1 PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ ESCUELA DE POSGRADO EL DIBUJO DE TILSA TSUCHIYA COMO OBRA FINAL: SIMBOLOGÍA Y CONSTRUCCIÓN EN SU OBRA GRÁFICA TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO ACADEMICO DE MAGÍSTER EN HISTORIA DEL ARTE Y CURADURÍA AUTORA: KARINA VICTORIA HUERTAS CASTAÑEDA ASESORA: MARÍA EUGENIA ROCIO YLLIA MIRANDA Julio,2020 2 RESUMEN La presente investigación tiene como objetivo identificar cómo el dibujo de Tilsa Tsuchiya logró consolidarse como una disciplina con la que la artista desarrolló una simbología que creció y evolucionó dentro de su obra plástica a través del uso de la línea y el soporte hasta convertirse en obra final. El dibujo en la obra de Tsuchiya se erige como un sistema autónomo de transmisión de ideas; una disciplina que ha encontrado una culminación y que se vale de sus atributos procesuales para generar un código de comunicación propio, como se advierte en las obras seleccionadas de 1968,1969, 1970 así como en sus colaboraciones de ilustración literaria. 3 A mis madres y padre, Victoria Castañeda, Julia Cerna y Arturo Huertas por su amor y paciencia y por motivarme a nunca rendirme en esta travesía. 4 AGRADECIMIENTOS Quiero agradecer a todas las personas que contribuyeron de un modo u otro para que mi tesis pudiera ser realizada. A María Eugenia Yllia, quien desde el primer día me ofreció sus consejos, aportes, paciencia, motivación constante y apoyo incondicional, sin los cuales no hubiera podido realizar y culminar este trabajo de investigación. Al Dr. Saúl Peña K., Ana Masías de Tola, Alberto Pasco Font y Rosi Andrino por abrirme las puertas de sus hogares y brindarme su amabilidad y confianza. Al Dr. Alfonso Castrillón por su gentileza en proporcionarme acceso a libros y piezas de su colección. Del mismo modo a María Angélica Rozas y Fabiola Martínez del equipo de la Galería de Artes Visuales de la URP por darme siempre ánimos y ayudarme. Alberto Agapito, Rosamar Corcuera, Nadiana Corcuera, Bruno Zeppilli, Alberto Quintanilla y Lorenzo Osores por compartir conmigo historias, anécdotas y permitirme conocer a través de sus palabras un poco más de Tilsa Tsuchiya. A la Dra. Cecile Michaud, quien, durante mi periodo como estudiante en la Maestría de Historia del Arte y Curaduría, brindo un ambiente de confianza y seguridad durante circunstancias adversas, lo cual me permitió no claudicar y continuar con mis estudios. A Mag. Carlos Castro y al Dr. Fernando Villegas por sus observaciones y sugerencias que ayudaron a que mi tesis pudiera mejorar. 5 A Shila Acosta, Gisselle Girón y Christian Bernuy por ayudarme a encontrar la información que requería en momentos de crisis. Del mismo modo a Pablo Cruz e Igor Bernaola por compartirme archivos y las experiencias de sus investigaciones. Finalmente, un agradecimiento especial a Eduardo Tokeshi, por su amistad, apoyo y consejos durante todo mi trayecto en la maestría y por ayudarme a encontrar en el dibujo una veta valiosa para comunicar el quehacer artístico. 6 ÍNDICE Introducción ................................................................................................................ 8 CAPÍTULO 1. TILSA TSUCHIYA Y LA CONSOLIDACIÓN PAULATINA DE UN LENGUAJE PLÁSTICO .................................................................................................. 13 1.1 El itinerario de Tilsa Tsuchiya en la búsqueda de un lenguaje plástico ...... 14 1.1.2 Estadía en París ......................................................................................... 15 1.1.3 Retorno a Perú y la consolidación de un estilo ........................................... 19 1.1.4 Algunas posiciones sobre el Surrealismo en su obra ........................... 24 1.2 Las exposiciones de Tilsa Tsuchiya en el Instituto de Arte Contemporáneo en 1968 y 1970 ............................................................................................................ 30 1.2.1 La Exposición de 1968 ..................................................................................... 30 1.2.2 Retorno a la figuración: Premio Tecnoquímica y serie Los Viajantes (1970) .... 38 CAPÍTULO 2. EL DIBUJO DE TILSA TSUCHIYA Y EL DESARROLLO DE SU PROCESO CREATIVO: ESENCIA Y APRENDIZAJE .................................................... 45 2.1 Precisiones teóricas ligadas a la construcción del dibujo ................................ 46 2.1 (A) El dibujo como proceso mental, visual y creativo .......................................... 47 2.1 (B) El dibujo artístico ........................................................................................... 50 2.1(C) El dibujo como obra final: algunas aproximaciones ........................................ 52 2.1 (D) Sobre su Importancia .................................................................................... 57 2.2 El aprendizaje del dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes: Etapa formativa ..................................................................................................................... 60 2.3 El dibujo de Tilsa Tsuchiya: proceso creativo y obra final ............................... 77 CAPÍTULO 3. TILSA TSUCHIYA Y LA ILUSTRACIÓN DE TEXTOS .................................. 89 3.1. Antecedentes ....................................................................................................... 90 3.2 El comienzo: Noé delirante (1971) ....................................................................... 92 3.3 De los duendes y la villa de Santa Inés (1977) ................................................. 102 3.4 Canto de Sirena (1977) ....................................................................................... 108 3.5 Puerto pobre y Hallazgo de la vida (1979) ........................................................ 112 3.6 Colaboraciones finales: Como tatuajes en la piel de un río (1985) ................. 120 CAPÍTULO 4. EL DIBUJO Y CONSOLIDACIÓN DE UNA SIMBOLOGÍA Y UNA ESTETICA VISUAL ..................................................................................................................... 126 4.1 Análisis aplicado a cuatro dibujos de Tilsa Tsuchiya correspondientes a los años 1968, 1969 y 1970 ............................................................................................ 126 4.1.1 Sin título 1968 .............................................................................................................. 128 4.1.2 Sin título 1969 ............................................................................................................. 138 7 4.1.3 Sin título 1970.- .............................................................................................. 142 4.1.4 Contraportada Noé Delirante, 1970.- ....................................................................... 147 4.2 El dibujo como obra final: Hacia una consolidación de una simbología y estética visual ........................................................................................................... 151 CONCLUSIONES ......................................................................................................................... 163 ANEXOS ........................................................................................................................................ 167 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................ 169 PLAN DE EXPOSICIÓN ............................................................................................................. 181 8 Introducción Tilsa Tsuchiya es una de las artistas peruanas más importantes del siglo XX, que ha despertado la atención de estudiosos, historiadores, artistas y admiradores del arte, por lo que realizar una investigación sobre la obra de Tsuchiya se constituye en un gran desafío. Su trabajo pictórico ha sido ampliamente estudiado, sin embargo, se pudo notar que el enfoque ha sido menos profundo en el desarrollo de su proceso creativo a partir del dibujo artístico, lo cual motivo esta investigación. Hemos tenido el interés de estudiar una obra con un gran contenido plástico y simbólico. Además, nuestra intención es acercarnos más a la valiosa obra gráfica de Tilsa Tsuchiya, por lo que el objetivo de esta investigación fue profundizar en el aprendizaje del dibujo como disciplina y en el producto realizado a través de la línea y el soporte de papel: dibujos de gran riqueza que se constituyen como parte importante de su corpus plástico. Nuestro objeto de estudio se centra en comprender de otra manera el proceso creativo de Tilsa Tsuchiya dándole mayor atención a su dibujo como obra final y cómo contribuyó a construir su propio lenguaje y simbología. Entendemos el dibujo como un proceso humano y artístico en el cual diversos procesos de síntesis, representación del exterior y del pensamiento están presentes. Consideramos necesario que, para estudiar la obra de un artista, es importante conocer sus etapas y los puntos de quiebre que originaron los cambios que marcaron su trayectoria. 9 El aprendizaje del dibujo se constituye como disciplina troncal del estudio de las Bellas Artes y es considerado como parte del proceso creativo de la pintura, la escultura y el grabado, sin embargo, se le ha subvalorado debido a que ha funcionado casi siempre como un medio, camino o “parte del proceso,” pero no como una obra independiente. Por ello, podemos constatar que la obra de Tilsa Tsuchiya, a través de su dibujo, fue evolucionando a la par con su trabajo pictórico hasta el final de su vida. Su producción artística comprende más de cien dibujos como obras finales en los cuales muchas veces el estilo usado por la artista difiere con sus pinturas, pues siguen una configuración propia, lo cual genera un paralelismo muy interesante debido a que muchas veces pueden coincidir. No estamos hablando de dos series separadas, sino cómo el dibujo aprovecha el soporte y genera su propio lenguaje unido al pensamiento visual de la artista. Esta investigación está estructurada en cuatro capítulos: En el primer capítulo se presenta un panorama general de la trayectoria de Tilsa Tsuchiya desde el viaje a Francia y su retorno en 1966, poniendo énfasis en sus primeras presentaciones como su muestra de 1968 en el Instituto de Arte Contemporáneo y la obtención del premio Tecnoquímica en 1970. Este premio le otorgó una revaloración para el arte figurativo peruano y descubrió su madurez artística después de larga estadía en Europa. Esto no solo permitirá insertarla en su contexto histórico-artístico, sino también tener un panorama de cómo su trabajo pictórico y gráfico fue experimentando un cambio progresivo en conjunto. 10 En el segundo capítulo se presentan los fundamentos teóricos del dibujo como disciplina artística que conlleva a un proceso mental, visual y creativo. Además, se explicará cómo el dibujo se involucró en su proceso creativo y a su vez, cómo se erige en una obra madura. Asimismo, presentaremos un recorrido por su etapa de estudiante en la Escuela Nacional de Bellas Artes la cual otorgará una perspectiva para apreciar la relevancia del dibujo dentro de su formación artística. Fue preciso incluir en este capítulo el dibujo a través de la voz de la artista, de manera que podamos ayudarnos a comprender mejor su nivel de predisposición en cuanto a manejo de materiales, experimentación y observación del entorno que la rodeaba. El tercer capítulo nos introduce al campo específico de esta investigación, pues aborda los dibujos de Tilsa Tsuchiya como obras finales, a partir de sus colaboraciones editoriales con diversos autores. Dentro de las cuales destacan sus dibujos en Noé delirante (Corcuera,1971), como primera incursión, la cual le permitió tener su primera muestra de dibujo en el Instituto de Arte Contemporáneo y una amplia colaboración por la cantidad de dibujos realizados. Asimismo, se añaden portadas como De los duendes y la villa de Santa Inés (Corcuera, 1977) y Canto de sirena (Martínez,1977). Además, la década del setenta coincide con el abandono momentáneo del uso exclusivo de la línea para dar paso a obras con mayor colorido y tratamiento técnico con características más humanizadas y el uso de otros materiales donde involucra el color. Sin embargo, hacia el final de su vida con la portada Como tatuajes en la piel de un río (Calvo,1985) el tratamiento lineal reaparece en sus colaboraciones literarias. Por eso, la adaptación del texto a una imagen fue una manera de darle una funcionalidad distinta a su obra que ahora 11 podía verse en la portada de novelas, poemarios y revistas, es decir, de manera masiva y en espacios expositivos. En el cuarto y último capítulo se hace un análisis de sus obras a partir de un par de dibujos de 1968, 1969 y otros dos de 1970 que se construyen como piezas claves dentro de la obra de Tsuchiya. En estas dos piezas de 1968 y 1969 se observa el tratamiento de tinta y puntos plasmada en la contraportada de su primera colaboración literaria la cual es una obra que no se ha visto en publicaciones o exposiciones anteriores del año 1970. Para entender la constitución de esta etapa, se realizará un análisis utilizando sus propiedades simbólicas y compositivas y además se indagará en cómo se vinculan con los textos que las originaron. Esto nos permitirá entender las características de sus dibujos como obras finales además de soportes de exploración e innovación dentro de su plástica relacionada al dibujo. Este trabajo busca no solo llegar a una revalorización de la obra gráfica de la artista, sino en poder reconocer a este grupo de dibujos que transcendieron el formato pequeño y que forman parte de la evolución y desarrollo de un modelo visual que se convirtió en el sello de Tilsa Tsuchiya. La intención de esta investigación es conectarla con la voz de la artista como guía dentro de este recorrido con la finalidad de aproximarnos a sus procedimientos, filosofía y motivaciones para poder entender mejor su trabajo. No pretendemos constituirnos como un único análisis de sus obras, pues solo planteamos una mirada personal a través del estudio de fuentes y trabajos emblemáticos que nos han ayudado a poder contextualizar y adentrarnos en trayectoria de la pintora. 12 La búsqueda de fuentes se basó en el análisis de la bibliografía emblemática publicada sobre la artista, además de artículos periodísticos de archivo, la revisión de entrevistas, la visita a cuatro colecciones privadas para poder apreciar sus dibujos en vivo y poder observarlos de manera detallada. Ello nos brindó mucha información para nuestro análisis técnico de sus dibujos. De manera adicional se conversó con amigos cercanos de la artista con el fin no solo de recoger datos sobre su trabajo artístico, sino también conocer su carácter y personalidad que consideramos que es una parte importante de su obra. Este trabajo busca un nuevo acercamiento la riqueza de la obra de Tsuchiya a través del papel, valiéndonos de un grupo de obras que abarcaron el trabajo lineal de la artista y que hemos considerado significativo para esta investigación. Además, se busca revalorar las palabras de la artista en tanto influyen en su dedicación hacia su trabajo y su manera de construirlo por medio del aspecto edificador de la línea. Es decir, pretendemos darle un valor agregado como una característica que se desarrolla en su dibujo como obra final y que es un aspecto que logra una adecuada comunicación con el área simbólica y mítica de su trabajo a través del tratamiento técnico. Es así como su obra se volvió un lugar donde ella crea “ […]lo que vive, sueña y quiere”1. 1 Alfonso Bermúdez, La crónica. Lima, 16 de noviembre de 1976, pp.8 13 CAPÍTULO 1. TILSA TSUCHIYA Y LA CONSOLIDACIÓN PAULATINA DE UN LENGUAJE PLÁSTICO “Vivir jugando bellamente, honestamente, sin trampa” Tilsa Tsuchiya2 En este capítulo se establecerán las características más resaltantes de la obra de Tilsa Tsuchiya a través de los cambios progresivos de su desarrollo artístico identificados desde su viaje a Francia, su eventual retorno al Perú hasta la presentación de las muestras de 1968 y 1970 en el Instituto de Arte Contemporáneo, que develaron al público limeño su madurez artística y le otorgaron el status de artista consagrada. Este marco de temporalidad elegido responde a la necesidad de contextualizar los dibujos producidos entre 1968 y 1970 que constituyen el principal objeto de estudio de esta investigación. Estas exposiciones, en particular, nos ayudan a rastrear la evolución de figuras y motivos en la obra de la artista y al mismo tiempo establecer semejanzas y diferencias con los dibujos que realiza entre estas exposiciones. Sabemos que la biografía y obra de Tilsa Tsuchiya han sido ampliamente documentadas en diversos catálogos, artículos de revistas y libros3, utilizados en el transcurso de esta trabajo. Sin embargo, hemos querido aportar a su estudio las propias declaraciones de Tsuchiya publicadas en diversas fuentes y no siempre 2 Declaración de Tilsa Tsuchiya (Seymour, 1976:22) Entrevista hecha en el marco de la exposición los mitos en la Galería Camino Brent. 3 Dos textos fundamentales para conocer su obra son el catalogo TILSA (2000) del Museo de Arte de Lima y el libro Tilsa (1981), escrito por Luis Eduardo Wuffarden, textos que han servido como soporte a este estudio. 14 reproducidas en textos anteriores. Consideramos sumamente valioso poder oír la voz de la artista en relación a las consideraciones sobre su obra, pues nos permite explorar y conocer mejor sus reflexiones en torno a su lenguaje visual, personajes y repertorios que la vincularon con el surrealismo y que posicionaron a la figuración como una corriente significativa en la década del setenta y convirtieron a la artista en una figura emblemática de la plástica peruana del siglo XX. 1.1 El itinerario de Tilsa Tsuchiya en la búsqueda de un lenguaje plástico Tilsa Tsuchiya Castillo (1928-1984) nació en Supe el 24 de septiembre de 1928. Inició sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1947 en el taller de Sabino Springett y después de unos años de retiro, los retoma en 1950 y asiste al taller de Carlos Quizpez Asín (1954 -1957) y Ricardo Grau (1958), respectivamente. Ganó la medalla de Oro de su promoción al graduarse en 1959, posteriormente viaja a París para estudiar Historia del Arte y Grabado entre 1960 y 1966. Durante su estancia en Europa enfermó de tuberculosis y se internó en el Hospital de Saint Illaire du Touret en Mont Blanc en 1961.Una de sus obras es exhibida en la Exposición Internacional de Pintoras en el Museo de Arte Moderno. En 1966 presenta una exposición individual en la Galería Cimaise de París. Durante ese año se introduce en el aprendizaje de la obra de René Guénon y a numerosos estudios sobre Oriente. Dos años más tarde retorna a Lima. Hacia finales de la década de los 60s, la escena nacional pasaba por un proceso de experimentación en las prácticas artísticas, como el Pop, el Op, el conceptual, el 15 Filo Duro y que, junto a los surrealistas, la Nueva Figuración y el Expresionismo, compartieron espacios expositivos. En 1970 obtiene el premio Tecnoquímica, galardón que en versiones anteriores fue otorgado a obras más ligadas al expresionismo abstracto y al informalismo. La obtención de este premio significó un cambio a favor de lo figurativo en la escena artística nacional peruana a inicios de esa década. El repertorio visual desarrollado por Tilsa Tsuchiya transitó entre lo personal y lo universal a través de la construcción de una mitología propia que plasmó durante toda su vida como artista. Su obra, que recorre una amplia gama de disciplinas artísticas, se cimienta en su arduo trabajo plástico que enmarca su dominio de la línea, la forma, la composición y el color acompañado de sus vivencias, amistades y aspiraciones. 1.1.2 Estadía en París Tilsa Tsuchiya obtuvo una beca para ir a París en 1960, cuando egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes, pero lamentablemente por el fallecimiento de su hermana Carmen tuvo que retrasar su viaje para el año siguiente en el que viajó con sus propios medios. En la capital francesa estudió Historia del Arte y Grabado en La Sorbona, y tuvo que lidiar no solo con la supervivencia en una ciudad desconocida, sino con una tuberculosis de la cual pudo recuperarse en el Hospital de Saint Illaire du Touret en Mont Blanc en 1961. Mencionamos este hecho no solamente por hacer un recuento cronológico de su paso por Francia, sino porque la superación de la tuberculosis sentó un camino de resiliencia en la artista, el cual creemos que de alguna manera marcó las búsquedas planteadas en su obra 16 posterior: “Hay que volver a jugar” (Tsuchiya,1984:7) como le dijo a su médico en el hospital francés. Por mucho tiempo fue Francia considerada una parada obligatoria para artistas sudamericanos. Por ello, en este caso en particular fue un viaje que hizo con sus compañeros de estudio con quienes egresó en la famosa promoción de oro de Bellas Artes4. Aunque de su estadía en Francia no se tiene un registro cronológico exacto de sus obras, se puede comprender que las vivencias en una ciudad diferente afectaron su manera de concebir su trabajo y esto se puede apreciar a su regreso a Perú. La estancia en el extranjero cautivó y deslumbró a la artista. Esto se manifestó en el impacto que tiene en ella tanto la ciudad como su arquitectura. Por ello, califica de “Dioses” a sus artífices: “Descubrí que el aire y la luz penetraban en la piedra y llegué a la conclusión de que no fueron realmente hombres los que construyeron la catedral y los que crearon esas maravillas”. (Corcuera, 2017: 26) Sobre esa luz, que en su obra se distingue por el uso de veladuras, también declaró en una ocasión en 1981, que tomó como referencia a los maestros de fines de la Edad Media. Aunque indica que los maestros lo hacían de una manera casi imperceptible, mientras que, en su caso, si se notaban. Sobre esto acotó: “Yo no me propuse pintar con veladuras; vinieron solas. Creo que ahora tengo una técnica bastante particular, pero no la busqué; la utilizo como medio expresivo” (Bermúdez, 1976: 8). Se resalta esta acotación en particular porque en retrospectiva Tsuchiya 4 Viajo con Alfredo González Basurco y Gerardo Chávez 17 comprende que la pintura es un medio importante para la transmisión de sus ideas, pero no únicamente el fin; en consecuencia, las partes que conforman su obra tienen un propósito que va más allá de ser “un accesorio” o una concesión plástica. Tsuchiya, a su vez, mantuvo una distancia con las corrientes europeas que estaban desarrollándose en esa década, tales como los artistas pertenecientes al grupo de Nouvelle Realites o nuevos realistas y artistas trabajando objetos cotidianos a modo de los Ready mades de Marcel Duchamp.5 Sin embargo, el reconocimiento del arte latinoamericano enmarcado dentro del boom de lo real maravilloso situaba a los literatos sudamericanos en el ojo de Europa, lo cual de alguna manera puede haber beneficiado a los artistas latinoamericanos en el mundo (Wuffarden,2000: 23). La artista tenía una posición muy clara que explica su decisión de no haberse plegado a esos movimientos y solo desarrolla su aprendizaje en paralelo. Además aprendía de aquello que le podía brindar este nuevo ambiente y solo aquello que pudiera serle necesario. Imagínese: yo en París, viendo todas las exposiciones, todo lo “nuevo”, fácilmente hubiera podido “pegarme” a lo que cambia todas las semanas. Porque estar de moda es lo más fácil; pero yo creo que un artista debe seguir lo que le nace, debe ser fiel a sus voces interiores, y no cambiar cuando cambian los gustos o las demandas del mercado. A mi nada de eso me interesa (Orrillo,1970:33) Esta declaración describe el carácter de la artista en gran medida, no solo porque nos revela que su proceder y uso de recursos artísticos siguen por completo su 5 Artistas como Klein, Arman, Tinguely, Spoerri y Cesar. 18 manera de ser, sino porque rechaza los atajos y los cambios inmediatos que rigen los circuitos de arte en cualquier ciudad del mundo. Vale decir que es una posición habitual de los artistas latinoamericanos. Por ello, según Francisco Statsny, esto se debía a que los artistas latinoamericanos llevaban sus dilemas a la exploración de manera muy distinta al mundo europeo, en donde solo tienen dos alternativas, imitar o buscar sus propias fuentes: “Cada uno enfoca las interrogantes de manera propia y los estilos resultantes son variados, pero la mayoría se aproxima de algún modo a una interpretación plástica del problema de los orígenes” (Statsny,1978:8). En 1961 participó en la “Exposición Internacional de Pintoras” en el Museo de Arte Moderno de Francia; en 1965 en la Exposición de Artistas Latinoamericanos en París; y en 1966 tiene su primera individual en Francia en la Galería Cimaise. Esta muestra contó con el comentario de Marcel Cohen, quien en su exposición señaló sentirse fascinado por el trabajo de Tsuchiya: La dulzura, la ternura y la feminidad de Tilsa, hay que buscarlas en el uso que ella hace del color. Yo no sé, si en el Perú, Tilsa ya pintaba de esta manera, pero en sus últimos colores, sean suaves (armonías de azules, de rosas y blancos quebrados) o fuertes (marrones, rojizos, negros compuestos) están trabajados con una paciencia muy femenina, a la manera de un orfebre martillando un plato con pequeños golpes secos. Este trabajo del color, voluntariamente preciso, y que en realidad es muy sabio, recuerda la manera como procedían los primitivos flamencos, cuyos fondos son compactos y sin embargo transparentes, como si el tema estuviera iluminado por una luz colocada detrás de ella (Moll,1991:71). Sobre su estancia en Europa y su retorno, Tsuchiya consideraba que su obra tenía una fuerte raigambre en lo peruano la cual, nutrida de experiencias ligadas a su patria, no podría desarrollarse de manera adecuada en otra tierra que no sea la suya. Por ello, la artista hace hincapié en la importancia del pasado y el presente en 19 sus obras: “En conservarse siempre fiel en la búsqueda de algo verdadero que está en nuestro pasado y también en el presente. O sea, si se quiere proyectar al futuro hay que conocer el pasado para poder trabajar con seguridad en el presente. Por ejemplo ¿te imaginas un árbol sin raíces?” (Bermúdez,1976:8). 1.1.3 Retorno a Perú y la consolidación de un estilo Luego del retorno de Tilsa Tsuchiya al Perú en 1966 con un bagaje cultural labrado en el extranjero, es posible notar numerosos cambios, que se podían inferir del comentario de Marcel Cohen citado anteriormente. La pintora tuvo una serie de muestras6 individuales tanto en Lima como en otras ciudades. En año 1968 expuso en el Instituto de Arte Contemporáneo y en el Club Central de Trujillo; en 1970 exhibió sus obras cuando obtuvo el reconocido premio Tecnoquímica y en 1971 presentó los dibujos por motivo de la presentación del libro Noé Delirante en el Instituto de Arte Contemporáneo y en la Galería Nuccallayme (Wuffarden,2000:329). El estilo de Tsuchiya está ligado estrechamente las experiencias vividas unidas a su deseo de crear una propuesta de temática universal mezclando hábilmente motivos peruanos y orientales con el fin de crear una estética y sistema de símbolos propio, unido a un ejercicio introspectivo que dotó a sus obras de ese sello personal tan característico. 6 Entre esos años también participó en muestras colectivas. En 1968 en el Museo de Arte de Lima, en 1970 en el Museo de Arte Italiano y en 1971 en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (Wuffarden,2000:329). 20 Al mismo tiempo su obra dio un desarrollo progresivo desde el uso de la curva y lo geométrico en sus obras de finales de los sesenta, hasta incorporar volúmenes y planos que dieran la sensación de tridimensionalidad a la evolución de una paleta de color que dio un viraje hasta alcanzar la creación pictórica de atmosferas por las que es conocida. Tilsa Tsuchiya tuvo una gran conexión con las lecturas de René Guénon7, pensador francés y estudioso de antiguas religiones orientales, así como San Bernardo de Claraval y Frithjof Shuon (Wuffarden: 2000). Guénon se interesó por las tradiciones despreciadas por la sociedad moderna que experimentó una pérdida de valores y tradiciones que la llevaba a su degeneración, es decir, el vivir una existencia sin la sabiduría y la falta de identificación con los aportes tradicionales del pasado. En amplia sintonía con este pensamiento, Tsuchiya reconocía el pasado como pieza clave de autoconocimiento: “[…] si se quiere proyectar al futuro hay que conocer el pasado para poder trabajar con seguridad en el presente” (Bermúdez, 1976:8). Por otro lado, Watanabe revela que: “Ella solía no aludir a estas lecturas frente a sus amigos que entonces intentábamos tener una explicación menos ocultista del mundo. Cuando alguna vez aceptó hablarme de Guénon, entendí muy poco al pensador y bastante más a ella” (Watanabe, 2000: 297). Esto resulta significativo para poder reforzar porque la lectura de Guénon le resultaba de utilidad para 7 René Guénon fue un filósofo francés estudioso del pensamiento oriental y sus culturas, con el fin de que occidente tuviera una visión más amplia y menos estereotipada de las sociedades de oriente. Mediante sus escritos en revistas como la Gnose, Revue de Philosophie, Ettude Traditionelles y el Velo de Isis, y otras obras da a conocer numerosos aspectos de doctrinas metafísicas orientales, estudios sobre simbolismo de Oriente y Occidente y reflexiones críticas sobre el mundo moderno y la sociedad occidental, como La Gran Triada(1946) y Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada(1962), este último publicado de manera póstuma. 21 reforzar su propia filosofía artística, dado que los seres que poblaban las obras de Tsuchiya estaban definidos más por la “potencia vital que llevaban en su interior” que sobre los elementos formales que la constituían, en adición Watanabe menciona que Tsuchiya “pensaba que si era capaz de imaginar un universo donde cada elemento expresara una plenitud, ese universo era posible”(2000: 297). Tsuchiya divide su obra en dos etapas y ello lo manifiesta durante una entrevista el año 1975 donde señaló que se preocupó mucho por la obra que estaba haciendo en ese momento. Por ello, la concibe como la unión de dos partes, en cuanto a la temática de su trabajo. “En la primera (que llega hasta el paraíso) yo había pintado un hombre muy esquemático, como un ser más de la naturaleza. En la segunda parte traté de conocerlo; leía y pintaba.”8 (Arsa, 1981: 10). Estas concepciones de las etapas de su trabajo nos permiten conocer cómo los seres de sus obras al principio no se erigían como protagonistas, es decir se encontraban subordinados o en el mismo nivel de lo que le rodeaba; es importante resaltar esto debido a que la aparición de sus dibujos como obra final se sitúan en un intermedio de este autoconocimiento de estas dos partes importares de su trabajo. La pintora establece sobre sus obras diferencias y evoluciones: “[…] mis figuras humanas eran planas. Como quería lograr un hombre con alma, entonces, en la segunda parte, use el medio volumen y la profundidad de los colores: un color puesto una vez es diferente de un color pintado en capas sucesivas, en veladuras…” (Arsa, 1981: 10). Si bien Tsuchiya relaciona en la primera cita de esta entrevista 8 Creemos que con “paraíso” la artista se refería a una serie de cuadros que tenían esa denominación. 22 concepciones ligadas a papel de sus personajes, aquí menciona los cambios en el tratamiento técnico. En la segunda etapa, con el desarrollo pictórico en su trabajo es importante notar la mención del uso de la volumetría que la ayuda a sacar el “alma” en las figuras trabajadas, hecho que resuena de manera muy particular en su dibujo como obra final, donde también trabajó la volumetría a través del uso del puntillismo, técnica exclusiva de su trabajo gráfico. En relación al dibujo y sobre su proceso de construcción de una obra, Eduardo Moll señala: En lo que se refiere a la forma, se halla el dominio absoluto del dibujo-base primordial para el quehacer plástico-; la aplicación diáfana de los pigmentos (a partir de la década de los sesenta) por medio de innumerables veladuras, delicada y sobriamente plasmadas; y una visión completa, determinante y altamente profesional de la composición y su consiguiente óptica integral de la superficie (Moll,1991:67). Es importante mencionar que los detalles sobre el trabajo plástico realizado por Tsuchiya, ponen en evidencia que Eduardo Moll, además de ser artista, no solo tenía la agudeza visual de identificar los procesos, sino que además conocía la técnica pictórica. Debido a ello, Moll resalta de manera puntual que el dibujo como disciplina requiere y necesita de un gran dominio y además reconoce que es uno de los pilares de su carrera artística. Augusto Ortiz de Zevallos, por su parte anota, en su artículo de 1970, poco después del regreso de la pintora al Perú, de que Tsuchiya practicaba un tipo de pintura muy particular, aquella que se encontraba libre de influencias, libre de “espectáculo” y donde se puede “hacer lo que cree y no exponer lo que ha leído” (1970:26). En ese 23 sentido, el investigador afirma sobre la pintora que tanto la elaboración de su lenguaje, su proceso creativo Y la seriedad permanente de su proceso pictórico ha consistido en irse obligando a validar pictóricamente cada intensión significativa, es decir, a no valerse crudamente de signos formales que llevan implícita una significación, sino a laborarlos compositiva y cromáticamente en el ánimo de lograr una coherencia que sustente su fertilidad imaginativa y su riqueza (Ortiz de Zevallos, 1970:26). El comentario de Ortiz de Zevallos se distingue del realizado por Eduardo Moll sobre la pintora, pues da una mirada a la construcción total en su trabajo, debido a ello, la edificación de la obra de Tsuchiya es una cadena de procesos que involucran la significación de las formas ligadas a una metodología propia que adapta la profusión de imágenes que produce la artista y que da forma a través de su ejecución. De la misma manera, en esta ejecución, Tsuchiya le otorga una intensa carga comunicativa por medio de la acción de dibujar y pintar; logra que el mensaje de su obra se cohesione sobre el medio en el cual trabaja. Ella mantiene un equilibrio entre los conceptos manejados y la manera en que los representa, estos van forjando el valor y significado de su trabajo. Atendiendo a las reflexiones de Tilsa Tsuchiya con relación a lo que, desde su percepción y vivencias definía a un artista, tal como mencionó Watanabe que las vivencias la motivaban más que los conceptos, ella misma afirma en una entrevista que el artista es un personaje ligado estrechamente con el sufrimiento, hecho mencionado nuevamente por la artista, de que “el dolor no se cuenta, se pinta […]” (Watanabe,2000:297). Ello es debido a que los artistas ven el mundo de una manera muy particular y en consecuencia afrontan la verdad de una manera más directa que el resto de seres humanos (Arsa,1981:10). Podemos inferir que Tsuchiya se 24 refería a la sensibilidad del artista y como ellos tienen una percepción diferente del mundo que les rodea, por lo que absorben la información que transcriben en sus obras de forma muy íntima y personal. En la vida del artista pueden existir periodos de atascamientos, a veces necesarios, pues la ayudan a avanzar. Por ello, la artista señala: “La vida del artista es entrar y salir del caos, con el riesgo de quedarse allí”. (Arsa, 1981: 10) Es pertinente mencionar estos pasajes debido a que permiten el entendimiento de una artista a la cual su obra estuvo ligada mucho a sus vivencias y su manera particular de percibir su realidad y de canalizar las experiencias de su vida a sus trabajos artísticos. 1.1.4 Algunas posiciones sobre el Surrealismo en su obra Creemos importante comparar las diversas apreciaciones que generó la obra de Tilsa Tsuchiya en torno al surrealismo con su propia percepción sobre la misma, Ello con el propósito de reconocer en su obra la manera en que fue percibida, pero también para plantear cómo su lenguaje artístico se consolidó por una búsqueda introspectiva e individualidad más que por plegarse a un movimiento en particular. Recurrimos a la propia voz de Tsuchiya ya que nos ayuda a desmitificar su creación artística y a comprender mejor su manera de trabajar, su visión sobre su obra y el arte. Encontramos importante para esta investigación evidenciar cómo el objeto artístico una vez realizado y expuesto, sale al mundo y se convierte en parte de él, susceptible a la palabra del público, de sus visiones, teorías y observaciones. 25 La obra de Tilsa Tsuchiya fue incluida dentro del grupo de surrealistas9, en un momento en que en el ámbito local se empezaron a gestar diferentes estilos, propios de la generación del sesenta, por lo que era inevitable que su obra fuera asociada a uno de ellos. En relación a la obra plástica producida por Tsuchiya a finales de los sesenta, Jorge Villacorta, señala: “Y no es arriesgado señalar que, en el periodo de su madurez artística, a partir de 1968, la artista se desplaza en territorios cuyos confines van apareciendo con firmeza, pero gradualmente; desplazamientos que no configurarían un sistema porque no tienen nada que probar a ojos del observador. Recurriendo a un repertorio de figuras, su extraordinario oficio pictórico engendra símbolos o, a veces, sugiere narrativas serenamente desplegadas que se alejan de las tramas visuales tensamente delirantes que pretenden asemejarse al estado del psiquismo puro o de la asociación onírica.” (Villacorta,2000:52) Villacorta es muy claro al reconocer el cambio gradual de la propuesta de la artista, pero también es revelador advertir cómo en el año 1968, que se le adjudica una madurez, será muy importante para esta investigación dado que los dibujos que hemos seleccionado de Tsuchiya se ubican a partir de ese año y aún no se asocia el trabajo de la artista al surrealismo, llamado en este caso “asociación onírica”. Quizás porque las figuras desarrolladas en esta etapa no se encuentran visualmente “levitantes” o “veladas” por la atmosfera blanquecina de su factura como sí se puede ver posteriormente en el año 1970 y con más énfasis en 1974. 9 En Generación del 68, Alfonso Castrillón agrupa a Tsuchiya en el mismo grupo que Leoncio Villanueva, Humberto Aquino, Carlos Revilla, Venancio Shinki y Fernando de la Jara. 26 Asimismo, Tsuchiya muestra una afinidad con el simbolismo10, en tanto utiliza en su obra poéticas visuales con los que el espectador puede establecer correspondencias o elementos que descifrar, que para Villacorta es “otra faceta de esta misma forma de aproximarse a la pintura” (Villacorta,2000:52). Por su parte, la posición de la artista con respecto a la constante pregunta sobre si su obra podía situarse dentro del surrealismo y que acrecentó más la etiqueta al participar en la exposición Oníricos de la Plástica Peruana11 (Bermudez,1976:8), declara que no considera su pintura surrealista, dado que, según su propio entendimiento, esta corriente tiene sus bases en la evasión de la realidad y una actitud individualista. Tsuchiya anuncia que su pintura la sitúa entre el hombre, la cultura, el ancestro y la recuperación del espíritu de los antiguos creadores y de manera más específica las culturas del Perú antiguo tales como: Chavín, Paracas y los Incas. De este modo confundir su temática mitológica con los sueños resulta incoherente y de contraste entre ambas posturas. Por ello, considera al mito como un profundo medio de comunicación de valores, los cuales “son la expresión más viva y real de lo que es el hombre”. (Bermúdez, 1976:8) Tsuchiya no duda en distanciarse del movimiento surrealista declarando que pinta no solo “…lo que vive, sueña y quiere” (Bermudez,1976:8), sino también “los mitos, las leyendas, la historia hablada y lo popular” (1976:8) y que su búsqueda de 10 Eliade considera que las imágenes, los símbolos, mitos no son casuales creaciones del pensamiento, son producto de una realidad y una necesidad que comprenden una función: dejar a desnudo las modalidades secretas del ser. “El símbolo revela ciertos aspectos de la realidad que se niegan a cualquier otro medio de conocimiento” (Eliade, 1979:20) 11 Tilsa Tsuchiya declaró que participó en esa muestra por compañerismo y amistad que por convicción (Bermúdez en 1976:8). 27 motivos además está dentro de la naturaleza que la rodea y su creencia en contar historias como a ella se las contaron. De esta manera, la pintora considera que en su influencia que es universal puede haber de oriente, occidente o medio oriente y que la influencia oriental es una etiqueta dada solo por sus rasgos físicos y su ascendencia. (Bermúdez, 1976:8). La artista crea un lenguaje de mezclas y fusiones donde se advierte lo oriental y lo peruano, pero de manera intuitiva, porque no se trató de tomar elementos y calcarlos tal cual, sino de recoger lo mejor de cada mundo para poder proponer algo nuevo. Para Jorge Villacorta, la pintura de Tsuchiya se apoya en tres rasgos: espacialidad, atemporalidad y quietud. Todo esto produce en el espectador “una extraña plenitud sensorial” pero también una “aprehensión diferida” que, en buena cuenta invita al espectador a contemplar un mundo perfectamente construido, en el cual cada elemento goza de una lectura independiente pero relacionada a lo que nos muestra la composición en su totalidad, como una sucesión de hechos perfectamente narrados por la autora. Debido a ello, señala que “la dimensión alterna deviene en reflejo de seducción”. (2000:59) Mientras tanto Alfonso Castrillón, enmarca la obra de Tsuchiya dentro del movimiento surrealista basándose en su tratamiento pictórico de los objetos y personajes de sus cuadros. Desde su etapa en París, en sus bodegones, puede notar que: Tilsa ha compuesto con pericia su cuadro, ha colocado sus objetos sobre la mesa y para diferenciarlos de una mirada realista los hace vibrar valiéndose de sus minuciosas veladuras. Además, recurre a una licencia: la sombra no corresponde a las siluetas de las tres botellas; se levanta 28 sobre la pared como si fuera una montaña en medio de la niebla” (Castrillon,2018: 212). Del mismo modo también Castrillón plantea que al ser fuertemente influenciada su obra por las lecturas de René Guénon, estas la conectan al surrealismo, dado que Guénon considera que para llegar la verdadera sabiduría se debe pasar “por la superación efectiva de cuanto es limitación individual o racional”12 (Castrillon,2018:214) lo cual guarda similitudes con la valoración de la acción del inconsciente. La pintora Tsuchiya crea un mundo libre de maldad, sin huellas de caos o destrucción. Por ello, Castrillón lo relaciona con la tradición esotérica del paraíso como corazón del mundo de la realidad y la racionalidad, donde se pasa de la “condición humana a la condición divina”. (Castrillon,2018:214) Por su parte, José Watanabe no afilia a Tsuchiya necesariamente a la corriente surrealista, debido a que el mundo surrealista actúa de manera “excluyente con la realidad”, mientras que la obra de Tilsa se decanta por viajar entre este mundo y “otra realidad” que no quiere decir necesariamente excluirla. El poeta afirma que la pintora nos plantea un mundo habitable, pero “innegablemente feérico y poblado seres que mutan dentro de una obra que para ella es acercarse a una “promesa o vaticinio”. (2000, 300). Para Tsuchiya, en consecuencia, el surrealismo cumplió su ciclo en el ambiente donde nació y se desarrolló. Estos tenían valores muy marcados, como lo menciona 12 Alfonso Castrillón cita esta parte del libro Crisis del Mundo Moderno (1975), de Réne Guénon 29 la propia artista: “concepto de grupo, la experiencia del subconsciente, el rechazo al arte decadente de la época, el enfrentamiento a los valores trasnochados de una Europa cada vez más y más desgastada dieron al surrealismo un porqué.” (Bermúdez ,1976: 8) Resulta importante especificar que el surrealismo también explora a través del inconsciente la búsqueda de una realidad más completa que se haya escondido en el fondo de nuestras conciencias. Breton definía el surrealismo como “la creencia en la realidad superior de ciertas formas de asociación que habían sido desestimadas, en la omnipotencia del sueño, en la actividad desinteresada del pensamiento” (Breton, 2001:21). La propuesta de Tsuchiya revela similitudes al mostrar en sus obras escenarios que en apariencia podemos identificar como remotos y paradisiacos, pero éstos reflejan cómo la artista ha pensado e imaginado su propia realidad. Asimismo, al construir un universo mítico la artista busca rememorar y repetir un hecho primordial que se reproduce a través de la memoria colectiva (Eliade, 1972). Por ello, el arte de Tsuchiya se constituye como una comunión más “que de ruptura como había sido siempre el surrealismo europeo, un arte de armonía más que de crítica” (Castro, 2010: 47). Creemos que Tsuchiya no buscó plegarse a los movimientos artísticos del momento, como ella dijo: “Ningún artista puede trabajar tranquilo mientras le imponen temas y hasta técnicas. Yo creo en la absoluta libertad de creación” (Arsa, 1981: 11). Dicho esto, no invalidamos lo dicho por los historiadores que han estudiado su obra, pero tampoco debemos descartar las declaraciones de la artista 30 con respecto a su propia obra. Además, es preciso señalar que, como se mencionó al inicio de este subcapítulo, la obra artística al salir del taller y exhibirse al público le pertenece también a este. Es decir, la obra artística está creada para evocar, inspirar y provocar; esto es lo que constituye el excepcional juego del arte. Asimismo, Tsuchiya, consideraba que el ambiente social y político influenciaba en cada movimiento o vanguardia para su nacimiento y su fin, y al ser Europa y América espacios con realidades diferentes su pintura no debería solo recepcionar lo que venía de fuera. 1.2 Las exposiciones de Tilsa Tsuchiya en el Instituto de Arte Contemporáneo en 1968 y 1970 1.2.1 La Exposición de 1968 Tilsa Tsuchiya inauguró una exhibición individual en mayo de 1968, en el Instituto de Arte Contemporáneo para exponer su obra reciente. Muestra en la cual, según Wuffarden, ya se podía vislumbrar una madurez traducida en el “descubrimiento de cierta naturaleza fantástica, mezcla de recuerdo infantil y voluntad primitivista”. (2000:27). La muestra fue organizada por el Instituto de Arte Contemporáneo y exhibida en lo que ahora es el Museo de Arte Italiano. Esta muestra ubica el contexto de esta investigación debido a que a partir de este año se marca una pauta para su producción artística, que nos permite hacer comparaciones en lo referido al estilo y ejecución, no solo para sus pinturas sino también para sus dibujos y el desarrollo de estos como obras independientes. 31 La exposición contó con veintidós cuadros pintados al óleo de formato mediano y grande. Se destaca la presencia de figuras geométricas que emergen de composiciones con fondos de color tierra y grises. En conjunto con acentos de color en ciertos elementos dentro de las pinturas. El uso del este lenguaje geométrico y la paleta de color escogida para cuadros de esta muestra como Aro Negro(1968), Arpista(1968), Comensales(1968) y Fertilidad(1968) nos invita a relacionarlo con el lenguaje del ancestralismo13. Propuesta que permitió encontrar un nuevo valor en la pintura peruana, cabe desatacar que fue 1968 el año en la que se consolida esta concepción estética en la obra de Fernando de Szyszlo. Es claro que a la artista no se le ha identificado dentro de este movimiento. Sin embargo, es interesante encontrar similitudes no solo con esta muestra, sino que a partir de su propuesta figurativa Tsuchiya asimiló muchos de los conceptos del ancestralismo ya que “el lenguaje pictórico de los ancestralistas era de naturaleza no mimética y evitaba el uso de formas descriptivas que contuvieran un vínculo directo con el objeto” (Rith Magni,2011: 96). En el caso de Tsuchiya la evocación de las culturas del Perú antiguo se podría advertir en los colores y las formas geométricas y más adelante, cuando su propuesta alcanza ya una plenitud dentro de la figuración, en el uso de las cabezas cuadradas en sus dibujos a partir del año 1968. 13Concepción estética que toma referencias de culturas indoamericanas y su conversión e integración en la pintura de origen occidental y de forma no mimética (Rith Magni,2011:73) sus representantes fueron Fernando de Szyszlo, Miguel Nieri, Milner Cajahuaringa, Enrique Galdós Rivas y Gastón Gareus 32 Asimismo, resulta relevante señalar que “lo que buscaban los artistas era encontrar en la estructura el pensamiento mítico-mágico; no les interesaba el tratamiento narrativo de un tema mitológico. Lo que buscaban era el mito como forma de pensamiento transracional y no el “motif mitológico” (Rith Magni,2011:81) que nos ayuda a comprender y de alguna manera enlazar con la propuesta de Tsuchiya que viajó entre lo paradisiaco y mitológico, pero que nos ofrece una visión particular que invita al espectador a plantearse estas asimilaciones precisamente porque ella no usa una narrativa sino una transfiguración de las figuras oponiéndolas y enfrentándolas. En las obras que conforman esta muestra se puede observar personajes alargados con cabeza cuadrada que van “evolucionando” desde Arpista (1968, Fig.2) que guarda similitudes pictóricas con Aro Negro (1968, Fig.3) en lo referente a la presencia de un personaje o forma que conecta con el resto de la obra mediante acento de color rojo y de planos superpuestos desde los más claros al fondo y los más oscuros en los primeros planos. Fig. 1. Catálogo de la muestra de 1968, Instituto de Arte Contemporáneo, Archivo MALI 33 Fig. 3. Aro Negro, 1968.Óleo sobre lienzo. 53x92cm.Coleccion particular, Lima. Para Wuffarden, dentro de cuestiones formales las obras de esta exposición evocaban levemente, el estilo de artistas como Miro o Klee en obras de Tsuchiya tales como Comensales (1968). Por ello, creemos que el historiador encuentra estas semejanzas por asociación cromática por medio de la presencia de colores complementarios como el rojo y el verde como también por la figuración geometrizada o no definida; y lo que denomina una figuración anfibia en Aro Negro y en Niña de la Noche (Fig. 4). Adicionalmente menciona: “Antes de una mitología, esta fauna larvaria evidencia el descubrimiento de cierta naturaleza fantástica, mezclando el recuerdo infantil y voluntad primitivista” (Wuffarden 2000: 27). Fig. 2 Arpista 1968. Óleo sobre lienzo. Colección particular, Lima. 34 Fig. 7. Niña de la Noche, 1968.Óleo sobre lienzo.71,5x55,5cm. Colección particular, Lima. Fig.4 Tilsa Tsuchiya Comensales, óleo sobre lienzo,127x99cm 1968, Colección particular, Lima Fig.6 Paul Klee. Globo Rojo, Tiza y Oleo, 31,1x31,7cm,1922. Museo Salomón R. Guggenheim Fig.5 Joan Miro. Flama en el espacio y mujer desnuda, óleo sobre lienzo, 41x32cm, 1932. 35 Fig. 8. Descanso, 1968.Óleo sobre lienzo.65x61cm. Colección particular, Lima. En obras como Niña de la Noche y Descanso (Fig. 7) se observa esa intención planteada por Wuffarden, donde hay personajes sin extremidades que parecen flotar por esos fondos agrisados y “apastelados” (por el uso del blanco). Ambas obras muestran la incipiente construcción de una anatomía de personajes característicos que Tsuchiya “pule” unos años más tarde. Por ello, es posible apreciar sutilmente la presencia de una cabeza de perfil en el lado superior izquierdo de Descanso y una especie de cuerpo alargado que abarca la composición, haciendo un contraste con una figura curva de color amarillo que se coloca como elemento focal para dar equilibro. Mientras tanto en Niña de la Noche el personaje sin piernas ni brazos, parece movilizarse en lo que es un paisaje montañoso en el cual se puede advertir el estilo de montañas que Tsuchiya repite en sus obras de los años setenta. Algunas de las obras de esta muestra, pudieron ser creadas a partir de recuerdos o experiencias personales de la artista, así como cuestiones de índole social y política 36 de la artista, como por ejemplo Como un Fantasma y Aro Negro, sendos homenajes a Javier Heraud (amigo de la artista) y Juan Pablo Chang14. Esta muestra traza un línea discursiva y técnica que había tomado la artista a finales de la década del sesenta. Con ello, la pintora, marca una distancia de sus maestros con los que su obra guardó similitudes compositivas en la década del cincuenta. Así Tsuchiya nos muestra no solo un estilo distinto, sino, además, a través del uso de las figuras geométricas, que si bien es un recurso que ya usaba en su etapa de estudiante, en esta exposición las formas son más esquemáticas y no el facetado que usaba en la Escuela por lo que es posible evidenciar una simplificación de formas y los planos de color. Si bien aún sombríos, la presencia del blanco en Fig. 4 y Fig. 5 dota de una atmósfera a las obras y plantea un contraste con las figuras protagonistas en una composición y disposición de elementos muy lograda. Esto se vuelve más notorio debido a la “simpleza” y precisión de lo representado y la manera en cómo se encuentran superpuestos los planos. En base a lo mencionado, Eduardo Moll en su nota con respecto a la mencionada exposición de Tsuchiya organizada por el IAC, afirma que la pintora nos da una señal sobre su madurez percibida en su primera muestra desde su retorno a su patria: “Actualmente, luego de años de tesonero trabajo, la sensibilidad instintiva ha 14 Para Luis Eduardo Wuffarden(2000), Aro negro puede guardar relación con el poema quechua Apu Inka Atawallpaman. La elegía Apu Inka Atawallpaman es un poema que narra el asesinato de Atahualpa y describe el caos que significó su muerte para el mundo andino, así como testimonia la caída del imperio y pronostica su fin. El texto es anónimo, fechado hacia finales del Siglo XVI y su difusión se produjo en el siglo XX por José María Arguedas. 37 ido tomando rumbos de definición, gracias a una evolución propia de la madurez que da el tiempo” (Moll,1968: s/p). Ese atisbo de obra conjunta, de unidad compacta y relacionada nos presenta que en esta primera muestra en Lima después de su retorno, los resultados obtenidos son notados y se afianzan como punto de partida para el rumbo que lleva su obra en la década del setenta. Fig. 9. Oiga,24 de mayo 1968, Lima – Criticas sobre su Exposición. Archivo: Museo de Arte de Lima 38 1.2.2 Retorno a la figuración: Premio Tecnoquímica y serie Los Viajantes (1970) En el año 1969 la iconografía de Tilsa Tsuchiya da gradualmente un giro, pues su composición aun estructurada y geométrica va manifestando los ejes temáticos que se harán frecuentes en sus obras de la década de los setenta. En su serie Los Viajantes, ella se aleja de los cuadros de costumbres o de las composiciones estructuradas para dar paso a lo que popularmente se conoce como el nacimiento de una obra con un sello característico en lo referente a esa hibridación de occidente y oriente. El 11 de agosto de 1970, a tan solo dos años de la exposición del IAC, Tilsa Tsuchiya ganó el prestigioso premio de la Bienal de Tecnoquímica. Esto revela la importancia que volvió a tener el arte figurativo en el Perú, pues esto suscitó una Fig. 10. Expreso,26 de mayo 1968, Lima. Critica sobre su exposición. Archivo: Museo de Arte de Lima 39 validación, más que un cambio, en la escena artística nacional, que había sido dominada en el trascurso de esa década por obras ligadas al informalismo y la abstracción, como se mencionó anteriormente, y que habían sido los anteriores ganadores del premio. (Wuffarden,2000:29). Este momento fue acompañado de las exposición de Gerardo Chávez, “El cierra los ojos, el ve”, puesta de impronta surrealista que consistía en su obras realizadas en Europa, además de las exposiciones individuales de Humberto Aquino, Leoncio Villanueva y José Tola.15 La obtención de este galardón marca el ingreso de una generación nueva dedicada a la figuración en distintas modalidades, que sirvió de antesala a diversos artistas de esta corriente cuando presentaron sus primeras muestras individuales, tales como: Alberto Aquino, Leoncio Villanueva y José Tola. Alfonso Castrillón comenta que la exposición del premio Tecnoquímica: “[…] fue la más coherente e impresionante que plástico peruano presentara por aquella época: una figuración surrealista que exhibía personajes, animales fantásticos envueltos en un color armonioso, alegre y fresco; una técnica depurada, manejaba con destreza y obediente a los dictados de la estética que proponía su autora” (Castrillon,2018:214). Es precisamente en este grupo de obras dentro de las cuales podemos comprender por qué la obra de Tilsa Tsuchiya fue relacionada con el surrealismo. Los ejes temáticos de la artista son interpretados por Alfonso Castrillón como una alusión a 15 La exposición internacional “la nueva veta: la figura 1963/1968 conformada por la obra de artistas norteamericanos, introdujo de alguna manera el nuevo eje figurativo a la escena artística nacional. Adicionalmente el IAC, presentó una muestra panorámica del surrealismo clásico proveniente del Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1972.(Wuffarden,2000:29) 40 cierta actitud evasiva de la realidad social sacudida por las reformas del velasquizmo. De alguna manera ligando su obra a la corriente surrealista, como muchos otros que también la circunscribieron dentro de esta generación, lo cual se mencionó en el subcapítulo anterior. Es así como ella y varios artistas preferían situar sus obras entre “lo onírico y lo simbólico” (Wuffarden,2000:33). Su obra ha sorteado muchas opiniones, pero su trabajo fue un modo de expresar su realidad utilizando las herramientas ligadas a lo ancestral sin perder en el proceso la destreza técnica y al mismo tiempo situar su obra dentro de un lenguaje moderno acorde al contexto que la vio desarrollarse.16 16 Tilsa Tsuchiya señaló además en su entrevista con Bermúdez que “[…]yo pinto lo que vivo, lo que sueño y quiero. Mi búsqueda es en cada piedra, en cada montaña, en cada árbol, […]mi pintura trata de contar al hombre, su historia, como a mí me la contaron.” (1976: 8) Fig. 11. Sin Título, 1970. Óleo sobre lienzo 130x98cm. Colección particular, Lima. 41 Sin Título17 (1970) es una de las obras que fue parte de la muestra del Premio Tecnoquímica y es importante en muchos aspectos para esta investigación, dado que nos da muchos indicios de lo que estaba evolucionado en la artista, a diferencia de sus obras de la exposición de 1968 que se destacan por sus formas estructuradas y sus colores oscuros, grisáceos y tierras. En la obra Sin Título (1970) (Figura 8) se puede observar un acceso a la luz y las figuras con un trabajo volumétrico más desarrollado y evidente a la vista o como ella menciona en su conversación con José Watanabe: “Creo que hace tiempo mis figuras quieren ser de carne” (2000: 295) El poeta establece que sus figuras a inicios de la década de los setenta, ya habían dejado de ser planas para dar paso a una “corporeidad” y ganar volumen. Tomamos esta obra como una referencia fundamental, debido al uso de los peces, las figuras flotantes y el fondo montañoso, además de la superposición de colores primarios como el azul en adecuado equilibrio al repetirse en todas las figuras de personajes dentro del cuadro. Es por lo tanto una obra que aún no se decanta por mostrar esta atmosfera blanquecina, sino que se construye con un adecuado equilibrio de color. Posteriormente en la serie Los Viajantes, grupo de obras que ella desarrolló desde 1969 hasta los personajes empiezan a desprenderse de lo geométrico para adaptar 17 En la entrevista a la revista Diners del año 1975 se menciona que la artista “no titula sus cuadros porque hacerlos seria sugerirle algo al espectador y ella prefiere de este una reacción libre”. (Anónimo,1975:17) 42 formas más curvas y rítmicas, las cuales temáticamente acceden al universo mítico a través de esta serie que se extendió hasta 1982. Su composición aun estructurada y geométrica va manifestando los ejes temáticos que se harán frecuentes en sus obras de la década de los setentas. Tsuchiya se aleja de los cuadros de costumbres o de las composiciones estructuradas para dar paso a lo que se conoce como el nacimiento de una obra más sólida, basada en el desarrollo de su técnica y el conocimiento adquirido en Francia, a partir de las lecturas de Réne Guénon y Frithjof Schuon mediante los cuales “busca restituir el valor simbólico de las formas” (Wuffarden, 2000:24) Fig. 12. Sin Título, 1970. Óleo sobre lienzo. 82x100cm. Colección Particular, Lima 43 Fig. 13. Sin Título, 1970.Óleo sobre lienzo, Tríptico. 150x150cm.Coleccion particular, Lima. Es en el marco de este incipiente nuevo estilo y el nacimiento de un lenguaje pictórico que fue madurando la obra de Tilsa Tsuchiya, quien a partir de aquí y los trece años siguientes se continuó su crecimiento y desarrollo. Adaptándose a diferentes formatos y técnicas, de las cuales nos centraremos en su trabajo de dibujo. Nos parece necesario cerrar este capítulo mencionando a Alfonso Castrillón, sobre los cambios estilísticos dentro de la generación de la década del sesenta, en la cual Tsuchiya fue parte dentro del grupo de artistas peruanos jóvenes de ese momento y experimentó estos cambios con su propia obra: “Hay que tener presente que el hombre de una generación no solo lucha con la anterior, sino que se nutren de ella 44 y toman lo que necesitan. No ha habido en nuestra Historia del Arte rupturas bruscas, como en el caso de las vanguardias europeas […]”18(Castrillón, 2000: 8) Podemos concluir a partir de aquí que los cambios estilísticos en el arte peruano 19 se manifestaron por etapas y se han alimentado unos de otros para poder evolucionar y desarrollarse a través de las décadas y de alguna manera fue un recorrido cíclico que nos llevó a la figuración nuevamente. Este recorrido por la carrera de Tilsa Tsuchiya ofrece un panorama que permite evaluar y valorar la construcción de la artista a través la manera particular de ver su producción como la resultante de su mundo interior y exterior, donde sus ideas, visiones y sensibilidad, la ayudan a expresar un estilo y articulan sus obras como un conjunto que cambia, crece y evoluciona y que define parte de su plástica. 18 Castrillón en su ensayo Tensiones Generacionales plantea que la metodología de Ortega y Gasset se basa en dos postulados: “que el hombre llega a la madurez a los treinta años, más o menos, y que las generaciones se relevan cada quince años. Como se tiene que partir de algún punto para ubicar los grupos generacionales, Ortega recomienda buscar en un momento crucial de la historia donde se advierte un cambio de la sensibilidad vital –como él dice– y encontrar el epónimo que la represente” (2000: 1). 19 Castrillón en su ensayo de apertura del libro Generación del 68, explica que las tendencias plásticas diversifican el medio artístico peruano, desarrollándose la abstracción lírica, el expresionismo abstracto, que pasó a la generación del 68 con Gastón Garreaud, Julia Navarrete, Elda Di Malio, Ramiro Llona, entre otros; el informalismo mostrado en Lima por Gloria Gómez Sánchez en 1960; en los surrealismos a Gerardo Chávez, Carlos Revilla y Tilsa Tsuchiya; mientras que en la figuración a Luis Palao Berastan , Bill Caro, José Tola, Alejandro Alayza , Luz Negib y Fernando de la Jara, además menciona a la aparición del Pop Art , el Hard-Edge o filo duro y el Op Art. (Castrillón,2003) 45 CAPÍTULO 2. EL DIBUJO DE TILSA TSUCHIYA Y EL DESARROLLO DE SU PROCESO CREATIVO: ESENCIA Y APRENDIZAJE En este capítulo se abordará al dibujo como disciplina artística y como proceso mental, visual y creativo en la obra de Tilsa Tsuchiya. Para ello haremos una primera entrada sobre algunas precisiones teóricas ligadas al dibujo que servirán para entender los procesos y elecciones de nuestra artista. Asimismo, se hará un recorrido por su etapa de estudiante en la Escuela Nacional de Bellas Artes para entender mejor su aprendizaje, sus maestros, sus influencias y poniendo énfasis en el dibujo como disciplina. Finalmente, reconstruiremos cómo el dibujo se involucró en el proceso creativo de la artista, pero también cómo su manera personal de construir y concebir su obra jugó un gran papel en la creación de un lenguaje visual sin precedentes en el arte peruano. Este abordaje nos permitirá comprender cómo sus dibujos, como obras independientes, se sitúan en un margen que no siempre guarda correspondencia con su obra pictórica y se podría decir que evolucionan, crecen y se alimentan una de la otra durante la trayectoria de la artista, pero que han sabido destacarse por derecho propio en un grupo que abarca cerca de ciento cincuenta dibujos finales que no guardan una correspondencia pictórica. Para explicar lo señalado en la obra de Tsuchiya se ha hecho una selección de sus dibujos realizados para colaboraciones literarias, dos dibujos que marcan un punto de partida para su desarrollo plástico y simbólico que se analizarán con amplitud en los próximos capítulos. 46 2.1 Precisiones teóricas ligadas a la construcción del dibujo La etimología del vocablo dibujo proviene de la palabra en latín disegnare, que significa señalar o diseñar, adicionalmente se le asigna el significado de “delineación o imagen dibujada”20. El dibujo es un medio artístico, que de la misma manera que otros, ha sido empleado por los seres humanos para comunicar y dar a conocer una visión particular o colectiva del mundo interno o el que les rodea; usando soportes bidimensionales que varían desde la piedra (en la antigüedad), el papel, madera, tela (en la edad moderna y contemporánea) y actualmente, los medios digitales. Si bien el dibujo funcionó por mucho tiempo como medio para la realización de obras pictóricas o escultóricas, desde finales del siglo XIX21 creció hasta tener autonomía artística por derecho propio buscando sus propios fines ya sean miméticos, ornamentales o expresivos. Esa podría ser la definición más elemental del término, no obstante, en esta parte de la investigación se intentará exponer el recorrido del dibujo no en términos netamente históricos, sino como proceso mental, visual y creativo, procesos que recorren la obra de Tilsa Tsuchiya. El dibujo artístico como disciplina ha 20 Definición de la Real Academia de la lengua española. 21 Eliana Otta en su tesis El dibujo en el arte contemporáneo y su elección para una crónica de lo cotidiano, relata que, en 1972 a partir del libro de Jean Jacques Rousseau, se van cimentando las bases para una educación de dibujo más libre, ligados a las academias, pero con la libertad de exteriorizar individualidad. Además, menciona que, en 1853 con apertura de los puertos japoneses, para el comercio con occidente, se genera un encuentro con el arte oriental, basado en la linealidad. (2008:12) 47 experimentado del mismo modo, su propia línea de evolución, casi de manera conjunta y luego en paralelo junto del resto de las bellas artes22. 2.1 (A) El dibujo como proceso mental, visual y creativo El dibujo está en todas y cada una de las disciplinas artísticas, tal como menciona Giorgio Vasari23 , quien considera que la pintura y la escultura provienen del dibujo y que ninguna de ellas aventaja a la otra, a propósito del debate que hubo sobre la superioridad de una disciplina sobre la otra. Es importante mencionar a Vasari puesto que es uno de los primeros en establecer los vínculos casi hereditarios de las bellas artes con la disciplina del dibujo y al mismo tiempo casi sin proponérselo dotarla de un carácter originario. En ese sentido, afirma: Digo pues, que la escultura y la pintura son realmente hermanas, nacidas de un mismo padre, que es el dibujo, en un mismo parto y al mismo tiempo, y que ninguna de ella aventaja a la otra sino cuando la virtud y la fuerza que tienen en sí mismas hacen que un artista esté por delante de otro, y no por diferencia o grado de nobleza mayor entre ella (Vasari,1998: 66). En buena cuenta, la particularidad del dibujo es su tendencia a la “reducción” como forma de creación, muy ligadas a la simplicidad y la sobriedad del soporte usual que es la hoja de papel. El dibujo crea imágenes ya sean pictóricas o monocromáticas que pueden ser realistas o abstractas, en tanto los materiales que se usan secos permiten el uso del color y de la mancha, tales como los lápices de color, sanguina, creta, tizas u oleo pastel; mientras en el caso de las imágenes realistas en la medida 22 Se dice esto pese a que el dibujo forme parte de otras Bellas Artes como la arquitectura, la pintura y la escultura y otras como la caligrafía y las matemáticas, porque se quiere hacer hincapié en el dibujo como disciplina independiente. 23 En su libro Las Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos, honra las tres excelentísimas artes: la arquitectura, escultura y pintura, el autor se propone abordarlas en orden cronológico hasta Miguel Ángel. 48 de cómo se apliquen las características intrínsecas de la técnica tales como el sombreado y el uso de la línea con el propósito de un trabajo más detallado y mimético. Se trata de una categoría multidisciplinar que ha sabido sortear las apariciones y desapariciones de estilos, tendencias o tecnologías. En La enseñanza del dibujo a partir del arte (1987) los autores Wilson y Hurwitz plantean que “el dibujo es el primer sistema simbólico que los niños adquieren fuera del ámbito de la educación no formal”, esto se refiere a cómo los niños aprenden mirando cómo dibujan los demás y al mismo tiempo es un medio para crear “una versión tangible y concreta, potencialmente permanente y flexible de las cosas reales”, por lo que el dibujo podría considerarse como algo que ha fluido de manera orgánica en nosotros desde nuestra etapa más temprana para el autoconocimiento del mundo que nos rodea. Se trata entonces de la forma más temprana de realización o comunicación ya sea de una imagen o de un mensaje en concreto. Comúnmente se plantea que todos podemos dibujar, pues se la considera una acción intrínseca de nuestra etapa infantil. Asimismo, también el hecho de crear grafías es algo que se comunica directamente con la escritura y el desarrollo de esta a través de los siglos (Acha,1999:35). Esto se puede ejemplificar cuando aprendemos a escribir y se presenta una constante repetición de símbolos hasta adquirir ese conocimiento o costumbre. Del mismo modo, el dibujo ya sea el relacionado al croquis o al boceto recupera esa característica de repetición para su constante práctica. Emma Dexter considera dos aspectos en el dibujo: el aspecto conceptual y el aspecto cultural. El primero se basa en “el discurso teórico del dibujo, en el cual la 49 línea, como una marca abstracta y su relación con el entorno, denota de una carga simbólica desde sus orígenes más primitivos” (2005:6), como por ejemplo las cuevas de Lascaux y Altamira, en la cual se les adjudica incluso valores mágico- rituales ; en pocas palabras todo podría ser visto y medido en términos “dibujísticos”24. En el segundo caso, el aspecto cultural se relaciona más con las áreas de la experiencia humana y las características que abordan lo íntimo, informal, auténtico, histórico, de la memoria o de la narrativa. Tomar en cuenta todos estos aspectos nos puede ampliar aún más lo que está envuelto en el acto y los fines del dibujo, teniendo en cuenta el análisis que nos proponemos hacer de la obra de Tilsa Tsuchiya. Un aspecto fundamental del dibujo es el soporte, la hoja de papel. El hecho es que a diferencia de otras disciplinas, todo lo puesto en el papel se configura como parte de una obra sea de manera deliberada o no, por lo que “el acto de dibujar en sí mismo denota honestidad y transparencia”.25 (Dexter, 2005:8) Si la comparamos con la pintura, en donde es posible corregir y pintar encima infinitas veces, sin dejar huella si se desea, en el dibujo es posible borrar y esas marcas de error se harán visibles y formarán parte de la obra. Al comparar ambas en relación a su composición y medios que compiten con la naturaleza (en cuanto a la mímesis) y la realidad visible, en el dibujo son notas, formas, muchas veces de origen monocromo que mediante el papel transmiten esta realidad de manera más veraz dado que el proceso de realización es visible, mientras que la pintura tiende a ocultarlo. O como 24 Término referido en la Tesis de Eduardo Barreda (2017), Cartografías del dibujo: cuatro ensayos sobre el dibujo como forma de pensamiento visual, el cual nos pareció que unificaba la disciplina del dibujo por eso decidimos usarlo en este trabajo. 25 […] the act of drawing itself betokens honesty and transparency”. 50 establece Berger cuando señala que “los dibujos revelan más claramente el proceso de ejecución” (2012:56), mientras que en la pintura esto queda oculto, pues las capas superpuestas lo disfrazan. 2.1 (B) El dibujo artístico El dibujo artístico es una disciplina que conlleva mensajes y una estética particular. Este tipo de resultados por lo general es logrado mediante el adecuado aprendizaje de las herramientas y los procedimientos. Para Juan Acha estas “demandan larga experiencia, en cuanto la mano absorbe las enseñanzas verbalizables y se apropia de las no verbalizables” (Acha,1999:31). En cuanto a las no verbalizables creemos que el autor se refiere a aquello que se aprende con la experiencia que se transfiere en el desarrollo conceptual y con la constante observación por parte del dibujante. La acción de dibujar implica comprender, analizar, posteriormente procesar y recrear lo que estamos observando, pensando o leyendo. “Durante el proceso de dibujo se crea una realidad separada paralela a nuestras experiencia”26 (Ching,1943:12). Este proceso se clasifica en tres acciones: ver, visualizar y expresar. La visión (Seeing), como señala D.K Ching (1943), es el sentido que nos conecta con el mundo, nos provee de imágenes, se constituye como la acción más elemental del día a día. Ver, es un acto dinámico el cual comienza cuando los ojos reciben la luz ,que forma una imagen a través de las células nerviosas del cerebro, las cuales 26 “In the process of drawing, we create a separate reality which parallels our experiences”. 51 evalúan punto por punto la luz recibida, y extraen características específicas de la entrada visual (Ching,1943:12),“[…]transformando el sentido básico de las impresiones de la luz en formas significativas[…]”27. Visualizar (Visualizing) por su parte se define como la “visual data” que el ojo procesa y manipula en la mente con el propósito de buscar una estructura y significado (Ching,1943:10). La acción de visualizar también comprende aquello que se dibuja desde la memoria, no solamente lo que se observa del mundo exterior, aunque como se dijo al principio del capítulo, dibujar lo que se ve es una de las primeras acciones del ser humano, pero lo que se ve, específicamente varía de acuerdo a cada persona, porque todos procesamos lo que vemos de manera distinta, clasificamos lo que vemos y establecemos su entendimiento en relación a nuestra memoria. Formamos vínculos y canales con aquello que capturamos en el acto de ver. La expresión (Expressing) por su parte, nos lleva al proceso manual y se manifiesta en la acción de dejar marcas en una superficie. Es aquella manera particular de representar mediante la línea por la cual transmitimos nuestros impulsos, personalidad y pensamientos.28 (Ching, 1943:12) 27 “[…] transforms basic sense impressions of light into meaningful forms […]”. 28 Lucas Ospina, en su artículo La muerte del dibujo (2006) realiza una acotación muy importante acerca de la autoría y de la sinceridad con la cual el dibujo ayuda a transmitir una expresión casi sin necesidad de mayores artilugios: “El dibujo permite que algunos artistas consideren dibujar como un acto similar al de firmar, es decir como algo propio, de esta manera recuperan para ellos cierta noción de autoría sobre sus obras y con gran estilo pueden sobreponerse a esa frase lapidaria de la “muerte del autor”. 52 La línea ha generado numerosos comentarios a través de la historia del arte, uno significativo es aquel pronunciado por Johann Winckelman. En su estudio sobre el arte griego hace una acotación esencial sobre la línea, que define como el contour o el contorno, el cual refiere a la línea de contorno del dibujo cuyo modelo era la claridad de líneas de la estatuaria clásica. Le da más importancia al disegno que al colorido y lo concibe como un principio de unidad de todo. Ese principio de “unidad” se puede relacionar con lo que ejecutamos en la escritura, como nuestra firma personal, dado que podemos leer dentro de estas líneas la habilidad de la mano y la intención del hacedor o dibujante. Por lo tanto, la principal característica de la expresión proviene del manejo de esta línea y en su aspecto dado que nos denota una característica particular de cada artista, ya sea para recalcar rasgos miméticos o emotivos. Otra característica importante es la expresión, la cual no es solamente exteriorizar sentimientos o pulsiones de manera irracional - ya que la expresión exterioriza lo interno -, sino también puede abarcar otras funciones del pensamiento como ideas o posiciones personales. En el caso de Tsuchiya esto va acompañado del gesto que se adhiere al mensaje expresado en el soporte, la línea que adquiere el carácter de la artista, que puede transportar estados psíquicos o anímicos (Barreda,2015:36). 2.1(C) El dibujo como obra final: algunas aproximaciones El dibujo como obra final es el objeto principal de nuestro estudio, es preciso definirlo para poder comprender su importancia dentro del amplio grupo de dibujos que tiene 53 Tilsa Tsuchiya y que para esta investigación se hizo una selección de cuatro dibujos que consideramos importantes porque constituyen un punto de quiebre dentro de su obra del año 1968 y que a su vez limitan con su primera exposición de dibujo en 1971. Es importante establecer la diferencia entre el boceto y el dibujo final. Es común que esta especie de vinculación casi gemela entre ambos suela ocasionar confusiones de diferenciación e identificación de los mismos y por entender estas variantes dentro de la disciplina es de suma importancia de esta investigación. El término boceto proviene de la palabra italiana bozzeto, “proyecto o apunte general antes de la realización de un proyecto”29 o “estudio o ensayo en el que se trazan las líneas generales y la composición que tendrá una pintura”. Es interesante señalar que esta palabra no está ligada únicamente al quehacer artístico, sino que se encuentra también vinculada al croquis, que es un dibujo rápido y esquemático, incluso aplica a aquel dibujo que no siempre estuvo ligado a lo artístico como el arquitectónico o el referido para dar indicaciones geográficas (en lo relacionado a apuntes cotidianos). Mientras que el dibujo artístico “aspira a la autosuficiencia, gracias a las constantes variantes de un sistema determinado y a su calidad de portador de un mensaje y una carga estética” (Acha, 1999:30), el boceto podría ser considerado un camino a seguir, una hoja de ruta dirigida directamente a la realización de otra técnica (como, por ejemplo, la pintura, la escultura o el grabado). 29 Definición de la Real Academia de la lengua española. 54 Este concepto nos aclara de una manera practica la diferencia entre uno y otro, pero ¿si los dos están realizados con línea no serían lo mismo? Nos parece que la diferencia principal es el mensaje portado en la obra. Este tipo de dibujo, el artístico, ha pasado, por lo que creemos, la simplificación de muchos aspectos del boceto, y de esta manera experimenta variaciones de acuerdo al medio, al material usado y a la intención del artista, quien es el que lo dota de un propósito en particular. No queremos decir que uno aventaje al otro porque al fin y al cabo ambos son dibujos, sobre todo porque en el dibujo moderno y contemporáneo hay muchos ejemplos sobre dibujos que parecen bocetos o viceversa30, pero en este trabajo es necesario aclarar por qué nuestro objeto de estudio es el resultado de un dibujo no ligado netamente a una obra pictórica futura, sino de dibujos “anicónos”31 (Acha,1999:39) que no siempre encuentran su contraparte evolucionada en una pintura y nos permite reforzar la clasificación como obras finales dentro de la obra gráfica de nuestra artista. Un análisis exhaustivo de los dibujos realizados por Tilsa Tsuchiya nos permite identificar dos dibujos que sobresalen por que reflejan las diferencias que mencionamos anteriormente entre el boceto y el dibujo como obra final: El mito del guerrero rojo (1976) y La Fábula de la orquídea en su vuelo (1971). 30 Como por ejemplo la serie Taurina (1945) de Pablo Picasso que constaba de 11 dibujos de toros realizados de diferente manera, que van simplificándose en detalles desde el primero hasta el onceavo que solo posee una línea muy esquemática que nuestra mente automáticamente completa y “define” la figura de un toro. 31 Acha los define como anicónos porque es la mente del observador el que será la encargada de destramar el mensaje oculto de esa obra, en pocas palabras no es un dibujo con significado gratuito como las imágenes icónicas. 55 Es posible observar en el boceto preparatorio del Mito del Guerrero Rojo, trazos sueltos y dubitativos en cuanto a la construcción de las piernas, que indican que Tsuchiya no se decide si mantener la pierna en diagonal o flexionada, situación en la cual se aprecia como la hoja de papel tiene una característica intrínsecamente reveladora. Asimismo, es interesante apreciar cómo no borra los dos posibles caminos que tomará su obra. Esto quizás sea un constante recordatorio del ensayo y error que constituye la realización de un boceto. En cuanto a la parte del tronco y el rostro es notable la construcción con pocas líneas y el ligero valorado o sombreado que realiza por debajo de la cabeza del personaje. Mientras que, en Fábula de la Orquídea en su vuelo, al ser un dibujo que ha encontrado una culminación, el trazo es continuo y se genera una totalidad que está conformada por Fig. 14. Mito del guerrero rojo,1976, lápiz sobre papel (boceto),15x10, Colección Privada Fig. 15. Fábula de la Orquídea en su vuelo,1970, Tinta sobre papel, Colección Privada 56 las líneas y los puntos, donde el único trazo que podría romper con ese equilibrio es la firma superpuesta en la parte inferior derecha del dibujo. Cabe destacar que por la naturaleza de este análisis fue necesario ver las obras en vivo, lo cual ayudó a apreciar los detalles y el estado actual de las obras. Se escogieron ambas obras para esta comparación debido a los paralelismos encontrados en su construcción que refuerzan la diferencia de tratamiento cuando Tsuchiya se refirió a las dos etapas de su trabajo, primero la planitud y la posterior volumetría, sensación de corporeidad que ganaron sus obras después de 1974. Mientras que el boceto de Mito del guerrero rojo está ligado a la pintura del mismo título; Fábula de la Orquídea en su Vuelo, que es parte del libro Noé Delirante (1971), no encuentra una contraparte en su pintura, si bien ambas comparten algunas convenciones usuales de Tsuchiya como la desnudez y la ausencia de brazos; el tratamiento lineal y técnico de este dibujo como obra final es algo que solo podemos ver cuando el papel es el soporte. Del mismo modo, Fábula de la Orquídea en su vuelo mantiene un ritmo constante, a través de las líneas curvas que asemejan alas en el personaje, pero también este recurso es usado para lograr movimiento a manera de una línea cinética en la parte inferior del dibujo. Por ello, no se muestra ese reposo estatuario, como ocurre en el boceto del Mito del Guerrero Rojo, sino un personaje que equilibra la rigidez de la cabeza cuadrada con el resto de su cuerpo en constante dinamismo gracias a las líneas curvas a su alrededor. A su vez, Tsuchiya ha logrado el efecto de volumetría con el uso adecuado de los puntos y brinda un contraste entre la figura y el fondo, al incidir con la aglomeración de puntos a fin de oscurecer alrededor de las piernas. Aquellos puntos que se 57 diseminan por toda la obra y logran así un dibujo final que genera unidad por todas sus partes. Al ser este dibujo parte del libro Noé Delirante (1971) es pertinente mostrar el poema que sirvió como guía para este dibujo. El título del poema presenta al personaje protagonista, que es la “orquídea”, pero la línea “corola de paloma” señala dos palabras contrarias y que no podría tener relación alguna, pues crea una metáfora que sirve a Tsuchiya para al personaje central, no como el animal que sugiere, sino como un ser antropomorfo volador. De esta forma dota al personaje de esta característica que ya está advertido en la primera línea del poema. Fábula de la Orquídea en su vuelo En levedad de vuelo Sobre la rama asoma La orquídea mansa y rauda. Corola de paloma, Cáliz que pide jaula. (Corcuera, 1971:103) 2.1 (D) Sobre su Importancia Adicionalmente, podemos advertir en el dibujo de Tsuchiya que a medida que ha pasado el tiempo ha sobrepasado su función de ser solo un medio para plasmar el mundo sensible y se ha convertido en un “acto que envuelve un proceso donde el pensamiento está presente” (Cruz Gastelumendi,2002: 62), es decir que se ha ido desprendiendo del estigma de ser un arte-proceso. 58 Es importante recordar que, si bien la muerte del sistema artístico ha sido declarada en múltiples ocasiones como la “muerte del arte” o la “muerte de la pintura”, esta no se ha generalizado al dibujo. El dibujo, desde su etapa primigenia, ha sorteado siglos, estilos y autores, como si hubiera avanzado en paralelo, pero de la mano del resto de artes y no sabemos definir si esto se debe a su juventud como género artístico o la condescendencia provocada por su naturaleza procesual, pero es ahora cuando el mundo se encuentra más poblado e invadido por la imagen que ha sido el periodo en que el dibujo puede ser visto como un acto “diáfano, confiable y verdadero” (Ospina, 2006: s/p). El crítico de arte Juan Acha, por su parte vincula la evolución del dibujo hacia una disciplina autónoma en la medida que se desarrolló como un producto cultural por derecho propio y por ende también parte del sistema de consumo compra-venta. Él propone analizar la disciplina desde su matriz estética como sistema artístico integrado, es decir como un conjunto de estrategias y procedimientos el cual se consolidará como arte cuando se aprecien sus características gráficas y específicas y aprender a diferenciarlo de lo pictórico y lo fotográfico (1999:34). Pero el dibujo no solo encontrará su valía en la medida en que se le reconozca su autonomía, sino cómo se relaciona “al proceso por el cual el artista lo transforma en parte significativa del mismo” (Gomez,1999:34), es decir como el artista le otorga la importancia en su proceso artístico. Es por eso que insistiremos en encontrar estas relaciones en la obra de Tsuchiya, para poder establecer el valor que ella encuentra en el tratamiento lineal de todas sus obras, ya sean dibujos o pinturas. 59 El dibujo es una herramienta de transmisión de ideas, pensamiento y sensaciones, el canal de un mensaje, un medio de producción por autonomía que goza de una finalidad ya sea cultural o comercial. Asimismo, como disciplina hermana de la escritura comparte la capacidad de crear y representar ideas y conceptos (Barreda,2014). En el caso de Tilsa Tsuchiya la acción de comunicar se convierte en un diálogo callado, en el cual los espacios dejados fungen de silencios precisos, su línea sinuosa establece una comunicación y las marcas de su proceso presentes para hacernos saber que pese a su delicadeza y precisión es capaz de comunicar quién era ella y cómo es su pensamiento visual, es decir una realidad que se produce en el interior del mismo dibujante que “representa partes seleccionadas de una realidad y les inventa configuraciones, pareceres o imágenes gráficas” (Acha, 1999: 121). No como un proceder mecánico que parte de una fórmula segura, sino superponiendo los atributos expresivos de su línea y manejo del espacio dado antes que un sinfín de conceptos. Tsuchiya sabe mantener la tensión de esta línea ya sea mediante un trazo marcado o leve, en conocimiento de que es un medio de ensayo, error y desarrollo, mientras que algunas modas contemporáneas han tratado al dibujo final como un acto impreciso que se entorpece a si mismo mostrando inexperiencia. La obra de Tilsa apela no solo a la expresión personal sino como la reconstrucción de un imaginario colectivo32. 32 Nos referimos a lo dicho por Acha (1999:109) “toda persona, colectividad o cultura posee una predominante escala de valores que las tipifica y que rige sus preferencias y aversiones estéticas”. 60 2.2 El aprendizaje del dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes: Etapa formativa Este subcapítulo nos contextualiza en el proceso de dibujo y el aprendizaje del mismo en la obra de Tilsa Tsuchiya. Por ello, conocer su época de estudiante permite acercarnos a esta etapa y nos brindará un panorama de su desarrollo estudiantil y de qué manera contribuyó a su formación artística y a la consolidación de un lenguaje propio. Tsuchiya ingresa a la escuela en 1947, iniciando las clases vespertinas de dibujo junto a Fernando Vega, Hernán Jiménez y Julio Santa Cruz (Cruz, 2018: 237); un año después de que Ricardo Grau asumiera la dirección de la institución, cargo que ejerció hasta 1948. Durante la dirección de Grau se dieron importantes hechos que modificaron la administración de la escuela, uno de ellos fue una nueva ley que otorgaba estatuto universitario al ENBA, “al quedar federada a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos” (Del Valle, 2018:136). Del mismo modo se da la mejora en la reforma de los talleres libres. Además, podemos inferir que Tsuchiya no siguió los cursos regularmente debido a que no se la vuelve a ver entre las actas de notas. Entre 1950 y 1955 su nombre aparece nuevamente y para ese momento el director de la escuela era German Suárez Vértiz. Durante este periodo los profesores de dibujo y pintura de Tsuchiya fueron Teófilo Allain en 1953 y Sabino Springett en 1955, por entonces también eran profesores de dibujo Germán Suárez Vértiz, y Aurelio Longaray. 61 De este periodo de la formación de Tilsa solo se conservan sus registros de notas del año 1954, en el cual podemos apreciar que en el curso de dibujo figura la nota catorce. Por ello, inferimos que pudo haber tenido dificultades con el dibujo del natural, que es lo que se constituye como la rama principal de la enseñanza de dibujo en la Escuela de Bellas Artes. Tilsa Tsuchiya reingresa a la escuela hacia 1958 cuando Juan Manuel Ugarte Eléspuru era director. Este periodo es quizás el más importante de su aprendizaje. Fig. 16. Ficha de estudio de Tilsa Tsuchiya. Archivo: Escuela Nacional de Bellas Artes Fig. 17. Actas de exámenes de 1954. Archivo: Escuela Nacional de Bellas Artes 62 Nos parece importante describir un poco el contexto y las reformas dentro del contexto de Ugarte Eléspuru, las cuales beneficiaron mucho a la escuela. El director Ugarte presentó un Estatuto General y reglamento en 1957 con el propósito de instaurar una adecuada administración, un Consejo Superior y organismo máximo de la escuela conformado por representantes docentes para la toma de decisiones dentro de la institución (Yllia,2018:167). Su principal aporte fue la implementación del sistema de talleres libres, el cual consistía en que los alumnos tuvieran la posibilidad de elegir a sus profesores. Esto con el propósito de introducir cambios en la Escuela Nacional de Bellas Artes que con anterioridad había sido acusada de “imponer un dogmatismo que perjudicaba el libre desenvolvimiento creativo” (Yllia,2018:164). Este sistema si bien a lo largo de las décadas siguientes ha cambiado un poco, aún se conserva y es una de las medidas que ha permitido que los alumnos dentro de formación superior puedan no solo elegir por afinidad a sus docentes, sino que tengan la posibilidad de experimentar diversas pedagogías y metodologías de trabajo con el fin de nutrir y evolucionar su proceso creativo. Sobre todo, donde su voluntad sea la que mueva estos cambios en sus formaciones y no una imposición institucional. Sin embargo, en el área de los cursos de dibujo no había esas variaciones y por tanto no se manejaban de esta manera, por lo que cada año tocaba un docente distinto y este asumía el grupo completo y era el curso obligatorio para todos los estudiantes. En el caso de Tilsa Tsuchiya, y de acuerdo a las cartillas de control de asistencia, en 1953 figura como profesor Teófilo Allain mientras que 1955 su profesor designado para dibujo y pintura es Sabino Springett. Es preciso señalar 63 que, en las Escuelas de Arte, se erige a la disciplina como troncal dentro de su plan curricular, pero es enlazada solo a la representación y no a un concepto que conforma una idea. Debido a ello se vuelve subsidiario al no darle el mismo valor de “experiencia estética” que, si le dan a la pintura o la escultura, por lo que no permite al dibujo desarrollarse con autonomía (Gomez,1999:26). Durante este tiempo, la artista, se inscribe en el taller de Ricardo Grau, y se puede observar que sus notas mejoran considerablemente, al menos en lo referente a la especialidad de pintura. Además, se puede inferir que hubo muchas razones para este cambio, no solo porque había regresado después de un prologando hiato debido al fallecimiento de su madre, sino también porque se veía en la necesidad de conservar su beca de estudiante, como declaró en un medio local “que no podía permitirse menos que un veinte” (Rua,1984: 8). En una entrevista, Gerardo Chávez declara que este retiro momentáneo se dio por dificultades técnicas con el curso de dibujo. Debido a ello, queda claro que se reintegró al cabo de dos años, después de haber estado trabajando en la vidriería de su familia (García Wong-Kit, 2014: s/n). Otra razón que puede haber influido es su propia evolución como artista en esta etapa, pues es posible que el programa de dibujo en los últimos años de la carrera haya estado dirigido a otros motivos, quizás menos enfocados en la representación académica o por las pinturas que realizó en este periodo ya que se muestra un dibujo esquemático, además de un trabajo de color y composición muy distinto al que vemos más adelante en su carrera, como se mencionó más apegado a sus maestros. 64 Fig. 18. Acta de examen de séptimo año, 1958 ENBA. Archivo: Escuela Nacional de Bellas Artes Desde su formación como artista en la Escuela de Bellas Artes, Tilsa Tsuchiya fue nutriéndose de los estilos de la época, del lenguaje postcubista y figuración geometrizante, el cual fue fuertemente influenciado por su maes