dc.description.abstract | En la historia del Perú podemos advertir que los Vicepresidentes de la
República no fueron meros espectadores del acontecer político nacional, ni
tampoco, estuvieron sentados esperando que se produjera la causal que los
llevaría automáticamente al sillón presidencial. No. Mas bien fueron partícipes,
en muchos casos, de revueltas contra el Presidente, como Gutiérrez de la
Fuentes contra Gamarra; en otros casos, despertaron recelos presidenciales,
como Fujimori con sus Vicepresidentes; también fueron proscritos por el Jefe
del Poder Ejecutivo en sus legítimas aspiraciones presidenciales, como Piérola
contra Billinghurst; uno de los Vicepresidentes fue preferido en vez del otro,
violando las disposiciones constitucionales de la sucesión, como cuando
Cáceres, al morir Morales Bermúdez, prefirió al segundo Vicepresidente
Justiniano Borgoño en vez del primero, Pedro Alejandrino del Solar, para
asegurarse el triunfo en 1894, lo que motivó la insurrección de Piérola en 1895;
retaron la autoridad del Presidente como tal y como líder del partido en el
poder, como Edgardo Seoane con Fernando Belaunde en el periodo 1963-
1968, llegando incluso a apoyar las medidas del Gobierno Militar que depuso al
Presidente; o, simplemente, tuvieron su propia agenda y elaboraron su propio
espacio que les permitiera continuidad en la política, como David Waisman
frente a Alejandro Toledo.
Los Vicepresidentes no han sido meras figuras decorativas del Poder Ejecutivo,
sino mas bien fueron personas que pidieron, buscaron, encontraron y
obtuvieron protagonismo en la vida política del país, llegando incluso a hacer
peligrar, tambalear y derribar la estabilidad política, casi siempre precaria, del
Perú.
En esta investigación pretendemos probar estas afirmaciones y analizar la
conveniencia o no de mantener esta institución | es_ES |