, Las “otras” olvidadas. Apuntes sobre agencia y transgresión con nombre de mujer(es) (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2016), 3. https://doi.org/10.1177/1097184X16664952 11 revolución emerretista. Esta narración incorpora distintos personajes involucrados directamente con la guerra emerretista, centrándose en los líderes revolucionarios, soldados, funcionarios públicos, la policía y las fuerzas armadas; pero también víctimas civiles. Desarrolla, además, el rol clave que desempeñaron de dos mujeres que no han sido objeto de mucha atención académica: Lucero Cumpa y Esperanza Tapia. Explica que no solo participaron de las campañas sino también ayudaron a dirigirlas, por ejemplo, Cumpa se abrió camino hasta el Comité Central y llegó a comandar el frente guerrillero. Sin embargo, ellas fueron — en contraste con el PCP-SL— la excepción más no la regla.28 Las batallas por obtener el respeto de sus contrapartes varones era tan cotidiano como sus batallas militares, por lo que enfrentaban a los enemigos de la agenda emerretista tanto como a la misoginia guerrillera.29 Masculinidades múltiples en las guerrillas latinoamericanas Luisa Dietrich elabora una interesante aproximación sobre las masculinidades militarizadas a partir de un análisis comparativo en base a entrevistas con ex-miembros hombres y mujeres de grupos subversivos de Perú (PCP-SL y MRTA), Colombia (EPL, PCC, ELN, CRS, M-19) y en El Salvador (FMLN, RN, CTPR, ERP, FPL, PRTC, FAL Y PCS). Los patrones que comparten los militantes de estos grupos, por un lado, se hallaron en un contexto de acomodación de masculinidades insurgentes múltiples, dinámicas y flexibles. Dicha acomodación dependía de asuntos de clase, etnicidad, edad u orientación sexual; y del sistema de rangos y jerarquías en cada agrupación. De ese modo, y en línea con los aportes de Mosse, estas se construyeron de forma similar a las expresiones hegemónicas de figuras míticas y destacan el compromiso revolucionario. Las rupturas y constante adaptación por las cuales los militantes atraviesan, como en dejar atrás su estilo de vida y vínculos personales previos, son parte de un necesario sacrificio en pro de la lucha revolucionaria, de la cual el Che Guevara era ejemplo. Sin embargo, no fueron la única expresión de masculinidad y según el contexto era posible renegociar estas dinámicas, ya que también era valoradas habilidades oratorias, el análisis político, vínculo con organizaciones de base, pertenencia a comunidades indígenas, etc.30 28 Miguel La Serna, With Masses and Arms. Peru’s Tupac Amaru Revolutionary Movement (Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 2020), 8. 29 La Serna, With Masses and Arms. Peru’s Tupac Amaru Revolutionary Movement (Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 2020), 50. 30 Luisa Maria Dietrich, “Looking Beyond Violent Militarized Masculinities: Guerrilla Gender Regimes in Latin America”, International Feminist Journal of Politics, 14 (2012): 489-507. https://doi.org/10.1080/14616742.2012.726094 https://doi.org/10.1080/14616742.2012.726094 12 Vemos además cómo versiones estereotipadas de masculinidad pueden verse desafiadas, en un plano ideológico, a través de mecanismos que animan a los militantes a que abandonen conscientemente patrones tradicionales de desigualdad para la transformación social. No obstante, Dietrich no evidencia lo mismo con respecto a la expresión de emociones como parte del repertorio de masculinidades insurgentes. En el MRTA, un testimonio comentó que la militancia y vivir en la clandestinidad hacía a uno “más duro” pero, al mismo tiempo, capaz de experimentar nuevas formas de ternura “más allá del género”.31 Ese cariño entre hombres, no está de más enfatizar: “No era una cosa gay. De nada. Era un cariño masculino de apoyo”.32 La ideología no debe ser subestimada ya que juega un rol importante, afectando el comportamiento de grupo, el nivel y forma de violencia que despliegan, y su modo de reclutamiento. Entendiendo a los grupos armados como una forma de institución y a las ideologías como contenedoras de ideas de relaciones de género de forma implícita o explícita, Maximilian Kiefer analiza cómo se socializan las ideologías y masculinidades en el contexto del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador. Kiefer concluye que los combatientes del FMLN son socializados a través de la educación política, patrones de reclutamiento y prácticas disciplinarias vinculadas con una ideología marxista- leninista que parecen aspirar a más igualdad al priorizar una identidad de camaradería y convocar activamente la participación de mujeres.33 Si bien la interrelación entre ambos componentes queda clara, cabe cuestionar hasta qué punto las masculinidades en esta guerrilla pueden ser consideradas como contrahegemónicas, ya que el autor reconoce que la violencia sexual era común dentro del FMLN.34 Aunque las violaciones estaban prohibidas en la llamada Ley Revolucionaria, muchos militantes varones tomaron ventaja de su posición de poder para acosar mujeres combatientes, y en ocasiones existía un respaldo entre los que caían en las mismas prácticas.35 31 Dietrich, “Looking Beyond Violent Militarized Masculinities: Guerrilla Gender Regimes in Latin America”, International Feminist Journal of Politics, 14 (2012): 489-507. https://doi.org/10.1080/14616742.2012.726094 32 Ídem. 33 Maximilian Kiefer, “Of predators and new men: how ideology matters in constructing military masculinities,”, Z Friedens und Konflforsch 11 (2022): 41-63. https://doi.org/10.1007/s42597-021-00068-y 34 Ídem. 35 Ídem. https://doi.org/10.1080/14616742.2012.726094 https://doi.org/10.1007/s42597-021-00068-y 13 Violencia sexual a en el contexto de conflicto armado en el Perú Para ampliar nuestra comprensión del uso de la violencia sexual, en su obra Violencia sexual en guerra y paz: Género, poder, y justicia posconflicto en el Perú, Jelke Boesten analiza la violación sexual más allá de su uso como arma de guerra. Esta, argumenta, responde a los mismos valores en tiempos de paz que se reflejan en prácticas legales y políticas en el país.36 Su perspectiva interseccional da como resultado alcances interesantes con respecto a la violencia entre hombres útil para esta tesis, como la ambigüedad existente en la dicotomía de víctima y perpetrador.37 Boesten analiza más exhaustivamente este tema junto a Lurgio Gavilán en Perros y promos: Memoria, violencia y afecto en el Perú posconflicto, donde exploran las dinámicas de género en los cuarteles del ejército peruano durante y después del conflicto armado a través de entrevistas a ex licenciados.38 De los aportes más útiles para esta tesis es la socialización entre los perros (los reclutas novatos) y los promos (los que ingresaron el mismo año al servicio militar), donde se experiencia y se perpetra violencia, pero también se entablan lazos de afecto. En Sexual Violence Against Men in Global Politics, Michele Leiby introduce algunas consideraciones para el estudio de los diferentes mecanismos de violencia hacia hombres durante el conflicto armado peruano, un criterio que ha recibido menos atención dentro de la narrativa desde el género en el Informe Final. De ese modo, la autora comenta sobre los desafíos dentro de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación principalmente con respecto a quiénes son las víctimas y cómo pueden definirse y clasificarse los crímenes cometidos en su contra. Leiby sostiene que las definiciones de violencia sexual comúnmente empleadas son demasiado estrechas y, en última instancia, pueden pasar por alto o tergiversar la naturaleza sexualizada de la violencia contra los hombres.39 Un dato sugerente que descubre es que los sobrevivientes masculinos de violencia rara vez etiquetan lo que vivieron como violencia sexual, sino más bien se refieren a ella como “tortura” y enfatizaron la naturaleza física del 36 Jelke Boesten, Violencia sexual en guerra y paz. Género, poder, y justicia posconflicto en el Perú (Lima: Biblioteca Nacional del Perú, 2016), 13. 37 Boesten, Violencia sexual en guerra y paz. Género, poder, y justicia posconflicto en el Perú (Lima: Biblioteca Nacional del Perú, 2016), 49. 38 Jelke Boesten y Lurgio Gavilán, Perros y promos: Memoria, violencia y afecto en el Perú posconflicto (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2023). 39 Michele Leiby, “Uncovering men’s narratives of conflict-related sexual violence”, en Sexual Violence against Men in Global Politics, ed. por Marysia Zalewski et al. (Nueva York: Routledge, 2018), 137. 14 ataque.40 Esto tiene que ver con la estigmatización o pérdida de relaciones sociales (íntimas o económicas) que podría traer la “contaminación de la homosexualidad”. En ese sentido, afirma que los varones afectados tienen menos probabilidades de denunciar este tipo de violencia.41 María Jennie Dador, por su parte, complementa y analiza este tema desde las masculinidades, incorporando el miedo a la homosexualidad durante la etapa de violencia política y ubicando a este grupo dentro de una jerarquía social que da cuenta de su situación de vulnerabilidad. La igualdad, dentro de un marco de jerarquías sexuales, es lo mismo que la heterosexualidad. De esa forma, y oponiéndose a la libertad de identidades sexuales, la desigualdad sexual constituye una institución social y política que se apoya sobre la moral, honestidad y protección al pudor.42 Es por ello que es tan importante comprender a los ajusticiamientos a homosexuales como parte de un contexto cultural, en el que el proceso de legitimización de los grupos subversivos en las comunidades del Huallaga se basó en los mandatos de la sexualidad dominante y la exclusión de lo no heterosexual. En contraste, José Serrano-Amaya propone otra línea argumentativa en su libro Homophobic Violence in Armed Conflict and Political Transition. En el contexto de la violencia política en Colombia y Sudáfrica, el autor señala que puede ser problemático enraizar las causas de violencia homofóbica a aspectos generales de la cultura o la sociedad, ya que las acciones de los actores armados quedan difuminadas.43 Esto, en consecuencia, haría más difícil responsabilizarlos por sus crímenes y comprender sus intereses detrás de la violencia. A través de un lente de política sexual, Serrano-Amaya explica que es reductivo afirmar que existió homofobia internalizada en los movimientos de liberación colombianos o sudafricanos, y que en realidad la homofobia política podía presentar matices que fluctuaban entre rechazo y tolerancia parcial.44 Este tipo de aproximación le resulta de utilidad a mi investigación en la medida que es posible encontrar similitudes en el Huallaga con respecto al MRTA. 40 Leiby, “Uncovering men’s narratives of conflict-related sexual violence”, en Sexual Violence against Men in Global Politics, ed. por Marysia Zalewski et al. (Nueva York: Routledge, 2018), 142. 41 Ídem. 42 Maria Jennie Dador, El Otro Lado de la Historia: Violencia Sexual Contra Hombres, Perú 1980- 2000 (Lima, Perú: Consejería en Proyectos, 2007), 22. 43 José Serrano-Amaya, Homophobic violence in armed conflict and political transition (Cham: Springer, 2017), 95. 44 Serrano-Amaya, Homophobic violence in armed conflict and political transition (Cham: Springer, 2017), 96. 15 Un enfoque más reciente viene de Sebastián Giraldo y Gabriel Gallego quienes abordan la regulación del homoerotismo en el conflicto armado colombiano desde una perspectiva de memoria social, centralizando sus fuentes en los testimonios de las víctimas.45 En base a una metodología de grupos focales, los autores dieron cuenta de mecanismos de vigilancia por los grupos armados sobre la población, este aspecto era importante ya que el mando de los grupos era percibido como un orden paralelo al estatal. En ese sentido, las relaciones sociales — incluyendo las relaciones de pareja— fueron reguladas y, por ende, las formas de sociabilidad homoerótica sufrieron una transformación importante. Identifican, por ejemplo, que la búsqueda de parejas sexuales o sentimentales (el ligue) se redujo a circuitos de fraternidad y los encuentros se daban bajo estricto confinamiento. Asimismo, las actividades de recreación se volvieron hostiles, y en los campeonatos de fútbol se prohibía la participación femenina, argumentando que era un foco para el lesbianismo. Por ese tipo de acciones, el conflicto armado detuvo el curso de procesos personales de autorrreconocimiento y por ende la salida del clóset tanto para hombres y mujeres. La vigilancia y el control sobre la conducta, por tanto, solo ofrecía dos opciones: esconderse o ser discreto.46 Esta aproximación contribuye a profundizar en la criminalización de la libre expresión de género en la región sanmartinense. Los autores explican que, en el ámbito público, los disidentes sexuales colombianos también debían ceñirse a modelos culturales de masculinidad y feminidad hegemónicos particulares según su contexto regional, y dicha conducta era útil para esconderse.47 Lo que enriquece este análisis sin duda es la atención a las experiencias lésbicas, un aspecto del cual se carece información en el Huallaga, donde predominan las voces de hombres homosexuales. Rachel McCullough afirma que, además de una búsqueda de legitimidad de la subversión en la comunidad a través de la persecución del marica delincuente, los cuerpos de los disidentes sexuales son un sitio de constitución de la identidad del pueblo y del guerrillero.48 Sostiene que ambas identidades son frágiles y que requieren de una sutura en la que es necesario excluir y 45 Sebastián Giraldo y Gabriel Gallego, “Regulación y victimización del homoerotismo entre hombres en contextos de conflicto armado en Colombia”, Debate feminista 60 (2020): 75-99. 46 Ídem. 47 Ídem. 48 Rachel McCullough, “¿Puede ser travesti el pueblo? Testimonio subalterno y agencia marica en la memoria del conflicto armado”, en Dando cuenta: estudios sobre el testimonio de la violencia política en el Perú (1980-2000), ed. por Francesca Denegri y Alexandra Hibbett (Fondo Editorial PUCP, 2016). 16 desterrar a identidades disidentes al campo de lo abyecto.49 A través de una perspectiva de agencia subalterna, pretende desafiar la narrativa tanto de la CVR como de los grupos subversivos sobre la ciudad de Tarapoto, la cual muestran como indefensa, pasiva y anónima.50 McCullough cuestiona quiénes conforman el pueblo según el MRTA, e indica que en ese caso el sujeto subalterno debía ser heterosexual. Sin embargo, los cuerpos maricas fueron necesarios para reforzar como hipermasculinos a los guerrilleros.51 En un contexto con fronteras que aseguran los límites identitarios, surgió una circunstancia para la agencia potencial de los marginados.52 Estas reflexiones son un inicio para profundizar en las estrategias usadas por los disidentes para sobrevivir y conquistar sus derechos. 49 Ídem. 50 Ídem. 51 Ídem. 52 Ídem. 17 Capítulo 1 “Así mueren los maricones”: Resiliencia, negociación y estrategias de supervivencia homosexual en el Frente Nororiental Estando de vacaciones en Tingo María, Huánuco, Pepe y otro amigo homosexual se hospedaron en un hotel de la ciudad. Ese día, Pepe había salido radiante de la peluquería y captó la atención de sus agresores: “estaba yo súper guapísimo”.53 Cuando se dirigían a la casa de otra amiga, Norma, los interceptaron dos sujetos y apuntándoles con un arma los hicieron subir a un carro. “Sendero no puede ver esto”, les dijeron.54 Posiblemente, lo que Sendero no podía ver era homosexuales como ellos. Pepe no distinguió sus identidades o a qué bando pertenecían, pero los llevaron al río para “investigarlos”: No puedo decir si han sido policía de investigación, si han sido... si han sido Sendero. Pero nos han llevado supuestamente hasta canto del río. Que nos tienen que investigar (…) De lo que estoy bajando del hotel nos apuntan, sube, nos lleva. Tú no puedes hacer nada porque tu cuerpo se te enfría, tú te enfrías y simplemente accedes a lo que te dicen.55 Este tipo de experiencias dan cuenta del clima de inseguridad generalizado que se vivía en Huánuco y el resto de la zona del Alto y Medio Huallaga. La población huanuqueña y sanmartinense se encontraba en un estado de vulnerabilidad constante debido a la presencia de los grupos de narcotráfico, los grupos subversivos, las fuerzas armadas y policiales. Por un lado, la concentración de producción de coca peruana en Huánuco y San Martín desencadenó una serie de problemas políticos y sociales, entre ellos las demandas de los agricultores cocaleros, el tráfico ilícito de cocaína, la presencia de grupos paramilitares y la ejecución de programas de erradicación de cultivos de coca. A ello se le sumó la consolidación del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL) en el norte de Huánuco en la década de 1980 y cuyo poder se extendió hacia el sur de San Martín, ejerciendo total control de la población de la mano del narcotráfico. El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), por su parte, contribuyó a la escalada de violencia al establecer el Frente Nororiental (FNO) en 1987, abarcando la mayoría de la región San Martín con mayor fuerza en el medio Huallaga debido 53 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista por Juan Carlos Goicochea, marzo de 2015. 54 Ídem. 55 Ídem. 18 al dominio de Sendero en el Alto Huallaga. Con respecto a la lucha contrasubversiva, las fuerzas policiales habían transferido la responsabilidad de las operaciones al Ejército y la Marina de Guerra, y crearon el Frente Huallaga en el año 1990. Debido a este escenario, era muy alta la posibilidad de ser atacado, secuestrado o asesinado por cualquiera de dichos actores y sin poder distinguir entre unos u otros. Además, la exigencia de pago de cupos, los pasquines y las amenazas en general era lo más común de esperar de parte de cualquiera de ellos. Sin embargo, en algunas ocasiones era posible determinar la culpabilidad de los crímenes. Por ejemplo, era común dejar cadáveres en las calles como advertencia en San Martín. El MRTA, en esos casos, escribía carteles para justificar la muerte de la(s) víctima(s), como por ejemplo “Así mueren los maricones”. Enunciada en el título del capítulo, dicha frase es una referencia a la violencia y discriminación que enfrentaron las personas homosexuales en este contexto. Colocar carteles en los cadáveres señalando el motivo del asesinato de la víctima fue una táctica característica del MRTA, la cual será explicada con detalle más adelante. En ese sentido, las personas de la diversidad sexual debían ser doblemente precavidas, ya que debían luchar además contra los prejuicios y la discriminación hacia lo no-heteronormativo de la sociedad. Por ello, el presente capítulo tiene como objetivo analizar los mecanismos de negociación empleados por los homosexuales en San Martín y Huánuco para garantizar su seguridad durante el conflicto armado, como parte de las estrategias empleadas por ellos para sobrevivir. Como se verá, en algunos casos, esta negociación pudo ser posible gracias a la protección proporcionada por los lazos laborales y afectivos establecidos con miembros de los grupos armados y que permitía la coexistencia entre homosexuales y la subversión. En Huánuco, me centraré en la región de Leoncio Prado la cual estuvo bajo el control de Sendero, mientras que en San Martín analizaré las provincias de Mariscal Cáceres y Tocache, ocupadas también por Sendero. La provincia ocupada por el MRTA que también abordaremos es San Martín, en la provincia de San Martín. Cabe resaltar que Juanjuí, en Tocache, llegó a ser una zona disputada tanto por Sendero como el MRTA. 19 Me apoyo asimismo del enfoque utilizado por la historiadora checa Anna Hajková56 en su estudio sobre la economía sexual heterosexual y queer en los campos de concentración durante el Holocausto, así como el trabajo sobre homoerotismo durante el conflicto armado en Colombia de Sebastián Giraldo y Gabriel Gallego.57 De esa manera incorporo nociones de intercambios sexuales en contextos de guerra y la acción de comunidades disidentes en Latinoamérica en dichos escenarios. Es preciso acotar, asimismo, que excluiré un análisis exhaustivo sobre actos de violencia homofóbica perpetrados por las Fuerzas Armadas y policiales debido a la escasez de datos disponibles en torno a su implicación, pero se discutirá sobre un posible alcance de su impacto. Me inclino a proponer, además, una contextualización histórica a través de los espacios geográficos principales, ya que cada sobreviviente tiene una línea temporal ligeramente distinta a los otros. Por ello y por la relevancia de la magnitud de los hechos ocurridos me detendré en analizar lo que sucedió específicamente en las ciudades de Tingo María, Juanjuí, Tocache, Sion y Tarapoto. Aunque sumamente valiosas, no todas nuestras fuentes cuentan con referencias temporales exactas de ataques a homosexuales para establecer una cronología total de ocurrencias. Logré, sin embargo, añadir hallazgos recientes a la lista inicial de crímenes que proveyó el Movimiento Homosexual de Lima y que la CVR registró.58 Por lo demás, los sobrevivientes proporcionan experiencias relacionadas a desplazamiento forzado, ataques, torturas y amedrentamiento. 56 Anna Hájková, “Between love and coercion: queer desire, sexual barter and the Holocaust”, German History 39.1 (2021): 112-133. 57 Sebastián Giraldo Aguirre y Gabriel Gallego Montes. "Regulación y victimización del homoerotismo entre hombres en contextos de conflicto armado en Colombia." Debate feminista 60 (2020): 75-99. 58 Imagen disponible en https://gioinfante.lamula.pe/2013/08/28/las-otras-memorias/gioinfante/ https://gioinfante.lamula.pe/2013/08/28/las-otras-memorias/gioinfante/ 20 Fecha Lugar Región Víctimas Perpetrador(es) 11/08/1984 Huanta Ayacucho Martín Rivas Marina de Guerra 6/08/1986 Aucayacu Huánuco 10 personas no identificadas PCP-SL 12/09/1988 Pucallpa Ucayali 8 personas no identificadas PCP-SL 1989 Tarapoto San Martín 1 persona no identificada MRTA 31/05/1989 Tarapoto San Martín César Marcelino Carvajal, Max Pérez Velásquez, Luis Mogollón, Alberto Chong Rojas, Rafael Gonzales, Carlos Piedra, Raúl Chumbé Rodríguez y Jhony Achuy MRTA 17/12/1989 Rupa Rupa Huánuco 12 personas no identificadas PCP-SL 1990 No especifica Ucayali 3 personas no identificadas MRTA 29/09/1990 Tarapoto San Martín Fransuá Pinchi MRTA 1991 Tarapoto San Martín Silvano Vela MRTA 17/11/1991 Juanjuí San Martín No especifica número de personas o sus identidades PCP-SL 12/07/1992 Tarapoto San Martín Salomón Pérez MRTA Cuadro 1. Lista re-elaborada de crímenes hacia diversidades sexuales durante el conflicto armado interno por grupos armados estatales y no estatales.59 Las fuentes escritas a las que recurrimos para uso de este capítulo provienen del Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos y poseen una naturaleza particular. Cada fólder de testimonio incluye fichas sobre el testimonio y sus condiciones, sobre el o la declarante, sobre la(s) víctima(s), presunto(s) responsable(s) individual(es), un resumen elaborado por el comisionado encargado del testimonio y demás fichas de utilidad para la identificación de las víctimas fallecidas o desaparecidas (características fisiológicas, vestimenta, etc.) 59 Elaboración propia. 21 Por lo general, son las familias consanguíneas las que proveen de información a la CVR y es indispensable leer entre líneas, porque —y no solo para los crímenes contra homosexuales— es común la omisión de datos que resultan esenciales para un investigador. Para esta tesis, hemos identificado que los declarantes se refieren a las personas no heterosexuales como “homosexuales”, “personas con inclinaciones/tendencias homosexuales” o acotan que se vestían como mujer. En consecuencia, las identidades sexuales y de género quedan difuminadas en términos “paraguas”. Esto nos hace reflexionar sobre cuestiones en torno al lenguaje que resultan esenciales para un estudio de este tipo y que van más allá de la interpretación de las fuentes: ¿Cómo se identificaban los homosexuales en estas ciudades? Es necesario tomar en cuenta sobre los lenguajes usados al interior de las comunidades disidentes ya que constituyen un aspecto intrínsecamente ligado a la identidad y al entendimiento entre ellos al respecto del género y la sexualidad. Estos lenguajes han sido construidos a través de la historia, dependiendo del contexto social y creando un sentido de pertenencia a una comunidad, como la variedad del inglés Polari en Inglaterra60, o el Loxoro para el castellano en el Perú.61 Los términos como locas, mariconcitos, mariconas, cabros, rosquetes o roscas, empleados desde mediados del siglo XX en Lima para referirse a los homosexuales persistieron durante las décadas de los ochenta y noventa.62 En el valle del Huallaga, las fuentes indican que los términos usados para violentar fueron maricón, bengo, chivo y rosquete.63 Sin embargo, los disidentes se han reapropiaron de estos términos discriminatorios, feminizándolos o usándolos en forma diminutiva, junto con pronombres tanto femeninos como masculinos. Con frecuencia, los entrevistados se expresaban sobre ellos mismos y sus pares como chivitas o mariconcitas. 60 El Polari era una variedad del inglés se usó entre la década de 1950 y 1960 por hombres homosexuales para hablar clandestinamente en el Reino Unido. Paul Baker, Polari: The Lost Language of Gay Men. (London: Routledge, 2022). 61 Se trata de una variedad del español peruano hablado por comunidades disidentes en Perú que apareció entre 1960 y 1970 y fue popularizado a mediados de la década de 1990. Se usaba durante los controles policiales en las calles donde ejercían trabajo sexual. Rojas-Berscia lo categoriza a manera de un anti-lenguaje y lo define más puntualmente como un dialecto de género que se posiciona como respuesta a una sociedad discriminatoria. En su estudio incorpora asimismo un lexicón cuyos términos también han sido identificados en las entrevistas. Luis Miguel Rojas-Berscia, “Lóxoro, traces of a contemporary Peruvian genderlect”. Borealis: An International Journal of Hispanic Linguistics 5 (2016): 157-170. 62 Diego Galdo, Lima: City of Maricones. Understanding the Meanings of Maricones’ Sexual Behaviors in Lima, Peru from an Intersectional Perspective (1950s-1970s) (Proyecto fin de carrera, Univesity of Amsterdam, 2021), 33. 63 Dimas “Amparo” García, en conversación con la autora, 26 de agosto de 2023. 22 También se identificaban con pronombres femeninos (ella), o simplemente como homosexuales. La realidad geográfica, combinada con la social, fue un factor determinante tanto para los perpetradores como para las víctimas de la violencia. Gracias a los testimonios obtenidos, hemos podido notar un patrón recurrente, y es que en el contexto de un pueblo pequeño todos eran vecinos, tenían lazos de consanguinidad, o tenían amigos y conocidos en común. Sin embargo, la comunicación entre localidades o con otras regiones aledañas se veía entorpecida por el mal estado de la carretera Marginal y la ausencia de puentes en varios tramos.64 Para cuando se desató la violencia, el valle del Huallaga se encontraba aún en proceso de consolidación de composición social de los colonos y la cultura nativa. Comparando la cobertura de la violencia en los medios de las regiones nororientales con el sur andino, un testimonio proveniente del valle del Huallaga señaló que la falta de cohesión de la población a nivel regional, sumado al aislamiento, no les permitía visibilizar la coyuntura en la que vivían: (...) en las planas principales de los periódicos no se hablaba nada de la Selva, se hablaba de Ayacucho, Apurímac, de otras zonas; porque estas personas desde un comienzo han sido personas organizadas. Porque las personas que existen en la sierra son personas que desde sus hijos hasta sus nietos viven en comunidad, y ellos ya estaban organizados, podían denunciar algunos hechos que sabían (…) en Lima. Pero en lo nuestro como habían carreteras totalmente malas para llegar allá, aisladas y con el terror en el corazón de las personas no podían venir, ni comunicar a las autoridades.65 La CVR dividió a la región nororiental en cuatro zonas.66 Los mayores índices de violencia se concentraron en las zonas II y III de la región nororiental. La zona II, por ejemplo, comprendía 64 Patricia Zárate. La democracia lejos de Lima: descentralización y política en el departamento de San Martín (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2003), 14. 65 Testimonio de Ángel Rojas Vera, 12 de diciembre de 2002, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos. 66 Según la CVR, la zona I comprende la sierra de Huánuco (Incluye las provincias de Huánuco, Ambo, Dos de Mayo, Huacaybamba, Pachitea (excluye Chaglla), Lauricocha, Yarowilca, Huamalíes (excluye Monzón) y Marañon (excluye Cholón), la zona II la ceja de selva de Huánuco y el sur de San Martín (incluye las provincias de Leoncio Prado en Huánuco, y Tocache en San Martin, además de los distritos de Monzón en la provincia de Huamalíes, Cholón en la provincia de Marañon y Chaglla en la provincia de Pachitea), la zona III la selva alta y baja de San Martín (incluye las provincias de Mariscal Cáceres, Bellavista, San Martín, Picota, Huallaga, Lamas, El Dorado, Moyobamba, Rioja, todas ellas en San Martín, y la provincia de Alto Amazonas en Loreto), y la zona IV la selva alta y baja de Ucayali y Loreto (incluye las provincias de Padre Abad, Coronel Portillo, Atalaya y Purus en Ucayali, y la 23 (entre otras provincias) a Tocache y Leoncio Prado (ver cuadro 2) y estas fueron las más golpeadas, concentrando el 83.23% de muertos registrados en la zona II. Esto fue el resultado de la expansión de la subversión, así como la expansión de la producción cocalera. A esta situación contribuyó, ciertamente, una presencia estatal casi nula en el área a inicios de la década de 1980, que facilitó entrada Senderista en la zona II.67 En la zona III, por otro lado, el impacto fue menor. Comprende, entre otras provincias, a Mariscal Cáceres (controlado por Sendero) y San Martín (controlado por el MRTA); que fueron las que sufrieron más violencia en esa zona. Cuadro 2. Las provincias de Leoncio Prado (Huánuco) y Tocache (San Martín) están comprendidas en la zona II (en amarillo). Le siguen las provincias de Mariscal Cáceres y San Martín, comprendidas en la zona III (en anaranjado). Ambas zonas tienen los picos más altos de violencia entre 1989 y 1993.68 Si bien parte de Ucayali y Loreto también forman parte de la región nororiental, no nos detendremos en ellos con mucho detalle. No obstante, cabe resaltar que la mayor actividad senderista (y cocalera) en Ucayali se concentró en Padre Abad. El MRTA, por su parte, buscaba influencia política a través de organizaciones regionales, pero tuvo una presencia militar mínima en Ucayali. En Loreto atacó entre 1989 y 1992 a la población local y logró incursionar mas no tomar Yurimaguas hacia 1990. La acción de la Marina de Guerra y la policía detuvieron su avance, actores de los cuales logramos incorporar algunas dinámicas de género en los cuarteles.69 provincia de Puerto Inca en Huánuco). Comisión de la Verdad y la Reconciliación, La región oriental y el narcotráfico, t. IV, capítulo 1, Informe Final (Lima: CVR, 2003), 319-320. 67 CVR, Cuadro con los números de muertos y desaparecidos reportados a la CVR según zonas por año de ocurrencia de los hechos. La región oriental y el narcotráfico, t. IV: 339. 68 Para propósitos de esta tesis nos interesan las zonas II (solo las provincias de Leoncio Prado y Tocache) y la zona III (solo las provincias de Mariscal Cáceres y San Martín). Tingo María y Aspuzana, en Leoncio Prado, y Tocache en San Martín concentran el 83.23% de muertos registrados en la zona II. CVR, La región nororiental y el narcotráfico, t. IV: 320. 69 CVR, La región oriental y el narcotráfico, t. IV: 378. 24 1.1. La zona nororiental y el narcotráfico El PCP-SL y el MRTA se repartieron la zona nororiental del Perú. Para uso de este estudio nos enfocamos en parte de las regiones San Martín y Huánuco, de acuerdo a la ocurrencia de crímenes identificados contra la población homosexual por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. En la región de Huánuco abordaremos únicamente la región de Leoncio Prado (distritos de José Crespo Castillo y Rupa Rupa), dominada enteramente por Sendero. En la región San Martín, por otra parte, Sendero ocupa las provincias de Mariscal Cáceres (distritos de Juanjuí y Campanilla) y Tocache (distritos de Pólvora, Uchiza y Nuevo Progreso). Del lado del MRTA, las regiones en San Martín ocupadas que se desarrollarán en el análisis son las provincias de San Martín (distritos de Tarapoto, Morales y Banda de Shilcayo) y Mariscal Cáceres (distrito de Juanjuí). Mientras que Huánuco estuvo ocupado por Sendero, la zona sanmartinense de Mariscal Cáceres estuvo disputada por Sendero y el MRTA, más específicamente la provincia de Juanjuí. Por tal motivo es que también se evidencia una gran presencia de las fuerzas del orden. Teniendo ello en consideración, y con el cauce del río Huallaga como guía, reconstruiremos los hechos sucedidos partiendo de Leoncio Prado (en manos del PCP-SL) hasta San Martín (en manos del MRTA). Para explorar las dimensiones de violencia en el valle del Huallaga es necesario entender que el fenómeno de la producción de coca en San Martín y Huánuco determinó las particularidades regionales a inicios de la década de 1980. Con 14 millones de consumidores de cocaína a nivel global (con mayor demanda y consumo en los Estados Unidos) y un crecimiento acelerado de producción colombiana, peruana y boliviana; Paul Gootenberg propone denominar a las décadas de 1980 y 1990 como la era de la cocaína. El valle del Huallaga ya tenía cultivos de coca en una extensión aproximada de 66 000 hectáreas a mediados de 1980, lo que contribuyó por sí solo a un negocio creciente de traficantes y productores en Colombia, y a la militarización de las acciones de la Drug Enforcement Administration (DEA) o Administración de Control de Drogas estadounidense.70 70 Paul Gootenberg, Hecho en el Perú. Ensayos históricos sobre la cocaína, coord. por Magally Alegre (Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 2023). En adición, en el testimonio 40057, una pobladora de Uchiza, Tocache explicó a la CVR que hacia mediados de la década de 1980 ocasionalmente veían helicópteros de la DEA fumigar los campos de coca. 25 A medida que la demanda de cocaína comenzó a aumentar, también se observó el aumento del flujo migratorio hacia la selva atraídos por el auge cocalero. Así, fueron apareciendo traficantes dispuestos a pagar precios más altos por las hojas de coca que los ofrecidos por el Estado o antiguos compradores individuales. De este modo, en la región del Alto Huallaga (Uchiza, Sion, Pólvora, Paraíso, Campanilla, Nuevo Progreso, Ramal de Aspuzana, Juanjuí, Tocache, San José de Sisa) surgieron firmas71 de narcotraficantes locales, como “Vampiro”, “Machi”, “Tío Ríos”, “Vaticano”, el “Cholo Claudio”, “Champa” o “Cristal”; que se distribuyeron entre ellos el control de la zona. Para 1982, el 36% de la producción de cocaína se concentró en Huánuco y el 45% en San Martín, es decir que la mayoría provenía de la cuenca del Huallaga.72 Según el Informe Final, durante la década 1980 tener vínculos con el narcotráfico otorgaba prestigio, estatus social y seguridad. Hacia 1982, al mismo tiempo que Sendero hacía las primeras visitas a las comunidades en el margen izquierdo del Huallaga, Ramal de Aspuzana se convertía en un centro abierto de la droga. La ciudad había sido tomada por grandes empresarios peruanos y colombianos que enviaban pasta básica de cocaína (Pbc) a Colombia. Sendero y el narcotráfico empezaron a ser aliados en ese contexto, por ejemplo, negociaban los permisos del uso de las pistas de aterrizaje y la protección que Sendero debía proveer ante los operativos antidrogas.73 Según José Angulo, un homosexual sobreviviente también conocido como “Pepe Andrews”, cuando vivía en Huancayo llegó una mujer de Uchiza (en Tocache) buscando un cocinero y ofreciendo un atractivo sueldo en dólares.74 A pesar de que él no sabía cocinar, no dudó dos veces y se aventuró a trabajar entre Huánuco y San Martín: una zona dominada por el tráfico ilícito de cocaína. Es así que entró en contacto con las firmas y trabajó para ellas como cocinero en ciudades como Tingo María (Huánuco) y Ramal de Aspuzana (Tocache). Mientras Pepe vivía en Ramal estalló la actividad subversiva. Sin embargo, él se sentía seguro, ya que “nadie se atrevería a meterse” con un aliado de un narcotraficante.75 71 Firma refiere a una organización o empresa del negocio de la cocaína que existían en ese entonces en el Alto Huallaga, eran más pequeñas que los grandes carteles colombianos. 72 CVR, La región oriental y el narcotráfico, t. IV: 313. 73 CVR, El PCP-SL durante el auge de la droga en el Alto Huallaga, t. V: 282-283. 74 En el contexto del auge del narcotráfico, el dólar predominaba antes que la moneda nacional para algunas transacciones comerciales. 75 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista. 26 He trabajado con las mejores firmas en tiempos del narcotráfico. Nunca he tenido problemas, lo que he visto con otras personas que tocaban y ya fueron ya. En tiempo de la mafia no podías tocar nada de la firma.76 Gracias al crecimiento económico en la región, Pepe gozó de generosos sueldos y como sus jefes estaban satisfechos con su trabajo incluso le daban vacaciones. Esto nos lleva a retomar la anécdota con la que comenzó el capítulo, pues sin la protección de la firma, volvía a estar expuesto. Luego de huir de sus atacantes, se arrojó al río y siguió su corriente: “Nos han llevado supuestamente hasta el canto del río (...) Pensé: ‘me boto al río, o bien me ahogo o salgo vivo.’ Y en ese momento yo no pensé ni un segundo y me boté al río. He llegado en prendas íntimas al otro lado del río, persiguiendo la corriente. Y me fui a dar un arenal, todito cortado, todito mi cuerpo”.77 Golpeado y herido por la fuerza del agua, Pepe logró ubicar un caserío de Tingo María cuyo nombre ya no recordaba. Sin dinero ni ropa, robó unas prendas que encontró en un tendedero y esperó a que pasara alguien que lo socorriera. Un hombre pasó por su lado y Pepe se ofreció a cargar su cacao, a cambio, el señor le brindó un plato de comida. Una vez más, caminó con ira por toda la carretera sin entender “por qué le pasaban esas cosas”. Lo cierto es que a fines de los ochenta era “casi imposible transitar entre Tingo María y Tocache sin ver al menos un muerto, botado al borde del camino, con o sin un letrero”.78 Es lógico concluir que escapó de una muerte segura. ¿Cómo llegó Sendero al Alto Huallaga? De acuerdo a testimonios recogidos por la CVR, los primeros senderistas en llegar vinieron del sur hacia 1982 (foráneos de Ayacucho, Huancavelica y Pasco) luego de que comitivas de agricultores cocaleros de Aucayacu fueron en busca de ayuda del PCP-SL para defenderlos de la represión del Estado.79 Y es que, en especial durante el gobierno de Belaúnde y en el marco de la Ley 22095, se emprendió e impulsó una política de lucha contra el narcotráfico a través de una serie de entidades, organismos y aparatos policiales que desembocaron en aún más violencia contra la población. Los pequeños productores de coca no solo se volvieron confrontativos del accionar represivo del Estado sino también de las mafias del narcotráfico, ya que usualmente los engañaban y 76 Ídem. 77 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista. 78 CVR, La Región Nororiental y el narcotráfico, t. IV: 346. 79 CVR, El PCP-SL durante el auge de la droga en el Alto Huallaga, t. V: 281. 27 explotaban.80 Este malestar se acentuó después del sangriento operativo Verde Mar de abril de 1980.81 Sendero vio entonces en el Alto Huallaga una oportunidad para conquistar nuevas bases populares de apoyo a su causa en el norte de Huánuco, con la consigna de defender la coca. La CVR indica que Sendero organizó el territorio a través de zonas liberadas o “bolsones” (que comprendían entre dos a cuatro comités) hacia ambos lados del río Huallaga. A la izquierda estaban los bolsones Cuchara, Primavera, Pucayacu, Magdalena, La Morada y Huánuco: cada uno de ellos estaba conformado por unos 3 batallones de guerrilleros.82 Entre finales de 1983 y finales de 1984, las columnas senderistas infiltradas en el Alto Huallaga empezaron a llevar a cabo grandes acciones en el distrito de José Crespo y Castillo. Por ejemplo, se registró la primera gran acción violenta del PCP-SL contra el local del Control y Reducción del Cultivo de la Coca en el Alto Huallaga (CORAH), seguido del asesinato de 19 trabajadores de este proyecto y a los alcaldes Tito Jaime y Víctor Piñan Verde en 1984. Ese mismo año, Sendero empezó la incursión en San Martín por Tocache. Para diciembre de 1985 había terminado la primera fase de inicio y expansión de violencia senderista y el presidente Alan García levantó el estado de emergencia.83 En síntesis, el PCP-SL se impuso con un discurso inicial de defensores del orden local y de los pequeños agricultores, pero identificamos que existían dos intereses centrales: buscar adherentes a su lucha armada y obtener parte de los ingresos económicos que generaba el tráfico ilícito de cocaína.84 1.2. El desplazamiento de homosexuales a causa de los grupos armados Gran parte del Alto Huallaga era “tierra de nadie”. Por un lado, las mafias de narcotraficantes tenían su complejo núcleo operativo. En un contexto de enfrentamientos y violencia alrededor de la droga, muchos productores locales fueron víctimas de asesinatos por parte de sicarios debido a su negativa a soportar abusos y órdenes injustas. Sendero, por otro lado, instauró su estructura territorial, organizándola en bases, comités populares y cuerpos guerrilleros. Ambos eran la ley, y podían determinar quiénes podían pertenecer al pueblo, esto en especial en las zonas más remotas. Pepe Andrews afirmó que Sendero declaró que había que “erradicar a todas 80 CVR, La estrategia de pacificación en la margen izquierda del río Huallaga, t. V: 386. 81 Roger Rumrrill, El narcotráfico en el Perú, en La coca y las economías de exportación en América Latina, ed. por Hermes Tovar (Abolote: Universidad Hispanoamericana Santa María de la Rábida, 1993), 79. 82 CVR, La Región Nororiental y el narcotráfico, t. IV: 342. 83 CVR, La Región Nororiental y el narcotráfico, t. IV: 341- 344 84 José Gonzales, “Guerrillas and Coca in the Upper Huallaga Valley”, en The shining path of Peru, ed. por David Scott (Nueva York: Palgrave Macmillan, 1992). 28 las personas que no pertenecen a la sociedad: prostitutas, homosexuales, sacadoras de vuelta, delincuentes”. Desde entonces empezó la persecución de, según su testimonio, homosexuales de ciudades como Tingo María, Huánuco, Aucayacu, Ramal de Aspuzana, Progreso, Tocache, Uchiza, Juanjuí, Sacanchi, hasta Rioja y Tarapoto.85 Aucayacu era la capital de José Crespo y Castillo, y fue una de las zonas más golpeadas debido a que estaba de camino hacia los otros caseríos del bolsón Primavera. El 6 de agosto de 1986, Sendero realizó una “limpieza social de indeseables” que debían ser exterminados. Ese día se ejecutaron a diez personas entre homosexuales, drogadictos y trabajadoras sexuales. No existe más información desde la CVR sobre este episodio, más que una breve mención en el Informe Final. Gracias al testimonio de Pepe, que vivió en la zona, sabemos que perdió a tres amistades el día de la tragedia en Aucayacu: “Zenón”, “Muñeca” y “Juanita”: Justamente por ser homosexuales. No había una denuncia, una lógica de por qué. Muñeca era un gay guapísimo, bellísima. Era un gay flaquito, bonito, de pelos rizados. No hay motivo. Zenón era un cocinero excelente. Un gay que no se metía con nadie. No tengo idea. La Juanita era un estilista conocidísimo, famoso. No sé cuál ha sido la lógica; nosotros que hemos sido perseguidos.86 Debido a la persecución, Pepe se movilizó estratégicamente por todo el Alto Huallaga, migrando esporádicamente cuando aparecían amenazas. Las redes de apoyo que tenía le fueron de utilidad para saber cuándo era momento de irse de algún lugar. A lo largo del conflicto armado, la palabra y los rumores podían determinar quién vivía y moría en una comunidad reducida, por lo que el rol que se cumplía en la comunidad y los términos en los que se estaba con sus miembros tenían valor. Pepe era un homosexual conocido por su talento como cocinero y estilista, y la gente le advertía del peligro: Porque Sendero (...) Venían de Ayacucho. Algunas personas te avisaban. Te decían: “van a venir un comando de Ayacucho, mejor vete unos días porque ellos no te conocen. Al menos acá te conocemos y no vas a tener problemas. Pero ellos no te conocen.”. Entonces me iba a Aucayacu a veces. Pero lo de que sucedió en Aucayacu con Juanita, con la Muñeca y mi otro amigo, ya pues. Ya Aucayacu ya no.87 85 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista. 86 Ídem. 87 Ídem. 29 La violencia homofóbica mostraba una continuidad en Huánuco, ya que tres años después, se cometió otro atentado contra homosexuales al suroeste de Aucayacu. Doce personas fueron secuestradas por Sendero el 17 de diciembre de 1989, en el caserío de Picurayacu (distrito de Rupa Rupa). Adelma Izquierdo, madre de Herberth Amasifuén (una de las víctimas), indicó a la CVR que por la tarde su hijo y otras once personas “en su mayoría homosexuales” se encontraban jugando vóley cuando seis miembros de Sendero se los llevaron en camión hacia el caserío de La Florida (también en Rupa Rupa). Intentaron ahorcar a Herberth y al no lograrlo le dispararon en la cabeza. También asesinaron a otra persona cuya identidad se desconoce.88 Izquierdo también afirmó que las otras personas que se encontraban con su hijo fueron liberadas cinco horas después, uno de ellos era conocido como “Pacho”, quien tenía un salón de belleza del jirón José Olaya. Informó que estas personas fueron liberadas entregando dinero —o prometiéndolo— pues Izquierdo se enteró que luego los mataron porque “no tenían plata”. Herberth tenía 22 años cuando fue atacado.89 Picurayacu era un pequeño caserío y no se tiene mucha información sobre él más allá de que estaba ubicado a orillas del Monzón, una vertiente del lado izquierdo del Huallaga. Sin embargo, es posible que, como otros pequeños caseríos, funcionaran bajo principios morales rigurosos y absolutos que imponía Sendero, en un intento por controlar todos los ámbitos de la vida de la población. Según una entrevista realizada a un sacerdote del valle, Sendero consolidó su autoridad a través de leyes basadas en la obediencia. Para aplicarlas, formó comités y bases populares que supervisaban las actividades comunales, celebraciones matrimoniales, producción local, incluso determinaban qué días se podía beber alcohol. Tampoco existía libre ejercicio de la sexualidad; pues se prohibieron las infidelidades matrimoniales, la prostitución y la homosexualidad.90 En contraste, las ciudades más grandes se transformaron en espacios donde la vida nocturna y las diversiones se desarrollaban en los bares, discotecas y prostíbulos. Un destacado ejemplo fue Tocache. 88 Testimonio 427503, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos - Defensoría del Pueblo. 89 Ídem. 90 José Gonzales, “Guerrillas and Coca in the Upper Huallaga Valley”. En The Shining Path of Peru, ed. por David Scott (Nueva York: Palgrave Macmillan, 1992). 30 1.3.La importancia de la apariencia y ocultar la homosexualidad La ruta del río Huallaga hacia el norte continúa hasta llegar a la provincia de Tocache, en el sur de San Martín. En 1986, PCP-SL logró controlar y prácticamente gobernar Tocache gracias al apoyo del narcotráfico y hacia ese mismo año se generalizó la asociación entre ambos grupos. Este control se evidencia, por ejemplo, en el hecho de que muchos agricultores fueron coaccionados a trabajar en los cocales, los testimonios se refieren a esto como una esclavización total de la población donde los más castigados eran los “soplones”.91 Para el año 1986, los vuelos con drogas salían hasta cinco veces al día desde el aeropuerto de Tocache, y Sendero se beneficiaba con el armamento de guerra de Colombia, todo en complicidad con las autoridades locales.92 Imagen 1. Foto de efectivos de la Policía encontrando una avioneta de narcotraficantes, en una pista de aterrizaje clandestina en Tocache.93 91 Testimonio de Ángel Rojas Vera, 12 de diciembre de 2002, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos. 92 CVR, La región nororiental y el narcotráfico, t. IV: 346. 93 Foto por Vera Lentz, Narcotráfico en Tocache. Yuyanapaq. 31 La prosperidad económica y el trabajo que generaba la producción cocalera atrajo también a otros homosexuales a Tocache. El informe de la investigadora Elizabeth Salazar, producido con el Pulitzer Center, recogió testimonios inéditos de sobrevivientes de la violencia homofóbica y arroja luces sobre este tema. Uno de ellos fue de Denisse Vásquez, oriunda de Iquitos hacia esa época, quien narró su historia con la violencia durante el conflicto armado.94 Presentándose como mujer (y habiéndose sometido a procedimientos de feminización corporal), Vásquez migró a Tocache ilusionada por una oportunidad laboral en una ciudad que gozaba de auge económico, pero terminó siendo explotada como cocinera. Fueron años muy duros para Denisse, pues era amenazada por sus superiores de ser entregada a Sendero por su identidad de género disidente si se oponía a las condiciones laborales que Salazar describe como de semiesclavitud. En un periodo de diez años llegó a huir a Tarapoto, Yurimaguas y finalmente llegó a Lima, donde se decidió por ocultar su identidad. Como una estrategia de sobrevivencia, Denisse se vio obligada a retirarse sus prótesis femeninas y volvió a presentarse como varón en Lima para no levantar sospechas: “Es que tenía miedo que los terroristas estuvieran tras de mí. No quería que me identificaran ni me mataran”.95 Imagen 2. Fotografías de Denisse como mujer, acompañada de sus amistades.96 94 “Los crímenes silenciados”, Elizabeth Salazar, acceso el 20 de julio de 2023, https://crimenes- silenciados.com 95 Ídem. 96 Archivo personal de Denisse Vásquez, fotografía extraída del informe “Los crímenes silenciados”, por Elizabeth Salazar, https://crimenes-silenciados.com https://crimenes-silenciados.com/ https://crimenes-silenciados.com/ https://crimenes-silenciados.com/ 32 Debido al apogeo del narcotráfico, Tocache se había vuelto una “leyenda” y sinónimo de muerte, violencia, excesos y desenfrenos. Las fiestas y drogas eran la cotidianidad, y eran frecuentes presentaciones de cotizados artistas nacionales como Miki González, Chacalón, Los Shapis, Río, Juaneco y su Combo, entre otros. De esa experiencia, González sacó el éxito de rock peruano “Vamos a Tocache”, en 1987.97 Sin embargo, la diversión y la violencia coexistían. Diversos autores afirman que era tanta la normalización de la violencia durante el apogeo de Tocache como epicentro del narcotráfico que la población “le perdió miedo a la muerte”. Los cuerpos encontrados en las calles ya no provocaban indignación, ni respeto. Se volvieron signos: dependiendo de su estado, indicaban la proximidad de los asesinos, o la probabilidad de que estos reaparecieran para atacar de nuevo.98 Un testigo describió asimismo la conducta brutal y despiadada de los líderes de las firmas: Yo estuve en una oportunidad ahí en las Brisas, el burdel. Estábamos tomando y ahí también estaban pues los grandes, estaba el Vampiro (narcotraficante de Tocache). El loco mismo... con su metralleta así de collar normal, pero para ellos como si nosotros no existiéramos ¿no? Buscaban a las mejores chicas para ellos. Nosotros, a veces de hombres, no podíamos hacer nada. Y ¿qué habrá pasado con este Vampiro, el loco? Agarró una silla así y la destrozó en la cabeza de la chica. No contento con eso, le agarró como pelota. Y pobre del que diga algo. Nadie. Mudos todos (...) en esa época nada, al contrario, me divertía mirando la violencia.99 Luego del gran operativo relámpago por la policía especializada, la Fuerza Aérea y el Ejército el 17 de julio de 1987, los núcleos senderistas y narcotraficantes se dispersaron y se reubicaron hacia el norte, en Sion. Sin embargo, quedaron remanentes de Sendero en Tocache, y continuaron arremetiendo contra “indeseables”. Un fólder en el Centro de Información en la Defensoría del Pueblo provee el testimonio de una testigo que observó ataques homofóbicos en esta zona. En noviembre de 1991 miembros del PCP-SL reclutaron forzosamente a Lilian Bustos Macedo, quien era en ese entonces una estudiante de quinto de secundaria de Juanjuí. La llevaron hasta Puerto Pisana, en Pólvora (Tocache), y caminaron hasta una base de Sendero 97 Las letras reflejan la realidad social de la época: “Pero póngase chévere, póngase en onda. La gente de Tocache el cultivo de coca quiere legalizar. Y con tantos problemas, no sé si voy a regresar.” González, Miki. Vamos a Tocache, Tantas Veces, CBS Discos Del Perú S.A, 1987. 98 Richard Kernaghan, Coca’s Gone. Of might and right in the Huallaga post-boom (Standford: Stanford University Press, 2009), 150-151. 99 Testimonio de Alcides, joven traquetero (traquetero refiere al acopiador de las hojas de coca y pasta básica). CVR, El PCP-SL durante el auge de la droga en el Alto Huallaga, t. V: 286. 33 en el monte donde estuvo por dos meses. Vio atrocidades de todo tipo, entre ellos crímenes contra mujeres aparentemente desleales con sus maridos y también contra homosexuales: “A los homosexuales les cortaban el pene en pedazos antes de matarlos”.100 Otro tipo de torturas se daban en las plazas de Tocache, por ejemplo, en Nuevo Progreso, se castigaba y humillaba a los homosexuales. Al respecto, Pepe Andrews reveló algunos de los castigos físicos a los que sus pares eran sometidos, algunos también con violencia sexual: Porque acá en la plaza era un cementerio antes. Ahí ha habido muchas muertes (...) Les han traído a la plaza a todos los homosexuales en Progreso. A la Diana, a la Erika, les han llevado a la plaza y les han calateado. Les han hecho rampar, les han hecho masturbarse supuestamente para que sean hombres. Al segundo día las chivitas se tuvieron que ir. No tenían espacio acá.101 La nueva cotidianidad en Tocache era sobrevivir la brutal violencia que venía de parte de todos los actores involucrados. Incluso, se acuñó el término tocachización para denominar al fenómeno de las drogas y extrema violencia.102 Los homosexuales tuvieron además que migrar forzadamente para huir de la violencia homofóbica, aliarse con el narcotráfico (en el caso de Pepe) y modificar su apariencia para pasar desapercibida (en el caso de Denisse). Siguiendo la ruta del río Huallaga hacia el norte está el distrito de Campanilla, en la provincia de Mariscal Cáceres. El narcotráfico, específicamente la firma del narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera “Vaticano”, buscó reubicar su foco del mercado (con el apoyo del ejército) y en abril de 1988 tomó la localidad de Sion, en Campanilla.103 La presencia de Sendero Luminoso en Uchiza (Tocache) fue un factor que lo hizo movilizarse de su antiguo centro a Campanilla, y replicando la misma dinámica; se hizo de Sion un poblado con muchas discotecas, prostíbulos y bares con gran afluencia de público colombiano. A fines del 1986 y principios del 1987 Sendero se había expandido hasta allí, organizando los “comités de popular 100 Ídem. 101 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista. 102 CVR, La Región Nororiental y el narcotráfico, t. IV: 338. 103 Antes de la llegada de la firma de Vaticano, Campanilla era un pueblo pobre y olvidado. El narcotraficante se ganó la simpatía de sus pobladores gracias al trabajo que producía el negocio y las obras construidas, como Plaza de Armas, posta médica, colegio secundario, y un puente: “Él trajo el progreso a nuestro pueblo”, expresaron. Hugo Coya, Polvo en el Viento. Vaticano: Esplendor y miserias de un narcotraficante, (Lima: Aguilar, 2011). 34 paralelo” o “las urbanas”, donde mantenían redes de espionaje, cobro de impuestos y asesinaban colectivamente a “malos elementos” entre los que había homosexuales. 104 Pero algunos se salvaron. Hacia esos años, Amparo y sus tres amigas Pamela, Marisol Carla iban en la carretera hacia Juanjuí, cuando era común ver a miembros de Sendero interviniendo autos. Las amistades de Amparo iban travestidas, menos él.105 Cuando pasaban por el pueblo de Pólvora, unos senderistas sacaron a todos los pasajeros y se dieron cuenta que se trataba de cuatro homosexuales: - ¿Y por qué están de mujer? ¿Son mujeres ustedes? - No, pero somos gays. - ¿Y a donde están yendo? - Estamos yendo a trabajar, somos cocineros. - ¿A nosotros nos ves así vestidos como están ustedes? Porque somos varones, ustedes son iguales, lo que tengo yo tienes tú. ¿Tú tienes vagina? ¿Qué tienes tú?106 Les hicieron mostrar su ropa interior y viendo que Pamela, Marisol y Carla llevaban puesta ropa interior de mujer, las hostigaron para que aceptaran que eran hombres. Como no quisieron admitir que tenían pene, las asesinaron. “Y ahora qué hacemos con esas basuras”, me acuerdo que decía uno. “Ahí en la fosa ahí hay que botarles” (…) Ya no vi ya, se iba el carro para Tocache. Ya no volví por Tocache y ya no volví en carro ese viaje. Ya no volví en carro.107 Dimas “Amparo” García nació en 1963 en la localidad de San Antonio de Cumbaza. Desde muy joven supo que su sexualidad y su identidad de género difería de la heteronormatividad establecida. Sus vivencias han estado, por eso, plagadas de violencia homofóbica normalizada y exacerbada durante la guerra interna. Se desenvolvió desde 1985 a 1991 como cocinero en Sion, una de las zonas más peligrosas del Frente Nororiental. Frecuentaba con amistades que 104 CVR, El PCP-SL durante el auge de la droga en el Alto Huallaga, t. V: 287. 105 Dimas García, un hombre homosexual, usaba el apodo de “Amparo”, pero se presentaba como varón. 106 Amparo García, en conversación con la autora, 28 de enero de 2023. 107 Ídem. 35 se travestían, y aunque él mismo usaba un alias de mujer, tenía algunos criterios particulares para consigo mismo: Yo toda la vida, por más que yo era degenerado en Sion, yo siempre me vestía de varón. Nunca, nunca me puse calzón de mujer. Por más de tener mis tetas con hormonas, mi cuerpazo, nunca, nunca me he puesto calzón de mujer. Me dijo mi mamita, en paz descanse, en Sion, viendo mi calzoncillo colgado: - Dimas, pero tú no te pones calzón de mujer. - ¿Por qué me voy a poner calzón? ¿Acaso soy mujer? ¿Acaso porque yo me ponga, yo voy a ser mujer? (Risas) Nunca, por más que tenía mi cuerpazo.108 Amparo jugaba con su feminidad y masculinidad. De ese modo, aunque modificó su cuerpo gracias a las hormonas femeninas y usaba un nombre femenino, vestía ropa de hombre por elección propia. De alguna manera, ello le salvó la vida. También relató que los vecinos del barrio y los subversivos lo conocían, y según él no lo mataron porque lo tenían “como un chico tranquilo”, en la medida que se vestía con camisa, pantalones y zapatos de varón. Como vimos anteriormente, las otras chivitas completamente feminizadas sufrieron los desenlaces más trágicos. Fransuá Pinchi fue una de ellas, y quizá el caso de mayor visibilidad. 1.4. “El que moría, moría porque quería”: Alianzas entre homosexuales y el MRTA Mientras que el PCP-SL se imponía en las cuencas cocaleras del Alto Huallaga, el MRTA dominaba el Bajo Huallaga y parte del Huallaga Central. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) - Voz Rebelde ya venía previamente trabajando con esa zona y establecieron en 1987 el Frente Nororiental, comandado por una dirección regional y un ejército tupamarista con sus propios comandantes y combatientes. En adición a ello, en la población había bases milicianas (tanto urbanas como rurales) que colaboraban al ejército tupamarista con logística y con información.109 Aunque la capital de San Martín era Moyobamba, Tarapoto era importante para el MRTA porque era una ciudad que experimentaba convulsión política desde el gobierno de Velasco. Es así como se formaron organizaciones campesinas cuyas protestas movilizaban a población urbana y rural, y se vincularon eventualmente con proyectos y partidos de izquierda. El 108 Ídem. 109 CVR, La Región Nororiental y el narcotráfico, t. IV: 371. 36 fortalecimiento de las cooperativas cristalizó en el Federación Agraria Selva Maestra (FASMA) y, para entonces, el FASMA y el Sindicato de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) eran los gremios más relevantes en la zona. Esta coyuntura claramente le convenía a el MRTA, y logró establecer conexiones con estas bases populares a través del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). Uno de los hitos más significativos respecto a la autonomía política de las provincias sanmartinenses fue la gran huelga en 1975 bajo la dirección del Frente de Defensa del Pueblo de Lamas (FEDIL), que contó con apoyo del SUTEP y de nativos de Lamas que llegaron marchando hasta Tarapoto. Su objetivo fue lograr la implementación de servicios básicos como agua, electrificación, salud, telefonía y comunicación terrestre; y para ello tomaron la emisora Radio Tropical e incluso secuestraron a un periodista del diario Expreso.110 El ímpetu por la conquista de derechos de los pobladores lamistas contagió a la población tarapotina, y así en Tarapoto procedieron a organizarse en el Comité de Desarrollo de San Martín (CODESAM) con un propio pliego de reclamos con el cual que el gobierno y se comprometió y lograron avances.111 Habiéndose formado el Comando Unitario de Lucha (CUL) y presidido por el profesor Lucas Cachay, se impulsó la primera huelga regional de trabajadores en 1984. Dos años después, lograron negociar con funcionarios de alto rango del gobierno de Alan García y se acordó resolver más de la mitad de las demandas. A partir de ese gran momento, el CUL se convirtió en 1986 en el Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo de San Martín (FEDIP-SM).112 Todo avanzó muy rápido el año 1987 cuando el MRTA se propuso controlar la zona del Valle de Sisa, pues incursionaron en Juanjuí (Tocache) y San José de Sisa (El Dorado). Con la campaña “Túpac Amaru vive” incursionaron en Campanilla brevemente en julio, en octubre tomaron Tabalosos sin mucha resistencia, y luego arribaron a Soritor donde fallecieron dos policías y se apoderaron de armas y ametralladoras. El 6 de noviembre tomaron Juanjuí, y al día siguiente tomaron fácilmente San José de Sisa. Finalmente lograron llamar la atención a nivel nacional, por lo que el gobierno declaró estado de emergencia en todo San Martín.113 110 CVR, La Región Nororiental y el narcotráfico, t. IV: 369. 111 Anahí Durand, Donde habita el olvido: los (H)usos de la memoria y la crisis del movimiento social en San Martín (UNMSM: Tesis de licenciatura para el título en sociología, 2005), 56. 112 CVR, La Región Nororiental y el narcotráfico, t. IV: 369-370. 113 Ídem. 37 Imagen 3. Noticia sobre la tercera conferencia de prensa del MRTA en Pucallpa el 6 de enero de 1989, donde el MRTA advierte que tomarán el departamento de San Martín.114 114 “MRTA anuncia nueva ofensiva en la Amazonía”, Cambio, 12 de enero de 1989. Archivo del Centro de Información del Lugar de la Memoria. 38 El comité emerretista condenaba la brutal violencia ejercida por Sendero durante el II Comité Central de 1988. En cambio, el MRTA afirmaba creer que la lucha contra el imperialismo debía ser construida bajo principios democráticos y una organización popular descentralizada, y reafirmaban su compromiso con el “cumplimiento unilateral de los Convenios de Ginebra para Conflictos Internos”.115 Esta lucha, además, se posicionaba a favor de la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida humana, incluso como parte de la obra revolucionaria socialista. Más aún, instaban a combatir el machismo y toda forma de discriminación y violencia.116 La realidad, sin embargo, difería de la práctica, especialmente en San Martín. Para 1989 el MRTA venía dando ya tres conferencias de prensa para comunicar sus avances políticos. En enero de ese año advirtieron además que la región San Martín pronto sería una zona liberada.117 No obstante, según Sístero García (comandante Ricardo), después de dos o tres años de lucha en el Frente Nororiental, el movimiento empezó a “desviarse”. Si bien empezaron como un grupo revolucionario con “romanticismo e ideales”, luego se incorporaron militantes sin formación ideológica. Ello derivó en, según García, bandolerismo y delincuencia común.118 Lo más conocido fue el cobro de cupos, saqueos, secuestros o extorsiones. Algunos de los testimonios provenientes en la Defensoría del Pueblo aporta evidencias de que algunos militantes emerretistas eran contratados indiscriminadamente para amenazar o atacar a los pobladores por diversos motivos. En uno de ellos se indica que hacia 1990 en Tarapoto, un individuo con interés en apropiarse de las tierras de un asentamiento humano contrató al apodado “Sacamoto”, un emerretista a quien ordenaron amenazar con armas a los dirigentes para los vecinos abandonaran las tierras. Se sabe que Sacamoto pertenecía al MRTA, ya que los dirigentes del asentamiento lo acusaron con Lucas Cachay, “máximo de la zona”, que terminó sancionándolo.119 Era posible que MRTA tuviera disputas internas sobre cómo debía 115 Gabriel Carranza, Tomar por asalto el siglo XXI, Biografía del Comandante Obrero Néstor Cerpa Cartolini y Documentos del MRTA, (La Paz:MRTA, sin año), 16. 116 Miguel La Serna, With the masses and the arms. Peru's Tupac Amaru Revolutionary Movement (Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 2020), 102. 117 “MRTA anuncia nueva ofensiva en la Amazonía”, Cambio, 12 de enero de 1989. Archivo del Centro de Información del Lugar de la Memoria. 118 Centro de documentación e investigación LUM, “Testimonio de Sístero García del MRTA,” Grabado el 29 de junio de 2003 para Panorama video, 4:46, https://www.youtube.com/watch?v=xEsVp1TntAE&ab_channel=CentrodeDocumentaci%C3%B3neI nvestigaci%C3%B3nLUM 119 Testimonio 453371, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos. https://www.youtube.com/watch?v=xEsVp1TntAE&ab_channel=CentrodeDocumentaci%C3%B3neInvestigaci%C3%B3nLUM https://www.youtube.com/watch?v=xEsVp1TntAE&ab_channel=CentrodeDocumentaci%C3%B3neInvestigaci%C3%B3nLUM 39 ejecutarse la revolución, o que se hayan incorporado miembros con otros intereses, como señaló Sístero García.120 En ese mismo testimonio se da cuenta asimismo de incidentes relacionados con homosexuales que habían ocurrido meses antes. La declarante comentó haber visto el cadáver de un hombre desconocido en los alrededores del asentamiento humano donde vivía hacia febrero de 1989. El cuerpo llevaba un cartel que decía “Así mueren los maricones”. Afirmó también que en abril de ese mismo año murieron seis personas en circunstancias desconocidas para ella: “Seis muertos seguidos, al lado de un prostíbulo”. Después del avance significativo del MRTA en San Martín y de la conferencia del 10 de enero, los ataques a prostíbulos y a homosexuales fueron precedentes para que en mayo sucediera el crimen más emblemático contra homosexuales durante la violencia política en el Perú: La masacre en el bar Las Gardenias.121 Un año después de la masacre de Las Gardenias, Fransuá Pinchi, una estilista y travesti muy popular de Tarapoto, fue asesinada el 29 de septiembre. Para entonces, su estilo de vida y su visibilidad estaban en contra del control social que el MRTA buscaba imponer, lo que la hizo un blanco definitivo. Según el testimonio de Amparo, ambas amigas viajaban constantemente llegaron eventualmente al Alto Huallaga, lugar donde gobernaba el narcotráfico. Es posible que este haya sido un factor para vincular a Fransuá con las drogas: Hasta Sion nos hemos ido… un sitio donde había los narcos... ya entonces hasta allí se ha ido. Un amigo la lleva a los narcos, a la gente, toda la gente, mujeres y chivas pues. Le miraban porque era alta, tremenda guapa, maquillada, pelo largo, con los tacos.122 Según Richard Kernaghan, el narcotráfico en el Alto Huallaga fue un catalizador para la aparición de discotecas y bares, y las mujeres eran muy solicitadas. En su búsqueda permanente de ellas, la ciudad esperaba ansiosa por la llegada de nuevas visitantes. Shirley, la novia de un 120 La declarante afirma además que su organización participó de asambleas presididas por Cachay y dirigidas hacia AA. HH., y que él representaba al Frente de San Martín. “Hemos salido a hacer una marcha, pobres y ricos se involucraron ahí (...) Quedó el frente de defensa bien organizado. Cuando él se va, se desorganiza”. Testimonio 453371, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos. 121 Revisar capítulo 2. 122 Ídem. 40 narcotraficante en aquella época y entrevistada por el autor, confesó que los hombres le preguntaban todo el tiempo si había llegado “carne fresca” a la ciudad.123 El testimonio de los familiares de Fransuá indica que, en Tarapoto, Pinchi era constantemente acosada por hombres encapuchados. La buscaban y le pedían cupos, una táctica conocida y motivo por el cual lo que ellos inferían que se trataba de emerretistas.124 Fransuá les pagaba lo solicitado. Según el testimonio de su hermano Roger Pinchi, la transacción económica con la subversión le hizo creer a Fransuá que estaba intercambiando dinero por seguridad.125 Los pasquines eran recurrentes para muchos homosexuales, y aunque Fransuá recibió el suyo, nunca dejó Tarapoto y permaneció firme con su identidad. ... eran odiosos y ellos dicen por ser maricón, por ser lesbiana, por ser cabrón, capricho y por ser putas, o sea las trabajadoras sexuales, te mandamos tus pasquines. Te daban 15 días de plazo, y esos 15 días tú tienes que ver a dónde vas a ir. Si eras transformada mujer tenías que volver a ser varón.126 William Pinchi, primo de Fransuá, nació en 1969 y era también un homosexual de San Martín. Cuando tenía 23 años, ya tenía su salón de belleza y muchas chivitas que habían recibido pasquines iban a pedirle cortes de cabello. Como no tenían a dónde ir o a quién acudir, les quedaba cambiar su apariencia para ocultarse del MRTA, que dominaba la zona. Sin embargo, él comenta que, por el hecho de que el MRTA diera un plazo a las potenciales víctimas, los percibía “menos sanguinarios” que Sendero en el Alto Huallaga. Amparo compartía la misma opinión ya que “el sendero no te daba tregua” y que al menos el MRTA avisaba y “el que moría, moría porque quería, no hacían caso”.127 En conversaciones con un emerretista, William destacó lo que le dijo: 123 Richard Kernaghan, Coca’s Gone. Of might and right in the Huallaga post-boom (Standford: Stanford University Press, 2009), 185. 124 Testimonio 453380. Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos. 125 Testimonio de Roger Pinchi, muestra permanente del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social. 126 William Pinchi, entrevista. 127 García, conversación. 41 Lo que me dice: “Nosotros no matamos, nosotros damos un lapso de días para que se puedan largar. Nosotros no vamos a quemarropa”. Yo discutía con él porque yo sabía, pero cómo habían muchos grupos...128 Tarapoto se divide en tres distritos más pequeños: Tarapoto, Morales y Banda de Shilcayo. Según Amparo, que vivía en la zona desde principios de la década de 1990, ver cadáveres en los barrios de La Banda de Shilcayo era cotidiano hasta esos años. Eso espantaba a la gente cuando se organizaban fiestas y actividades: “La gente no quería ir a La Banda, ahí les van a matar decían”. Asimismo, el distrito fue estigmatizado por la población como un barrio “terruco”. Edinson Navarro, Ángel Mego y Juan Vázquez, en ese tiempo jóvenes en sus veintes, afirman haber sido secuestrados y torturados por el Ejército en diciembre de 1991. Cuando los jóvenes les dijeron que provenían todos de la Banda de Shilcayo, los militares sospecharon de ellos: “Ah, son terrucos”.129 Imagen 4. Distrito de la Banda de Shilcayo, en Tarapoto, a finales de los ochenta.130 128 En ese entonces, William intentaba diferenciar a las fuerzas armadas, el MRTA y a delincuentes comunes por su acción. William Pinchi, entrevista. 129 Testimonio 453356, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los Derechos Humanos. 130 Obtenida del portal “Tarapoto Antiguo” en Facebook. Publicado el 1 de enero de 2019 https://www.facebook.com/tarapotoantiguo/photos/pb.100069933891879.2207520000/991892961009 868/?type=3 https://www.facebook.com/tarapotoantiguo/photos/pb.100069933891879.2207520000/991892961009868/?type=3 https://www.facebook.com/tarapotoantiguo/photos/pb.100069933891879.2207520000/991892961009868/?type=3 42 El barrio de Banda de Shilcayo era hacia la época apenas un distrito en crecimiento. Las casas no eran numerosas, era principalmente un valle con grandes huertas. Fue un motivo para que el MRTA trajera cadáveres en costales y arrojaran los cuerpos junto a la quebrada del río. El MRTA ejercía violencia contra “soplones”, violadores, homosexuales, “sacavuelteros” o drogadictos y a las mujeres que le eran desleales a sus maridos les cortaban el cabello para que los demás vecinos se enteraran.131 Vinieron acá matar a dos chicos el Túpac…porque eran delincuentes robaban y vendían droga. Vi su muerte bien triste. Cada que mataban dejaban ahí su marca del Túpac. Su huella, su insignia del Túpac…dibujaban...un papelón. Así ponían aquí en la espalda aquí y en la barriga. Muerto por tal cosa…digamos con etiqueta venían con nombre. Todo el mundo venía con tremendos cartelones.132 Existieron otras formas de lidiar y protegerse de la violencia cotidiana durante este periodo, más allá del pago de cupos o la modificación de la apariencia. En todo el país era común que la gente la juventud, en especial los más pobres, optaran por unirse a un bando: el ejército o la subversión.133 A continuación, se analizarán las acciones de William para sobrevivir como aliado del MRTA. Los eventos deportivos congregaban a los vecinos de ciudad de Tarapoto, a veces viajaban desde otras localidades para ver los partidos. El vóley era un deporte que apasionaba a muchos jóvenes homosexuales como William y su primo Telémaco. El MRTA, entonces, veía en esos eventos una oportunidad para observar, vigilar e identificar a potenciales “lacras de la sociedad”. Una tarde, hacia principios de la década de los noventa, William y Telémaco se encontraban jugando un partido de vóley cuando unos jóvenes se les acercaron y les preguntaron si podían acompañarlos. Eran emerretistas. Los primos sabían cuál podría ser su destino y lograron evadirlos esa oportunidad. Sin embargo, el miedo los hizo actuar. A la siguiente semana, Telémaco convenció a William de visitar a un tío de parte materna que también integraba el MRTA y de hecho “era un líder”. “Esa es su gente de mi tío”, le dijo. Efectivamente, los encontraron reunidos en la casa del cabecilla. 131 García, conversación. 132 Ídem. 133 La leva durante el conflicto armado era un acontecimiento forzado para la juventud de menos recursos, tanto de Lima como en provincias. Jelke Boesten y Lurgio Gavilán. Perros y Promos: Memoria, violencia y afecto en el Perú posconflicto, (Lima: IEP, 2023). 43 Telémaco y William conversaron con el líder sobre el incidente y desde entonces, los primos supieron que estando con él estarían seguros. A manera de intercambio, llegaron a integrarse a su grupo de hombres, cumpliendo el rol de enfermeros y socorriendo a los que caían heridos en los enfrentamientos. Partían muy temprano en la madrugada desde el distrito de Morales a descampados lejanos por la ruta del río Cumbaza, adentrándose en el monte. Según William, el camino era complicado debido a la espesura de la vegetación y la altura del agua, la cual les llegaba a la altura del abdomen: (...) Es un tío que nos protegía, nosotros hemos ido bajando. Ellos nos daban la medicina. Lejos, lejos de la ciudad nos mandaron (...) Te llevan tres, cuatro, cinco de la mañana. Nos llevaron en carro hasta el Cumbaza y de ahí íbamos caminando. Será una hora bien por los montes, ahí tenían ellos una covacha con los heridos. Nosotros los curábamos. Cuando iban a pedir cupos y a veces se encontraban con la ley habían enfrentamientos. De ahí salían sus heridos.134 134 William Pinchi, en conversación con la autora, 26 de enero de 2023. 44 Imagen 5. Fotografía de un puente sobre el río Cumbaza hacia la época.135 A las orillas del río Cumbaza, el MRTA tenía un refugio donde se recuperaban sus heridos, lugar que se convirtió en un espacio de interacción entre los primos William y Telémaco y los emerretistas. En un contexto en el que convivían, comían y bebían juntos, los primos y los emerretistas entablaron amistad, luego vínculos sexuales con ellos. En la entrevista se narra este episodio como si se tratara de relaciones sexuales consensuadas, “nos hicimos muy amigos”, afirmó William. Sin embargo, en otro momento reflexionaba que, en medio de una sensación de miedo generalizada, uno tenía que “caer con ellos, tienes que hacerte amistad con ellos. Porque si vas a odiarles te van a matar”.136 Los intercambios ayudan a reconocer los mecanismos de poder en torno a asuntos de clase, etnicidad, edad u orientación sexual; y las estructuras jerárquicas propias al interior de la 135 Obtenida del portal ‘Tarapoto Antiguo’ en Facebook. Colección Eleuterio Merino. Publicado el 13 de mayo de 2023. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=535502452124213&set=pb.100069933891879.- 2207520000&type=3 136 William Pinchi, conversación. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=535502452124213&set=pb.100069933891879.-2207520000&type=3 https://www.facebook.com/photo.php?fbid=535502452124213&set=pb.100069933891879.-2207520000&type=3 45 guerrilla emerretista.137 Estas se tradujeron, por un lado, en la autoridad de la que gozaba el tío de William y Telémaco debido a los lazos consanguíneos existentes, lo que reforzó el poder del rango militar como comando del MRTA en Tarapoto. Sin embargo, también se evidencia una división sexual del trabajo en la asignación de tareas de cuidado (socorrer a heridos y posiblemente cocinar) a los únicos miembros homosexuales en esa guerrilla. Llama la atención que, aunque casi no llegan a incorporar mujeres en las guerrillas en Tarapoto, sumaron a sus filas lo más cercano que para ellos existe a lo femenino: los homosexuales. Recordemos que, en comparación con Sendero, que otorgaba cargos de gran responsabilidad a mujeres con frecuencia, en el bando del MRTA sucedía algo distinto. Si bien Lucero Cumpa se abrió camino hasta el Comité Central del MRTA y llegó a comandar el frente guerrillero, ella fue la excepción más no la regla, ya que por lo general las mujeres se enfrentaban diariamente a la misoginia guerrillera, un remanente de la guerra fría.138 En una entrevista por la autora Luisa Dietrich, un miembro del MRTA comentó que la militancia y vivir en la clandestinidad hacía a uno “más duro” pero al mismo tiempo capaz de experimentar nuevas formas de ternura más allá del género. Ese cariño entre hombres, el entrevistado asegura, “no era una cosa gay. De nada. Era un cariño masculino de apoyo”.139 Cabe preguntarnos si lo que aconteció en las guerrillas del MRTA se trató de un caso más de encuentros homosexuales, o de si se desarrollaron otro tipo de vínculos sexuales basados en la amistad o el interés romántico. En todo caso, es una evidencia de que existieron posibilidades de convivencia entre homosexuales y emerretistas a pesar de la agenda de exterminio del MRTA. Todos debían llamarse camaradas, pero William dijo que no se adhirió genuinamente a la visión política del MRTA. La motivación principal fue siempre la de obtener protección por parte de su tío y sus hombres, la cual terminó hacia 1992. Desde el Frente Nororiental, el 22 de enero de ese año Sístero García y otros 120 combatientes anunciaban su ruptura con el MRTA para acogerse a la promulgada Ley de Arrepentimiento. Ello, junto a los 137 Luisa Dietrich, “Looking Beyond Violent Militarized Masculinities”, en International Feminist Journal of Politics, ed. por Shine Choi et al., (Londres; Routledge, 2012), 498. 10.1080/14616742.2012.726094 138 Miguel La Serna, With the masses and the arms. Peru's Tupac Amaru Revolutionary Movement (Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 2020), 50. 139 Luisa Maria Dietrich, “Looking Beyond Violent Militarized Masculinities: Guerrilla Gender Regimes in Latin America”, International Feminist Journal of Politics, 14 (2012): 489-507. https://doi.org/10.1080/14616742.2012.726094 https://doi.org/10.1080/14616742.2012.726094 46 enfrentamientos internos hicieron que el MRTA perdiera una gran parte de su fuerza militar y el control establecido en San Martín.140 Imagen 6. Miembros del MRTA recorriendo el valle de Sisa, San Martín en noviembre de 1987 con Víctor Polay liderando la columna emerretista, detrás de él está Lucero Cumpa.141 Desde el marco conceptual de trueque sexual de la historiadora Anna Hajková, es preciso señalar de que el trueque sexual puede o no implicar actos sexuales. Eso quiere decir que, en ocasiones, los recursos o protección pueden ser intercambiados por relaciones sexuales, pero que también basta con incluir dinámicas de afecto. Según la autora, dependiendo de si el trueque sexual poseía una dimensión social, existen dos tipos de relaciones: relaciones racionales que son afectivas y más duraderas —a veces sexuales o románticas— que una o 140 CVR, El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, t. II: 417. 141 Hasta la fecha, Polay y otros miembros de la cúpula del MRTA se encuentran procesados por el caso Gardenias. Como sucede con muchos expedientes relacionados a terrorismo, es de difícil acceso. El expediente solo ha sido observado por Elizabeth Salazar para un reportaje producido con el apoyo del Pulitzer Center. Foto por Alejandro Balaguer para Revista Caretas. Yuyanapaq. 47 ambas partes mantienen por razones transaccionales; y el sexo instrumental, en el que el encuentro sexual en sí es el objetivo.142 Para el caso de los intercambios sexuales en las zona dominadas por el MRTA, nos inclinamos a hablar sobre relaciones racionales construidas gracias a vínculos afectivos de varios niveles de cercanía, como el que puede existir en el vínculo tío-sobrino. No obstante, también se dieron relaciones racionales del tipo romántico: William se vinculó romántica y sexualmente con un emerretista hacia 1990. Se conocieron en su salón mientras él le cortaba el cabello y se hicieron pareja a las semanas. Lo cierto es que a William ya le había llegado un pasquín en 1989 que decía que debía salir de Tarapoto “por ser un maricón rochoso”. Le habían dado quince días de plazo para desaparecer de la ciudad. Una amiga le recomendó denunciar el pasquín al Ejército, acudiendo a la base militar de la ciudad. Es así como William se armó de valor para buscar al capitán: “Le digo: ‘Capitán vengo a poner esta denuncia yo no quiero morir, miren me dan quince días de plazo. Tengo que dejar la ciudad. Yo no hice nada y por qué me llega este pasquín’. Yo me acuerdo que tres o cuatro veces habían dado la vuelta al barrio a la semana y de ahí ya no”.143 Tenía que buscar otras formas que le garantizaran más seguridad, y se le presentó una cuando el emerretista le confesó su interés romántico hacia él el año siguiente en su salón. Según William, su pareja tuvo la confianza suficiente con él como para compartir los secretos de su experiencia guerrillera. A veces él se iba por semanas, y cuando volvía lo hacía guardar las armas en el cuarto que compartían. Hasta le enseñó cómo armarlas y desarmarlas. Pero no solo servían para la guerra, también lo amenazaba para que no lo engañara con alguien más. William sintió afecto y miedo a la vez: “Yo me he metido con uno del movimiento por salvar mi pellejo, por no querer morir”.144 Aun así, se encontraba en una situación contradictoria al vincularse con los perpetradores de otros homosexuales, y cuando cuestionaba los asesinatos de sus pares a su pareja, él se limitaba a responder que eran órdenes que debían ser obedecidas. 1.5. Las Fuerzas Armadas en la región nororiental La lucha antisubversiva del gobierno está ligada a la lucha antidrogas, y desde 1984 hasta 1990 la acción del Ejército del Perú en los márgenes del río en el Alto Huallaga se reflejó en los 142 Anna Hájková, “Between love and coercion: queer desire, sexual barter and the Holocaust.", German History 39.1 (2021): 112-133. 143 William Pinchi, entrevista. 144 William Pinchi, conversación. 48 operativos relámpago. Estos se caracterizaron por ser acciones de rápida ejecución y alto impacto para desarticular y debilitar células subversivas y narcotraficantes. Sin embargo, no se obtuvieron resultados positivos (sobre todo debido a la mala imagen de las FF.AA. por crímenes contra los derechos humanos) y desde 1990 a 1994 la estrategia cambió significativamente a través de acciones de inteligencia y otras tácticas que al parecer replegaron al PCP-SL en la provincia de Leoncio Prado, en Huánuco.145 Con respecto a la lucha contra el MRTA, el ejército los toleró en algunos valles de San Martín ya que esperaban que los emerretistas se enfrentaran eventualmente a Sendero y sean un impedimento para el avance del último hacia el norte. Efectivamente se registraron enfrentamientos en el Valle del Ponaza hacia 1991 y en el valle del Huallabamba entre 1991 y 1993, y el MRTA iba perdiendo poder en la zona e iban siendo diezmados por Sendero. Además, hay que considerar que el año 1992 fue clave debido a que en enero las Fuerzas Armadas contaron con la colaboración del arrepentido Sístero García. Es preciso destacar que la falta de información sobre los ataques homofóbicos cometidos por las Fuerzas Armadas limita la capacidad de realizar un análisis exhaustivo de su participación y su impacto en ese aspecto. No obstante, es posible que la propia cultura de masculinidad que se impone a sexualidades subordinadas haya desencadenado hechos de violencia y, según la carpeta del caso del crimen de Gardenias y de Fransuá Pinchi, existe evidencia de homosexuales que se enlistaron en las Fuerzas Armadas: Incluso muchos homosexuales se alistaron en el Ejército porque era la salvación.146 Un ejemplo de ello es Sergio Venegas, un diseñador de indumentaria pucallpino que decidió no unirse a Sendero y se enroló en 1986 en la Marina de Guerra cuando tenía 17 años. De alguna manera lo hizo para que Sendero no lo incorpore a sus filas a la fuerza, pero también para sobrevivir la leva y la homofobia. Cuando fue transferido a la Base Naval de Iquitos para servir por un par de años, aprendió a reprimir su conducta y así poder ocultar su homosexualidad.147 En su estudio sobre masculinidades en los cuarteles de las Fuerzas Armadas, Jelke Boesten y Lurgio Gavilán ofrecen valiosos testimonios que ilustran una 145 CVR, La estrategia de pacificación en el margen del Río Huallaga, t. V:389-390. 146 Elizabeth Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 147 Ídem. https://crimenes-silenciados.com/ 49 institución donde la formación consistía en la demostración del valor masculino a través del sexo, y del aguantar y reproducir violencia sexual.148 “Como ves, tiendo a ser medio machito, no soy muy loca, pero por muchos años no pude ser yo mismo, y eso me chocó bastante”,149 dijo Venegas en su entrevista elaborada también por la investigadora Elizabeth Salazar. Un segundo ejemplo es brindado por Boesten y Gavilán, en un testimonio de un ex soldado que contó una anécdota con un homosexual apodado como “Zanahoria”, en Ayacucho. Afirmó que fue llevado por sus padres forzosamente al Ejército por haber sido encontrado teniendo relaciones sexuales con su primo. En algunas de las múltiples versiones sobre Zanahoria, él era víctima de violaciones sexuales y en otras, él tenía relaciones consensuadas con otros soldados en los cuarteles a los que era transferido. Por lo demás, lo que lograba confundir a la mayoría era el hecho de que Zanahoria “actuaba normal”, es decir, era masculino y “hasta jugaba fútbol”.150 Los límites entre la violación y el consenso pues, se difuminaban en un contexto en el que las relaciones sexuales entre varones del ejército estaban caracterizadas por la dominación, la humillación y la demostración de hombría. El único caso registrado en el Informe Final de la CVR de un crimen homofóbico cometido por las Fuerzas Armadas es por parte de la Marina de Guerra. La institución fue responsable de secuestrar y desaparecer a Víctor Rivas Ventura en Huanta, Ayacucho el 11 de agosto de 1984. Según el testimonio de Heraclio Baca Lozano, también detenido en la Municipalidad de Huanta un día antes, explicó que supo de un joven de apellido Rivas, y al cual los marinos le llamaban el maricón. La hermana de la víctima declaró asimismo ante la CVR que “su hermano tenía tendencias homosexuales y que le gustaba utilizar ropa femenina”.151 Como puede verse, aunque en el informe de la CVR señala a los grupos subversivos como principales perpetradores de los disidentes, también se evidencia la participación de las FFAA en ese aspecto. Ciertamente, un desafío al momento de observar los casos registrados en el Informe Final es leer entre líneas el lenguaje de los testimonios de testigos o familiares. Más allá del uso del término “maricón” por miembros de la Marina para humillar a Rivas por homosexual, lo hacían porque tenía presentación femenina. Según su hermana, Martín tenía cabello largo y 148 Jelke Boesten y Lurgio Gavilán. Perros y promos: Memoria, violencia y afecto en el Perú posconflicto (Lima, IEP, 2023). 149 Elizabeth Salazar, Los crímenes silenciados. 150 Jelke Boesten y Lurgio Gavilán. Perros y promos: Memoria, violencia y afecto en el Perú posconflicto (Lima, IEP, 2023), 74-77. 151 CVR, Los casos investigados por la CVR: caso Las fosas de Pucayacu. 50 ondulado y las uñas muy largas “como de una mujer”.152 No todos los familiares se animan a brindar información que dé pistas sobre la sexualidad de sus hijos, hermanos o primos. El desafío es más grande aún si consideramos como esto puede obstaculizar la evaluación del impacto de la violencia durante este periodo a las diversidades sexuales. 1.6. Reflexión final Pepe también era un voleibolista nato y competitivo en el deporte. Estando en Ramal de Aspuzana en Leoncio Prado (Huánuco), lo invitaron a un partido (sin especificar fecha) que terminó en realidad siendo una emboscada para exterminarlos. A mitad del partido unos sujetos se le acercaron diciéndole “ya fuiste”, y junto a su compañero Juan huyeron hacia el monte, pero no pudieron escapar. Los sujetos los desnudaron, los bañaron en pintura, y los obligaron a marchar por la carretera, instándolos a que “desaparezcan”. Pepe estaba seguro de que los matarían, ya que se estaban dirigiendo a un río y encontrar cadáveres flotando en las aguas de los ríos era algo común.153 En la entrevista de Juan Carlos Goicochea, Pepe expresó qué sintió en ese momento: Ira. Ira, porque yo he ido a cumplir un compromiso de dejar bien Pucayacu con Ramal de Aspuzana. Ira me ha dado porque yo me enfrenté a uno de los compañeros. Le dije si tú no tuvieras esa arma tú te las verías conmigo. Porque un arma te hace valiente, ¿pero tu conciencia? Algún día vas a ver le he dicho (...) De repente esa fue mi expresión que no nos matan. Porque pasamos el puente y yo respiré aire. Tranquilidad a pesar de que la pintura me quemaba. Yo miré mi cuerpo que quemaba con la pintura y tengo todo esto, cosas así que han sobrado de lo que me quemó la pintura y todo lo que nos golpearon. Y pasando el puente yo ya me sentí un poco aliviado, ya había dejado el pueblo y ellos ya tenían un límite.154 Pareciera que lo que dijo Pepe al enfrentar a los senderistas los hizo cambiar de opinión. Los enfrentó del coraje, indignación y, sobre todo, el presentimiento de que iba a morir de todas formas. Según su testimonio, a pesar de haber estado en las zonas más violentas de la selva, Pepe se mantuvo auténtico. A lo largo del capítulo se ha demostrado que decidir no alterar tu identidad sexual y/o de género en un contexto que te exigía ser heterosexual podía costar la vida. Sin embargo, Pepe supo utilizar tácticas para sobrevivir la guerra. Cuando Goicochea le 152 Ídem. 153 CVR, La región nororiental y el narcotráfico, t. IV: 351. 154 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista. 51 preguntó por qué no se comportó “más como hombre” con tanto peligro a su alrededor, él respondió: Porque mi opción sexual es así. Yo he sido valiente a donde me he ido. Por qué voy a mentir lo que soy. Yo siempre he dicho yo soy lo que soy, y voy a sobresalir como lo que soy. El que no me entienda es su problema. Con tal de que no falte el respeto a nadie. Yo a donde vaya siempre me voy a diferenciar de alguien diciendo yo soy homosexual.155 Se ha demostrado a lo largo del capítulo que la tendencia de acción de los homosexuales de la zona nororiental fue la de negociar su seguridad en el contexto de lucha armada. Aliarse con el narcotráfico, recurrir a familiares mandos de los grupos armados, camuflar la homosexualidad, mantener vínculos sexuales y pagar cupos constituyeron estrategias para obtener seguridad y protección. El factor geográfico tuvo asimismo un rol clave que repercutió en los actores sociales y sus relaciones, la violencia y la memoria histórica sanmartinense sobre el conflicto armado. Más aún, concluimos que la información hallada contrasta la narrativa imperante sobre la violencia hacia disidencias sexuales por parte de los grupos subversivos. Si bien existió una política de aniquilación sistemática contra esta población de la que algunos se salvaron, en la práctica existieron criterios con los que se pudo negociar una convivencia y así ser “tolerados”.156 Eso se dio, sin embargo, con más frecuencia con el MRTA, que se mostró más dispuesto a la negociación de la violencia. Mientras que el MRTA tendía a eliminar a sus víctimas con balas, con Sendero los asesinatos fueron más crueles y con tortura de por medio. La violencia ejercida hacia los homosexuales por las fuerzas del orden, no obstante, merece más estudios al respecto para esclarecer su impacto. La resiliencia homosexual, sin embargo, se construyó desde sus hogares cuando tomaron consciencia de sus identidades sexuales y de género a temprana edad. El segundo capítulo tiene 155 Ídem. 156 La tesis fiscal de las investigaciones del caso Gardenias y Fransuá Pinchi afirma que “fueron parte de una práctica generalizada y sistemática contra la población civil, constituyéndose en crímenes contra la dignidad (...) estos hechos resultan ser una grave violación de los derechos humanos en agravio de un grupo humano definido y específico de lo población civil: la comunidad homosexual (sic)”. Extraído del informe Los crímenes silenciados, por Elizabeth Salazar. 52 como objetivo evidenciar cómo el rechazo y la discriminación de las familias llevaron a un grupo de homosexuales a tejer redes de contención fuera de sus localidades. A pesar de los enormes desafíos que significaron los prejuicios y estigma a mediados de la década de 1980, los homosexuales resistieron a través de la creación de espacios seguros para compartir experiencias y encontrar solidaridad. Dichos procesos, además, no se mantuvieron ajenos a los panoramas políticos y culturales en Lima y el resto de Latinoamérica. Estas conexiones no solo fueron esenciales para garantizar la sobrevivencia de los homosexuales, sino que fomentaron una redefinición de los conceptos de familia y amistad para la construcción de una identidad común. 53 Capítulo 2 Tejiendo pertenencias: La formación de la identidad colectiva homosexual sanmartinense durante el conflicto armado En el capítulo anterior se demostró que, durante el conflicto armado en los departamentos de San Martín y Huánuco, las personas identificadas como homosexuales negociaron su seguridad a través de vínculos establecidos con los integrantes de los grupos armados y el narcotráfico. Estas alianzas se convirtieron en una estrategia clave para garantizar su protección y sobrevivencia en un contexto marcado por la violencia y la persecución. En el presente capítulo miraremos al interior de las relaciones de homosexuales en las localidades alrededor del río Huallaga para demostrar que las experiencias compartidas durante este periodo darán lugar a un proceso de construcción de una identidad común a inicios del siglo XXI. En consecuencia, ello promovió la forja de un sentimiento de pertenencia para reconocerse como parte de un grupo. El enfoque estará en los relatos orales obtenidos a través de entrevistas, ya que permiten resaltar las experiencias individuales y las narrativas personales para una comprensión más enriquecedora y matizada de la realidad vivida por estas personas. Al centrarme en ellos, el capítulo destacará cómo han construido sus identidades, vínculos y redes de apoyo en respuesta a la adversidad. Uno de los aspectos clave que se explorarán a través de esta fuente es el sentido de vínculo y parentesco por consanguineidad y afinidad. Este enfoque permitirá demostrar cómo, en ausencia de apoyo familiar y en medio de un entorno hostil, muchos homosexuales crearon nuevas formas de parentesco y solidaridad. Me inspiro en las reflexiones del historiador Joseph Blaster, quien trabajó con archivos documentales y escritos para su trabajo sobre parentesco queer en la ciudad de San Francisco. En él, argumenta que la dependencia al archivo tradicional en los estudios sobre el afecto queer en la historia urbana tiende a privilegiar algunas historias y, por consiguiente, a ocultar las experiencias de personas que viven en los márgenes socioeconómicos. El autor propone repensar nuestros métodos de análisis, moviéndonos de un enfoque estrictamente basado en los textos a uno que incorpore las vivencias de los actores subalternos como un medio transcendental para transmitir la memoria. Esta perspectiva no solo permite acceder a relatos que no están documentados en los archivos tradicionales, sino que también ofrece una 54 plataforma para que las narrativas de los marginados sean escuchadas y valoradas.157 En ese sentido, la historia oral resulta fundamental para este capítulo. A través de entrevistas de mi autoría y del cineasta Juan Carlos Goicochea, el centrarnos en las experiencias de los protagonistas nos permite reconstruir una historia queer regional en la que enfatizamos lo comunitario, la identidad colectiva y cómo este proceso marcará un paso inicial para la conquista de derechos en San Martín. 2.1. El impacto de los salones de belleza en San Martín Para comprender cómo se construye esta identidad colectiva entre personas que a finales del siglo XX que se identificaban como homosexuales, daré a conocer parte del contexto a través del salón de belleza; un aspecto importante debido a su relación con la feminización de cuerpos, como punto de encuentro y socialización, y como lugar de refugio para homosexuales. En el Perú, este fenómeno tuvo tanto impacto que incluso influenció el lenguaje usado en la comunidad limeña entre las décadas de 1950 y 1970. Diego Galdo señala una asociación de clase y raza con las peluqueras: los maricones afeminados, frecuentemente indígenas, afrodescendientes o mestizos, y de clase trabajadora se denominaban bagres.158 La asociación entre los maricones racializados de clase trabajadora y las peluqueras se hizo tan fuerte que el término peluquera se hizo un sinónimo de maricón. Por otro lado, las regias, eran homosexuales blancos que se interrelacionaban en clase alta limeña. Al parecer, mientras que las regias reservaban su comportamiento afeminado para espacios exclusivos de homosexuales o donde podían permanecer anónimos, los bagres se expresaban más libremente tiñéndose el cabello y caminando maquillados “escandalosamente” por las calles. Quizá, explica Galdo, sucedía que los bagres no tenían un estatus que perder como sus pares más privilegiados. Aunque ambos tipos de homosexuales podían coincidir y compartir en espacios como el centro de Lima, había una marcada diferenciación que no les permitía mezclarse o frecuentar. Estos aspectos parecen verse difuminados en las comunidades de San Martín, que, al tener hacia la década de 1980 ciudades aún pequeñas y en camino a la urbanización, los homosexuales tenían conexiones familiares o amicales de por medio o socializaban en espacios muy puntuales. 157 Joseph Blaster, Kids on the Street. Queer Kinship and Religion in San Francisco’s Tenderloin (Durham: Duke University Press, 2023). 158 Diego Galdo. Lima: City of Maricones. Understanding the Meanings of Maricones’ Sexual Behaviors in Lima, Peru from an Intersectional Perspective (1950s-1970s) (Proyecto fin de carrera, Univesity of Amsterdam, 2021), 38-39. 55 Uno de ellos fueron los salones de belleza, que se convirtieron en puntos de encuentro para los homosexuales sanmartinenses. William recuerda que el MRTA lo identificó fácilmente porque el cuarto que alquilaba era simultáneamente su salón: “¿Entonces por qué llegan los pasquines a mi salón? Porque mayormente frecuentaban las chivitas. Entonces ahí de ellos pensaban que es una casa de maricones”.159 Como se explicó en el capítulo anterior, muchas acudían a cortarse el cabello largo para pasar desapercibidos en la ciudad y proteger sus vidas. Asimismo, los salones constituían un espacio seguro para la sociabilidad y expresar sus identidades con más libertad que en el mundo exterior. Entre sus múltiples usos, funcionaban como un lugar para reuniones, fiestas, encuentros y la construcción de redes sociales para encontrar parejas y trabajos, incluso encontrar y brindar servicios sexuales.160 Los salones de belleza, por lo tanto, brindaron varios canales para la movilidad social de la comunidad homosexual en términos económicos y fortalecieron sus conexiones sociales. 2.2. Violencia y familia consanguínea En su artículo sobre diversidades sexuales en tiempos del conflicto armado, Rachel McCullough recuperó el testimonio de un joven llamado Inti, de cuando creció en Tarapoto en la década de los ochentas: Todo lo que es Tarapoto era considerado zona roja. Una vez amaneció una trans, porque vivía con su esposo y siempre se asumía como mujer, amaneció muerta afuera de su peluquería por gay, le pusieron un letrero espantoso, entonces yo supongo que los demás que estaban despertando se camuflaron más.161 Es preciso señalar la ambigüedad del término “zona roja”, la cual podría tener distintos significados dependiendo del contexto, pero que en este se entrelazan. Por un lado, refiere a una zona con un alto nivel de violencia, conflicto armado o actividad delictiva como el 159 William Pinchi, entrevista por Juan Carlos Goicochea, marzo del 2015. 160 Piyaluk Potiwan, et al, “Beauty Salon: A Space for Self Construction of Thai Transgender”. Journal of Mekong Societies 7 (2013): 75-88. https://so03.tci-thaijo.org/index.php/mekongjournal/article/view/6199 161 El testimonio fue recogido por Belissa Andía en el Secretariado Trans Mundial de febrero de 2010. En Rachel McCullough. "¿Puede ser travesti el pueblo? Testimonio subalterno y agencia marica en la memoria del conflicto armado." Dando cuenta: estudios sobre el testimonio de la violencia política en el Perú (1980-2000), ed. por Francesca Denegri y Alexandra Hibbett (Lima: Fondo Editorial PUCP, 2016), 121-153. https://so03.tci-thaijo.org/index.php/mekongjournal/article/view/6199 56 narcotráfico, propias de la época en el Huallaga.162 Por el otro, “zona roja” también es comúnmente para referirse a sectores donde se ejerce trabajo sexual de manera abierta o más visible. En el Perú, el término tiene sus antecedentes en el año 1928, que se creó el primer “barrio rojo” en el entonces periférico distrito limeño de La Victoria por la presión de los vecinos que se quejaban del peligro que significaba la prostitución contra la decencia y moralidad.163 Hacia finales del siglo XX, en algunos casos estas constituían zonas de tolerancia por las autoridades, como sucedía durante el conflicto armado en Colombia y Perú.164 Como se mencionó en el capítulo anterior, esta actividad se desarrollaba más notoriamente en la zona II en la región Nororiental (principalmente en Leoncio Prado en Huánuco y Tocache en San Martín). En la cita, Inti también indicó que la violencia política detuvo la salida del closet otros homosexuales. Sin embargo, la familia también era un factor determinante en ese proceso: salir del clóset podía significar exponerse a violencia dentro del hogar. Cada una de las personas entrevistadas comparten un mismo trasfondo de discriminación generalizada en una comunidad bastante tradicional, donde los hogares eran autoritarios y/o religiosos. Mis familiares, mis abuelos, mayormente mi familia, cuentan que yo desde chiquito tuve tendencias femeninas en mi casa. Y como tuve un padre autoritario que nunca podía dialogar, conversar con él, porque todo era drástico: palo, golpe, que prácticamente nos ha hecho correr.165 En todas las entrevistas de mi autoría y por Juan Carlos Goicochea, los participantes coincidieron en que se solían usar términos peyorativos contra ellos, desde maricón, chivo, rosquete; hasta persona no social y enfermo.166 El argumento de ser una influencia negativa para la juventud también era muy repetitivo.167 Muchos recuerdan que durante su etapa escolar 162 En el Informe Final, “zona roja” no es utilizado en los capítulos concernientes a la zona nororiental, pero sí en Lima, en donde el término se utilizó para designar a las “barriadas” (asentamientos humanos) como Juan Pablo II en San Juan de Lurigancho o distritos como Villa El Salvador como zonas con altos índices de violencia por la presencia de Sendero. CVR, La Región Lima Metropolitana, 399-466. 163 Paulo Drinot, The Sexual Question: A History of Prostitution in Peru, 1850s–1950s, (Cambridge: Cambridge University Press, 2020). 164 Gabriel Gallego-Montes, “Prostitución en contextos de conflicto armado en Colombia”. CS 31 (2020): 413-437. https://doi.org/10.18046/recs.i31.3508 165 José Angulo, entrevista por Juan Carlos Goicochea, 2016. 166 Angulo, entrevista. 167 Angulo, entrevista. https://doi.org/10.18046/recs.i31.3508 57 el bullying a los chicos homosexuales se manifestaba cuando les lanzaban piedras, y los chicos más afeminados sufrían tocamientos. Otros destacaban en los deportes como el vóley, pero su talento no era suficiente, ya que ni los maestros ni los padres permitían que mariconcitos jugaran: Yo, por ejemplo, en mis tiempos jugaba vóley en mi colegio. De ahí no se podía superar más porque las autoridades decían que no, que no. Incluso es como si ellos pusieran una ley, decir: “Ni un maricón va a jugar el campeonato intraescolar”. Por vergüenza. ¿Y qué pasó? No se llevó a cabo ese. Para ser sincero, toditos los equipos de los diferentes centros educativos eran la mayoría mariconcitos.168 2.3. Iglesias en San Martín (entorno conservador y su impacto en la comunidad homosexual) La Iglesia Católica en San Martín ha tenido una presencia importante en la Amazonía desde inicios del período colonial, especialmente las misiones jesuitas y franciscanas que tenían como objetivo central la evangelización indígena. Durante el siglo XIX, gracias a negociaciones y alianzas con el Estado, este les ordenó mantener su presencia en el territorio y garantizar control en su nombre. Es por ello que la Iglesia Católica cumplió un rol importante en el proceso de consolidación y crecimiento de los pueblos mestizos desde mediados del siglo XX. Con ello, fue abandonando paulatinamente el objetivo inicial de conversión de los indígenas ya que las misiones por lo general no sobrevivían.169 A partir de un decreto del Vaticano en 1902, se priorizaron las demandas de la creciente población mestiza.170 En ese sentido, se encargaron de crear escuelas, hospitales, construir carreteras, entre otros servicios. Para las regiones de Tarapoto, Pucallpa, Yurimaguas, Jaén, Requena, Contamana, Atalaya, Puerto Maldonado e Iquitos; los fundadores de casi la totalidad de instituciones sociales importantes tuvieron como fundadores a misioneros o misioneras católicos.171 Dado ese contexto, resulta necesario concluir que dicha presencia transmitió los valores cristianos en la población. Durante el 168 William Pinchi, entrevista. 169 Ello debido a los efectos negativos de la explotación del caucho, la despoblación por epidemias, el enganche laboral, o la fuga de indígenas hacia los montes. Óscar Espinosa, “La Iglesia Católica y los pueblos indígenas de la Amazonía peruana en los siglos XX y XXI”, en Diversidad Religiosa en el Perú, ed. Por Carolina Romero (Lima, Fondo Editorial PUCP, 2016), 44. 170 Ídem. 171 Espinosa, La Iglesia Católica y los pueblos indígenas de la Amazonía peruana en los siglos XX y XXI, 45. 58 conflicto armado, la Iglesia Católica buscó difundir el evangelio a través de las demandas sociales con un énfasis especial en la población de escasos recursos.172 Otros misioneros del espectro cristiano (protestantismo evangélico, pentecostalismo clásico o histórico, pentecostalismo clásico y pentecostalismo carismático) también desempeñaron labores de evangelización desde mediados del siglo XX. Hacia esa época, los protestantes evangélicos, por ejemplo, formaron parte del proceso de configuración de los grupos dirigenciales asháninka y awajún, y educaron a los niños de la Amazonía mediante el Instituto Lingüístico de Verano en la selva central.173 La Iglesia Libre de Escocia o Iglesia Presbiteriana, por otro lado, llegó al Perú en la década de 1910 a través de los misioneros liderados por John Mackay y actuaron en ciudades como Lima, Huánuco o Cajamarca. En San Martín, la Iglesia Presbiteriana era la iglesia evangélica más presente, gracias a la labor de las enfermeras Annie Soper y Rhoda Gould que se desempeñaron en la ciudad de Moyobamba.174 Las comunidades católicas, por su parte, actuaron articuladamente como activas defensoras de los derechos humanos y, entre otras funciones, redactaban informes y reflexiones sobre lo que sucedía en las localidades. Uno de ellos fue publicado el 3 de julio de 1987 por los Claretianos de Juanjuí; y el otro data del mes de octubre de 1992 donde firmaron sacerdotes, religiosos y laicos de las parroquias de Tarapoto, Morales, Banda de Shilcayo, Lamas, Sisa entre otras comunidades cristianas desde la Comisión de Pacificación de la Región San Martín.175 Ambas publicaciones expresan denuncias, demandas y preocupaciones con respecto al escenario de terror, muerte y violencia; aunque se omite toda referencia a la población homosexual. Los Claretianos, por su parte, compilan múltiples testimonios de pobladores que fueron afectados no solo por la violencia subversiva, sino también por el narcotráfico existente en la región. Martín Jaime afirma que su posición de defensa de la vida solo se restringía a algunos, ya que hubo un énfasis especial en la población de bajos recursos 172 Martín Jaime, “Poverty, Sexuality, and Human Rights: Pluralism or Hegemony? Discourse of the Peruvian Catholic Church on LGBT Human Rights Within the City of Lima”. En Laicidad and Religious Diversity in Latin America, ed. J.M. Vaggione y José Morán Faúndes (Springer, 2016), 123– 140. 173 Juan Fonseca, “El púlpito en la calle: evangélicos, sociedad y política en el Perú (1960-2011)”. En Adolfo Figueroa y otros, En El Perú de los últimos 50 años, (Fondo Editorial de la Universidad de Ciencias y Humanidades, 2014), 428. 174 Gary Scott y Paul Kemeny, eds. The Oxford Handbook of Presbyterianism, (Oxford University Press, 2019), 187. 175 Documentos código SC031202 y SC031203, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. 59 afectada sin involucrar a las personas homosexuales en situación de precariedad económica. Incluso dentro de sus discursos sobre la planificación familiar y salud sexual durante la epidemia del VIH/Sida, se omite a la comunidad homosexual.176 Cabe mencionarse que, aunque el panorama mediático se mostraba preocupado por la enfermedad, esta no se abordó como un asunto urgente. Estas instituciones asumieron posturas públicas en términos de derechos LGBT y las llegaron a incorporar en su agenda política a fines del siglo XX debido a la discusión pública generada con respecto a la sexualidad desde la década de 1970 con la acción de los movimientos feministas y homosexuales. Por ejemplo, la participación política del espectro cristiano no católico se incrementó y con su partidización posterior, se convirtió en un aliado estratégico del catolicismo conservador en temas de derechos sexuales y de diversidad sexual a comienzos del siglo XXI.177 Ambas iglesias se han caracterizado por esparcir prejuicios sobre la condición de la homosexualidad como pecado o enfermedad y sobre la necesidad de revertirla o de esconderla.178 Pepe Andrews, quien fue criado en una familia religiosa, afirmó en una entrevista a Goicochea que la presión familiar producía una angustia y frustración que perturbó el desarrollo de su persona. Algunos entrevistados confesaron contemplar la posibilidad de quitarse la vida. Ante ello, decidieron no hacerlo en un acto de valentía. A pesar del rechazo, él aún pensaba en sus padres y empatizaba con ellos, a pesar de la discriminación, por haber sido criados en espacios aún más patriarcales y no tener acceso a herramientas para informarse sobre el tema.179 Otros homosexuales como William experimentaban episodios espirituales y descartaron el suicidio: “Yo mismo sentí que venía la voluntad de Dios, el espíritu de Dios, como si me aliviara mi cabeza y después dejé de hacer esas cosas”.180 176 Martín Jaime, Poverty, “Sexuality, and Human Rights: Pluralism or Hegemony? Discourse of the Peruvian Catholic Church on LGBT Human Rights Within the City of Lima”. En Laicidad and Religious Diversity in Latin America, ed. J.M. Vaggione y José Morán Faúndes (Springer, 2016), 123– 140. 177 Juan Fonseca, El púlpito en la calle: evangélicos, sociedad y política en el Perú (1960-2011), 437. 178 Juan Fonseca, “Iglesias y diversidad sexual en el Perú contemporáneo”. Argumentos 9.2 (2015): 25– 32. 179 En palabras del entrevistado: “yo pienso que de repente las personas antiguas no han sido preparadas para recibir este golpe en la casa en el hogar. La poca información, que ahora existe en los programas sociales, que ahora inculcan en la escuela de padres, las orientaciones, no existían. Antes el machismo como te digo era lo más primordial antes”. Angulo, entrevista. 180 William Pinchi, entrevista. 60 Sí, definitivamente todas las personas con orientación sexual distinta sentimos culpa. Más si vienes de una familia religiosa. Entonces a mí, muchas veces me hacían prometer ante Dios de que tenía que cambiar, de que no voy a ser así. Pero no es así, pues. Prometía solamente para dar gusto a mi familia. Pero no. Jamás lo iba a ser. Quizás tenía culpa o pena porque sabía que no lo iba a poder hacer.181 Ser criado por familias religiosas implicó para los homosexuales experimentar culpa internalizada bajo los preceptos que condenaban su identidad, particularmente durante su juventud temprana. No obstante, la culpa no reprimió sus identidades, y buscaron una manera de conciliar su fe y sus orientaciones sexuales. Como se demostró, la influencia de las iglesias católicas y cristianas jugó un rol importante en la región de San Martín, lo que contribuyó al estigma y la exclusión de los jóvenes homosexuales. Ello constituyó, de hecho, un factor compartido alrededor del mundo para que emergieran espacios para socializar y expresarse desde inicios del siglo XX, y en Latinoamérica desde la década de 1950. Posteriormente, con el incremento del activismo social hacia la década de 1970 también aumentó, a pesar de contextos políticos represivos como las dictaduras militares, la organización de los disidentes sexuales ante la necesidad de la creación de más lugares seguros. Uno de ellos fueron los cabarets, en cuyos escenarios nació una escena travesti que contribuyó al fenómeno de la feminización corporal. 2.4. La escena travesti y el fenómeno de la medicina estética Hacia la década de 1970 en Latinoamérica, afirma Carlos Figari, se aumentó la oferta de servicios disponibles para el público gay, facilitando la socialización y los encuentros sexuales. Las travestis, personas que se dedicaban al rubro del entretenimiento, iban perfeccionando cada vez más su feminización y competían con otras mujeres por clientes y por el espacio de la prostitución en casas de espectáculos, cabarets y shows.182 Las chicas que se dedicaban a los shows veían en los viajes a Portugal, Suiza, España, Alemania e Italia; una aspiración necesaria, ya que el continente europeo era considerado “la meca de peregrinación” y una “trayectoria obligada de una travesti que se precie de sí misma”.183 181 A.G, entrevista por Juan Carlos Goicochea, 2016. 182 Carlos Figari, Eróticas de la disidencia en América Latina: Brasil, siglos XVII al XX (Buenos Aires: CICCUs-CLACSO), 185. 183 Figari, Eróticas de la disidencia en América Latina: Brasil, siglos XVII al XX (Buenos Aires: CICCUs-CLACSO), 210. 61 Imagen 7. Portada con Coccinelle en el periódico estadounidense The National Insider, titulada “Esposo declara que Ella es un Él”. Debajo de su foto se lee: “Amigo la llama ‘Pequeño hombre sucio’, médicos dicen que es un ‘hombre mutilado’, pero los hombres están locos por Coccinelle”. 184 Dufresnoy se sometió a una operación de reasignación de sexo en 1958 y se casó con el periodista deportivo Frances Bonnet en 1962. Gracias a dicha experiencia cultural, emergió una glamorosa escena travesti con espectáculos de canto y baile en distintos cabarets de países como Argentina, Chile y Perú. La francesa Jacqueline Dufresnoy, conocida como “La Coccinelle”, fue una de sus más grandes representantes y la vedette travesti más famosa de la década de los sesenta. A inicios del siglo XX las representaciones sobre la transexualidad en películas eran todavía tímidas, hasta que 184 National Insider, Husband Claims... She's a He. Sexsation In French Courts 'She's a He' Says Mate, 14 de abril de 1963. Newspaper and Periodical Clippings (1950-2000) Collection, Louise Lawrence Transgender Archive. https://www.digitaltransgenderarchive.net/files/z316q174q https://www.digitaltransgenderarchive.net/files/z316q174q 62 Coccinelle se estableció como la primera actriz transexual mundialmente conocida, apareciendo en filmes italianos, españoles y argentinos.185 Durante la segunda parte del siglo XX, Coccinelle se convirtió en un ícono admirado por el público por su explosión de sensualidad; pero para las travestis, su impacto fue aún más trascendental: promovió su inclusión en la industria artística y popularizó el uso de la silicona.186 Este personaje es importante para introducir una figura igualmente influyente en Tarapoto y que desafió los estereotipos de género en la ciudad: la tarapotina Fransuá Pinchi. Imagen 8. Coccinelle tuvo gran acogida en el Perú. En la foto aparecen Lucha Reyes y Coccinelle Dufresnoy en su visita en Lima, teatro Segura y el Palmero, 1970.187 185 Su trayectoria cinematográfica incluye al documental Europa di Notte (Alesandro Blasetti, 1959), I Dongiovanni della Costa Azzurra (Vittorio Sala, 1962), Días de viejo color (Pedro Olea, 1967) y Los viciosos (1962), dirigida por el director peruano Enrique Carreras. Jean-Claude Seguin, “La frontera: travestismo, transexualidad e intersexualidad”, en Cine argentino contemporáneo: visiones y discursos, eds. Bernhard Chappuzeau y Christian von Tschilschke (Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2016), 301- 321. 186 Ana Gabriela Álvarez, “Cuerpos transitantes: para una historia de las identidades travesti-trans en la Argentina (1960-2000)”, Avá 31 (2017): 45-71. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-16942017000200003&script=sci_arttext&tlng=en 187 Javier Ponce Gambirazio, Lucha Reyes, ícono gay, 6 de julio de 2017, https://lucidez.pe/lucha-reyes- icono-gay-por-javier-ponce-gambirazio/ http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-16942017000200003&script=sci_arttext&tlng=en https://lucidez.pe/lucha-reyes-icono-gay-por-javier-ponce-gambirazio/ https://lucidez.pe/lucha-reyes-icono-gay-por-javier-ponce-gambirazio/ 63 2.5. El legado de Fransuá Pinchi en Tarapoto Fransuá Pinchi Vásquez nació en noviembre de 1957 en el distrito de Sauce, San Martín. Fue cosmetóloga, tenía su propia peluquería y la apreciaban por ser talentosa con su oficio. Cuando tenía 32 años, en septiembre de 1990, el MRTA la secuestró y asesinó en el distrito de Morales. Desglosar parte de su vida es importante para entender cómo la feminización de cuerpos de la población homosexual en San Martín está conectada con varios procesos en la historia de las sexualidades disidentes en América Latina. Fransuá se descubrió como mujer desde muy joven, y tuvo el apoyo de su madre y su hermano Roger (también homosexual) para migrar de su pueblo natal para aprender cosmetología en Brasil hacia fines de la década de 1970. 188 De regreso de Brasil, cuando Fransuá volvió a Tarapoto, se hizo muy popular en la ciudad durante los ochenta, y era conocida por tener su salón de belleza en el jirón Augusto B. Leguía. Además, según los vecinos de Tarapoto era guapa, delgada, alta, blanca y extrovertida. Amparo, con quien era muy cercana cuenta: “Nunca la ves con un hombre…un hombre mal vestido. Siempre la ves con un hombre guapo, alto, hermoso, hombres blancos. […] Toda la vida que yo la encontraba en su salón o en la calle estaba con chicos guapísimos”.189 Para la gente de Tarapoto, Fransuá fue como una Coccinelle, y era muy pretendida por la población masculina que conocía en las reuniones sociales. Su paso en tierras brasileñas fue clave para afirmar completamente su identidad. 188 Roger Pinchi, entrevista por Juan Carlos Goicochea, 2015. 189 Amparo García, en conversación con la autora, 28 de enero 2023. 64 Imagen 9. Foto de Fransuá.190 Brasil, como puede evidenciarse por la trayectoria de Fransuá, se había consolidado históricamente como un referente en el campo estético, y como veremos a continuación, ello influyó en el proceso de feminización en la comunidad homosexual del Perú y del resto de Latinoamérica. El liderazgo de este país en la medicina estética tiene sus antecedentes en los imaginarios sobre la nación brasileña, que estaban basados en una comprensión eugenésica de la sanidad y la mejora de la población indígena y africana a través de la mezcla racial con hombres blancos. Científicos y estudiosos de inicios del siglo XX afirmaban que con una adecuada educación moral, podía llegarse a erradicar la fealdad que era, a la vez, un marcador de enfermedad, vicio e ignorancia.191 Sin embargo, fue Ivo Pitanguy, el cirujano plástico más famoso en la historia de Brasil, quien cambió el rumbo de la medicina y la belleza en ese país. Según Pitanguy, la cirugía plástica podría cambiar positivamente el carácter de los llamados 190 Elizabeth Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 191 Renato Kehl fue uno de los principales eugenistas que promovió la cirugía plástica como un vehículo para mejorar a la población. Escribió varias obras al respecto y también fue fundador de la Sociedad Eugenésica de São Paulo en 1918. Álvaro Jarrín, The Biopolitics of Beauty. Cosmetic Citizenship and Affective Capital in Brazil (Oakland: University of California Press, 2017), 30-39. https://crimenes-silenciados.com/ 65 “inadaptados sociales”, especialmente los que provenían de las emergentes favelas entre 1950 y 1970, y eliminar los rasgos físicos de su raza y su pobreza con el fin de facilitar su reinserción.192 Las primeras clínicas de belleza se abrieron en Río de Janeiro y São Paulo hacia la década de 1920, pero no era una práctica que fuera aceptada en el campo médico como válidas más que para propósitos de reconstrucción. El entonces presidente Kubitschek le dio su apoyo al médico Pitanguy y proporcionó fondos para abrir en 1960 un centro de cirugía plástica para pobres que sería, a la par, una escuela de medicina. Ello reforzó la visión de que la belleza debía ser provista por los centros de salud públicos y privados como parte de su atención médica, y ser accesible, incluso para una población migrante y disidente sexual como Fransuá.193 Sin embargo, el acceso a atención médica en Brasil era limitado para las travestis, porque se les negaba cirugías, como las de aumento de senos. Estaba muy asentada en la comunidad médica la creencia de que los genitales determinaban la identidad sexual, lo que hacía a personas asignadas como varones al nacer, no ser elegibles para cirugías en los senos.194 En ese sentido, no todas las personas recurrían a ese tipo de procedimientos sino a intervenciones informales o a métodos riesgosos a través del uso de hormonas femeninas o inyecciones de silicona. Sin embargo, la silicona era sumamente costosa para la mayoría de jóvenes travestis latinoamericanas y la opción más accesible continuó siendo el tratamiento hormonal. La hormonoterapia fue utilizada entre las décadas de 1970 y 1980 en los barrios más humildes de ciudades como Buenos Aires, Lima, o Tarapoto. William recuerda que “en ese tiempo nuestras compañeras se ponían hormonas, no había la silicona, el aceite de avión que dicen. Eran las hormonas. Se pinchaban y se hinchaban sus senitos”.195 192 Pitanguy, formado en Estados Unidos y Europa, fue un gran defensor de la idea de que la cirugía plástica era una especialidad médica que debía ser subvencionada por fondos públicos. Dado el escenario de intensa migración del campo a la ciudad y el crecimiento de barrios marginales (más conocidos como favelas), se propagaron narrativas sobre la fealdad de los criminales que atacaban a los residentes de las áreas más ricas. Jarrín, The Biopolitics of Beauty. Cosmetic Citizenship and Affective Capital in Brazil, 63-64. 193 Jarrín, The Biopolitics of Beauty. Cosmetic Citizenship and Affective Capital in Brazil, 40. 194 Ello sucedía incluso en países más progresistas con respecto a identidades disidentes de Europa donde, al igual que en Brasil, solo podían acceder a cirugías de cambio de sexo psicológicamente justificadas con conceptos como “disforia de género” o “desorden de identidad de género”. Jarrín, The Biopolitics of Beauty. Cosmetic Citizenship and Affective Capital in Brazil, 92 195 William Pinchi, 26 de enero de 2023, en conversación con la autora. 66 Giuseppe Campusano, autor del libro Museo Travesti del Perú, afirmaba que el uso de silicona líquida era común para incrementar la voluptuosidad del pecho, caderas y glúteos, a pesar de los riesgos. Algunas de las potenciales consecuencias podían ser la migración de la silicona a otras partes del cuerpo, tumores, necrosis, infecciones, embolismo pulmonar o la muerte. Aun así, era la opción más asequible para quienes vivían en condiciones de precariedad. A ello habría que agregar que los homosexuales eran excluidos del derecho a la salud, y que enfrentaban severas formas de discriminación en el sistema de salud peruano, por lo que buscaban ayuda de chamanes, de esteticistas y de la automedicación.196 Las chivas de San Martín buscaron la feminización de sus cuerpos en diferentes contextos. Algunas se presentaban en espacios públicos con ropa, cabello y nombre de mujer; otros con ropa y corte de cabello masculino pero con apodo de mujer; entre otras variaciones. De ese modo, en espacios de sociabilidad más privados muchas adoptaban nombres femeninos y los usaban cuando socializaban con otras chivas: “Es como: ‘[dime] Vanesita’, ‘a mí llámame Lisha’. El Shaluco (Salomón) decía: ‘No me digas Pasharaco, dime Salustiana’. De manera que nos poníamos otros nombres. Pero nombres verdaderos no querían decir ellos. Tú los conocías por el apodo”. Si bien William usaba su nombre de nacimiento, durante una época lo conocían como la “Tía Sonia”, ya que jugando vóley se parecía a la jugadora peruana Sonia Yaucán. Estas dinámicas al interior del grupo constituyeron formas de expresar, reapropiarse o reivindicar la identidad de género a través del humor y el juego. Ello llamaba la atención de grupos como el MRTA, que consideraba a las travestis como sexualmente desviados y en consecuencia alegaba que debían ser expulsados de la sociedad o castigados. Además, los vigilaban constantemente y los hostigaban en los espacios públicos: “o cuando estábamos sentadas en la plaza, [los emerretistas nos decían] ‘¿Por qué están así?, ¿Son payasos? Mujeres no son, ustedes son varones, tienen lo que nosotros tenemos. Tienen pene ustedes, no tienen vaginas…Todo esto nosotros vamos a limpiar’, decían”.197 Ridiculizaban y se burlaban de su feminidad, no solo rechazando expresiones de género no normativas sino la legitimidad de su socialización femenina. Algunas fueron asesinadas porque eran sorprendidas durante las incursiones, como pasó en Ucayali, donde atacaron a las amigas de Pepe: 196 Giuseppe Campusano, “Reclaiming Travesti Histories”, Institute of Depelopment Studies Bulletin 37, 5 (2006): 34-39. 197 Amparo García, conversación. 67 Fueron violentados el homosexual Zenón, la Muñeca y un homosexual no identificado, simplemente de estar paseándose [en la calle]. En Tocache también murieron muchos homosexuales, así simplemente porque se les veían en la calle pintadas, arregladas.198 Como pudo demostrarse, la aparición de figuras travestis en los medios y el desarrollo de la medicina estética, han jugado un rol fundamental en la transformación de cuerpos de las travestis peruanas para alcanzar los ideales de feminidad. En San Martín, su visibilidad se dio a través de transformaciones en su presentación pública (cabello, maquillaje y vestuario) y los tratamientos hormonales. Una de las primeras y más reconocidas travestis en la región fue la estilista Fransuá Pinchi Vásquez, cuya huella permanece en la historia de las disidencias sexuales en el Perú. No obstante, esta visibilidad las exponía a prejuicios con respecto a su expresión de género y al contexto de la época que no solo implicaba la violencia política sino también los prejuicios relacionados a la epidemia del VIH/Sida. 2.6. El VIH/Sida y la discriminación contra la comunidad homosexual La comunidad homosexual en San Martín hacia las décadas de 1980 y 1990 encontró, como ya se explicó, en la feminización de sus cuerpos un vehículo para expresar su identidad de forma más visible. Sin embargo, el surgimiento de la epidemia del VIH/Sida agudizó la marginalización ya existente. Los orígenes de la enfermedad datan del año 1981, cuando se reportó al Center for Desease Control (Centro de Control de Enfermedades) sobre cinco hombres en Los Ángeles, California que contrajeron un tipo raro de neumonía y todos eran homosexuales, poseían varias parejas sexuales y acostumbraban consumir drogas como la dietilamida de ácido lisérgico (más conocido como LSD) o nitritos de alquilo (popper). A partir de dichos patrones y a pesar de que la causa no era clara, muchos doctores asociaron la enfermedad al “estilo de vida” homosexual. De hecho, por un corto tiempo, hasta septiembre de 1982 se le denominó GRID, siglas para Gay Related Immunodeficiency Disease o Inmunodeficiencia Relacionada a Homosexuales, hasta que la detectaron en personas no homosexuales y cambió de nombre a Acquired Immunodeficiency Syndrome (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) como un término paraguas.199 198 José Angulo, entrevista. 199 Juan Antonio Lan, Sida y temor: las representaciones sobre los pacientes de una nueva epidemia a partir del conocimiento médico y tres diarios limeños entre 1985 y 1988, (Lima: Zumbayllu, 2019), 32- 34. 68 El VIH/Sida llegó al Perú en mayo de 1983 en medio de una crisis política y económica, y los especialistas médicos de la Universidad Cayetano Heredia y la prensa jugaron un rol clave para la construcción de la imagen del paciente. Las narrativas de la prensa nacional contribuyeron a reforzar la estigmatización de las diversidades sexuales en la región, quienes denominaban al virus como “peste rosa” o “cáncer gay”.200 William, que vivía en Tarapoto, recuerda haber visto en un titular de periódico hacia el año 1983 la historia del primer paciente del virus en el Perú: Salió en un periódico (...) una figura así de un hombre que se estaba desgarrando que decía Sida, así con sangre. Era un eslogan abajo que decía que solamente los homosexuales son portadores del VIH y que ya había una víctima. La primera persona que murió con VIH y peor fue con eso. La gente nos apuntaba directamente a nosotros como enfermos y la subversión nos empezó a atacar.201 Para controlar la propagación de la enfermedad hacia abril de 1987 la Comisión Técnica de Certificación, Calificación y Registro liderada por el doctor Raúl Patrucco y el Programa Multisectorial para la Prevención y Control del Sida; ambos organismos en sustitución de la “Comisión Oficial” (que tuvo poco impacto) formada por el Ministerio de Salud en 1985. En teoría, el programa se enfocó en controlar a la población de alto riesgo conformada precisamente por trabajadoras sexuales, homosexuales y drogadictos a través de despistajes en burdeles y prisiones, promoción el uso de preservativos, etc. Sin embargo, en la práctica, la asociación entre homosexuales y travestis con la transmisión de la enfermedad era tan difundida y aceptada que las autoridades llegaron a actuar de manera contundente con posibles contagiados. Según el diario Expreso, instituciones como la Policía Nacional llevaba a cabo redadas en 1988 para someter a trabajadoras sexuales y homosexuales a pruebas de detección del virus.202 200 En 1984, La República publicó una nota titulada: “El cáncer gay llegó al Perú. La homosexualidad, algo más que un problema médico”. Joaquín Marreros Núñez, “Los orígenes y los desarrollos del Movimiento Homosexual de Lima en la década de 1980” (tesis de licenciatura, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2021), 128. 201 José Angulo, entrevista. 202 El diario Expreso señaló en su nota titulada “Para caídos en redadas. Prueba del SIDA será obligatoria” que “todos los hombres y mujeres que caigan en las redadas policiales contra la prostitución y la homosexualidad serán sometidos a exámenes de detección del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), en una campaña consagrada para evitar la proliferación de este mal del siglo en 69 La coerción y violencia ejercidas por la policía, en lugar de promover la detección temprana de la enfermedad, posiblemente produjo miedo y desconfianza entre la población contagiada para con las instituciones estatales y servicios de salud. Las redadas y el énfasis en determinados grupos, además, reforzó estereotipos perjudiciales contra la diversidad sexual y contribuyó a que la sociedad los señalara como enfermos. El ostracismo evidenciado durante la epidemia tuvo repercusiones en la comunidad homosexual de todo el mundo, que se reflejaron en dinámicas de solidaridad cruciales para su supervivencia y resistencia. Como pudo observarse, el Perú implementó medidas con esfuerzos poco efectivos en cultura de prevención, que en realidad solo reforzaron estereotipos y prejuicios.203 La población homosexual en San Martín aún percibía al VIH/Sida como algo lejano a su cotidianidad, hasta que el virus llegó a Tarapoto a finales de la década de 1990. Según sanmartinenses homosexuales que vivieron en la región hacia esa época, muchas personas VIH positivo, migraban a Lima o al extranjero.204 Alrededor del mundo la comunidad homosexual luchó contra la discriminación acentuada con la enfermedad. Por ejemplo, en la ciudad de San Francisco se desató un flujo migratorio de jóvenes homosexuales hacia dichos barrios para vivir en comunidades en donde eran bienvenidos y donde les daban la validación que no encontraban en sus propios hogares.205 Según el estudio de Jonathan Engel sobre el Sida y la comunidad, San Francisco tenía una población sexualmente diversa de más de 100.000 personas hacinadas en dos o tres barrios como Tenderloin, Folsom Street y los recintos de Castro hacia 1980. Aunque fue un espacio de propagación del virus, se construyeron redes de colaboración y ayuda mutua para esta población en vulnerabilidad por múltiples razones que no solo involucraron a la enfermedad. En el Perú, ha destacado la labor que realizó el Movimiento Homosexual de Lima (MOHL), que junto a entidades internacionales que contribuyeron financieramente, implementaron en 1989 la línea telefónica SI-DAYUDA, y en 1990 crearon el Programa de Soporte a las Personas nuestro medio”. Lan, Sida y temor: las representaciones sobre los pacientes de una nueva epidemia a partir del conocimiento médico y tres diarios limeños entre 1985 y 1988, 97. 203 Marcos Cueto, Culpa y coraje: historia de las políticas sobre el VIH/Sida en el Perú, (Lima: Consorcio de investigación económica y social, 2001), 53. 204 Justin Perez, “Peche problems. Transactional sex, moral imaginaries, and the ‘end of AIDS’ in postconflict Peru”, American Ethnologist, 49 (2022): 234-248. https://doi.org/10.1111/amet.13068 205 Jonathan Engel, The epidemic: A global history of AIDS, (Washington, DC: Smithsonian Books, 2006), 11. https://doi.org/10.1111/amet.13068 70 con VIH/Sida (PROSA).206 Estos programas cumplieron funciones preventivas y de acompañamiento en respuesta a la marginación, y fueron de gran ayuda, ya que recién hacia fines de la década de 1990 el Estado implementó nuevas medidas de control epidemiológico.207 En este contexto, el escritor peruano-mexicano Mario Bellatin publicó su obra “Salón de Belleza” en el año 1994.208 Esta historia, aunque ficticia, describe de manera semejante el panorama sobre los prejuicios del sida y su significado social y político en Latinoamérica. Bellatin narra lo que sucedía en la peluquería de la protagonista que era a su vez una estilista travesti: la propagación de una enfermedad mortal sin nombre que alude claramente al VIH/Sida y que trajo a muchos infectados al salón denominado como “El Moridero”. En esta comunidad recién formada los enfermos pasarán sus últimos días, ya que son sujetos no deseados en los hospitales y sus familias no tenían la capacidad de cuidarlos en su estado terminal. El Moridero representa el exilio y despojo de ciudadanía de sus huéspedes, que no solo son marginados por la enfermedad sino por sus identidades sexuales y de género. Sin embargo, ante la adversidad, la comunidad en el libro es capaz de generar modos de re- existencia y solidaridad que proveen de refugio para una vida y muerte dignas.209 En este contexto de exclusión por la enfermedad, los espacios de trabajo sexual en el Huallaga fueron también espacios con alto riesgo de contagio. En el distrito de La Banda de Shilcayo, un barrio peligroso y donde frecuentaban miembros del MRTA, existían las conocidas “casas de citas” donde trabajaban las chicas de puntos210, otras trabajaban en las calles, pero todas se encontraban expuestas a los peligros de su oficio. Según William, eran violadas y potencialmente infectadas con el virus u otras enfermedades de transmisión sexual. Me dice: “No sé si habrá sido el Movimiento (MRTA) o Sendero, pero un hombre anoche se ha ido y me agarró y me hizo el amor a la fuerza”. Y cómo así. “Me ha tumbado y me hizo sexo”, me dice. “Mejor callada, muda, porque si voy a hablar me 206 Marreros, “Los orígenes y los desarrollos del Movimiento Homosexual de Lima en la década de 1980”, 137. 207 Perez, “Peche problems. Transactional sex, moral imaginaries, and the ‘end of AIDS’ in postconflict Peru”, American Ethnologist, 49 (2022), 234-248. https://doi.org/10.1111/amet.13068 208 Mario Bellatin, Salón de Belleza (Lima: Animal de Invierno), 2023. 209 Belén Romero, “Re-existencias travestis: Una contrahistoria desde la diferencia visual en Perú”. Arte y Políticas de Identidad 16 (2017), 102. 210 “Punto” era una expresión utilizada para referirse a una pareja sexual. https://doi.org/10.1111/amet.13068 71 van a matar”. Esas chicas también han sido atropelladas incluso muertas. Recibían pasquines.211 Después de ser abusadas eran amenazadas para no denunciar la violencia. Además, las amedrentaban con pasquines como forma de control e intimidación para eliminar a los elementos “indeseables” en la ciudad. Estos pasquines contenían advertencias de violencia física y la muerte para aquellas que no acataran las órdenes. 2.7. Consanguineidad, vergüenza y familias elegidas Aplicar el kinship como una teoría que explora el parentesco más allá de la consanguineidad, nos permite evaluar cómo la homosexualidad altera y se reconfigura este sistema en los hogares con hijos homosexuales de San Martín. En esta sección es de gran utilidad el enfoque de la antropóloga Dianne Schindler para entender a la vergüenza como una emoción colectiva en el contexto de las relaciones, tanto para los hijos como para sus familiares.212 De las entrevistas a homosexuales que vivieron en la zona del Huallaga entre 1980 y 2000, se han recogido vivencias de ansiedad, vergüenza y culpa tanto por parte de los hijos (al enfrentarse a un potencial rechazo) como por parte de sus familias. En algunos hogares, los entrevistados contaron que eran tolerados, pero que aun así representaban un “estorbo” en sus familias, y para ellos ese sufrimiento se volvía insoportable: “Nosotros vivimos en un mundo oscuro, a parte que la sociedad te marginaba y te marginaba también tu familia. Cómo puedes superar y cómo superábamos nosotros. Largándonos de nuestra casa”.213 La exclusión familiar, por tanto, se convirtió en un catalizador para que los jóvenes homosexuales busquen otros espacios de apoyo. La consecuencia más inmediata fue independizarse y abandonar su localidad de origen. William dejó la casa de sus padres en Tarapoto alrededor de 1986 al poco tiempo de haber terminado la secundaria, y aprendió a ser estilista cuando a los diecisiete años con la ayuda de Carlos Tenazoa —otro joven homosexual— con quien se asentó en Bellavista, San Martín. La familia Tenazoa se volvió su nueva familia y aprendió en la academia de belleza de Carlos a 211 Ídem. 212 Dianne Schindler, TransGender Kinship: TransForming Family, (Tesis doctoral, University of Connecticut – Storrs, 2015), 12. https://opencommons.uconn.edu/dissertations/723 213 José Angulo, entrevista. https://opencommons.uconn.edu/dissertations/723 72 ondular, cortar el cabello, etc.: “Me acuerdo que esos tiempos sus papás vivían con él y esos viejitos eran como mis padres ellos. Más doloroso [fue] cuando [Carlos] me llama y me dice: ‘Willysito ya murieron mis papás’. Gracias a él sé lo que es la cosmetología”.214 Para William, esta situación refleja cómo las redes de apoyo pueden no surgir de vínculos sanguíneos tradicionales. Ese nuevo tipo de parentesco basado en la afinidad demuestra que se puede encontrar contención en diferentes estructuras familiares. Pepe Andrews dejó la casa de su familia en Saposoa (San Martín) siendo un menor de edad de 15 años, y por la ambigüedad de sus palabras en la entrevista por Goicochea, es posible que haya sido expulsado. Él consideraba que debido a esa experiencia no le extrañaba que muchos jóvenes homosexuales recurrieran a la delincuencia o la prostitución: “¿Cómo te puedo decir que un padre que bota a su hijo gay al mundo a esa edad de 14 o 15 años, a qué crees que está botando al mundo? ¿A ser algo? Nada”. Las oportunidades laborales para los homosexuales en esos tiempos eran muy reducidas, algunos ejercían trabajo sexual, otros cocinaban o se dedicaban a la peluquería. A través del progreso económico personal es que veía una manera de demostrarle a las familias que “eran algo”, que podía auto sustentarse, y con ello retomar el contacto y obtener respeto como integrante de su familia. Yo soy una persona que ocupaba los mejores puestos en mi colegio, no podía sacar 14 ni 15 tenía que sacar 19 o 20. Competía con mis compañeros porque sabía que ellos a pesar que tenían economía en sus hogares, lo que yo no tenía, pensaba hacer algo en la mía.215 Para él y otros homosexuales San Martín, el aporte económico a sus familias consanguíneas constituyó un patrón recurrente en la adultez. A pesar del maltrato y la violencia que existía dentro del hogar, hubo una preocupación por el sustento de sus padres o hermanos, que generalmente, vivían en condiciones precarias.216 Pepe decidió ir a Trujillo con la intención de estudiar, pero luego migró a Lima para trabajar y finalmente terminó en Huancayo. Luego de ser traicionado por unas amigas travestis que se quedaron con su dinero, ya no contaba con recursos para sobrevivir en una ciudad donde no 214 Ídem. 215 Ídem. 216 José Angulo, entrevista. 73 conocía a nadie. Sin embargo, logró crear nuevos lazos a partir de esa situación. Empezó a trabajar para una mujer que vendía comida en la calle y fue con quien construyó un vínculo de confianza, ella lo aceptó en su casa a cambio de hacer variadas labores domésticas: “Ya me sentí uno más de la familia. Tener un hogar es una felicidad. A mí no me interesaba descargar un volvo con papa o lavar la ropa, de quien sea la ropa. Con tal de que estoy en la casa y estar ahí”.217 La familia elegida de Pepe le permitió recibir la contención emocional que no podía obtener en su casa familiar, sin sentirse discriminado. Para la comunidad queer alrededor del globo esto puede evidenciarse en los casos antes mencionados de San Francisco o Brasil. Además, este tipo de apoyo y lazos podían además formarse con personas no necesariamente de la comunidad disidente. La vergüenza sentida por los padres y demás familiares consanguíneos continuó luego de la muerte de sus familiares homosexuales, todos fallecidos debido a la violencia política. Las familias llevaban el duelo de diferentes maneras: temían el reconocimiento público de la sexualidad de los fallecidos, temían poner su vida en riesgo si denunciaban los hechos, o buscaban culpar a otros homosexuales de sus muertes. A.G, entrevistado por Goicochea, mencionó la muerte de Enrique, un joven homosexual que vendía perfumes y que asesinaron cerca de Tocache. Su familia lo enterró sin denunciar el crimen. Tiempo después, Pepe intentó buscarla para compartir su caso (probablemente ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación), pero no dieron su consentimiento: “Tenían vergüenza de que la gente se entere o que recuerde que tenían un hijo homosexual”.218 Debido a ello, otros homosexuales que vivieron en la región nororiental manifestaron su tristeza ante el hecho de que las familias no reconocían la identidad de género de sus hijos travestis fallecidos, y los enterraban con sus nombres de nacimiento: “Como hombres, sin poner su nombre de mujer”. 219 Han sido pocas las familias que buscaron justicia para sus familiares homosexuales, pero Roger Pinchi, hermano de Fransuá, se ha pronunciado públicamente por ella, involucrándose con el Lugar de la Memoria y con proyectos cinematográficos, como El Pecado Social.220 En su entrevista con Juan Carlos Goicochea, habló acerca de algunos familiares en relación con la muerte de su hermana. Al parecer, dentro del grupo de personas que atacaron el día de la noche 217 José Angulo, entrevista. 218 A.G, entrevista. 219 Romy Ramírez, en Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 220 Revisar capítulo 3. https://crimenes-silenciados.com/ 74 del crimen contra su ella había estuvo involucrado un familiar suyo: “También esos tiempos, que los muchachos, ellos quizás tenían vergüenza de que su tío (Fransuá) es gay qué sé yo, por esa razón de repente lo mataron a mi hermano”.221 Ese familiar, al parecer, se acogió a la ley de arrepentimiento de mayo de 1992 y vivió en libertad desde entonces. Con pena, Roger también comentó que algunos de sus medios hermanos se alegraron con la noticia de que Fransuá había sido asesinada por ser travesti.222 Incluso en momentos de duelo, fue un gesto que reflejó el poco entendimiento y discriminación por parte de la familia hacia Fransuá. Se rescatan asimismo otras actitudes que tuvieron las familias por la pérdida de sus hijos homosexuales. Salomón Pérez ―un gran amigo de William― fue asesinado por el MRTA en 1992 y su muerte se explicará detalladamente más adelante, por lo que a continuación se mencionará únicamente un episodio ocurrido durante su entierro. Ese día, el hermano de Pérez acusó erróneamente a William de ser autor del crimen y lo amenazó: “ese cabrón va a pagar caro por la muerte de mi hermano”.223 Ante el temor y por su propia seguridad, William tuvo que denunciar el hecho.224 Al parecer, la indignación que embargaba a las familias provenía más del hecho de que Salomón fuera homosexual y se vinculara con otros homosexuales. Intentar vengar a su hermano violentando a otros homosexuales parecía una mejor opción a que quedara evidencia, la gente recuerde que tenía un hermano homosexual. Pero más doloroso era lo que me habían culpado que yo le he matado. Su familia. Cuando yo me fui al entierro yo me puse así a distancia mirando, llorando. Cómo yo estaba dolido por la muerte le escucho. Le dije a su mamá: “Señora cómo puede hablar su hijo así, si yo con Salomón éramos como hermanos y tú lo sabes. Cuando yo he vivido en el camal él paraba ahí conmigo. Comíamos, tomábamos, trabajábamos, y cómo va a hablar su hijo así”.225 Las relaciones con las familias consanguíneas iban en constante modificación dependiendo de las circunstancias de la violencia en la región, y en este caso, era posible negociar una aceptación. Durante los tiempos de la violencia fue tanta la incertidumbre y el peligro en que vivía la comunidad, que episodios vinculados con este contexto forzaron a algunas familias a aceptar o tolerar a sus hijos. William se encontraba trabajando en Bellavista como cocinero 221 Roger Pinchi, entrevista. 222 Ídem. 223 William Pinchi, conversación. 224 William Pinchi, entrevista. 225 William Pinchi, conversación. 75 cuando la violencia por parte de los grupos armados se intensificaba a fines de la década de 1980. En ese contexto, un conocido les comunicó a sus padres (que vivían en Tarapoto), que aparentemente habían encontrado muerto a William a orillas de un río. “Hijito”, me dice, “¿tú eres?”. Viene mi papá, me abraza. Viene mi mamá, a un lado se cuelga de mi cuello, me empieza a besar “¿Hijito tú eres?”. Si mamá, le digo, yo soy William. Me dice, “hijito, tus ropas se están velando en la casa”. ¿Por qué mamá? Le digo. “Un amigo tuyo amigo de tu papá le fue a contar diciendo que te mataron”. Una llorería en mi casa, todo el barrio, incluso hasta me velaron las ropas en una mesa con muchas velas.226 En el trayecto en que sus padres iban a recoger el cuerpo de su supuesto hijo fallecido, casualmente se encontraron con William en Bellavista trabajando en el restaurante de un amigo homosexual. Se mostraron asombrados de su destreza en la cocina. Ante el alivio de saber que seguía con vida, le ofrecieron volver a casa. William no volvió con ellos debido al maltrato que había experimentado, pero se reconciliaron. Amparo García también logró reconciliarse con su padre, quien finalmente lo aceptó en su lecho de muerte. Cuando Amparo tenía 17 años, su padre se enteró a través de otras personas de que su hijo era homosexual y lo rechazó. Años después, cuando su padre se enfermó y faltaba poco para que fallezca, le pidió perdón.227 2.8. Discotecas de ambiente y caso Gardenias Para la juventud homosexual, las diversiones en Tarapoto en la década de 1980 consistían en la vida nocturna. Incluso durante la intensificación de la violencia contra homosexuales a finales de dicha década, era muy común salir a las discotecas de ambiente de la ciudad y otros pueblos aledaños. Las discotecas se convirtieron en refugios donde los homosexuales podían socializar y expresar más abiertamente su identidad. De cierto modo, constituían un escape para ser ellos y ellas mismos: En el 80, 83, 84, yo no me quedaba mucho. Yo era un loco, no me quedaba tiempo en un pueblo, yo venía me iba, nunca sabía guardar mi plata…No pisaba tierra (...) Mucho me gustaba tomar, mucho me gustaba la diversión, mucho me gustaba la discoteca.228 226 William Pinchi, entrevista. 227 Amparo García, conversación. 228 Ídem. 76 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señala que los lugares de esparcimiento y socialización para la comunidad gay y sus alrededores, eran usualmente los lugares en donde se cometieron los asesinatos. En los bares y discotecas, según el informe del año 2015, los autores de crimen identifican a sus víctimas, a través de un modus operandi conocido como pick-up crime.229. Su ejemplo más representativo en el Perú es caso de la Noche de Las Gardenias, en el cual el 31 mayo del 1989 ocho personas fueron asesinadas en el bar Gardenias por integrantes del MRTA. Este ataque constituye el crimen de odio más importante contra disidentes sexuales en la historia del Perú y el más emblemático ya que, en conmemoración, se declaró el 31 de mayo como “Día Nacional de Lucha contra la Violencia y Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales”. Según la investigadora Elizabeth Salazar, en la escena del crimen, las autoridades incautaron un manuscrito donde estaba escrito: “Comunicado: con este ya son 10 y así seguirán muriendo los fumones, soplones, rateros, homosexuales y violadores ¡Patria o muerte! ¡Venceremos! - MRTA”.230 En adición a ello, el informativo oficial del MRTA, Cambio, reivindicó la masacre denominándola “ajusticiamiento colectivo”, ante la falta de acción de militares y policías en contra de la drogadicción, la prostitución y el homosexualismo que “corrompían a la juventud”.231 En ese sentido, la cúpula dirigente del MRTA conformada por Víctor Polay Campos, Miguel Rincón Rincón, María Cumpa Miranda, Alberto Gálvez Olachea y Peter Cárdenas Schulte y otros doce dirigentes emerretistas de la localidad; fueron acusados algunos por el delito de terrorismo y homicidio agravado en contexto de violación de derechos humanos, y otros por terrorismo en agravio del Estado.232 Para poder respaldar el proceso de los acusados en el caso Gardenias, la fiscalía identificó otros dos actos amedrentamiento contra homosexuales: los homicidios de Silvano Vela Carbajal y 229 Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América / Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2015, 95. http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/violenciapersonaslgbti.pdf 230 El manuscrito, que fue incautado en el lugar del crimen, proviene del expediente 00186-2021 del Caso Gardenias. Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 231 Cambio, “Hacen humo a delincuentes y soplones”. Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 232 Karem Barboza, “Víctor Polay Campos: PJ amplía investigación preparatoria contra cabecilla del MRTA y otros seis terroristas por el Caso Las Gardenias”, El Comercio, 27 de junio de 2024, https://elcomercio.pe/politica/actualidad/victor-polay-campos-pj-amplia-investigacion-preparatoria- contra-cabecilla-del-mrta-y-otros-seis-terroristas-por-el-caso-las-gardenias- noticia/?ref=ecr#google_vignette http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/violenciapersonaslgbti.pdf https://crimenes-silenciados.com/ https://crimenes-silenciados.com/ https://elcomercio.pe/politica/actualidad/victor-polay-campos-pj-amplia-investigacion-preparatoria-contra-cabecilla-del-mrta-y-otros-seis-terroristas-por-el-caso-las-gardenias-noticia/?ref=ecr#google_vignette https://elcomercio.pe/politica/actualidad/victor-polay-campos-pj-amplia-investigacion-preparatoria-contra-cabecilla-del-mrta-y-otros-seis-terroristas-por-el-caso-las-gardenias-noticia/?ref=ecr#google_vignette https://elcomercio.pe/politica/actualidad/victor-polay-campos-pj-amplia-investigacion-preparatoria-contra-cabecilla-del-mrta-y-otros-seis-terroristas-por-el-caso-las-gardenias-noticia/?ref=ecr#google_vignette 77 Salomón Pérez Armas.233 Con respecto al primero, se descubrió que, hacia el año 1991 catorce integrantes del MRTA sacaron a la fuerza de su casa al homosexual Silvano Vela y le dispararon en el pecho en San José de Sisa (Tarapoto) por órdenes de Abel Pinedo, quien fue sentenciado en 1998. Salomón Pérez, por otro lado, fue otro homosexual asesinado el 12 de julio de 1992 cerca del aeropuerto de Tarapoto. Su cuerpo fue hallado con un cable atado al cuello y una bala en el cráneo tras recibir un pasquín del MRTA: “MRTA - Se les da plazo de 15 días para desocupar Tarapoto por ser lacra de la sociedad. De hacer incumplimiento a esta nota serán muertos y arrastrados como perros (sic)”.234 Sobre el último crimen es posible desglosar más información corroborada con William Pinchi. Según Pinchi, él y Pérez acordaron el 12 de julio que iban a vender uvachado (bebida alcohólica de uva típica de la región) en un evento social por la noche. También acordaron que se iban a volver a encontrar más tarde para ir juntos al evento, y acto seguido Pérez se fue en bicicleta. En el transcurso del día los emerretistas lo atacaron brutalmente y no se volvió a saber de él hasta la madrugada del día siguiente. A William le pareció extraño que Salomón no lo haya buscado en la noche, pero no le prestó más atención y continuó los planes sin él. Horas más tarde, un sobrino lo despertó a las cinco de la mañana a avisarle que encontró muerto a su amigo: “Levantado de la cama corrí al otro lado de mi barrio y de verdad había muerto. Después hemos sabido que le ha matado el movimiento porque ha sido soplón. Lo han torturado”.235 A la masacre en Las Gardenias y los asesinatos de Silvano Vela y Salomón Pérez, está incorporado el crimen contra Fransuá (Luis Alberto) Pinchi Vásquez, asesinada el 30 de septiembre de 1990. Al respecto del caso Gardenias existen dos versiones. La primera, como se mencionó en el capítulo anterior, es que los ataques a homosexuales y otros crímenes hacia esa época fueron realizados por delincuentes ajenos al movimiento. Durante la toma de declaraciones a la Fiscalía Provincial de Tarapoto el 29 de mayo de 2019, Elmer Sangama, camarada “Joaquín”, expresó que los aniquilamientos por los que la cúpula fue responsabilizada fueron cometidos por delincuentes comunes en nombre del MRTA.236 La segunda versión, encontrada por Salazar en el expediente 00186-202, es que algunos emerretistas presentes durante el ataque 233 Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 234 Ídem. 235 William Pinchi, conversación. 236 Hugo Anteparra, “Por caso ‘Las Gardeñas’ citan a la fiscalía a cinco exemerretistas”, Voces, 30 de junio de 2019, https://diariovoces.com.pe/caso-gardenas-citan-fiscalia-exemerretistas/ https://crimenes-silenciados.com/ https://diariovoces.com.pe/caso-gardenas-citan-fiscalia-exemerretistas/ 78 afirmaron que sus jefes “odiaban a los homosexuales” y que acataban sus órdenes de exterminarlos.237 Esta narrativa ha sido la más difundida y respaldada desde la comunidad LGBT peruana, quienes condenaron el suceso como un crimen por homofobia. Hasta la fecha, mientras el proceso judicial sigue su curso, resulta prematuro ofrecer un análisis histórico definitivo, además de que es posible que factores políticos interfieran en el esclarecimiento del caso.238 La masacre solo fue cubierta aquel entonces por el diario La República, y es preciso detenerse en la nota escrita al respecto (Imagen 10). En primer lugar, afirmó que el MRTA advirtió una semana antes del suceso que iban a limpiar de la ciudad de “todos los elementos de mal vivir”, como vendedores de “ketes” (pasta básica de cocaína), ladrones, “fumones”, homosexuales, trabajadoras sexuales y autoridades corruptas. Asimismo, se refirió a Las Gardenias como un prostíbulo ubicado en una zona peligrosa donde “elementos del hampa y drogadictos han aumentado en los últimos meses”.239 Es posible observar que La República orientó la noticia hacia una interpretación similar a la de Cambio: una en la que las drogas, la prostitución, la delincuencia y los homosexuales estaban inexorablemente vinculados. Asimismo, J.C.R., familiar de una de las víctimas, declaró por su parte que las Gardenias “era un sitio donde frecuentaba gente de mal vivir”, y que la víctima “tenía sus vicios”.240 Ello no resulta sorprendente, teniendo en consideración el contexto de narcotráfico en el sur de San Martín (provincia de Tocache) que a su vez creó un mercado para la industria del entretenimiento y el trabajo sexual a inicios de la década de 1980.241 Sin embargo, reducir la noticia dichos temas desvió la atención de la raíz principal del crimen —el prejuicio hacia las sexualidades disidentes— a los estigmas asociados a la comunidad homosexual, lo que restó la gravedad de la violencia homofóbica recurrente en la región nororiental. 237 Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 238 Por un lado, Elmer Sangama argumentó en el año 2019 que, faltando poco tiempo para que se cumpla la condena de algunos de los acusados, la fiscalía inició un proceso judicial contra la cúpula del MRTA por los crímenes contra homosexuales con el fin de mantenerlos en prisión. Luego de cumplir sus condenas, Peter Cárdenas Schulte viajó a España en 2016, María Cumpa Miranda viajó a Francia el año 2021, y Alberto Gálvez Olaechea viajó a España en 2022. En octubre del 2023 el Poder Judicial dictó 18 meses de prisión preventiva para Cárdenas, Cumpa y Gálvez; pero continúan radicando en el extranjero. 239 Diario La República, “Matan a balazos a ocho drogadictos en Tarapoto”, 1 de junio de 1989. 240 Testimonio 749003, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. 241 Revisar capítulo 1. https://crimenes-silenciados.com/ 79 Imagen 10. Noticia sobre el crimen de Las Gardenias. En las imágenes aparecen algunas de las víctimas, que fueron disparadas en la cabeza.242 242 Diario La República, “Matan a balazos a ocho drogadictos en Tarapoto”, 1 de junio de 1989. 80 Un año después de la noche de las Gardenias, acontecimiento que conmocionó a todo Tarapoto, asesinaron a Fransuá, una figura conocida y querida en la ciudad. Una declaración vinculada a su caso en la carpeta fiscal Nº 00186-2021 afirmó ante el Poder Judicial que “lo de Fransuá fue una muerte símbolo, como un trofeo del MRTA. De allí [desde ese crimen] vino el éxodo masivo de la gente homosexual, se retiraron a sus chacras. Desaparecieron porque pensaban que el atentado contra Fransuá iba a traer más”.243 Amparo García recuerda que “unas trans que eran de Chiclayo, la Deysi, toditas ellas volaron, no las querían ver porque tenían tremendas tetas”.244 La subversión supo que exterminar la travesti más popular de Tarapoto debió haber significado, un tipo de ultimátum más feroz que los usuales pasquines, lo que provocó una retirada masiva de homosexuales en Tarapoto. Imagen 11. Acta de defunción de Fransuá, documento que indica que falleció a los 31 años, a las 8 de la noche del 30 de septiembre de 1990.245 Fransuá y otras travestis eran las que menos podían camuflarse y las que más se exponían al peligro. Muchas de ellas se fueron a Yurimaguas y luego a Iquitos, donde vivieron una vida más tranquila. Las que no tenían los recursos necesarios para migrar tuvieron que quedarse en la ciudad valiéndose de las estrategias analizadas en el capítulo anterior. Ello conduce a reflexionar sobre las condiciones de vivir en un contexto de guerra como una mujer o persona 243 Salazar, “Los crímenes silenciados”, https://crimenes-silenciados.com 244 Amparo García, conversación. 245 Archivo personal de Roger Pinchi. https://crimenes-silenciados.com/ 81 con cuerpo feminizado donde constituyen un territorio de acción bélica en sí mismos.246 A través de su exterminación, los perpetradores serían capaces de demostrar control y dominación tanto sobre las víctimas como en la región. Es posible que, en medio de la disputa de poder del narcotráfico, los grupos armados y las Fuerzas Armadas y policiales en zonas del sur de San Martín; más dinámicas de dominación de cuerpos se hayan efectuado en los centros de entretenimiento como bares, discotecas y prostíbulos, donde llegaban a participar poblaciones comúnmente estigmatizadas como homosexuales y travestis. A lo largo del capítulo se ha evidenciado cómo la historia de las disidencias sexuales en San Martín se nutrió de los procesos sociales y culturales de la comunidad homosexual en Latinoamérica, como la epidemia del VIH/Sida. El fenómeno de la medicina estética en Brasil, por otro lado, junto a la aparición de figuras travestis marcaron un referente para construcción de la feminización de otros homosexuales y travestis en el Perú. Sus íconos más representativos fueron de alguna manera replicados en Tarapoto con Fransuá Pinchi, admirada por su comunidad y odiada por la subversión. Como Fransuá, otros homosexuales de San Martín recurrieron a la deseada feminización de sus cuerpos principalmente a través del tratamiento hormonal. Asimismo, se han identificado experiencias recurrentes marcadas por violencia y exclusión. Por un lado, la moralidad impuesta en casa y en la sociedad, marcó la niñez y adolescencia de los protagonistas, lo que fomentó el rechazo de la familia ante su homosexualidad. La vergüenza de las familias por la identidad de sus hijos, además, permanecía incluso luego de sus muertes. La hostilidad ejercida contra los homosexuales los impulsó a migrar a otras ciudades; donde crearon nuevas formas de parentesco, encontrando la contención que no hallaron en sus familias consanguíneas. 2.9. Reflexión final Durante el conflicto armado, cruzar los límites de la heteronormatividad hizo a la comunidad homosexual uno de los blancos principales del MRTA, quienes los ubicaban en sus espacios de sociabilidad para violentarlos. De esa manera, la discoteca Las Gardenias en Tarapoto fue el escenario del crimen homofóbico más recordado en la historia de las disidencias sexuales en 246 Rita Segato, “Las Nuevas Formas De La Guerra Y El Cuerpo De Las Mujeres”. Sociedade E Estado 29, 2 (2014): 341–371. https://doi.org/10.1590/S0102-69922014000200003 https://doi.org/10.1590/S0102-69922014000200003 82 el Perú. En ese sentido, se demostró cómo la prensa circunscribió, a partir de la noticia, a sus víctimas a estigmas sociales preexistentes y redujo la naturaleza homofóbica del ataque. El impacto de la muerte de Fransuá Pinchi, por otra parte, dejó entrever dinámicas de control y dominación que la subversión pretendía ejercer sobre los cuerpos feminizados de San Martín y que pudo haberse reproducido de diferentes maneras en otras zonas de mayor violencia como Tocache. Nos llegaban a odiar, a decir por qué somos así, que por qué nos vestimos de mujer, por qué nosotros…para ser varón, para ser macho, para ser guerrero, para luchar por la vida, por las cosas que no deben hacer los presidentes, que no deben hacer los políticos, ¿qué tenemos que ver nosotros con la política?...247 Amparo cuestionaba la manera en la que les reprochaban a los homosexuales por no ajustarse al modelo masculino de guerrillero o apoyar la causa política por la que peleaban. En esa época, no fueron pocos los homosexuales que se mantuvieron al margen de la política y de formar una opinión, más aún porque ni ellos ni el resto de la población podían expresar algo diferente de lo que defendía Sendero o el MRTA, según fuera el caso. Por lo demás, la preocupación principal de las diversidades sexuales era sobrevivir la violencia cotidiana. Los aspectos analizados a lo largo del presente capítulo constituyeron cohesionadores de una identidad colectiva que emergió en respuesta a la adversidad y que se fue construyendo a medida que los homosexuales reconocieron el parecido de sus experiencias. Para cuando la región sanmartinense iba pacificándose hacia los primeros años del siglo XXI, muchos empezaron a creer que era necesario hacer lo que nadie más haría por ellos: buscar justicia. Ese se convertiría en uno de los propósitos que movilizaría a cada uno de los integrantes del colectivo homosexual de San Martín. Para el tercer capítulo, exploraré como esta identidad compartida se configuró como un motor para la conquista de sus derechos que conduciría al inicio de una ola de activismo político en San Martín de la recién llamada comunidad LGBT. 247 García, conversación. 83 Capítulo 3 Seguimos en la lucha: Acciones políticas colectivas por el reconocimiento post conflicto armado En el capítulo anterior, se demostró que el periodo de violencia y la discriminación por la sociedad en conjunto, definieron las experiencias de los jóvenes homosexuales en el Huallaga. La epidemia de VIH/Sida, la feminización de sus cuerpos, las nuevas formas de parentesco y los espacios de socialización constituyeron aspectos clave para formar una identidad colectiva. En este último capítulo, se explorará cómo la maduración de esta identidad pasará a convertirse en una lucha comunitaria de las diversidades sexuales en San Martín —llamada a nivel global de la década de 1990 como comunidad LGBT— que se manifestará para ser escuchada por el Estado. La estructura del nuestro último capítulo es la siguiente. En primer lugar, se elaborará un recuento histórico desde la creación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y su metodología en torno a la perspectiva de género para abordar los casos sobre mujeres y disidencias en el Informe Final y para recoger los testimonios. En segundo lugar, se abordará lo concerniente al proceso de reparación que parte de las expectativas de los y las declarantes. De esta manera, veremos que, aunque los testimonios son brindados por personas ajenas a la comunidad LGBT, sus experiencias y expectativas proveen de valiosa información para construir la memoria colectiva de San Martín y dar a conocer sus perspectivas acerca de la justicia, lo que constituye un gran primer paso y nos conduce al último punto, pues la acción del colectivo será fundamental para dar a conocer las experiencias de las diversidades sexuales. Ello sería posible gracias a conexiones cruciales entre San Martín y Lima. Por una parte, en Tarapoto se venían formando núcleos de activismo político en la búsqueda de reivindicaciones por la igualdad y que visibilizarían los crímenes y abusos cometidos en contra de las diversidades durante el periodo de violencia. En consecuencia, sucedió un hecho clave al interior de las oficinas de la CVR en Lima que permitió incorporar al Informe Final algunos de los casos en cuestión. Esto colocó a los crímenes por homofobia en el ojo público de manera oficial y llamó la atención acerca de los reales niveles de violencia de género que desató el conflicto. Gracias a la incorporación de los casos, pero sobre todo a la oleada activista en torno a los derechos LGBT en San Martín y en la capital; se han llevado a cabo desde el 2003 84 múltiples proyectos y actividades de conmemoración a nivel nacional; a través de disciplinas como el cine, el periodismo, la historia y las ciencias sociales. 3.1. Esbozo histórico sobre la CVR y la perspectiva de género En julio de 2001 el presidente interino Valentín Paniagua creó La Comisión de la Verdad con el objetivo de esclarecer lo sucedido con respecto a la violencia entre los años 1980 y 2000. Posteriormente, el gobierno de Alejandro Toledo añadió el propósito de la reconciliación nacional al desenlace del conflicto armado, y cambió el nombre a “Comisión de la Verdad y la Reconciliación”. Esa sería la base con la cual se iniciaría un largo proceso que instó al Estado a abordar el aspecto político de las reparaciones mediante la instauración de un programa específico de reparaciones civiles. Uno de sus aciertos más importantes sin duda fue la implementación de un enfoque de género. Este enfoque metodológico en la reconstrucción de los hechos, alentó, por ejemplo, la masiva participación de mujeres. Ello permitió que el 54% de la totalidad de testimonios recogidos (16,885) provinieran de ellas, muchos en lenguas originarias que la CVR consideró; como el quechua, aymara, shipibo, asháninka o mashiguenga. Dedicó además dos capítulos que describieron violencia sufrida por mujeres, y se trató con especial cuidado el tema de violación sexual. En comparación con la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de Guatemala (1994) y la Sudafrica Truth and Reconciliation Commission (1995), existe un destacado énfasis de la CVR peruana en aspectos como las masculinidades al servicio de la guerra, definiciones claras sobre formas de violencia sexual248 y análisis extensos sobre la participación de mujeres civiles en términos de estrategias, entre otros.249 Dicho contenido fue posible gracias al equipo de género de la CVR, que incorporó materiales de capacitación, recomendaciones para la base de datos, enlaces de apoyo, estrategias de trabajo (comunicacionales, de sensibilización, metodológicas y en actividades públicas), etc. Algunos de los obstáculos consistieron en contar con un personal reducido y modestos recursos financieros, además que en la etapa final se recortaron varios capítulos incluidos los elaborados por la perspectiva de género. A ello habría que añadir, por supuesto, la ausencia de un análisis 248 Maneja conceptos como violación sexual, acoso sexual, abuso sexual, manoseos, desnudos forzados, abortos forzados, entre otros. Narda Henríquez y Cecilia Reynoso, Cuestiones de género y poder en el conflicto armado en el Perú (Lima: CONCYTEC, 2006), 122-124. 249 Narda Henríquez y Cecilia Reynoso, Cuestiones de género y poder en el conflicto armado en el Perú (Lima: CONCYTEC, 2006), 122-124. 85 exhaustivo y crítico de las diversidades sexuales en la categoría de una población altamente vulnerable en su propio contexto como blancos de prejuicios y discriminación exacerbados por la presencia subversiva. Narda Enríquez y Cecilia Reynoso asimismo reconocieron el poco abordaje de derechos sexuales y reproductivos, así como los tratos a homosexuales por los grupos armados.250 Encontramos dos factores que pueden explicar este reducido espacio en el Informe Final. Desde el lado teórico y metodológico, la perspectiva de género incorporada se debe al auge de las olas feministas y los Women Studies, que desde la década de 1970 venían revolucionando el campo académico. La visión feminista implicó, pues, un cuestionamiento y el replanteamiento de las disciplinas, así como la introducción de una ruptura epistemológica para construir un nuevo sistema que explique al género como un aspecto sustancial en los cambios sociales.251 Es decir, fueron alrededor de tres décadas de consolidación teórica la cual fue adoptada progresivamente en Latinoamérica y en el Perú. Hacia la década de 1990, los aportes feministas hicieron un énfasis en aspectos concernientes a la sexualidad. La epidemia del VIH/Sida, además, no solo colocó a la sexualidad como un tema político de urgencia en el ámbito académico, sino que promovió la lucha por los derechos de las diversidades sexuales. Hacia final de la década, los Gay y Queer Studies, con autoras como Judith Butler y Teresa de Lauretis, empezaron a desarrollarse con más amplitud, revalorizando las teorías radicales e incentivando la defensa de las identidades sexuales y de género.252 Con este breve recuento histórico, queremos dar a entender que se trata de procesos teóricos relativamente recientes para la época de investigación de la CVR, y que probablemente aún no cobraban las dimensiones e implicancias políticas suficientes para algunos sectores de la comunidad académica. 250 Ídem. 251 Mary Nash, “Conceptualización y desarrollo de los estudios en torno a las mujeres: Un panorama internacional”, Papers: revista de sociología 30 (1988): 13-32. https://doi.org/10.5565/rev/papers/v30n0.1470 252 Fanny Muñoz y Violeta Barrientos, “Un bosquejo de Feminismo(s) peruano(s): los múltiples desafíos”. En Género y mujeres en la historia del Perú: del hogar al espacio público, ed. por Claudia Rosas (Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 2019), 463-484. https://doi.org/10.5565/rev/papers/v30n0.1470 86 3.2. La recopilación de los crímenes El Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), sin embargo, se encontraba a la vanguardia de los movimientos políticos y nuevos campos teóricos desde su fundación en 1982. Uno de sus fundadores, Óscar Ugarteche, tuvo incluso largas discusiones con reconocidos académicos de los estudios de la sexualidad como Michel Foucault, lo que influenció las bases y objetivos del proyecto del MHOL.253 La recopilación de crímenes en el Alto y Medio Huallaga no pudo haber sido realizada sin la acción de académicos y activistas como el historiador Jorge Bracamonte, otro de los miembros más antiguos del MHOL; y Manuel Herrera, miembro del espacio político LGBT de izquierda Movimiento Raíz Núcleo Diversidad Sexual.254 De hecho, Bracamonte fue uno de los enlaces principales en la comunicación con los disidentes de San Martín como Pepe Andrews, quien fue de los primeros en brindar su testimonio.255 José Montalvo, sociólogo y ex investigador para la CVR, se enteró estando casi terminado el Informe Final de algunas historias sobre personas “torturadas, desplazadas o asesinadas a causa de su orientación sexual o identidad de género”, eventos que no fueron registrados por medios oficiales y de los cuales no era posible obtener números ni estadísticas.256 Esto fue posible gracias al MHOL, que entre otros documentos contaba con el Informe Especial de la Inter- Church Committee on Human Rights in Latin America (ICCHRLA) o Comité Inter-Eclesial de Derechos Humanos en América Latina, publicado en 1996.257 Este informe se basa principalmente en entrevistas a los miembros del MHOL y en la información presentada en la 17º Conferencia Mundial de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA) llevada 253 Joaquín Marreros, “Los orígenes y los desarrollos del Movimiento Homosexual de Lima en la década de 1980” (tesis de licenciatura, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2021). 254 El colectivo tiene antecedentes desde el 2002, con reuniones que apuntaban a construir un movimiento político alternativo. Se fundó en el 2003 como Núcleo de Diversidad Sexual como parte del movimiento por los derechos LGBT, y en marzo 2004 tomaron un rumbo autónomo con el nombre de Raíz Diversidad Sexual. 255 Testimonio de José Angulo, más conocido como Pepe Andrews, sobre la persecución homofóbica en la región San Martín y Huánuco durante el conflicto armado interno, video grabado por Jorge Bracamonte (MHOL) en Juanjuí. https://www.youtube.com/watch?v=Wb2c8f-HwOY&ab_channel=GioInfante 256 José Montalvo, “Crímenes de homofobia en el contexto de la violencia política en el Perú”, en Jóvenes en Movimiento. Juventud y Diversidad Sexual en el Foro Social Mundial, ed. por Víctor Cortéz, Jorge Escalante y Carlos López (Lima: Raíz Diversidad Sexual e Instituto Runa de Desarrollo y Estudios sobre Género, 2005), 73-82. 257 La misión de la ICCHRLA, organización fundada en 1976, es trabajar con las iglesias canadienses para educar a cristianos canadienses, al público y al gobierno sobre las violaciones de los derechos humanos en América Latina. https://www.youtube.com/watch?v=Wb2c8f-HwOY&ab_channel=GioInfante 87 a cabo en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1995.258 La conferencia contó con la presencia de más de 300 participantes a nivel global (incluyendo ocho países latinoamericanos) y de representantes de asociaciones de derechos humanos como la Amnistía Internacional y la Comisión Internacional de Derechos Humanos de Gays y Lesbianas (IGLHRC). En la tercera sección del informe se abordaron las ejecuciones extrajudiciales a minorías sexuales por agentes estatales, organizaciones paramilitares y grupos insurgentes. Las acciones de limpieza social, sin embargo, son descritas con los grupos paramilitares y escuadrones de la muerte como perpetradores. Los casos en cuestión, por lo demás, se encuentran en un apartado subtitulado como “Ataques de grupos insurgentes”. La ICCHRLA señaló haber estado informada de ideologías provenientes de grupos como el MRTA que veían la homosexualidad como antirrevolucionaria y a los homosexuales como “productos de la decadencia burguesa”. Según el informe, el MRTA consideraba a la población disidente como ajena al proyecto izquierdista y como una amenaza a él.259 En adición, en informe se afirma que Víctor Polay declaró que los homosexuales representaban un peligro para la sociedad, y que irían “cumpliendo con sus amenazas de matar a gays”.260 La ICCHRLA, al parecer, tenía registrados crímenes cometidos entre mayo y julio de 1990, en los que estimaban alrededor de nueve hombres gay que fueron asesinados en Pucallpa y Tarapoto. También destacan que eran en su mayoría travestis y que ejercían la ocupación de estilistas. Por último, explican que la modalidad más común fueron las advertencias que recibían las víctimas, en las que se les exigía abandonar el pueblo o de lo contrario serían asesinados.261 La ICCHRLA, siento una institución religiosa, denunció la justificación del odio contra las minorías sexuales como una de las raíces religiosas de la homofobia. En ese sentido, llamó a reflexionar sobre una perspectiva inclusiva de la justicia de Dios y a la liberación de la opresión hacia mujeres lesbianas y hombres gay. Por último, designó dos criterios para la defensa de los 258 La International Lesbian and Gay Association (ILGA) es una federación mundial que promueve los derechos de las diversidades sexuales. En junio de 1993 se convirtió en la primera organización de este tipo en ser otorgada status consultivo en la ONU. 259 Comité Inter-Iglesias Canadienses Pro Derechos Humanos en América Latina (ICCHRLA), La violencia al descubierto: Represión contra lesbianas y homosexuales en América Latina. Abril de 1996, 13. 260 Comité Inter-Iglesias Canadienses Pro Derechos Humanos en América Latina (ICCHRLA), La violencia al descubierto: Represión contra lesbianas y homosexuales en América Latina. Abril de 1996, 14. 261 Ídem. 88 derechos humanos de las diversidades sexuales: por un lado, las normas y obligaciones de las leyes, declaraciones y acuerdos internacionales; y por el otro la defensa de los oprimidos, marginados y excluidos.262 Además del informe que se acaba de detallar, el MHOL también contaba con la noticia publicada en Cambio, el informativo del MRTA que confirmó el hecho.263 El MHOL ya se encontraba difundiendo estos hallazgos en la primera actividad de conmemoración de gran magnitud a realizarse antes de la publicación del Informe Final. De ese modo, en julio del 2003, fueron partícipes de la actividad conmemorativa por la Marcha de los Cuatro Suyos, donde fallecieron seis trabajadores que marchaban reclamando el retorno a la democracia. En ese contexto, presentaron por primera vez el Retablo de la Memoria LGBT, donde retrataron la masacre de las Gardenias del 31 de mayo de 1989 en Tarapoto, San Martín. En él también fueron inscritos más de 100 nombres de disidentes sexuales fallecidos de 1989 hasta el 2003, la mayoría de Lima.264 Cabe resaltar que desde el año 2002 ya se contaban con testimonios recogidos por los comisionados de la zona nororiental en los que se menciona abusos y violaciones de derechos humanos hacia la comunidad LGBT, pero que quizá fueron interpretados como hechos aislados. La trascendencia de esta serie de hechos no fue comprendida en toda su magnitud hasta que algunos comisionados acudieron a la Marcha y decidieron apoyar la iniciativa LGBT de agregar los crímenes como dirigidos hacia disidencias. Por ello, concluimos que fue fundamental la acción activista como un primer paso para su reconocimiento dentro de la historia oficial. 3.3. Carlos Iván Degregori, la perspectiva de género y las diversidades sexuales Para el año 2004 se realizó un conversatorio organizado por el MHOL con la presencia el comisionado Carlos Iván Degregori, un personaje que se desarrollará a más detalle. En el libro Aprendiendo a vivir se va la vida. Conversaciones con Carlos Iván Degregori, se pudo acceder 262 Comité Inter-Iglesias Canadienses Pro Derechos Humanos en América Latina (ICCHRLA). La violencia al descubierto: Represión contra lesbianas y homosexuales en América Latina. Abril de 1996, 5. 263 Revisar capítulo 2. 264 No existen registros fotográficos disponibles del retablo. Ciudadaniasx: Activismo Cultural y Derechos Humanos, proyecto desarrollado por el Instituto de Estudios en Salud, Sexualidad y Desarrollo Humano-IESSDEH, en convenio con la Universidad Peruana Cayetano Heredia y con el apoyo de la Fundación HIVOS-Holanda. http://ciudadaniasx.org/20-peru-recuento-del-31-de-mayo-dia-nacional-de-lucha-contra-la-violencia- y-los-crimenes-de-odio-hacia-personas-ltgb/ http://ciudadaniasx.org/20-peru-recuento-del-31-de-mayo-dia-nacional-de-lucha-contra-la-violencia-y-los-crimenes-de-odio-hacia-personas-ltgb/ http://ciudadaniasx.org/20-peru-recuento-del-31-de-mayo-dia-nacional-de-lucha-contra-la-violencia-y-los-crimenes-de-odio-hacia-personas-ltgb/ 89 a reflexiones acerca de su trayectoria política y académica; así como sus visiones del Perú después de la etapa post-conflicto. El libro fue publicado en el 2015, cuatro años después de su muerte, por lo que consideramos importante detenernos en sus alcances con respecto a las identidades de género en dicho contexto. Cuando le preguntaron qué aspectos de la vida personal de un senderista eran clave de abordar, Degregori recordó particularmente a un muchacho militante gay. El joven militaba, según el antropólogo, en Sendero con mucha desesperación y sumido en una lucha interna que desafiaba la idea de que un senderista pueda ser, a la vez, homosexual.265 Ello nos invita a reflexionar acerca de las perspectivas sobre la homosexualidad en los espacios de izquierda peruanos, que, a diferencia de otros países latinoamericanos, veían excluyentes ambos aspectos. Las luchas de las diversidades sexuales y las feministas parecían ser incompatibles con las consignas de los partidos tradicionales de izquierda, y es que los grupos de izquierda podían ser tan homofóbicos como sus contrapartes de derecha. La homosexualidad era vista además como “antirevolucionaria” y “producto del capitalismo”.266 En una entrevista realizada por la CVR a una senderista llamada Maria Elena, señala que la homosexualidad debía ser castigada debido a que era una desviación burguesa, y que no podía ser aceptada de ninguna manera por el partido o el proletariado: “Se pueden reeducar sí, pero no dentro (…) que vayan a ser comunistas, que tengan responsabilidades (…) no puede ser”.267 265 José Carlos Agüero y Pablo Sandoval. Aprendiendo a vivir se va la vida. Conversaciones con Carlos Iván Degregori (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2015). 266 Amy Lind, “Out of the Closet and Into La Calle”, NACLA Report on the Americas 30, 5 (1997), 6- 9. https://doi.org/10.1080/10714839.1997.11722829 267 Testimonio de María Elena, En Rachel McCullough. "¿Puede ser travesti el pueblo? Testimonio subalterno y agencia marica en la memoria del conflicto armado." Dando cuenta: estudios sobre el testimonio de la violencia política en el Perú (1980-2000), ed. por Francesca Denegri y Alexandra Hibbett (Lima: Fondo Editorial PUCP, 2016), 121-153. https://doi.org/10.1080/10714839.1997.11722829 90 Imagen 12. De derecha a izquierda, Carlos Iván Degregori en 1970 junto a su hermano Felipe, cineasta que dedicó parte de su trayectoria en retratar las vidas de las diversidades sexuales en el Perú.268 Degregori, que fue alguna vez un militante y disidente él mismo, no habló públicamente de su orientación sexual hasta aquella entrevista con José Carlos Agüero y Pablo Sandoval que vería la luz luego de su fallecimiento en el 2011. En ella, el ex comisionado se consideró “más bisexual u homosexual que heterosexual”, y rescató que esa parte de su identidad le permitió tener “otro tipo de registro que muchos no han tenido”.269 Es posible que esas narrativas dentro de los espacios de izquierda —y no solo en los círculos subversivos— inhibieran a militantes de tocar las luchas por los derechos de las diversidades sexuales o reconocer sus propias identidades disidentes dentro de los partidos o colectivos. Ese transfondo nos deja ver que Carlos Iván fue una pieza clave para no omitir el hecho de que las diversidades sexuales fueron un blanco de violencia. El antropólogo — así como el resto del equipo de la CVR— fue además capaz de entender en este conflicto a la mayoría de 268 Revista Anthropia, Comité Editorial, Hasta pronto, narrador de realidades..., Anthropía 9 (diciembre 2011), 29-37. http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/anthropia/article/view/11242 269 Agüero y Sandoval, Aprendiendo a vivir se va la vida. Conversaciones con Carlos Iván Degregori (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2015), 141. http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/anthropia/article/view/11242 91 peruanos en una condición de ciudadanos de segunda clase, en especial la población indígena del sur del país. Sin embargo, esta necesidad de reconocimiento se amplía a otros sectores; lo que entrelaza a su vez género, raza y clase. Al respecto, Degregori expresó: (…) hay muchísima gente que no se siente incluida dentro de estos cambios y yo creo que en la inclusión tiene que ver mucho con el reconocimiento. O sea, no se siente reconocida como ciudadana como ciudadano. Pongo primero a las mujeres porque son ellas las más excluidas como víctimas en el caso todavía de los afectados por la violencia, como los que tienen otra orientación sexual, etcétera. O sea, hay una muy extendida sensación de “yo no me siento incluido por este estado de cosas, con este régimen, por está por la forma en que el país va creciendo”.270 Otro personaje que mostró interés por lo ocurrido durante el conflicto armado con los homosexuales fue el activista Francisco Soberón, fundador de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), quien se reunió con Pepe Andrews los primeros años de la década del 2000.271 En el 2010, por el Día Internacional de los Derechos Humanos, las Naciones Unidas destacó el trabajo que realizaban defensores de los derechos humanos de las diversidades sexuales en todo el mundo. En nuestro país, se resaltó la labor de tres activistas, incluyendo a Soberón, en ese entonces director del APRODEH.272 3.4. La justicia según la población homosexual sanmartinense Para rescatar las expectativas de la población sanmartinense con respecto a la CVR y el trabajo que se estaba realizando desde el Estado hacia el año 2002, es necesario incorporar los testimonios de los familiares las disidencias sexuales, cuyas miradas son esenciales para arrojar luces de sus perspectivas en torno a la justicia y reparación en el contexto del Huallaga. Un equipo designado por la CVR viajó a distintas sedes en las que se realizarían las asambleas públicas y se recolectarían varios de los testimonios de víctimas y afectados. Para el caso de la región nororiental, se instalaron tres sedes en Huánuco, Iquitos y San Martín y se nombró a 270 Entrevista a Carlos Iván Degregori, muestra permanente del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social. 271 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista por Juan Carlos Goicochea, marzo del 2015. 272 “Naciones Unidas destaca labor de defensores de los DDHH de la diversidad sexual de Latinoamérica”, Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), 9 de diciembre de 2010. https://www.movilh.cl/naciones-unidas-destaca-labor-de-defensores-de-los-ddhh-de-la-diversidad- sexual-de-latinoamerica/ https://www.movilh.cl/naciones-unidas-destaca-labor-de-defensores-de-los-ddhh-de-la-diversidad-sexual-de-latinoamerica/ https://www.movilh.cl/naciones-unidas-destaca-labor-de-defensores-de-los-ddhh-de-la-diversidad-sexual-de-latinoamerica/ 92 Rosalía Storck Salazar como coordinadora de la sede. El equipo convocado para trabajar en San Martín llegó en diciembre del 2001 y el local fue inaugurado en Tarapoto el primero de enero del 2002, manteniéndose en funciones hasta el 29 de noviembre del 2002. En primer lugar, el declarante del único testimonio vinculado con el caso Las Gardenias, hermano de una de las víctimas, brindó información desde el Penal de Tarapoto. Confesó que el resto de la familia no denunció la muerte de su hermano Raúl Chumbe, asesinado en la masacare de Gardenias en 1989: “Nadie nos hacía caso”. El declarante, además, indicó que sentía temor de las Fuerzas Armadas por desaparecer a las personas y rechazaba implícitamente la posibilidad de que su familiar pudiese ser homosexual. Él y la familia se convencieron de que posiblemente tenía un problema con alguien, pero que sobre todo era un padre de familia trabajador y tenía algunos vicios, pero “no era un vicioso crónico”.273 Imagen 13. Local de la Sede Regional Nororiental de la CVR en Tarapoto, San Martín. 274 En el documento el declarante nombró además a dos travestis llamadas Mónica y Pamela también asesinadas en Gardenias, cuyos nombres femeninos fueron anotados en su respectiva ficha de víctima. Sin embargo, de ellas solo se tiene eso, el resto del documento figura vacío y 273 Testimonio 749003, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. 274 Centro de Documentación e Investigación del LUM, “Local de la Sede Regional Nor oriental de Tarapoto”. https://lum.cultura.pe/cdi/fotografia/local-de-la-sede-regional-nor-oriental-de-tarapoto https://lum.cultura.pe/cdi/fotografia/local-de-la-sede-regional-nor-oriental-de-tarapoto 93 no se encontraron más coincidencias en la búsqueda sobre ellas. Nadie más denunció sus muertes. En contraposición, en los documentos sobre Fransuá, el nombre que figura es Luis Alberto (su nombre de nacimiento), y a pesar de que en la ficha de víctima existía una casilla para colocar apodos, alias o nombres alternativos; y todo Tarapoto la conocía como Fransuá, el espacio aparece en blanco. Considerar las ausencias y vacíos en el proceso de documentación, en ese sentido, permite dar cuenta de las dimensiones de la invisibilización de las diversidades sexuales. En la imagen 14 a continuación, puede observarse el formato de la ficha de datos de la víctima. Imagen 14. Ficha de datos de la víctima diseñada por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. La sección número 2 es para colocar “otros nombres” por los que también podía ser conocida la víctima. Los familiares de Fransuá refieren que en un principio no denunciaron el hecho ante ninguna autoridad debido a que la familia profesaba una religión que “les prohibía estar en litigios”, pues todo era puesto ante Dios, que era el “mejor justiciero”. 275 Sin embargo, jamás vieron la justicia llegar a sus culpables o cubrir las secuelas en la familia, por lo que decidieron decir la verdad y declarar.276 En otros testimonios se evidencian explicaciones parecidas: “Dios es el único justiciero porque no hay justicia. Tú denuncias, queda al aire tus denuncias, porque eres pobre primeramente, porque no pagas, ¿no?”.277 La población sanmartinense, como pudo evidenciarse, veía la condición económica como determinante para recibir atención del Estado. 275 Testimonio 453380. Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. 276 Ídem. 277 Testimonio 453371. Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. 94 Imagen 15. Desarrollo de la asamblea pública en Tarapoto, con fecha 23 de julio de 2002. Estuvo presente el personal de la CVR Yuri Valdivieso Cubillus, Rosalía Storck Salazar, Ronal Luis Cabrera Ortega y Alberto Morote Sánchez. Estas asambleas fueron diseñadas para sensibilizar a la opinión pública sobre lo ocurrido.278 La madre de Fransuá, por otro lado, manifestó sufrir de condiciones psicológicas generadas por el trauma. También comentó que, ante la falta de ayuda del Estado, las amigas de Fransuá se solidarizaron con ella y le proveían de medicamentos para procesar la muerte de su hija.279 Otras madres cuyos hijos desaparecieron dejaron de comer y dormir, por lo que enfermaron y muchas otras murieron debido a la tristeza.280 Los afectados y víctimas de Sendero, asimismo, que presenciaron crímenes atroces en las asambleas comunales y las matanzas más crueles, son los que demandaban con más urgencia apoyo psicológico de parte del Estado.281 Por ejemplo, algunos señalan que los hechos tuvieron como secuelas el comportamiento violento, por lo que tenían dificultades en controlar su carácter en el hogar con sus familias. 278 Centro de Documentación e Investigación del LUM, “Desarrollo de asamblea pública en Tarapoto”. 23 de julio del 2002. https://lum.cultura.pe/cdi/fotografia/desarrollo-de-asamblea-publica-en-tarapoto 279 Testimonio 453380, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. 280 Testimonio 450004, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. 281 Testimonio 456739, Centro de Información para la Memoria Colectiva y los DD.HH. https://lum.cultura.pe/cdi/fotografia/desarrollo-de-asamblea-publica-en-tarapoto 95 La demanda en común que tuvieron fueron, sobre todo, que el Estado responda por sus familiares desaparecidos y la reparación económica para acceder asesoría legal, salud mental, o solventar su subsistencia a través del emprendimiento de pequeños negocios. Los pedidos reflejan las necesidades de la población sanmartinense que históricamente no ha sido tomada en cuenta, y cuyo proceso de documentación del conflicto no responde de manera adecuada al particular contexto que se desarrolló en el segundo capítulo. Rosalía Storck mencionó en una entrevista que el trabajo de la CVR estaba “ayacuchanizado”, lo que se ajustaba a las dinámicas políticas y sociales del sur peruano; pero no necesariamente a la región nororiental.282 Las demandas de la población homosexual hacen, explícitamente, alusión a que su orientación sexual no debería interferir con su condición de ciudadanos. Reconocen, asimismo, el factor de clase, y que el dinero puede facilitar la reparación y la justicia. Pepe Andrews expresó su pesar al respecto de las secuelas que dejó en él y sus compañeros homosexuales el periodo de conflicto armado, e hizo hincapié en lo importante que era la atención psicológica para tratar el trauma de la guerra. Aun más, comenta que para preservar la memoria sobre los homosexuales asesinados, es crucial enfatizar que el motivo de sus muertes fue su orientación sexual: Yo pienso que a un hijo de un millonario basta que le des un golpe y ya esa persona necesita de psicólogo, ya necesita de tanto... Y nosotros, que hemos pasado tantísimas cosas, seguimos siendo discriminados, maltratados, huidos, muertos. Algunos están cojos, ciegos, mancos. Ni siquiera un psicólogo nos han puesto el día de hoy ni siquiera nos han reconocido un derecho por orientación sexual. Simplemente dicen que los seres humanos han sido aniquilados en tiempos del terrorismo, pero no dicen por orientación sexual.283 Amparo García sufrió de violencia sexual desde temprana edad, y ha tenido que presenciar episodios que pusieron en riesgo su vida múltiples veces viviendo cerca de Sendero en el Alto Huallaga. Ella y su madre enfermaron debido a ser espectadoras de mucha violencia en Sion, y ambas sufrieron derrames cerebrales. A causa de ello, Amparo perdió la movilidad de uno de 282 La Oruga: Un podcast para pensar el presente desde nuestras memorias, episodio 23: La violencia en la región nororiental. La Oruga es un espacio de diálogo con apoyo del Instituto de Estudios Peruanos para conversar sobre temas difíciles de nuestra historia reciente. https://laoruga.pe/la-violencia-en-la- region-nororiental/ 283 José Angulo “Pepe Andrews”, entrevista. https://laoruga.pe/la-violencia-en-la-region-nororiental/ https://laoruga.pe/la-violencia-en-la-region-nororiental/ 96 sus brazos y cojea, lo que no la dejaba trabajar y era crucial conseguir medicamentos constantemente. Era gran amiga de Fransuá, y a pesar del desenlace de la estilista, cuenta sobre sus vivencias con ella gran detalle y emoción. De hecho, tiene siempre disposición para colaborar con proyectos audiovisuales, pues gusta de la actuación. Pepe Andrews evaluó con una mirada crítica la difusión de los crímenes en diferentes medios y perdió esperanza de que ello contribuya a sus pedidos de reparación y justicia. Por ese motivo, concluyó que nadie velaría por su comunidad más que ellos mismos, y debían ganar todos los derechos posibles para que las próximas generaciones puedan gozarlos: “Todos han hecho reportaje, dicen vamos a velar por sus derechos, pero nada no se ve nada. Ni siquiera una indemnización a una de las personas que han sido muertas como están muchas personas indemnizadas o por lo menos ver por nosotros qué podemos hacer por la nueva generación de homosexuales”.284 Ello motivó su posterior camino como consejero de jóvenes con VIH/Sida que buscaban ayuda debido a la estigmatización de la enfermedad. Él pensaba que el tabú sobre la homosexualidad era tanto en aquella época, que la violencia que sufrían quedaba en el anonimato, por lo que buscó aportar a la comunidad más joven. 285 Pepe falleció el 22 de noviembre del 2020, dejando un legado de resiliencia y activismo en San Martín. 3.5. Activismo y primeras conmemoraciones Desde noviembre del 2003, El Colectivo Raíz Diversidad Sexual propuso la idea de establecer el 31 de mayo como “Día de la Memoria Colectiva de los Crímenes de Odio”. 286 En respuesta a esta propuesta, en el verano de 2004, el MHOL convocó a una reunión de diversas organizaciones y colectivos de personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (TLGB) en la que se debatió y se llegó a un consenso sobre la fecha y el nombre del evento, que se denominó “Día Nacional de Lucha Contra la Violencia y los Crímenes de Odio Hacia Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales”.287 284 Ídem. 285 Ídem. 286 El colectivo Raíz Diversidad Sexual es un grupo LGBT de izquierda fundado en el 2002. 287 En la web de Ciudadaniasx: Activismo Cultural y Derechos Humanos, proyecto desarrollado por el Instituto de Estudios en Salud, Sexualidad y Desarrollo Humano-IESSDEH y en convenio con la Universidad Peruana Cayetano Heredia y con el apoyo de la Fundación HIVOS-Holanda. Ver: http://ciudadaniasx.org/20-peru-recuento-del-31-de-mayo-dia-nacional-de-lucha-contra-la-violencia- y-los-crimenes-de-odio-hacia-personas-ltgb/ http://ciudadaniasx.org/20-peru-recuento-del-31-de-mayo-dia-nacional-de-lucha-contra-la-violencia-y-los-crimenes-de-odio-hacia-personas-ltgb/ http://ciudadaniasx.org/20-peru-recuento-del-31-de-mayo-dia-nacional-de-lucha-contra-la-violencia-y-los-crimenes-de-odio-hacia-personas-ltgb/ 97 En el 2004 se realizó una intervención en la plaza San Martín con la participación del artista queer Giuseppe Campuzano y de universidades como la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV).288 Un abogado homosexual de Tarapoto explicó que también hacia ese año se realizaron eventos para recordar las víctimas de la violencia política especialmente por la comunidad LGBT en la región San Martín.289 El Primer Encuentro Nacional LGBT se organizó en junio del 2005 y tuvo gran convocatoria pues asistieron 115 activistas de diversas partes del país.290 Se abordaron temas que incluyeron a los crímenes de odio durante la violencia política, y temas de memoria y reparación. Fue en este contexto que los participantes, en una sesión plenaria, acordaron celebrar el 31 de mayo, el “Día Nacional de Lucha contra la Violencia y Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales”, como una fecha significativa en sus respectivas regiones. Al año siguiente, en cumplimiento de este acuerdo, se llevaron a cabo eventos conmemorativos en algunas de estas regiones. Ese mismo año, para la conmemoración del segundo año de la entrega del informe a través del “Gran Quipu de la Memoria”, el MHOL confeccionó y trajo su propio “Quipu de la Memoria LGBT”. Según los activistas Alejandro Merino y Manuel Forno, ese primer encuentro nacional fue un primer gran paso hacia una articulación a nivel nacional y a conocer a más profundidad las agendas de los colectivos en Lima y provincias. Mientras que en Lima los activistas se enfocaban en la reivindicación de derechos, la prioridad en provincias fue combatir la epidemia del VIH/Sida.291 William ha sido activista sanmartinense por los derechos homosexuales más de 20 años y todo inició cuando construyeron por primera vez una posta de salud en su barrio hacia el año 1985. Explicó que hacia esas épocas no habían enfermeras capacitadas en enfermedades de transmisión sexual y disidencias sexuales, pero que algunas se solidarizaban con ellos y los hacían ingresar a planificación familiar con nombre de mujer para poder recibir 288 Ídem. 289 A.G., entrevista. 290 Programa Democracia y Transformación Global (PDTG), Tracas, machonas y maricas en rebeldía. Rutas, revueltas y demandas del movimiento LTGB en el Perú. Lee, difunde y actúa. 2022. https://lae.princeton.edu/catalog/704dd341-6255-412f-9a1c- fee0c8ca1bb3#?c=0&m=0&s=0&cv=1&xywh=-18%2C2724%2C3390%2C1196 291 Alejandro Merino y Manuel Forno, “Derechos y Ciudadanía TLGB”, en Perú: Políticas en Sexualidad, ed. por Angélica Motta (Lima: UNMSM - CLAM - IMS, 2010), 99. https://lae.princeton.edu/catalog/704dd341-6255-412f-9a1c-fee0c8ca1bb3#?c=0&m=0&s=0&cv=1&xywh=-18%2C2724%2C3390%2C1196 https://lae.princeton.edu/catalog/704dd341-6255-412f-9a1c-fee0c8ca1bb3#?c=0&m=0&s=0&cv=1&xywh=-18%2C2724%2C3390%2C1196 98 preservativos.292 Eso lo llevó a concientizarse acerca de la problemática que existía para él y sus pares con respecto a derechos fundamentales como el acceso a la salud. La organización a nivel de colectivos, no obstante, fue protagonizada por la siguiente generación homosexual con disidentes como A.G. y L.G., entrevistados por Goicochea, que vivieron la violencia política siendo aún menores de edad. Así, hacia mediados de la década de 1990 fueron fundados pequeños colectivos en cada distrito de la provincia de Tarapoto como el Movimiento de Homosexuales de Tarapoto (MOHTA), el Movimiento de Homosexuales de Morales (MOHMO), y ambos conformaban el Movimiento de Homosexuales de San Martín (MOHSAN). L.G. refiere que la organización se hizo tan numerosa que esto originó incovenientes entre sus miembros con respecto a la gestión. Como consecuencia, L.G., A.G. y otros tres miembros se separaron del MOHSAN y fundaron en el 2005 la Asociación Diversidad Sanmartisense (DISAM). A diferencia de los primeros grupos, que incorporaban nuevos miembros constantemente, la DISAM buscó encargarse de temas puntuales a través de un equipo más reducido –los más experimentados– que atendería las principales necesidades de la comunidad. Entre ellas estaba, por un lado, la lucha contra la epidemia del VIH/Sida, en la que se desenvolvieron Pepe Andrews, William Pinchi y L.G. como consejeros. A muchos de ellos, como a Pepe, los motivaba el deseo de inculcar a los jóvenes, pero la reducida remuneración no le permitía dedicarle el tiempo que quisiera: “No me convenían los sueldos y lo he dejado porque la peluquería te da un poco más de dinero”.293 Otros se formaban profesionalmente, pero no abandonaron el activismo. L.G., por ejemplo, estudió diseño de modas en Lima, pero volvió a Tarapoto para continuar con sus labores activistas y fue contratado por la Municipalidad de Tarapoto para labores de consejería de VIH/Sida. La consejería era el primer paso para acercarse a pacientes que eran principalmente homosexuales o travestis y que accedan al seguro médico del Ministerio de Salud. William Pinchi comentó que él era el nexo entre los homosexuales y la atención médica: “Ellos ya con confianza. Siempre me ha gustado el trabajo social”.294 Tanto L.G. como William recibían constantes capacitaciones del MINSA para atender pacientes. 292 Entrevista a William Pinchi, por Juan Carlos Goicochea, 2015 293 Entrevista a Pepe Andrews, por Juan Carlos Goicochea 294 L.G., en conversación con la autora, enero del 2023. 99 L.G. mencionó la importancia del gobierno regional de apoyar la agenda política de la DISAM. Destacó, por ejemplo, el rol del alcalde Sandro Rivero en su gestión entre el año 2007 y 2010, quien otorgó una casa que funcionó a modo de un centro de atención médica para personas (como trabajadoras sexuales) que tuvieran temor de acudir a un centro de salud. La gran acogida demostró, según la DISAM, que ese tipo de unidades se había vuelto una necesidad pública y que no era dinero mal invertido. Sin embargo, eran avances que se perdían dependiendo de la gestión posterior, y que debilitaban los convenios que articulaban a la DISAM, el MINSA y la municipalidad. 295 Esta interacción entre la sociedad civil y la comunidad LGBT fue fundamental para continuar añadiendo sus necesidades a la agenda política de San Martín. Imagen 16. Miembros de la DISAM hacia el año 2012, mientras trabajaban el Plan de Operativos anual 2012-2013 regional de las organizaciones LGBT de San Martín.296 Por otro lado, en adición a las demandas por la salud, la DISAM ha fomentado iniciativas de memoria por las víctimas de la violencia política. Para A.G., recordar era importante porque ello podría impulsar también al fomento de políticas o normas para la protección de los derechos humanos de las personas LGBT en el Perú.297 Resaltó además en el 2015 (año en el que fue realizada la entrevista) lo fundamental que era que los familiares brindaran testimonios 295 Ídem. 296 Informe fotográfico DISAM, 15 de febrero de 2013. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=cA8K2P5OY8o&ab_channel=Acdisam 297 A.G., entrevista por Juan Carlos Goicochea, marzo de 2015. https://www.youtube.com/watch?v=cA8K2P5OY8o&ab_channel=Acdisam 100 a la CVR. Activistas como Pepe mostraron especial interés en recoger testimonios y animar a los familiares a declarar, sin embargo no tuvieron mucho éxito: “Muchas familias se negaron porque tenían vergüenza de que la gente se entere o que recuerde que tenían un hijo homosexual”.298 Aunque como colectivo respetaban el deseo de las familias, eso los motivó con más urgencia a conservar la memoria LGBT. A.G. empezó su trayectoria activista desde los 16 años, curioso de ver cómo algunas personas mayores se reunían para conmemorar lo que les ocurrió a sus amigos durante la década de 1980. Le prohibían participar porque aún era menor de edad, pero era un tema que llamaba mucho su atención, por lo que no dudó en incorporarse años más tarde. Estudió derecho y se informó acerca de la lucha por los derechos de los homosexuales. Todos los 31 de mayo participan, acompañados de civiles y autoridades, del “Día Nacional de Lucha contra la Violencia y Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales” para sensibilizar a la población sobre el tema. Añadió también que, más allá de la tristeza o victimización, buscaron activamente derechos para las generaciones más jóvenes. Ese día, por lo general se realiza una reflexión o se organizan premiaciones a autoridades, funcionarios y medios de comunicación con los Premios Arcoiris por el mérito de promover la tolerancia y el respeto de los derechos humanos de las comunidades homosexuales en la región San Martín.299 3.6. El informe final y el proceso de reparación La entrega del Informe Final se dio en agosto del 2003, y la incorporación de los homosexuales abarcó menos de dos páginas una sección titulada: “Actos de terror contra minorías sexuales”, dentro del apartado sobre el MRTA. Hacia enero de 2003 la CVR se separó del tema de reparación y se creó el Grupo de Propuesta Integral de Reparaciones (GPIR) designado para diseñar las recomendaciones que serían las bases para el futuro plan de reparaciones.300 Lamentablemente, la CVR no proveyó de directrices en cuestiones de género a la GPIR, por lo que ese aspecto se vio entorpecido en su compresión de las reparaciones. Cuando se creó en noviembre de 2004 la Comisión Multisectorial de Alto Nivel encargada de las Acciones y Políticas del Estado en los Ámbitos de la Paz, la Reparación Colectiva y la Reconciliación 298 Ídem. 299 Ídem. 300 Julie Guillerot, “Vinculando género y reparaciones en el Perú: Una oportunidad fallida”, en ¿Y qué fue de las Mujeres? Género y Reparaciones de violaciones de derechos humanos, ed.por Ruth Rubio- Marin (Bogotá: Centro Internacional Para La Justicia Transicional, 2010), 162. 101 Nacional (CMAN), esta respaldó la adopción de un Plan de Acción del Estado. En este plan, se definieron los principales pilares de la política estatal en cuanto a reparaciones, que incluyeron la restitución de derechos ciudadanos, mejoras en la educación y la atención médica, reparaciones individuales o colectivas, gestos simbólicos, y la promoción y facilitación del acceso a soluciones de vivienda. Sin embargo, la definición de víctimas y los beneficios a los cuales accederían no quedó definido hasta que se promulgó la ley que crea el Plan Integral de Reparaciones (PIR) en julio del 2005.301 En esa misma ley se creó el Consejo de Reparaciones, presidido por Sofía Macher, con el objetivo de elaborar el Registro Único de Víctimas, que fue aprobado en agosto del 2006. El perfil y la tipología de víctima, sin embargo, se vuelve permeable y al mismo tiempo excluyente. Por un lado, se crea una dicotomía entre perpetrador y víctima, y por el otro, se requiere que los afectados demuestren, a menudo con documentación precisa y a veces con asistencia legal, que realmente son víctimas.302 Esto resulta un proceso sumamente burocratizado que ha desanimado a potenciales beneficiarios del Estado en San Martín que no conocían los procedimientos a realizar. El testimonio de la activista Clayde Canales, desplazada entre la Selva Central, el Alto Huallaga y Lima ilustra muy bien esta situación. A pesar de no ser una disidente sexual, su experiencia ejemplifica las dificultades de los homosexuales en San Martín para acceder a reparaciones por el Estado: Cuando traté de registrarme me di con la sorpresa de que no cumplía los requisitos porque no había sufrido un proceso similar al que vivieron las víctimas de la región Ayacucho. Me di cuenta entonces de que mi experiencia había sido otra y en un contexto completamente diferente. Me pusieron una serie de limitaciones y me solicitaron una cantidad de requisitos que jamás podría cumplir.303 301 ‘…todas aquellas personas o grupos de personas que con motivo o en razón del conflicto armado interno que vivió el país entre mayo de 1980 y noviembre de 2000, hayan sufrido actos u omisiones que violan normas del derecho internacional de los derechos humanos (DIDH). Entre ellos figuran a desaparición forzada, secuestro, ejecución extrajudicial, asesinato, desplazamiento forzoso, detención arbitraria y violación al debido proceso, reclutamiento forzado, tortura, violación sexual, y heridas, lesiones o muerte en atentados violatorios al derecho internacional humanitario’ (Tomo IX, 149). En CVR, Informe Final, 2003. 302 María Eugenia Ulfe, ¿Y después de la violencia qué queda? Víctimas, ciudadanos y reparaciones en el contexto post-CVR en el Perú (Buenos Aires: Clacso, 2013), 45. 303 Clayde Canales, Narradores de Memorias 8: Clayde, sobrevivir al terror (Lima, MINCUL y LUM, 2021), 90. 102 Clayde y su familia tuvieron que separarse por escapar de la violencia que parecía perseguirlos a donde iban. Cuando terminó el conflicto, pasó muchos años de su vida intentando sobreponerse a sus recuerdos para intentar llevar una vida normal. Pero no lo lograba. Su formación como geógrafa, por un lado, le permitió pertenecer a proyectos en los que compartía sentires y expectativas con otros afectados que tuvieron vivencias parecidas en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). Por el otro, la ayudó a reconstruir parte de la historia y la geografía de su desplazamiento, ya que los pueblos en donde residió cambiaban de nombre o desaparecían por la acción militar o subversiva. Ello entorpeció su registro como afectada, por lo que advirtió (al igual que Rosalía Storck) que, si las experiencias de la población en el VRAEM y los valles del Huallaga diferían enormemente, ambas iban a diferir aún más de lo que se vivió en Ayacucho o Junín. Ello nos lleva a desarrollar el proceso iniciado por Roger Pinchi para encontrar justicia para él y su hermana Fransuá. 3.7. La lucha de Roger Pinchi El caso de Roger Pinchi es representativo en la medida que él y su familia han sido de los pocos pobladores de Sauce (provincia de Tarapoto, región de San Martín) que han obtenido reconocimiento del Estado como afectados y miembros de la comunidad LGBT. Gracias al testimonio de Roger ante el Ministerio de Justicia en el 2008, el asesinato de su hermana Fransuá Pinchi cobró relevancia en Lima y en todo el país. A ello contribuyó su disposición de dejar parte de su historia a la muestra permanente del Lugar de la Memoria desde el 2015 como representante de la comunidad LGBT, la cual se recuerda especialmente en el marco de la conmemoración del ataque a Fransuá, en mayo, y el Mes del Orgullo Gay, en junio. 103 Imagen 17. Testimonios grabados disponibles en el LUM como parte de la exposición permanente. De izquierda a derecha: Angélica Mendoza (Mamá Angélica), Luz Yangali y Roger Pinchi.304 Como se vio en el capítulo anterior, Fransuá Pinchi fue asesinada el 30 de septiembre de 1990 en Tarapoto. Sin embargo, el episodio da origen a otra historia paralela con su hermano. Roger Pinchi era docente de escuela en distintas provincias sanmartinenses como Tocache y Juan Guerra. Cuando estalló el conflicto armado, Roger estaba enseñando en Tres Unidos, en la provincia de Picota, a orillas del río Huallaga. Desde joven supo que era un disidente sexual, pero tuvo que ocultar su identidad mientras era maestro, ya que un trabajador del Estado debía estar totalmente alineado a criterios heteronormativos. Un día, hacia mediados de la década de 1980, unos 2 000 hombres del MRTA llegaron a la localidad a crear una base en un caserío llamado Zapotillo. Desde entonces, ejercían presión sobre la población y en los pueblos aledaños para obtener víveres o ganado para alimentarse, y regulaban la vida sexual de sus habitantes: “No podía hacer nada por lo que se puede decir uno era presionado, y por la presión uno tenía que controlar sus instintos”. Por la extrema vigilancia de los grupos subversivos, Roger creyó que una manera de garantizar su seguridad era demostrar su heterosexualidad a la guerrilla, y decidió casarse con una mujer. Yo vivía dentro del terror por el trabajo. Tenía que tapar todo lo que soy para poder trabajar y estar bien con la comunidad, con el pueblo, porque sus hijos también eran 304 Testimonio de Roger Pinchi, muestra permanente del Lugar de la Memoria. https://www.youtube.com/watch?v=x63egLKLD0Y&ab_channel=CentrodeDocumentaci%C3%B3ne Investigaci%C3%B3nLUM https://www.youtube.com/watch?v=x63egLKLD0Y&ab_channel=CentrodeDocumentaci%C3%B3neInvestigaci%C3%B3nLUM https://www.youtube.com/watch?v=x63egLKLD0Y&ab_channel=CentrodeDocumentaci%C3%B3neInvestigaci%C3%B3nLUM 104 metidos en esos grupos armados. Uno tenía que vivir bien ahí en el pueblo para poder seguir viviendo. Sí se siente temor.305 Dos semanas antes de que atacaran a Fransuá, Roger fue secuestrado en la localidad de Tres Unidos (Picota, San Martín) por emerretistas que lo confundieron con Fransuá. Lo tuvieron cautivo y lo maltrataron por ocho días, hasta darse cuenta que tenían a la persona equivocada y decieron liberarlo. Ya libre, Roger se dirigió a Tarapoto a advertirle a su hermana sobre lo sucedido y que la estaban buscando, sin embargo, ella decidió quedarse en la ciudad de todos modos porque confiaba en estar segura. Cuando Roger volvió a su localidad, su esposa había sufrido un atentado (se sospecha también de parte del MRTA) que la dejó gravemente herida, por lo que tuvieron que partir a Lima para recibir atención médica. En ese ajetreo asesinaron a Fransuá, pero Roger no se enteró hasta después de seis meses. ¿Qué ocurrió durante medio año que Roger ignoraba el deceso de su hermana? Estuvo recibiendo atención psicológica en el hospital Almenara en Lima debido al estrés post-traumático que le ocasionó vivir la violencia en San Martín: (…) Estaba viendo un enfermo (su esposa) en Lima. Estuve en el hospital Almenara dos años ahí. Supuestamente con mi enfermedad psicológicamente, perdido yo. Yo no quería volver a Tarapoto porque Tarapoto era la vida de nadie. Para mí todo el mundo era terrorista, mataban. Pero poco a poco se ha ido cambiando con el tratamiento que me daban en el hospital (…) Ya yo ya no quería para nada pensar en Tarapoto.306 305 Roger Pinchi, entrevista por Juan Carlos Goicochea, marzo del 2015. 306 Roger Pinchi, entrevista. 105 Imagen 18. Carta que comunica a la familia Pinchi que Fransuá (Luis Alberto) fue inscrita al Registro Único de Víctimas (RUV), enviada el 27 de enero del 2009. 307 307 Archivo Personal de Roger Pinchi. 106 Roger y su esposa quedaron severamente afectados y con una paranoia permanente de ser perseguidos por la subversión. Conocer lo que le pasó a Fransuá, fue un hecho que tuvo que aceptar antes de regresar a San Martín. Por lo demás, Roger perdió su plaza de docente y no la pudo recuperar debido a su tratamiento psicológico. Se desempeñó desde entonces como estilista en su propio salón al que le puso de nombre “Fransuá”. Para entonces, Roger iba dándose cuenta que podía denunciar al Estado lo que le ocurrió, y a finales de los 2000 empezaron los trámites junto a su madre Francisca Vásquez, para que él y su hermana fueran reconocidos. Así, el 4 de junio de 2008 fue aprobada por el Consejo de Reparaciones la inscripción de Fransuá, en el Registro Único de Víctimas (RUV) quien en adelante se identificaría con el código P22000130. Sin embargo, ese era solo el primer paso para recibir la reparación correspondiente, pues Francisca debía estar también inscrita. 107 Imagen 19. Certificado que acredita que la madre de Roger y Fransuá está inscrita al RUV desde el 2010.308 308 Archivo personal de Roger Pinchi. 108 No fue sin embargo hasta dos años después, el 2 de junio de 2010, que Francisca Vásquez recibe finalmente la acreditación de su inscripción. La CMAN emitió, efectivamente, más reparaciones colectivas entre el 2009 y 2010, debido a la masificación de reclamos y preguntas en torno a las reparaciones, sobre todo con respecto a las compensaciones económicas.309 El Estado le otorgó a su familia 10 000 soles, dinero con el cual Roger pudo atender a su esposa afectada y a su madre que para entonces tenía unos 75 años. Él afirma que Francisca esperó aproximadamente 20 años ese dinero: “Le dieron hace 3 años (2012). Le volvieron a decir que le van a dar otro dinero, pero ella ya se murió de la edad a los 94 años, el 11 de febrero de este año 2015”.310 Su madre, sumamente afectada como se mostró en páginas anteriores, tampoco tuvo atención psicológica por parte del Estado. Esta lucha permitió que Fransuá fuera la primera mujer transgénero reconocida formalmente como una víctima de la violencia transfóbica. El logro tuvo, no obstante, antecedentes que provienen de la movilización colectiva tanto en Lima como en San Martín en torno a la fecha de la Noche de las Gardenias. Su impacto en la comunidad LGBT peruana dejó una huella que la convirtió en una de los íconos que también se recuerda los 31 de mayo. Las iniciativas audiovisuales, sobre todo largometrajes, han sido cruciales para que el público comprenda y reflexione sobre el conflicto armado interno desde distintas perspectivas. Algunos de ellos fueron La boca del Lobo (1988) de Francisco Lombardi, Coraje (1998) de Alberto Durant y Mujeres en la Guerra (2005) de Felipe Degregori. Sin embargo, la mayoría de películas abordan lo sucedido en el sur del Perú o en la capital, mas no en la zona nororiental. Aunque enfatizan el enfoque de género, no desarrollan a las diversidades sexuales en su condición de afectados por violencia de género. El Pecado Social (2024), ha sido el único documental que explora las violaciones de derechos a la comunidad LGBT en el Huallaga. Hace aproximadamente veinte años, un joven cineasta se enteró por parte de un familiar militar suyo sobre los crímenes contra las diversidades sexuales en el Huallaga. Juan Carlos Goicochea no pudo sino hasta en el 2013 emprender el viaje a San Martín para conocer realmente qué sucedió y realizar un documental sobre los hechos. Ha sido un proceso largo, por un lado, el obtener la confianza de Roger, William y Pepe para que accedieran a colaborar con el proyecto 309 Ulfe, ¿Y después de la violencia qué queda? Víctimas, ciudadanos y reparaciones en el contexto post-CVR en el Perú (Buenos Aires: Clacso, 2013), 46. 310 Roger Pinchi, entrevista. 109 audiovisual; y por el otro, obtener financiamiento para el proyecto.311 Este documental busca reconstruir esta parte de la historia de las diversidades sexuales en el Perú, y fue generando poco a poco un espacio de diálogo y reflexión para visibilizar historias que no fueron registradas por medios oficiales. Luego de compartir su primer avance de investigación312, el proyecto obtuvo el apoyo de organizaciones como el Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (PROMSEX), instituciones como el Ministerio de Cultura, el Lugar de la Memoria y la cobertura de algunos medios de comunicación locales; así como el reconocimiento de organismos artísticos internacionales en Bolivia y Argentina. La amistad que Goicochea entabló a través de los años con los protagonistas de su documental fue clave para animarlos a continuar compartiendo sus experiencias en diferentes medios que se mostraban interesados por la historia. El Pecado Social se estrenó en agosto del 2024, y esta tesis se nutre de muchas conversaciones que se tuvieron para su filmación. Imagen 20. Goicochea dirigiendo una escena filmada en Sauce, Tarapoto (pueblo natal de Fransuá y Roger Pinchi), para el documental.313 311 El Pecado Social ganó en el año 2019 el Concurso Nacional de Proyectos de Documental Formato Largo como parte de los Estímulos para la Actividad Audiovisual y Cinematográfica, otorgada por la Dirección Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), del Ministerio de Cultura del Perú. 312 Avance de investigación disponible en el canal de YouTube del documental: https://www.youtube.com/watch?v=5X3xgF8qj-4&t=244s&ab_channel=ElPecadoSocial 313 Fotografía tomada por la autora, enero del 2023. https://www.youtube.com/watch?v=5X3xgF8qj-4&t=244s&ab_channel=ElPecadoSocial 110 La acción de los activistas LGBT de la mano de iniciativas como El Pecado Social contribuyeron a formas de reconocimiento del Estado con respecto al tema. En junio del 2018 el Ministerio de Justicia reconoció, a través de un acto simbólico, la violencia contra las minorías sexuales de Tarapoto. Una placa fue colocada y recuerda a las víctimas del conflicto armado “por quienes renovamos el compromiso de dignificar sus memorias para sanar las heridas y alcanzar la reconciliación nacional”. Al evento asistieron sobrevivientes, algunos familiares, amigos de la comunidad y miembros de la DISAM y la CMAN. Tarapoto es, de hecho, de los distritos que más avances ha logrado en términos de marcos normativos por la igualdad a comparación de otras ciudades del Perú. Las demandas de la comunidad LGBT que tuvieron éxito en ser reconocidas por el Gobierno Regional de San Martín —como la sanción de discriminación homofóbica— han sido implementadas relativamente rápido gracias a la Ley de Descentralización Nº 27783, promovida durante el gobierno de Alejandro Toledo: (…) Quizás los marcos normativos que no existen en otra parte del Perú, gracias a la ley de descentralización y estrategias políticas que hemos podido armar y de participación social que hemos logrado la aprobación de una ordenanza regional en materia de no discriminación en el tema de salud, educación y trabajo de personas por su orientación sexual.314 Imagen 21. Placa colocada por el MINJUS en Tarapoto, en junio de 2018. 315 314 A.G., entrevista. 315 Fotografía tomada durante el rodaje de El Pecado Social, 2018. 111 En septiembre de 2010 y junio del 2014 se emitieron las ordenanzas 027-2010 y 009-2014 a nivel regional en San Martín para el “Reconocimiento y promoción de la igualdad de trato, y Prevención del racismo y cualquier acto de discriminación”, en la que incorporaron la orientación e identidad de género. La primera ley en materia de bullying homofóbico escolar también fue aprobada en diciembre de 2014 en Tarapoto. Estos han sido los frutos de un trabajo conjunto de sensibilización de los colectivos LGBT con los políticos y la sociedad civil “haciéndoles ver que tuvieron que pasar una década de violencia donde se exterminaba a nuestras comunidades en la región y que era hora de alguna u otra forma de resarcir el daño que está invisibilizado al nivel nacional”.316 3.8. Reflexión final A lo largo de este capítulo se ha centrado en cómo sobrevivientes de la violencia homofóbica de manera colectiva denunciaron y exigieron justicia para con los crímenes perpetrados contra su comunidad, y desarrollaron formas de solidaridad para la obtención de derechos LGBT. Luego de la guerra interna, la cohesión del colectivo fue determinante para llevar a cabo iniciativas para beneficiar a la comunidad en términos de memoria histórica, salud y políticas públicas antidiscriminatorias. Lograron asimismo articular con organizaciones y y asociaciones LGBT en Lima para hacer llegar sus demandas al Estado. En ese proceso, también contribuyeron proyectos desde el cine como El Pecado Social. La huella que la guerra y la violencia dejó en los sobrevivientes se convirtió en un motor para convertir a las luchas individuales durante los años más álgidos del conflicto, en una sola lucha colectiva por la conquista de sus ciudadanías. 316 A.G., entrevista. 112 Conclusiones En junio del 2018, el Ministerio de Justicia del Perú reconoció, a través de un acto simbólico, la violencia sufrida por las minorías sexuales durante el conflicto armado recuerda con una placa el lugar en donde se produjo uno de los episodios de violencia más terribles contra personas de la comunidad homosexual en nuestro país, la matanza de Las Gardenias. Al evento asistieron sobrevivientes, algunos familiares, amigos de la comunidad y miembros de la Asociación Diversidad Sanmartinense (DISAM) y la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN). La placa constituye un hito histórico porque se reconoce oficialmente un evento significativo en la historia local de San Martín, pero también en la historia de las disidencias sexuales en el Perú. Este reconocimiento es fundamental para validar las experiencias de la ahora llamada comunidad LGBT, ya que constituye un recordatorio tangible del evento y marca físicamente el lugar donde ocurrió, lo que contribuye a mantener viva su memoria a lo largo de los años. Asimismo, esta placa permite a más personas aprender sobre lo sucedido para comprender su importancia. Como herramienta educativa, puede generar consciencia en otros ciudadanos sobre las injusticias cometidas, pasadas y presentes, que enfrentan las disidencias y fomentar discusiones sobre cómo abordar las consecuencias de dichos crímenes y abusos. Finalmente, esta placa es un recordatorio del compromiso del Estado para con la comunidad LGBT de “dignificar sus memorias para sanar las heridas y alcanzar la reconciliación nacional”.317 A pesar de que la comunidad LGBT continúa estando expuesta a múltiples tipos de violencia en la actualidad, podemos destacar algunos avances en San Martín. Tarapoto es, de hecho, de los distritos que más logros ha tenido en términos del marco normativo por la igualdad. A.G. y L.G., activistas de DISAM, uno de los colectivos LGBT más consolidados de la región sanmartinense, explicaron que los logros obtenidas a nivel de provincia han sido fruto de un arduo trabajo en conjunto con las autoridades de turno. Por ejemplo, en septiembre de 2010 y junio del 2014 se emitieron las ordenanzas 027-2010 y 009-2014 a nivel regional en San Martín para el ‘Reconocimiento y promoción de la igualdad de trato, y prevención del racismo y 317 La placa, inaugurada el 19 de junio de 2018, lleva enmarcado el siguiente mensaje: “En memoria de las víctimas de terrorismo a causa de su orientación sexual durante el periodo de violencia comprendido de 1980 al 2000, de las comunidades del distrito de Tarapoto, por quienes renovamos el compromiso de dignificar sus memorias para alcanzar la reconciliación nacional”. 113 cualquier acto de discriminación’, en la que se incorporó la orientación e identidad de género.318 Al igual que la primera ley en materia de bullying homofóbico escolar en el país también fue aprobada en diciembre de 2014 en Tarapoto. Imagen 22. Sobrevivientes, amigos y funcionarios de la CMAN en el acto conmemorativo que recuerda el lugar de la matanza de Las Gardenias, Tarapoto, 19 de junio del 2018. 319 A.G., abogado y activista de la Disam, explica: …es gracias a la ley de descentralización y estrategias políticas que hemos podido armar, y de participación social, que hemos logrado la aprobación de 318 Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos – Promsex, Informe temático sobre Derechos Humanos de personas trans, lesbianas, gays y bisexuales en el Perú 2018. Derecho a la igualdad de las personas LGBT en el Perú: perspectivas jurídicas y políticas (Lima, Promsex, 2018), 93. 319 Wikipedia Commons, Día Nacional de Lucha contra la Violencia y Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Trans, Gays Bisexuales (Perú), revisado el 1 de noviembre de 2023. https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Nacional_de_Lucha_contra_la_Violencia_y_Cr%C3%A Dmenes_de_Odio_hacia_Lesbianas,_Trans,_Gays_y_Bisexuales Video del evento: https://www.facebook.com/elpecadosocial/videos/834303710103562 https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Nacional_de_Lucha_contra_la_Violencia_y_Cr%C3%ADmenes_de_Odio_hacia_Lesbianas,_Trans,_Gays_y_Bisexuales https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Nacional_de_Lucha_contra_la_Violencia_y_Cr%C3%ADmenes_de_Odio_hacia_Lesbianas,_Trans,_Gays_y_Bisexuales https://www.facebook.com/elpecadosocial/videos/834303710103562 114 una ordenanza regional en materia de no discriminación en el tema de salud, educación y trabajo de personas por su orientación sexual.320 Como se puede evidenciar, estas normativas no han sido otorgadas gratuitamente, sino que han sido derechos conquistados por la misma comunidad. Las reflexiones más importantes de los activistas LGBT sobre este proceso tiene como eje central a la necesidad de reparación. Recordar que durante aproximadamente una década los homosexuales fueron objeto de violencia y exterminación en la región, hace ver que es imperativo reconocer formas de violencia de género que han sido ignoradas a nivel nacional.321 Esta investigación parte de la necesidad de indagar por qué los estudios sobre los crímenes de odio hacia población homosexual durante el conflicto armado son aún tan escasos, en particular desde la historia. Si bien el interés de los investigadores por la historia de las disidencias sexuales en el Perú durante el siglo XX crece con los años, es aún insuficiente, por lo que reconstruir este proceso histórico resulta esencial para tener una nueva comprensión de los niveles de violencia de género durante este periodo. A lo largo de la tesis hemos visto que la documentación de torturas, maltratos, desapariciones o asesinatos resulta de difícil acceso debido a varios factores, pero principalmente porque los afectados no denunciaron lo ocurrido (principalmente debido al estigma y a las pocas probabilidades de obtener justicia) y en consecuencia resulta un desafío esclarecer lo ocurrido a través de fuentes oficiales escritas. Sin embargo, las fuentes orales han demostrado ser una herramienta sumamente útil e interesante de aplicar para estudiar contextos de violencia sexual en tiempos de guerra. Muchos historiadores han documentado, por ejemplo, los testimonios de mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante la II Guerra Mundial en sus estudios y publicaciones académicas. Frente a la dificultad en el acceso a las fuentes y ante el limitado número de estudios históricos que abordan este tema, esta investigación aborda la pregunta de cómo enfrentaron y resistieron los homosexuales la discriminación y la violencia durante el conflicto armado interno en los departamentos de San Martín y Huánuco y cómo impactan estas estrategias de resiliencia en la gestación de un sentido de comunidad y de búsqueda colectiva de justicia. Estas dos regiones, en particular las zonas ribereñas del río Huallaga, fueron elegidas en la medida que representan un territorio geográfico excepcional porque es donde la violencia contra los homosexuales 320 Entrevista a A.G. por Juan Carlos Goicochea, 2015. 321 Ídem. 115 alcanzó mayor prevalencia a causa de varios actores. Según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, el crecimiento de la producción de coca en San Martín y Huánuco definió las particularidades regionales a inicios de la década de 1980, ya que su uso como materia prima en la elaboración de pasta básica de cocaína trajo como consecuencia una serie de problemas políticos y sociales como el narcotráfico, la deforestación, los programas de lucha contra las drogas, las demandas de agricultores cocaleros, la presencia de grupos paramilitares y agentes de seguridad encubiertos, etc.322 A este escenario se sumó la subversión. Por un lado, el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL) consolidó gran parte de su poder en el norte de Huánuco a principios de la década de 1980 y a fines de la misma década en el sur de San Martín, sometiendo a favor de su causa a la población de dichas localidades. Por el otro, el MRTA contribuyó a aumentar la violencia en la zona al establecer en 1987 el Frente Nororiental (FNO), que abarcó todo San Martín, aunque se concentró en el norte debido al avance de Sendero en la región. Su labor consistió básicamente en organizar e instruir a la población local sobre la lucha armada, y fue su frente de mayor desarrollo. Finalmente, la responsabilidad de las actividades contrasubversivas pasó de las fuerzas policiales al Ejército y la Marina de Guerra, y en 1990 se creó oficialmente el Frente Huallaga. Por todo lo mencionado, la vida cotidiana en el Huallaga se caracterizó por la inestabilidad y la amenaza constante. La población se vio obligada a adaptarse a un ritmo acelerado de supervivencia en el que era vigilada constantemente y era vulnerada de sus derechos fundamentales. La narrativa más difundida con respecto a la violencia homofóbica es que hubo una política de aniquilación sistemática dirigida a esta población. La aniquilación sistemática se refiere a ataques fueron parte de una estrategia militar para “limpiar” la localidad/ciudad de malos elementos. Para Sendero, esta se justificó en la preservación de la moralidad en la población, para lo cual debían deshacerse de “indeseables” como homosexuales, infieles o trabajadoras sexuales. A su vez, el MRTA alegaba luchar contra los “delincuentes comunes y sujetos de mal vivir” para salvaguardar la seguridad de los barrios, y en ese grupo se incluía a homosexuales. Sin embargo, la realidad era mucho más compleja que eso. Más allá de una estrategia política contra la homosexualidad de parte de los grupos subversivos, sostengo que en la práctica existieron diversos criterios que permitieron a los homosexuales la negociación de una convivencia y ser socialmente tolerados bajo ciertas condiciones. Este fenómeno se observó 322 CVR, La región nororiental y el narcotráfico, 311. 116 con mayor frecuencia con el MRTA, que demostró estar más dispuesto a negociar en términos de violencia, como se vio en el primer capítulo. Sendero Luminoso, en contraste, parecía establecer límites no negociables. Por ejemplo, no podían tolerar la feminización exagerada de los hombres, por lo que los travestis eran exterminados sin perdón. Solo los que podían camuflar la homosexualidad en su apariencia tenían más posibilidades de sobrevivir. Tanto el MRTA como Sendero persiguieron disidentes sexuales, trabajadoras sexuales, hombres y mujeres desleales y drogadictos. En adición a ello y según lo observado en las fuentes, el MRTA solía eliminar rápidamente a sus víctimas con balas, mientras que Sendero recurría a torturar y asesinar. En ese sentido, nuestra hipótesis es que los homosexuales en Huánuco y San Martín recurrieron a estrategias de resiliencia y acción social que les permitieron afrontar un contexto de violencia generalizada en el cual ellos eran un blanco a exterminar en las agendas subversivas. Utilizo resiliencia como un concepto para explicar la capacidad adaptativa que los homosexuales tuvieron para sobreponerse a estos tiempos de adversidad.323 Por ello, el primer capítulo se enfoca en la negociación de la seguridad que pudo facilitarse gracias la protección que brindaban para algunos los vínculos de trabajo y afectivos establecidos con integrantes de los grupos armados. En el segundo capítulo se demostró que los disidentes de San Martín pudieron reconocerse como parte de un grupo marcado por coyunturas experiencias comunes, lo que contribuyó a la construcción de una identidad colectiva. En el último y tercer capítulo, se demostró que la resiliencia evidenciada durante la violencia política continuó hasta el periodo post-conflicto en el marco del restablecimiento del gobierno democrático y la acción de los grupos en defensa de los derechos humanos. En ese sentido, el entonces incipiente colectivo LGBT se mostró muy comprometido con buscar justicia a través del trabajo Comisión de la Verdad y la Reconciliación y junto a los sobrevivientes de la violencia homofóbica en la región nororiental. De esa manera, las luchas individuales para sobrevivir en el valle del Huallaga evolucionaron en una sola lucha colectiva nacional para luchar por la dignificación de las víctimas y afectados del conflicto, pero también por la reivindicación de los derechos homosexuales en la sociedad peruana. 323 Este concepto ha sido utilizado por historiadores como Storrs (2006) y González (2021) en sus trabajos sobre estrategias de la monarquía española durante los últimos años de la dinastía Habsburgo. 117 La negociación de la seguridad implicó necesariamente vínculos con los grupos armados y con las firmas de narcotráfico. De 1986 a 1992, atentados homofóbicos por parte de Sendero Luminoso y el MRTA en Aucayacu (Huánuco), Tocache y Tarapoto (San Martín) aterrorizaron aún más a la población homosexual del valle. En consecuencia, recurrieron a tácticas para cuidar sus vidas a través de la protección de la misma subversión. Factores demográficos como la reducida población en la región, hicieron que estas conexiones fueran prácticamente inevitables, manifestándose a través de intercambios. Acudir a familiares que ocupaban altos cargos en los grupos armados, mantener vínculos románticos/sexuales y pagar cupos constituyeron tácticas para obtener seguridad y protección. El narcotráfico, por otro lado, localizó su poder en zonas como Tocache y algunos líderes también protegieron a homosexuales en su calidad de empleados. Cabe resaltar que, a pesar de las evidencias de una cultura militar que reivindica la violencia sexual, la ausencia de información sobre ataques homofóbicos perpetrados por las Fuerzas Armadas impide un análisis minucioso de su rol en ese aspecto. Esta tesis ha demostrado también que las localidades a lo largo del Valle del Huallaga se distinguieron por la preservación de los valores tradicionales, en especial las primeras generaciones de migrantes asentados. Para la época del conflicto armado se iba gestando un cambio religioso y una pluralización de creencias en los sectores campesinos y populares en los que coexistieron la iglesia católica tradicional y las emergentes iglesias evangélicas con sus respectivos parámetros morales. Esta característica dejó una huella significativa en la niñez y adolescencia de la población homosexual, que experimentó la discriminación arraigada hacia sexualidades no conformes con la heteronormatividad. Para protegerse de la violencia del hogar, los homosexuales buscaron apoyo y contención en otras partes, redefiniendo su parentesco. La aparición de la escena travesti en Latinoamérica a fines de la década de 1970, por otro lado, contribuyó a la formación del arquetipo de travesti con íconos artísticos como la Coccinelle y que se replicó en Tarapoto con Fransuá Pinchi. Como Fransuá, muchos homosexuales buscaron la feminización de sus cuerpos, conseguida a través de recursos como las hormonas femeninas inyectables. Asimismo, se dedicaron al rubro de la belleza o la cocina para subsistir. A ello, hay que agregar la población homosexual fue señalada como responsable de la propagación del VIH/Sida, lo que acrecentó los prejuicios existentes contra ellos. Los espacios de socialización, donde podían expresarse con más libertad, pronto se convirtieron en sitios propensos a los 118 ataques de grupos armados. Cada uno de esos aspectos contribuyó al reconocimiento de experiencias comunes que marcaron el inicio de la construcción de una identidad colectiva. Finalmente, el tercer capítulo de esta tesis demostró un contraste clave en la manera de cómo los homosexuales afrontaron la discriminación y violencia durante el conflicto armado y durante el post-conflicto. Es así como, mientras que durante los años más álgidos del conflicto en el valle del Huallaga los homosexuales enfrentaron la violencia de manera individual y de acuerdo a sus posibilidades, esta actitud resiliente se tornó colectiva para inicios del siglo XXI debido la cohesión de su identidad y objetivos políticos. Estos objetivos giraron en torno al tratamiento y prevención del VIH/Sida, la memoria histórica de la violencia durante el conflicto armado y el desarrollo de políticas públicas en beneficio de la comunidad LGBT. Para materializar esos objetivos se creó uno de los colectivos más consolidados de la región hasta la actualidad: la Asociación Diversidad Sanmartinense (DISAM). El deseo de ser de ayuda para las nuevas generaciones despertó interés por el trabajo social, por lo que muchos de ellos se desenvolvieron como consejeros y participaron activamente de campañas junto al Ministerio de Salud y organizaciones no gubernamentales que proveían el apoyo financiero. Al mismo tiempo, los homosexuales de San Martín lograron articular lazos de cooperación con los colectivos en la capital, lo que fue determinante para la lucha por la visibilización de los crímenes de homofobia durante el conflicto político. Así, el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) desempeñó un rol clave al incorporar a las disidencias sexuales en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, publicado en agosto de 2003, exponiendo la violencia homofóbica en el Valle del Huallaga. Gracias a ello pudo conocerse sobre el caso Las Gardenias cuya fecha, 31 de mayo, fue declarada como “Día Nacional de Lucha contra la Violencia y Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales”; lo que constituyó un hito histórico para las disidencias en el Perú. Aún con los desafíos que persisten hasta hoy, el reconocimiento y la visibilización de estos crímenes han generado una mayor compresión académica y pública sobre las experiencias de la comunidad. 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