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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
Prevenir antes que lamentar:
Luchas políticas y la formación de coaliciones promotoras en torno a la creación
del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social en el polarizado Perú
posconflicto (2003-2015)
TESIS PARA OPTAR EL TÍTULO PROFESIONAL DE LICENCIADO EN CIENCIA
POLÍTICA Y GOBIERNO
AUTOR
Gianfranco Silva Caillaux
ASESOR
María Rosa Alayza Mujica
Junio, 2018
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RESUMEN
En diciembre de 2015, el Lugar de la Memoria (LUM) fue inaugurado tras una
serie de inusuales alianzas plurales entre sectores liberales y otros más
izquierdistas, bajo un accionar siempre prudente y consciente de sus propias
limitaciones. Esto estuvo expresado en la lógica del “prevenir antes que lamentar”,
aunque a veces esta autoconciencia de la propia debilidad haya sido un poco
excesiva. Esta investigación busca comprender de qué modo la falta de consenso
en la opinión pública y la oposición política latente a la memoria de la violencia
política y a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, influenció el proceso de
formulación del LUM. Se ubican tres momentos políticos (Alameda, Museo y
Lugar) que, a pesar de su ubicación (sociedad civil o Estado), la diferente
composición de sus coaliciones promotoras o que se auto-perciban radicalmente
distintas entre sí, mantienen un grado importante de continuidad en torno a
coordenadas generales de memoria. Esto debido a que comparten un núcleo
básico de memoria delimitado por la CVR, aunque constantemente los promotores
del LUM traten de desmarcarse de ella, debido a la polarización de memorias
existente y la incapacidad de generar una hegemónica en la sociedad. Debemos
reconocer que el LUM no existiría sin el camino trazado y las batallas libradas por
la CVR. Al mismo tiempo, frente a ella hay una oposición constante que demuestra
la continuidad en la falta de consenso sobre los hechos de la violencia política. Por
otro lado, las discrepancias entre las coaliciones pro-LUM se generan, más bien,
debido a diferencias sobre preferencias de políticas de memoria (las discusiones
estéticas de los guiones museográficos), que influencian la conformación de las
coaliciones mediante redes sociales. Asimismo, como procedimiento de las
coaliciones encontramos una continuidad en la cerrazón y el limitado diálogo con
actores que piensan distinto, como los opositores (fujimoristas o grupos alzados
en armas) y las víctimas, quienes son tematizadas pero no tratadas como agentes
políticos. Este trabajo celebra la existencia de un LUM, con todos sus aciertos y
errores, en un contexto político tan complicado.
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AGRADECIMIENTOS
Me sorprende el tiempo que le he dedicado a la elaboración de esta tesis,
desde que era un proyecto bastante nebuloso y con hipótesis diametralmente
distintas. Debo agradecer primero, a la profesora Rosa Alayza, mi asesora y mi
primera jefa, quien nunca dudó en mostrarme mis errores y alentarme
constantemente. Al destino, por permitirme conocer a una persona con quien es
muy grato trabajar, y espero seguir haciéndolo.
También a Eduardo Dargent y Martín Tanaka, mis jurados de seminario de
tesis, quienes me señalaron rigurosamente los vacíos y las formas más
adecuadas de expresar las ideas. Asimismo, de un modo que yo no logro
explicarme del todo, esta investigación ha sido grandemente influenciada por otros
dos profesores que, en diferentes ámbitos laborales y perspectivas distintas,
inculcaron, quizá sin querer, un gran espíritu pluralista en mí: me refiero a Laura
Balbuena y Rolando Ames. Muchas gracias a los dos, y espero que esta tesis no
malinterprete sus enseñanzas.
A mi familia, especialmente a mi mamá, quien sabe que la quiero como a
pocas personas en este mundo y que tratar de comprenderla es siempre una gran
tarea, pero supongo que en eso consiste el amor. A mi papá Elmo, mi hermana
Susana, mi tía Carol, y mis primos Solange y André, sin cuyas interrupciones esta
tesis no sería lo que es ahora. A pesar de que muchas veces los ignoraba para no
perder la concentración, ellos saben que los quiero mucho. Y a mis abuelitos
Susana y José, que me cuidan desde el cielo.
Nada de esto sería posible sin el inmenso apoyo que me dio la Pontificia
Universidad Católica del Perú, al permitirme estudiar mediante la beca R.P. Jorge
Dintilhac. Del mismo modo, al apoyo económico que tuve con el PADET, el que
me permitió no entretenerme en buscar trabajo y poder dedicarme, en alma y
cuerpo, en esta tesis. Me siento muy agradecido de haber conocido a grandes
amigos, quienes a pesar de no entender mucho de qué trataba el tema de la
memoria, siempre se mostraron dispuestos a escucharme.
A mis entrenadores Patty y Pablo, quienes quizá no tengan la más mínima
idea de la significativa ayuda que me dieron para poder despejar mi mente de las
actividades relacionadas con esta investigación. El tiempo que le dediqué al
ejercicio (y a cocinar) ha contribuido, sin que yo me lo propusiera
conscientemente, con esta tesis (y con una vida más sana).
Finalmente, a todas las personas que tuvieron la enorme disposición de
conversar conmigo en la recolección de la información.
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ÍNDICE
1. Introducción .................................................................................................... i
2. Marco teórico: coaliciones que deliberan (¿o no?) ........................................ 1
2.1. Coaliciones promotoras: memoria y redes de memoria .................... 2
2.2. Deliberación: negociación y consulta ................................................ 5
3. El Lugar de la Memoria ............................................................................... 10
3.1. La memoria como trabajo y como proyecto estatal ........................ 11
3.2. Museo estatal pedagógico en Lima ................................................ 12
3.3. La estatalidad del LUM ................................................................... 19
4. Hacer memoria en el polarizado Perú posconflicto ..................................... 27
4.1. Polarización de memorias o ¿el poder de los débiles? ................... 27
4.2. Perú posconflicto y memorias contestadas .................................... 34
4.3. La CVR como núcleo (negado) de memoria en las coaliciones pro-
LUM ................................................................................................ 38
4.4. La exclusión de los grupos alzados en armas ................................ 42
5. Prevenir antes que lamentar ....................................................................... 47
Tres momentos en la construcción del LUM .......................................... 54
5.1. Alameda de la Memoria .................................................................. 54
5.1.1. Memoriales privados en una sociedad polarizada ................. 64
5.2. Museo de la Memoria ..................................................................... 66
5.3. Lugar de la Memoria ....................................................................... 84
5.3.1. Colofón: un director censurado y una nueva comisión plural.97
6. Conclusiones ............................................................................................. 102
7. Bibliografía ................................................................................................ 109
8. Anexos ...................................................................................................... 120
8.1. Anexo 1: Lista de entrevistados .................................................... 120
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1. INTRODUCCIÓN
¿Cómo se logró inaugurar un Lugar de la Memoria (LUM) entre actores
políticos tan disímiles y en una sociedad donde no hay consenso sobre los hechos
de la violencia política? ¿Cómo es que sectores liberales y otros más izquierdistas
trabajaron juntos directa e indirectamente para sacar adelante este proyecto? ¿De
qué forma un accionar prudente y bastante consciente de las propias limitaciones
benefició a este museo? ¿Por qué fue positivo que una lógica más confrontacional
haya sido relegada, a pesar de que algunos actores critiquen lo “edulcorado1” de
la muestra permanente?
Todas estas preguntas guían nuestra investigación y van a tratar de ser
respuestas bajo una relectura de muchos supuestos que damos como ciertos.
Para ser sinceros, la hipótesis de esta tesis, en su diseño de investigación original
y antes de realizar el trabajo de campo, era radicalmente distinta a la que ahora
planteo. Tras las entrevistas, y de ahí la gran importancia de cotejar los datos
entre los diferentes involucrados en el proceso, me encontré con un panorama
1 Sin proponérselo, este trabajo se ha encontrado con rezagos bastante androcéntricos de entender la política y
el actuar público. Siempre me ha parecido sorprendente cómo se utilizan calificativos como “edulcorado”,
“doméstico” o “privado” para descalificar a algo, y mucho más paradójico entre actores que se califiquen a sí
mismos como progresistas y defensores de las “buenas causas”.
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muy diferente al que pensé encontrarme. Este ha sido un proceso en el que traté
de deshacerme de ciertos “sentidos comunes”.
En todo momento debemos tener en mente que la historia de los derechos
humanos es una historia de luchas –incansables- que han conseguido victorias
significativas de poco a poco, y nunca de un solo golpe. Asimismo, el indulto a
Alberto Fujimori nos permite entender -con una desgarradora claridad- que las
victorias pueden revertirse, que la memoria no puede ser dada como un hecho de
comprobada legitimidad en sus demandas, sino que el proceso para que el tema
se vuelva legítimo es profundamente político. Esto es lo que hemos encontrado en
esta investigación, que es precisamente lo que no se suele apreciar del LUM (y es
quizá una de las más importantes de sus lecciones), que nada de esto sería
posible sin un actuar prudente, cauteloso y consciente de sus limitaciones por
parte de los promotores de este memorial.
La formulación del LUM es entendida como un proceso que consta de tres
momentos políticos diferentes (Alameda, Museo y Lugar2) entre la entrega del
Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación IF-CVR (agosto
2003) y la inauguración de la muestra permanente (diciembre 2015). A pesar de
los diferentes liderazgos que se dan en estos tres momentos (Salomón Lerner
2 Si bien es cierto que en esta investigación utilizamos los nombres que las coaliciones promotoras les dieron
a los proyectos, estos no siempre corresponden temporalmente. De este modo, a todo el período presidido por
Mario Vargas Llosa y Fernando de Szyszlo lo denominamos “Museo de la Memoria”, aun cuando fue durante
este segundo momento que el proyecto sufrió el primer cambio de nombre (a Lugar de la Memoria).
Análogamente, el tercer momento, presidido por Diego García-Sayán, es aquí nombrado simplemente como
“Lugar de la Memoria”, empero es durante esta Comisión que el proyecto cambia de nombre nuevamente (a
Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social).
iii
Febres, Mario Vargas Llosa y Diego García-Sayán) y la formación de coaliciones
promotoras por medio de redes sociales, intelectuales y de memorias, se
encuentra que, en conjunto, hay más continuidad que ruptura de memorias.
Si bien es cierto, cada momento establece los términos del debate (quiénes
van a ser consultados, qué opiniones se considerarán, qué se puede negociar y
qué excluir), en todos los momentos políticos, los actores se auto-perciben
marcados por una condición estructural de vulnerabilidad y precariedad dentro de
la sociedad. Debido a la polarización en la sociedad peruana posconflicto3 y al
poder -político y económico- de algunos opositores a los promotores de la
memoria, las coaliciones pro-LUM se sienten acorraladas y sus acciones son
guiadas siempre por la lógica del “prevenir antes que lamentar”, a lo largo de los
diferentes momentos políticos. Esto independientemente de que estén dentro del
Estado o en la sociedad civil, o si la iniciativa está liderada por sectores liberales u
otros más izquierdistas. Sin embargo, esto no significa que, en la opinión pública,
representan una minoría.
En esta investigación nos centramos en la política detrás de la política
pública de memoria en la construcción del Lugar de la Memoria. En este sentido,
hay dos niveles de análisis que estructuran la investigación, distintos pero
interrelacionados. Por un lado, la (1) política se refiere a la influencia de las
3 En esta investigación, cuando nos referimos a una “sociedad posconflicto” sencillamente hacemos alusión a
una sociedad que atravesó por un conflicto violento entre sus propios miembros, y que se encuentra en un
tránsito hacia la recuperación y la construcción de paz (Chetail 2009). Lo cual no debe sugerir que se busca
regresar a una situación previa, donde quizá predominaban las relaciones de inequidad e injusticia que
desencadenaron el conflicto, sino que se trata de reconstruir los lazos y mejorar las condiciones de vida
(Ohiorhenuan 2011: 2-3).
iv
características de (a) la arena en que el proyecto se ubica, ya sea sociedad o
Estado, (b) los gobiernos de turno, y (c) la coalición que se forma. Por otro lado, la
(2) política pública es entendida como (a) el contenido del debate (qué temas y
memorias se incluyen dentro del proceso de elaboración del guion museográfico),
(b) los actores participantes del debate, y (c) la clase de deliberación (o no) que se
produce.
De este modo, analizamos cómo la política pública de memoria, centrada
en el instrumento de política LUM4, es influenciada -e influencia a- la política. Las
continuidades y los cambios en la política pública de memoria son aprehensibles
por medio de las variaciones en los integrantes de las coaliciones y en sus
propuestas de guiones museográficos. En este sentido, la teoría de las coaliciones
promotoras nos sirve para hacer seguimiento de este proceso de continuidades y
cambios, en la medida en que son las coaliciones las que proponen y ejecutan los
cambios en la política de memoria, al mismo tiempo que articulan actores de la
sociedad y del Estado en una misma dirección.
En este punto, conviene aclarar que en esta investigación no analizamos la
propuesta estética del Lugar de la Memoria, es decir, no nos concentramos en la
forma en que los hechos de la violencia política5 son narrados y representados,
4 Si bien es cierto, en este trabajo estudiamos al Lugar de la Memoria, esto no debe llevarnos a olvidar que en
varias regiones del Perú existen diversas iniciativas memoriales de parte de la sociedad civil y, algunas veces,
con apoyo de gobiernos regionales y locales. Para tener una idea de la cantidad de memoriales visitar la
página creada por el movimiento ciudadano Para Que No Se Repita.
5 Conviene aclarar que, en esta investigación, deliberadamente, no se utiliza el término “conflicto armado
interno”, acuñado por la CVR, para designar al período comprendido entre 1980-2000, debido a que,
precisamente, el Lugar de la Memoria evita usarlo en su narrativa por la gran polarización que la palabra
v
sino en las dinámicas políticas que influenciaron los diversos momentos en la
larga gestación de este proyecto memorial, pensemos, por ejemplo en el guion
museográfico. Esto no equivale a decir que la cuestión estética será ajena a
nuestro análisis, pues para algunos temas, este especialmente, la forma es tan
importante como el fondo. Y es precisamente en estas especificidades estéticas
donde se producen las diferencias de memoria entre los promotores del LUM.
Dentro de este marco general, nos preguntamos: ¿De qué modo la falta de
consenso en la opinión pública y la oposición política latente a la memoria de la
violencia política y a la CVR, influenció el proceso de formulación del Lugar de la
Memoria a lo largo de sus diferentes momentos? Es bajo esta lógica que recién
cobra pleno sentido que coaliciones y actores -aparentemente- tan disímiles entre
sí operen de maneras muy parecidas. Las tres coaliciones promotoras del LUM
comparten un núcleo básico de memoria que fue delimitado por la CVR, a pesar
de que estos actores busquen distanciarse de ella por la fuerte contestación y
dispuestas con que se le asocia en la opinión pública.
¿Por qué es relevante una investigación sobre memoria desde la ciencia
política? Fundamentalmente porque se suele olvidar que la construcción de la
memoria no solo es una cuestión moral, sino que también profundamente política.
suscita. En su lugar, nos referimos a aquellos años como el “período de la violencia política”, que el LUM
emplea.
En el mismo sentido, tampoco utilizamos el término “terrorismo” para caracterizar a aquella época, pues este
podría vincularse con memorias que enfatizan en el hecho de que el conflicto se inició por iniciativa de los
grupos armados, pero olvidan que el enfrentamiento implicó más partes en una dinámica compleja.
Asimismo, tampoco designamos a los actores como “terroristas” o “ grupos subversivos” por las
connotaciones negativas y deshumanizantes que estos términos conllevan en el uso político.
vi
Existen investigaciones que -desde una posición normativa- contraponen la
realidad con ciertos ideales, pero que obvian la cuestión política, donde lo
importante es la lucha de poder en la construcción de consensos. Por un lado,
esta investigación pretende, desde un enfoque basado en la actoría y la
conformación de las coaliciones promotoras, trasladar el a veces teórico campo de
la memoria a una arena mucho más pragmática y tangible donde se evidencian las
acciones concretas de los agentes portadores de memorias, y las transacciones a
las que se ven llevados para la consecución de la política pública de memoria, en
este caso el LUM, a lo largo de tres períodos de gobierno con distintas
orientaciones políticas y diferentes formas de interacción.
El uso del enfoque de las coaliciones promotoras (Sabatier 1998; Sabatier y
Jenkins-Smith 1999; Sabatier y Weible 1999), en sí, resulta un aporte de esta
investigación a nivel de la ciencia política para comprender cómo se crean y
cambian las políticas públicas basadas en ideas, dado que este tipo de marco no
ha sido muy empleado en el Perú. Además, se supera otras aproximaciones que
se centran en la agencia de los actores bajo una mirada de costo-beneficio, pues
esta investigación enfatiza en las memorias. O en otras que asumen una polaridad
entre el Estado y la sociedad, lo que no se encuentra en la formación de
coaliciones a favor del LUM. Este nos permite conocer mejor cómo funciona el
Estado peruano y cómo los actores que intervienen van definiendo una identidad
propia en la medida que despliegan su actoría.
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En específico, la construcción de un museo implica las luchas por la versión
de la historia que va a ser representada dentro del mismo, es decir, por la
memoria que terminará imponiéndose frente al resto. Esto no niega que el LUM
(2014: 17) tenga la intención de ponderar, buscar ciertos puntos de consenso
mínimo o, al menos, tratar de presentar la mayor cantidad de memorias y evitar
una verdad oficial, como así lo indica en su libro de fundamentación conceptual.
Empero, ésta es paradójicamente una propuesta de memoria específica con sus
propios olvidos y omisiones.
De esta forma, se trata de demostrar que no solamente se producen
negociaciones políticas sobre aspectos logísticos (las relaciones con los actores,
la locación del museo, si hacer o no un concurso arquitectónico, si hacer
consultas), sino que estas (auto) negociaciones trascienden al campo de las
memorias (las narrativas sobre los hechos de la violencia política). Estas
memorias no solo actúan respecto al pasado, sino que también y -
fundamentalmente- sobre cómo se concibe el presente y el futuro: son marcos
interpretativos de la realidad, lo cual resulta más interesante de analizar, debido al
contexto polarizado y a la necesidad pública de hacer memoria.
Es por esto que cobra importancia práctica realizar un trabajo empírico que
analice cómo estas memorias contienden en la arena política respecto a un tema
tan icónico como lo es un lugar de la memoria, sobre cómo se llega a una
determinada propuesta de memoria en un memorial nacional que tiene como
objetivo reflexionar sobre los años de la violencia política desatada en el Perú en
viii
las décadas de los ochenta y noventa. Asimismo, las políticas públicas sobre
reparaciones simbólicas -poco estudiadas en la ciencia política- conciernen a los
marcos mentales y sentires sobre lo que los peruanos somos como sociedad: con
grandes dificultades para deliberar y, mucho más aún, para llegar a consensos. Es
aquí donde las reparaciones simbólicas cobran vital importancia, en tanto ayudan
a generar procesos de toma de conciencia sobre la historia y sus olvidos,
buscando así evitar que medios violentos y terroristas vuelvan a utilizarse para la
consecución de fines políticos.
Nos preguntamos, específicamente, cómo se concreta un Lugar de la
Memoria con una voluntad democrática y dispuesta a la tolerancia de la diferencia,
en una sociedad donde no existen grandes consensos precisamente sobre los
hechos de la violencia política. Esta intención dialogante y deliberativa del LUM a
las diferentes memorias de los distintos afectados por la violencia política es
central en la consecución de una sociedad que pretenda ser democrática y con
pleno reconocimiento de la otredad.
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1
2. MARCO TEÓRICO: COALICIONES QUE DELIBERAN (¿O NO?)
En esta investigación, se utilizan dos teorías -coaliciones promotoras y
democracia deliberativa- que dialogan fructíferamente en la forma en que la
política pública de memoria influencia y es influenciada por la política. Las
coaliciones promotoras están formadas por una diversidad de actores estatales y
no-estatales que comparten un núcleo básico de memoria, que realizan acciones
con un cierto grado de coordinación y deliberación. Asimismo, estas coaliciones
imponen ciertos límites a quiénes podrían convertirse en sus interlocutores -
miembros potenciales de la CAN, equipos técnicos, consultados o aliados- de
acuerdo con las redes de contactos y formas de interpretar la violencia política
(2.1). Dentro de estas coaliciones, los actores miembros deliberan y negocian
entre sí, generando diferentes clases de deliberación conforme a los diversos tipos
de debate y resultados que se suscitan entre los actores. No obstante, también
puede producirse un proceso distinto al deliberativo, especialmente cuando el
núcleo de la coalición dialoga con los consultados (2.2).
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2.1. Coaliciones promotoras: memoria y redes de memoria
Los actores que participan en la elaboración de la política pública de
memoria no son solamente sujetos racionales que maximizan beneficios y reducen
costos, sino también sujetos con memorias, con distintas formas de entender y
procesar el pasado. Estos actores se agrupan en coaliciones de acuerdo con
estas memorias para trasladarlas al subsistema de la política pública en cuestión
(Sabatier y Jenkins-Smith 1999; Martinón 2007; Gómez 2012). El marco de las
coaliciones de causa o de coaliciones promotoras (advocacy coalition framework)
considera a las ideas como una variable independiente en la explicación del
proceso de surgimiento, reformulación o estabilidad de las políticas públicas
(Sabatier y Jenkins-Smith 1999). Esta perspectiva es fundamental en un trabajo
que busque combinar la agencia de diversos actores estatales y no estatales con
las memorias que tienen (y comparten con otros) en torno a los momentos de
construcción de las políticas públicas de memoria.
El hecho de que esta perspectiva teórica no estudie una única institución
estatal, sino un subsistema de política evita que el análisis solo se centre en
actores estatales, por lo que se incluye también una gama de actores no-estatales
(periodistas, consultores, científicos, analistas, investigadores, organizaciones de
la sociedad civil, activistas, etc.) que pueden perderse de vista (Sabatier 1998;
Sabatier y Jenkins-Smith 1999; Sabatier y Weible 1999). En este punto, es
preciso reconocer que el Estado tampoco es un ente monolítico, sino que funciona
como una arena de competencia donde los diferentes actores pugnan para que
3
sus ideas/memorias sean convertidas en políticas públicas. De este modo, no hay
-necesariamente- un enfrentamiento entre actores estatales y no-estatales, sino
que más bien, sectores de ambos grupos integran coaliciones tanto a favor como
en contra del proyecto. Esta perspectiva supera concepciones que oponen a la
virtuosa sociedad civil del problemático Estado, como dos polos con dificultad de
relacionarse.
Estos actores, que se agrupan en coaliciones promotoras para llevar sus
memorias al interior del Estado y (re)formular las políticas públicas, según Sabatier
(1998: 113), tienen creencias a tres niveles: (1) Los núcleos de creencias
profundas (deep core beliefs) provienen de la socialización e involucran creencias
ontológicas sobre la naturaleza humana, y la priorización de ciertos valores
fundamentales (libertad, igualdad, respeto por los derechos humanos o libertad,
mantenimiento del orden a toda costa). (2) Los núcleos de creencias sobre
políticas (policy core beliefs) aplican las creencias profundas al campo de las
políticas públicas, cómo el problema es evaluado, si es importante o no, cuáles
son las causas (si se prefiere un museo que haga ciertas concesiones políticas, o
si es mejor que no exista ninguno ante la posibilidad de uno recortado
políticamente). (3) Los núcleos de preferencias sobre políticas (policy preferences)
se expresan en decisiones más puntuales acerca de los instrumentos y las
estrategias concretas a utilizar (si se utiliza el tan cuestionado término acuñado
por la CVR “conflicto armado interno” o si se busca uno nuevo para definir el
“período de violencia” y evitar así los enfrentamientos entre memorias
4
antagónicas).
En este sentido, las coaliciones promotoras están conformadas por
personas que provienen de una variedad de esferas, comparten un particular
sistema de creencias y muestran actividad coordinada a lo largo del tiempo. Las
coaliciones tienen sistemas de creencias claramente articulados y relativamente
estables, que necesitan tiempo para desarrollarse, y pueden lograrlo en la
presencia de conflicto sostenido en la política pública (Gómez 2012). De este
modo, las memorias centrales de una coalición se conforman y reconforman, es
decir, se afinan como fruto de los debates y acciones en permanente interacción
con la coalición opositora.
Asimismo, los actores -al entrar en una dinámica de formación de
coaliciones- buscan potenciales aliados teniendo en cuenta su ubicación social en
redes temáticas, es decir, por medio de la información disponible sobre los
potenciales compañeros y la deseabilidad de trabajar cooperativamente. En este
sentido, la formación de alianzas es animada por interacciones previas, contactos
y recomendaciones de terceros, así como una ubicación central en la red (Heaney
2004; Hojnacki 1997). En la formación de la coalición pro-LUM se evidencia la
importancia de la pertenencia a un mismo círculo académico, laboral, cultural y
social, así como el hecho de compartir una interpretación similar del pasado,
generando relaciones de confianza y posibilitando (o impidiendo, en caso de que
no existan instancias comunicantes) la inclusión (o exclusión) de determinados
actores dentro de una coalición por medio de redes de memoria. De forma que el
5
diálogo y la consulta se dificulta con actores que no pertenecen a la misma red.
Este es un aporte a la teoría de las coaliciones promotoras, pues ésta no
considera la importancia de las redes temáticas en la formación de las coaliciones,
que es resaltante en nuestro caso de estudio.
2.2. Deliberación: negociación y consulta
La deliberación suele entenderse comúnmente en oposición al autointerés,
la negociación, el conflicto, el compromiso o el regateo, desde las teorías
deliberativas unitarias asociadas a la filosofía. Sin embargo, Jane Mansbridge
(2007), desde una perspectiva deliberativa pluralista cercana a la ciencia política,
integra la legítima aceptación de los conflictos de interés materiales y el sincero
compromiso con el bien común. En contra de lo que la teoría deliberativa unitaria
propone, no es común que las partes involucradas en un proceso deliberativo
lleguen a un consenso sin dificultades o grandes sacrificios de sus intereses. De
modo que la autora propone la valoración tanto del conflicto como del consenso,
dándole a cada uno un lugar legítimo en el estadio político de la deliberación.
No obstante, esto no implica la ausencia de un ideal regulativo-normativo
que guíe la deliberación. Este proceso debe estar abierto a todos los afectados por
la decisión, haber igualdad de oportunidad para influenciar en el proceso, tener
recursos iguales, estar protegidos por derechos básicos, deben tratarse los unos a
los otros con respeto mutuo en el proceso de justificación, deben dar razones que
ellos crean que los demás puedan entender y aceptar, deben estar orientados a
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encontrar términos justos de cooperación, deben hablar con la verdad, deben
alcanzar sus objetivos por un proceso de justificación mutua, y no deben tratar de
cambiar el comportamiento de los otros por medio del ejercicio del poder coercitivo
(Mansbridge 2009). En el proceso deliberativo debe primar la igualdad y la libertad
de los distintos involucrados.
La negociación deliberativa se produce cuando ciertas partes del conflicto
no pueden ser reconciliadas o adecuadas a un bien común, de modo que los
miembros del grupo tratan de elaborar una decisión que todos los miembros
puedan aceptar como preferible -second best- ante la imposibilidad de conseguir
sus mejores alternativas (Mansbridge 2007). Evidentemente, la negociación
también puede ser no-deliberativa y, en contraste, está caracterizada por la
preponderancia del poder coercitivo en las interacciones. El poder coercitivo es
entendido como la amenaza de sanción y el uso de la fuerza para conseguir
resultados (Mansbridge 2009). La deliberación, ya sea negociada o plenamente
deliberativa, excluye cualquier forma de intervención del poder coercitivo. En este
sentido, Mansbridge (2009) encuentra que hay cuatro formas de acuerdo que
implican negociación deliberativa. La (1) convergencia es una forma de
deliberación sin conflicto que envuelve un acuerdo en un solo resultado (outcome)
por las mismas razones, pero sin conflictos de opinión o interés significativos en el
proceso. Esto es normalmente denominado “administración”, negándole su
carácter político por la ausencia de conflicto. Estos momentos construyen respeto
mutuo y confianza, enseñan sobre las fortalezas y debilidades de los otros,
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generan agencia colectiva para futuras situaciones de conflicto.
El (2) acuerdo incompletamente teorizado describe una forma de
deliberación que inicia con opiniones conflictivas sobre el bien común y concluye
con un acuerdo sobre un solo resultado, pero por diferentes razones. Sunstein
(1995: 1746-8), desde un pluralismo fundacional, considera que estos evitan un
exceso de antagonismo innecesario, y permiten encontrar comunalidad, civilidad y
reciprocidad, al no discutir sobre las fuertes convicciones del otro y no establecer
rangos entre los bienes y las creencias, cuando hay tiempo limitado. La (3)
solución integrada es también una forma de coordinación que se origina con
conflicto pero que concluye con un acuerdo sobre un resultado por diferentes
razones, lo distintivo es que este acuerdo crea nuevo valor y se sale de las
alternativas de soluciones antes consideradas, generando mayores beneficios a
todas las partes y poniéndose en el lugar del otro (Follet 1942).
En una (4) negociación distributiva plenamente cooperativa las partes
alcanzan un acuerdo que es mejor para todos, pero deben ceder algo de lo que
quieren para conseguir el acuerdo (se distribuyen los costos). Mientras que 1,2 y 3
no requieren de compromisos, 4 sí. En una negociación plenamente cooperativa,
las partes tienen diferentes necesidades, valores, opiniones, pero están
completamente abiertos con los demás, se espera de ellos total honestidad, full
disclosure y no posicionamiento estratégico, es decir, sacar ventaja del otro (Raiffa
1982: 18). Los actores no solo quieren hacer lo mejor para la colectividad sino
también para ellos mismos. Al negociar, reconocen sus intereses personales,
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identifican la calidad de las interacciones distributivas y suma-cero, y se ven a
ellos mismos como compañeros en búsqueda de un acuerdo justo y ventajoso
para todos (Fisher, Ury y Patton 1991: 37).
Mansbridge esclarece cómo la deliberación no tiene por qué excluir a la
negociación cuando se produce en un contexto de libertad, igualdad y ausencia de
poder coercitivo. Sin embargo, ¿qué sucede cuando el Estado lleva a cabo un
proceso consultivo, que se presenta como deliberativo, y que está marcado por el
poder coercitivo (Silva 2017)? Se podría decir que la propuesta estatal de una
memoria sobre el pasado reciente requiere de una gran legitimidad, la cual puede
ser conseguida por medio de la consulta a los múltiples sectores de la sociedad
civil. La deliberación se convierte, de esta forma, en un procedimiento que dota de
legitimidad los resultados conseguidos por este medio, en tanto es producto de un
procedimiento libre y razonado (Benhabib 2002). Sin embargo, según Blondiaux y
Sintomer (2004: 109-111), cuando las instancias deliberativas no son llevadas con
los criterios adecuados -carácter vinculante de la deliberación respecto a la
decisión, publicidad del proceso deliberativo, tiempo de las intervenciones y
participación igualitaria de los distintos actores involucrados-, los Estados podrían
usarlas como mecanismos de control social y legitimación de las decisiones.
Los Estados, en lugar de usar a los procedimientos deliberativos y
participativos como instrumentos para democratizar la toma de decisiones (con los
saberes profanos y del ciudadano común, opuestos a los saberes expertos y de
las autoridades), despliegan técnicas administrativas para la gestión de los
9
conflictos sociales, es decir, instrumentos de gubernamentalidad (Foucault 2006).
De esta forma, la deliberación solo legitima las relaciones de poder existentes, en
tanto la autoridad política conserva la elección de los interlocutores, los lugares,
los marcos de intervención y el calendario de discusión. Todo puede ser objeto de
discusión (en el mejor caso), excepto las formas de negociación misma.
Para Michel Foucault (2006: 136; Drinot 2017: 229), el poder gubernamental
opera por medio de la administración de la población y no a través de la policía o
la disciplina, como el poder soberano. El Estado hace menos uso de su brazo
punitivo y castigador para contener las demandas sociales, mientras que
incrementa instancias de control más sutiles y que buscan ganarse la legitimidad
de la población en cuestión. Esto último es la gubernamentalidad. Bajo esta lógica,
las prácticas deliberativas no serían entendidas como espacios de enunciación y
ejercicio de poder real para los contrapúblicos subalternos (Fraser 1995), sino tan
solo como instancias de alivio, de cierta forma, terapéuticas para mantenerlos bajo
control. Esta discusión nos debe servir para evaluar qué tan deliberativas fueron
las instancias de participación de los distintos sectores involucrados en la
gestación del LUM, y cuánto poder real tenían.
10
3. EL LUGAR DE LA MEMORIA
En este capítulo -que también puede ser leído como un intento de
sistematizar algunas investigaciones sobre memoria, en general, y el LUM, en
particular- encontramos que los trabajos están caracterizados por separar dos
dimensiones centrales al análisis: la memoria y la agencia. Algunos se enfocan en
analizar la actoría política, pero pierden de vista la memoria que poseen estos
actores y que, de cierta forma, los llevan a hacer lo que hacen (o trabajar con
quienes trabajan).
Por otro lado, otras investigaciones se centran solo en la memoria -como
asunto moral y teórico- pero no establecen conexión con la dinámica política real y
las negociaciones que se producen en la práctica. Lo cual les lleva a perder de
vista que la historia de los derechos humanos es una historia de luchas que han
venido consiguiendo victorias significativas de poco a poco, y no de un solo golpe.
En este sentido, esta investigación llena un vacío al conectar y establecer un
diálogo productivo entre estas dos dimensiones -hasta ahora- disociadas, pero
que justamente se incorporan en la dinámica política analizada desde el enfoque
de las coaliciones promotoras.
11
3.1. La memoria como trabajo y como proyecto estatal
Elizabeth Jelin plantea que la memoria es trabajo. “El trabajo como rasgo
distintivo de la condición humana pone a la persona y a la sociedad en un lugar
activo y productivo. Uno es agente de transformación, y en el proceso se
transforma a sí mismo y al mundo. La actividad agrega valor. Referirse entonces a
que la memoria implica ‘trabajo’ es incorporarla al quehacer que genera y
transforma el mundo social” (Jelin 2002: 14). Siguiendo nociones arendtianas, la
autora incluye a la construcción de la memoria -al proceso creativo de la
memorialización- dentro de las actividades desarrolladas socialmente.
El humano es agente de la acción de la memoria y, recién en ese punto, es
capaz de darle distintas interpretaciones, pues para Arendt (2005) ser humano es
dar significado a la historia, a lo que vivimos. Se revalora el papel intencional que
podría difuminarse en las nociones de memoria colectiva de Halbwachs (1968), en
tanto es algo que no depende de la voluntad de los individuos sino de las
condiciones, de las personas y de las cosas que nos permiten el recuerdo. La
memoria es construida socialmente.
¿Quién construye la memoria? Evidentemente todas y todos. Sin embargo,
el Estado ha cumplido históricamente un rol central en este trabajo, desde los
inicios con la formación de los Estados-nación en las representaciones de los
héroes y los mártires. De esta forma, hay intentos más o menos conscientes de
establecer sentimientos de pertenencia y, por qué no, restricciones, límites,
fronteras sociales (Pollak 2006). El Estado es el que establece la memoria oficial,
12
esto se comprueba fácilmente al preguntarnos qué temas históricos estudian los
niños según el currículo escolar, qué documentos son archivados, quiénes son
considerados héroes y villanos, qué fechas son conmemoradas, qué nombres
llevan las calles, qué monumentos se erigen (y demuelen), qué investigaciones y
manifestaciones artísticas se promueven con apoyo estatal. La memoria es
innegablemente política.
De este modo, la memoria no solo es construida socialmente, sino también
políticamente, por lo que no se puede menospreciar la capacidad para decidir qué
recordar y qué olvidar. Aquí la voluntad del LUM (2014: 17), de erigirse como un
espacio de conciliación y reflexión, que trata de abarcar la mayor cantidad de
memorias posibles, es un gran intento pluralista y convocante, aunque tampoco
podemos perder de vista que esta es una propuesta de memoria específica con
sus propios olvidos y omisiones.
3.2. Museo estatal pedagógico en Lima
La idea de construir un memorial nacional en honor a las víctimas del
período de la violencia política vivida en el Perú se remonta hasta la entrega del
Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (IF-CVR) en agosto
de 2003. La CVR (2003, IX: 166-167) recomienda la construcción de un
monumento en Lima y en cada una de las capitales de las regiones del Perú para
que las generaciones futuras reflexionen sobre la violencia política. Es necesario
enunciar con plena claridad, desde el comienzo, que un Lugar de la Memoria no
13
existiría sin el camino que ha sido trazado por y las batallas que ha librado la CVR.
Desde finales de 2003, entre las ONG de derechos humanos (la
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos-CNDDHH y el movimiento
ciudadano Para Que No Se Repita-PQNSR) y la Academia (Instituto de
Democracia y Derechos Humanos-IDEHPUCP) se estuvo pensando en dotar de
un espacio permanente a la versión fotográfica del IF-CVR, Yuyanapaq.Para
recordar. Sin embargo, no es hasta marzo de 2008 que este proyecto encontró
una fuente de financiamiento, con la visita de la ministra alemana de Cooperación
Económica y Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, junto al ex presidente de la
CVR y presidente ejecutivo del IDEHPUCP, Salomón Lerner, y a la entonces
defensora del pueblo, Beatriz Merino.
El gobierno alemán hace efectiva la propuesta de donación al Estado
peruano para la construcción de un museo de la memoria, no obstante, en febrero
de 2009, el gobierno peruano rechaza aquel financiamiento. Una corriente de
críticas a la decisión del presidente Alan García no se dejó esperar, de modo que
se hizo circular un comunicado público, encabezado por Mario Vargas Llosa y
Salomón Lerner, exigiéndole rectificarse. Sin embargo, lo que llamó la atención a
nivel internacional fue la columna de Vargas Llosa en el diario español El País.
Tras una reunión en privado entre García y MVLL, el presidente acepta la
donación con la condición de que el escritor asumiera la presidencia de la
Comisión encargada.
14
Gráfico 1. Línea de tiempo del proceso que desembocó en el LUM
2003 2005 2006 2007 2008 2009
•09-08. •20-07. Aprobación •19-07. •22-09. •03. Ministra •02. Gobierno rechaza
Inauguración Ley que crea el Traslado Extradición de Alemana de donación
Yuyanapaq Plan Integral de Yuyanapaq al Fujimori desde Cooperación •03. Comunicado
•28-08. Entrega Reparaciones Museo de la Chile Económica y sociedad civil
del Informe Final •28-08. Nación •23-09. Ataques Desarrollo •08.03. Columna MVLL
de la CVR Inauguración del •25-11. al Ojo que Llora visita
Yuyanapaq •31.03. García acepta Ojo que Llora Sentencia donación
Castro Castro •07.04. Fujimori es
sentenciado por
crímenes de lesa
humanidad
•29.10. Museo en
Miraflores
•10.12. Presentación de
propuesta del Museo
en el IEP
•22.12. Iniciativa de
monumento militar
2010 2011 2012 2013 2014 2015
•27.01. Concurso •24.02. Primera •03. (Nuevos) •07. Designación •04.06. Inauguración •19.02. Libro
Arquitectónico adenda para Lineamientos del Ledgard como áreas culturales LUM fundamentos
•05.02. Reunión MVLL ratificar la LUMTIS Directora conceptuales LUM
y Ministerio Defensa permanencia de •Construcción edficio •24.08. Ojo que Llora •30.03. CAN
•16.02. Reunión MVLL Yuyanapaq en el •Guion Museográfico es declarado aprueba el guion
y CR ahora Ministerio de Rubio-Bernedo Patrimonio Cultural museográfico
•14.04. 1er Cambio de Cultura por el Mincul •07. LUM pasa a
nombre (de Museo a •05.10. De Szyszlo y •08/13-02/14. Mincul
Lugar) CAN renuncian Proceso consultivo •07. Destitución de
•11.05. Renuncia •11. Taller Conceptos del guion Ledgard
Lerner a la CAN del LUM de la •10.12. Ministra •17.12. Inauguración
•20.07. Creación Konrad Adenauer Álvarez-Calderón LUM
Mincul •12. 2do cambio de extiende la
•13.09. Renuncia nombre a LUMTIS permanencia de
MVLL •12. Designación Yuyanapaq hasta 2026
•10. Guion Roca Rey nueva CAN: García-Sayán
•26.10. Seminario del
Idehpucp “Memorias
diversas, lugares
comunes”
•04.11. García pone
primera piedra LUM
•04.11. Taller
Contenido
Museográficos de la
Defensoría y la CAN
Este museo surge en un contexto problemático y esta característica
marcará todo el proceso hasta su inauguración (y su posterior existencia). Ahora
bien, para este punto conviene preguntarnos qué es este museo (y qué no es),
15
pues a veces parece exigírsele demandas que exceden su objetivo y parece
olvidarse la forma en que nació, en una coyuntura ambigua donde no tenía mucho
a su favor. El LUM forma parte de lo que suele conocerse como “sitios de
conciencia”, es decir, memoriales públicos erigidos bajo un compromiso
democrático con la conmemoración de ciertos hechos históricos a través del
diálogo y la reflexión. Estos espacios de memoria poseen un lado privado (dolor,
solemnidad, duelo) y otro público, relacionado con la apertura a que extraños,
quienes no conocen del tema o quienes discrepan de los mensajes, puedan
participar en este intercambio reflexivo y respetuoso (Brett et al. 2007: 1-6).
De esta forma, siguiendo esta definición, podemos encontrar que estos
memoriales tienen una doble función, a veces problemática y paradójica: a)
privada-conmemorativa para las víctimas y b) pública-reflexiva-pedagógica para
con quienes no vivieron la violencia directamente. El Lugar de la Memoria se nos
presenta como un museo estatal en Lima, con un fin -mayoritariamente-
pedagógico, cuyo público objetivo son los limeños más jóvenes, que no vivieron
aquellos años.
Para Saona (2017: 146), el fin pedagógico del LUM se vislumbra desde que
le cambiaron de nombre a LUMTIS (Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la
Inclusión Social), pues así se dirige la atención hacia las causas del conflicto (el
odio y la discriminación). Asimismo, el LUM ha organizado dos concursos de
16
ensayos sobre el papel de la memoria en los jóvenes6. Y no solo eso, sino que,
además, si consideramos el rango de edad de los visitantes entre febrero y agosto
de 2016, de un total de 25 251 personas, la mayoría de los visitantes tienen entre
17 y 24 años (Silva 2017: 201).
Tabla 1. Visitantes del LUM (02/16-08/16)
Rango de edad (años) Visitantes (%)
05 a 11 1%
12 a 16 16%
17 a 24 41%
25 a 35 18%
36 a 64 21%
64 a más 3%
Fuente: LUM (citado en Silva 2017: 201)
Es evidente que muchas víctimas nunca visitarán el LUM y, de cierta forma,
no tienen por qué hacerlo. Como lo recomendó la CVR, el objetivo es que haya
memoriales a lo largo y ancho del país, esas víctimas visitarán otros memoriales
mucho más cercanos a sus hogares o con los que se sientan más identificados. El
LUM termina convirtiéndose en un museo construido por limeños para limeños
(Sastre 2015: 156) y esto no es -inherentemente- negativo, en tanto se respete, se
reconozca y se valore las particularidades -culturales, sociales, étnicas- de la
mayoría de víctimas. La historia debe ser contada teniendo en cuenta quién va a
ser el público: los visitantes del LUM no son los mismos que los del Santuario de
la Memoria de la Hoyada, o del Museo de las madres de ANFASEP; el grado de
6 Producto del primer concurso Esquirlas del Odio, se publicó el libro Memorias del Presente. Ensayos sobre
juventud, violencia y el horizonte democrático (LUM 2017).
17
afectación y relación con los hechos de la violencia influencian el acercamiento.
Esta cuestión nos sirve para introducir otra característica del LUM. Los
sitios de conciencia necesitan llevar al espectador a un espacio de reminiscencia.
Aquí también existen dos tipos: (1) por un lado, pueden ser creados artificialmente,
de modo que, por medio de su diseño, la arquitectura, el uso del paisaje nos
conduzcan a la reflexión (pensemos en Yuyanapaq, el Ojo que Llora o el LUM). (2)
Por el otro, hay lugares de conmemoración donde se sucedieron los eventos
traumáticos, que cargan consigo el peso de la tragedia, la continuidad del espacio
trae al presente los terribles eventos, a pesar de la distancia temporal,
consideremos el caso de La Hoyada (Saona 2017: 145, 160).
El LUM no es un lugar de memorias reales, no es la Escuela de Mecánica
de la Armada de Argentina (ESMA), donde ocurrió violencia directa, tampoco es
los Cabitos en Ayacucho, ni Lucanamarca, ni Uchuraccay. Entonces, el espacio
requiere construir lazos con el pasado, lazos que son inexistentes, desafío que en
su tiempo también enfrentó el Ojo que Llora, que ha entrado en contacto con el
pasado por los actos simbólicos que se llevan a cabo allí y el vandalismo del que
ha sido víctima7 (Ulfe y Milton 2010: 9).
Es en este contexto de necesidad de crearse un lugar legítimo (y un
público) en medio de otros sitios de memoria, que las actividades culturales que el
7 Los museos o monumentos terminan generando -en su uso- una dinámica que no es necesariamente la
prevista por sus creadores, sino que sus sentidos son transformados por los sobrevivientes, las ONG de
derechos humanos y por las nuevas generaciones (Jelin 2007, citado en Saona 2017: 130-140). Pensemos en
cómo el Ojo que Llora se ha transformado, en la práctica, en un nudo de la memoria, donde las memorias
fujimoristas y de la CVR se baten a duelo, a pesar de que su creadora haya querido que sea un espacio para la
meditación (Milton 2015; Hite 2007).
18
LUM promueve cobran pleno sentido. Inclusive hay quienes consideran que éstas
son más importantes que la muestra permanente, pues mantienen al espacio vivo.
Y ésta es una decisión totalmente consciente por parte de los encargados del
proyecto. Denise Ledgard, directora del proyecto entre julio 2013 y julio 2015,
consideraba que el LUM buscaba ser más que un museo de carácter histórico,
sino que aspiraba a ser un espacio de convergencia social.
Del mismo modo, Pedro Pablo Alayza, comisionado del LUM, afirmaba que
este era el gran proyecto cultural del Perú, que sobrepasa el tema de la violencia
misma (citados en Sastre 2015: 146). Estas afirmaciones, como bien señala
Sastre (2015: 146) pueden tornarse problemáticas en tanto establecen la
prevalencia del objetivo cultural por sobre lo conmemorativo y/o pedagógico. El
LUM no es -y no puede ser- otro sitio cultural más, pues sufriría una seria
distorsión de sus objetivos iniciales. Lo que sí es válido -y es lo que,
efectivamente, ocurre o debería ocurrir- es que lo cultural sirva como una
estrategia para hacerse de un público joven no interesado en, o que desconoce
del tema de la violencia política (Silva s/f).
Mientras que el LUM requiere ganarse un espacio en el mundo de la
memoria, el Santuario de la Memoria de La Hoyada (SMLH, ex cuartel Los
Cabitos) es un lugar que cuenta con un pasado, con una historia por sí mismo. Por
esto es que el SMLH, ubicado en Ayacucho, la región con mayor grado de
afectación se viene pensando como un espacio principalmente conmemorativo.
Pero estas no son las únicas diferencias con el LUM, esta comparación nos
19
vislumbra otra característica. El SMLH ha estado, desde un inicio, impulsado por
las organizaciones de víctimas de la violencia política (en especial, ANFASEP).
Son ellas quienes, con el apoyo de las ONG de derechos humanos, funcionarios,
la Academia y la cooperación internacional, han estado en el proceso de conseguir
la donación del terreno y posicionarse en el mismo (Jave 2017).
Al contrario, el Lugar de la Memoria nunca fue una iniciativa de las víctimas,
pues nació como una propuesta de las ONG y la Academia y, luego, se insertó en
el Estado mediante una comisión compuesta por personalidades notables y sus
equipos, formados por profesionales de sociedad civil en su mayoría. Esto
tampoco debe entenderse como un rasgo negativo de origen, pues todos estamos
invitados a participar, como diría Elizabeth Jelin (2002), en los trabajos de la
memoria8. Los memoriales son diversos de acuerdo con sus objetivos y públicos:
todos son legítimos en tanto respeten al otro, mantengan una vocación dialogante
y no intenten promover una historia unitaria.
3.3. La estatalidad del LUM
El Lugar de la Memoria nació como un proyecto de la sociedad civil,
empero para concretar el financiamiento del gobierno alemán debió trasladarse al
8 Es cierto que el LUM no resulta de un proceso social de luchas ciudadanas por los derechos humanos y la
memoria, sino que su origen -al menos, su financiamiento y la posibilidad real de echarlo a andar- se debe a
una iniciativa específica, la donación alemana (Del Pino y Otta 2017: 3). O también de la voluntad de Vargas
Llosa por escribir, ese día, esa columna sobre ese tema. Sin embargo, esta lectura pierde de vista el proceso de
gestación e ideación que se produce dentro de la sociedad civil organizada. Empero esto tampoco puede
llevarnos a negar que la mayoría de los ciudadanos peruanos no nos vemos interpelados por esta cruda
realidad y salimos a marchar multitudinariamente por la reparación a las víctimas. Se da un apoyo enunciativo
que, difícilmente, se traduce en participación efectiva.
20
espacio estatal. En este punto también hay algunos malos entendidos. En una
clase maestra dictada por uno de los arquitectos del LUM, Jean Pierre Crousse
afirmó que, de acuerdo a una tipología según iniciativa, este no podía ser
considerado público, sino que es institucional, en tanto cuenta con una Comisión
autónoma con financiamiento de la cooperación internacional9.
Si bien todo esto es cierto, requiere de una precisión. Que la iniciativa del
LUM no sea estatal no quiere decir que el museo no sea estatal. El proyecto tuvo
el germen de su idea en la sociedad civil, entre la Academia y el movimiento de
derechos humanos. También se podría afirmar que el dinero provino de la
cooperación internacional (alemana, sueca y europea), que el Perú colaboró como
un cooperante más, y que recién tras su inauguración -diciembre de 2015- deja de
ser un proyecto de la cooperación internacional para pasar a formar parte del
Estado.
¿Entonces por qué afirmar que el LUM es un museo estatal?
Sencillamente, porque sin la aceptación de la donación y la venia del Estado para
que el proyecto comience a andar a cargo de una Comisión de Alto Nivel
autónoma (cuyos miembros fueron ratificados por el presidente), no hubiera
existido nada. Aunque tras una inicial negativa, el Estado peruano finalmente
autorizó su construcción. Consideremos un poco la “autonomía” de las Comisiones
de Alto Nivel.
9 Jean Pierre Crousse. (23/08/16) Notas sobre ponencia “Clase maestra: arquitectura de lugares de memoria”,
en el auditorio del LUM.
21
Gráfico 2. El LUM dentro del Estado
Iniciativa de la Donación de la Marzo 2009.
sociedad civil cooperación Aceptación
(2003-2008) alemana (2008) estatal: Cancillería
Octubre 2016. Diciembre 2015.
Secretaría Despacho Julio 2015.
General del Viceministerial Ministerio de
MINCUL de Intercultural Cultura
Al menos indirectamente, el presidente alinea el rumbo de memoria de
dichas comisiones por medio de la selección de sus miembros. García no habría
escogido a Vargas Llosa si no confiaba en que él tuviese, de cierta forma, un
aproximamiento crítico a los años de la violencia, que buscase ponderar -con un
espíritu liberal- el accionar de todos los actores involucrados (incluidos los
militares). Lo mismo sucedió con la Comisión de García-Sayán propuesta por el
canciller Roncagliolo del gobierno de Humala. Esta reunió a personalidades con
distintas trayectorias (políticos, gremio empresarial, el mundo de los derechos
humanos y la religión), pero con algún grado de interés en el tema de la memoria
de los años de la violencia política. No es que las CAN puedan hacer lo que
deseen, sí pueden pero solo en la medida en que son propuestos por el Ejecutivo.
Es en este sentido que el Ejecutivo direcciona el accionar del LUM.
22
Este museo no solo no cuenta con la iniciativa del Estado, sino que también
resalta la ausencia de voluntad y liderazgo políticos para su construcción.
Contrariamente, en Argentina, el actual Espacio para la Memoria y para la
Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, antes un Centro de Detención
Clandestino que funcionaba en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), contó
con el auspicio del entonces presidente Néstor Kirchner, político izquierdista que
en su juventud militó en contra de la dictadura militar (Lorenz y Winn 2013: 90-94).
Del mismo modo, el Museo de la Memoria y Derechos Humanos de Chile
es uno de los hitos finales en una historia de institucionalización de la memoria
desde el Estado con la voluntad política de los distintos gobiernos de la
Concertación, alianza política de centro-izquierda que se ha mantenido en el poder
desde la caída de la dictadura (con la excepción del gobierno de derecha de
Sebastián Piñera). Este museo contó con el completo apoyo de la presidenta
Michelle Bachelet -ex detenida e hija de un general de la fuerza aérea que murió
torturado por la dictadura militar, caracterizada por su activismo a favor de los
derechos humanos y en contra del olvido-, quien ordenó la construcción del museo
en un año, para poder inaugurarlo cuando aún era presidenta, desconfiando de la
importancia que le otorgaría el entonces candidato derechista Piñera.
El LUM, a diferencia de otros museos de la memoria latinoamericanos, no
cuenta con el apoyo inequívoco de los políticos ni los presidentes. Pero el Estado
no es un ente monolítico (y mucho menos el peruano), sino que se encuentra
compartimentado, con algunos burócratas e instituciones más sensibles al tema.
23
Pensemos en la Defensoría del Pueblo, institución que ha mantenido un
compromiso con la defensa de los derechos humanos, custodia de la muestra
Yuyanapaq y que trabajó por brindarle institucionalidad, lo que desembocó en la
donación alemana. La Defensoría ha sido observadora de todo el proceso de
elaboración del LUM y fuente de apoyo político, con capacidad de brindar
sugerencias no vinculantes.
Por su parte, el Consejo de Reparaciones mantuvo relaciones de
cooperación con el LUM10. En este sentido, el 16 de febrero de 2010, Mario
Vargas Llosa se reunió con algunos miembros del CR, donde afirmaron su
voluntad de colaborar con el proyecto y donar el Registro Único de Víctimas para
que forme parte del museo. Asimismo, el entonces secretario técnico del CR, Jairo
Rivas, mantuvo algunas reuniones con el entonces director del proyecto, Fernando
Carvallo, para establecer un puente con las organizaciones de víctimas11.
Por otro lado, el Decreto de Urgencia N°013-2010 que aceptaba la
donación encargaba este proyecto a Cancillería, pues es financiado por la
cooperación internacional, pero este ministerio no tiene los lineamientos para
ejecutar este tipo de política pública. Es así que contactan con el PNUD, que es
especialista en implementar proyectos, tarea que incluye la administración del
10 Consideremos que, como afirman Bebbington, Scurrah y Bielich (2011), el CR -encargado de registrar a
las víctimas- ha estado integrado por ex trabajadores de la CVR y activistas de los derechos humanos.
Mientras que, por el otro lado, la CMAN -encargada de ejecutar las reparaciones- ha estado dominado por
militantes del partido de gobierno, al menos durante el gobierno aprista. El hecho que dos espacios
preocupados por el mismo tema, pero ocupados por grupos distintos, generó ciertas dificultades para el
trabajo coordinado entre ambas instituciones.
11 Comunicación personal con Jairo Rivas (1 de septiembre de 2017)
24
dinero -y esta institución de las Naciones Unidas es considerada una de las más
transparentes. Asimismo, el PNUD ya venía implementando casi veinte proyectos
relacionados con la justicia transicional en el Perú12.
Los cooperantes, en todo momento, se han reunido periódicamente con los
miembros de la CAN no solo para que les rindan cuentas de cómo iba el proyecto,
sino también para hacer vigilancia política al museo, pues se temía que en
cualquier momento se podía retroceder, inclusive semanas antes de la
inauguración13. De esta forma, la cooperación también ha sido un aliado del LUM,
no solo mediante el financiamiento, sino también por medio de la presión y el
seguimiento para hacer cumplir los compromisos adquiridos por el Estado
peruano, es decir, que el museo se inaugurase.
El Ministerio de Cultura (antes Instituto Nacional de Cultura) se creó en julio
de 2010, y asumió como primer ministro de esa cartera el también comisionado
del LUM y consejero ad honorem de García, Juan Ossio. Al final del gobierno, se
le pidió que su ministerio absorbiera al Museo, pero él consideró que mejor
permaneciera en Cancillería, pues ya no faltaba nada para el cambio de gobierno,
y en este ministerio nunca habían puesto ningún obstáculo14. Es así que el
proyecto LUM permanece en Relaciones Exteriores hasta que, en julio de 2015,
éste pasa al Ministerio de Cultura bajo la gestión de Diana Álvarez-Calderón,
antes miembro de la Defensoría del Pueblo que colaboró cercanamente en la
12 Comunicación personal con Leonor Suárez (23 de agosto de 2016)
13 Comunicación personal con Leonor Suárez (23 de agosto de 2016)
14 Comunicación personal con Juan Ossio (24 de octubre de 2017)
25
búsqueda del terreno, e inauguró el museo recordando todo lo que había hecho
por el proyecto.
Asimismo, ya dentro de la cartera de Cultura, el LUM ha sufrido varios
cambios en su ubicación. Primero, en diciembre de 2015, el Despacho
Viceministerial de Interculturalidad crea un Área Funcional “Lugar de la Memoria,
Tolerancia e Inclusión Social15. No obstante, en octubre de 2016, el área funcional
pasa a depender de la Secretaría General del Ministerio de Cultura, donde deberá
coordinar con los dos viceministerios16. Esto evidencia, un poco, la sensación de
no saber dónde ubicarlo por lo complejo de su temática. Recordemos que cuando
el proyecto fue aceptado por el Estado, tampoco se quiso que este vaya al
Instituto Nacional de Cultura ni sea incluido en la red nacional de museos, pues
este se encontraba dirigido por Cecilia Bákula, historiadora ligada a sectores
conservadores de la Iglesia Católica. Inclusive en su ubicación dentro del Estado
hay cierta ausencia de certidumbre por el contexto altamente polarizado del tema
en la sociedad.
Pese a todos los vínculos mostrados entre el LUM y el Estado, hay que
resaltar cómo las distintas coaliciones que operaron no se sienten dentro del
Estado. Esto cobró particular forma en las declaraciones que le costaron el puesto
a Denise Ledgard, entonces directora del proyecto LUM:
Nuestros limitantes o factores de negociación han sido más la gente que el propio
Gobierno, porque al Gobierno no le ha importado. Es la verdad. Ojalá nos quedemos con el
Ministerio de Relaciones Exteriores un poco más, de verdad, porque no nos prestan mucha
15 Resolución Ministerial N° 455-2015-MC con Diana Álvarez Calderón como ministra de cultura
16 Resolución Ministerial N° 387-2016-MC con Jorge Nieto como ministro de cultura
26
atención y así podemos trabajar. Este proyecto no es tan relevante y menos para este
ministerio. No sé qué pasará cuando esto se inaugure17.
Es particularmente curioso que diversos actores, no solamente Ledgard,
sientan que el proyecto avanzaba sin tanta interferencia por una ausencia de
interés del Estado. Esto, sin embargo, no es del todo cierto, pues, como ya vimos,
el Ejecutivo tiene un papel crucial al escoger la memoria de quienes van a formar
parte de la coalición (la CAN). No obstante, esto quizá tendría que ver con una
característica de varias de estas personas que llegan a trabajar
momentáneamente al Estado para el proyecto LUM: en su mayoría, han
desarrollado sus trayectorias en la sociedad y no en el ámbito estatal. Lo cual los
llevaría a sentirse un poco lejanos y ajenos al Estado.
17 Lescano, Raúl. (28/06/15). “Denise Ledgard: El LUM no busca darle a la gente una verdad absoluta, sino
generar preguntas”. La Mula.
27
4. HACER MEMORIA EN EL POLARIZADO PERÚ POSCONFLICTO18
4.1. Polarización de memorias o ¿el poder de los débiles?
Los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del
2016 confirmaron lo que se venía comentando a lo largo de toda la campaña: que
el Perú se encontraba polarizado, es decir, dividido entre dos bandos. El entonces
candidato Pedro Pablo Kuczynski ganó por un muy escaso margen, 50,12% de los
votos válidos frente a los 49,88% de Keiko Fujimori19. Remontémonos a
septiembre de 2003, apenas entregado el Informe Final de la CVR, según
IMASEN, el 48,3% estaba a favor de este documento, el 34,6% en contra y 16%
no tenía una opinión formada; a su vez, de acuerdo con la encuesta de APOYO, el
56% lo aprobaba y el 28% lo desaprobaba (Basombrío y Rospigliosi 2006: 102).
Casi la mitad de la población aprobaba la existencia de la CVR (y del
ejercicio de la memoria siguiendo sus directrices) y un tercio de peruanos la
desaprobaba. En noviembre de 2009, según CPI, el 60,8% de limeños estaba a
18 Esta tesis recibió la noticia del indulto cuando se encontraba muy próxima a cerrarse, pero su realización no
implica grietas al argumento central, sino evidencia matices importantes -y de urgente exploración- en el
ejercicio de la memoria (ver la nota a pie de página 21).
19 INFOGOB (s/f).
. Consultado el 20
de agosto de 2017
28
favor de la construcción del Museo de la Memoria, y un 32,9% en contra20. Del
mismo modo, las opiniones parecen estar divididas respecto a la memoria de
aquellos años: aunque quienes están a favor del ejercicio de la memoria son una
mayoría (48,3%; 56% y 60,8%).
Este rasgo es particularmente curioso, pues en las múltiples
conversaciones que tuve con diversas personas involucradas en el proceso de
gestación del Lugar de la Memoria, un comentario que era omnipresente a todas
fue: “debimos terminar el proyecto antes de que pudiesen revertirlo”. Entre quienes
comparten un compromiso democrático con la defensa de los derechos humanos
y resaltan la importancia de la memoria, sin importar si están un poco más hacia la
derecha o izquierda, o si el proyecto es de la sociedad civil o está dentro del
Estado, es evidente lo lógica del “prevenir antes que lamentar”, que da título a esta
investigación.
A pesar de que la mitad de la opinión pública se encuentre a favor de una
propuesta de memoria y/o en contra del régimen fujimorista (negándole el voto a
Keiko Fujimori)21, o que el 60,8% de limeños apruebe la construcción del Museo,
20 RPP. (12 de noviembre de 2009). http://rpp.pe/politica/actualidad/el-54-de-limenos-en-contra-de-indulto-a-
fujimori-segun-encuesta-noticia-221967
21 Aquí conviene esclarecer que la oposición al régimen fujimorista no supone, en la totalidad de los casos
necesariamente, una valoración de los derechos humanos y la memoria. Basta recordar que el autoritarismo
competitivo de Alberto Fujimori cayó por la presión ciudadana e internacional sobre dos ejes: por un lado, la
corrupción y, por el otro, las violaciones a los derechos humanos (especialmente con el Grupo Colina y la
estrategia de prolongar la violencia política para mantener la ilusión de necesidad del poder salvador
fujimorista). De este modo, consideremos que los diversos públicos tienen acentos distintos en sus lecturas de
la crisis, y todas son igualmente válidas.
Del mismo modo, el hecho de que el 56% de peruanos apruebe (y el 40% desapruebe) el indulto humanitario
a Alberto Fujimori -que el presidente Kuczynski le otorgó el 24 de diciembre de 2017- no quiere decir que
justifiquen los crímenes que cometió, sino que están de acuerdo con su liberación por su estado de salud, su
29
quienes promueven iniciativas reivindicativas a favor del ejercicio de memoria y de
las víctimas, se sienten rodeados y, muchas veces, con las manos atadas para
actuar, como si cada paso que daban hubiera estado sujeto al escrutinio de los
opositores. Esta sensación se percibe como una gran continuidad a lo largo de los
tres momentos (Alameda, Museo y Lugar) que componen el proceso de
elaboración del Lugar de la Memoria.
Por momentos, pareciera que la oposición política y de memoria se
diluyera, y el tema perdiera importancia en la opinión pública; sin embargo, solo
permanece aparentemente dormido y despierta con hechos coyunturales que
evocan esta polaridad en la escena pública. Esta latencia de la oposición política a
la memoria de la CVR se aprecia en las reacciones mediáticas a las sentencias de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al –entonces- posible indulto a
Alberto Fujimori, o a las liberaciones de los senderistas por cumplimiento de
condena. Estos determinantes coyunturales políticos y de memoria -que hacen
parte de la opinión pública- se repiten cada cierto tiempo, y envuelven al Estado y
a la sociedad, por lo que persistentemente condicionan a los promotores de esta
política pública de memoria, recordándoles qué tanto pueden actuar (o no).
Sin embargo, ¿por qué los promotores de la memoria22 se sienten tan
avanzada edad o los logros de su gestión, por más puestos en duda que estén. Tan solo pensemos en la
mayoría de la población peruana, bastante apolitizada, quienes ciertamente no comparten la misma
indignación que algunos activistas, académicos, políticos y líderes de opinión. Esto podría implicar que
existieran personas que estén a favor de la memoria y la liberación de Fujimori, por más imposible o
“irracional” que esto suene dentro de los círculos académicos y activistas. Esta es una agenda de investigación
empírica que queda pendiente.
22 En esta investigación cuando mencionemos genéricamente a los “promotores de memoria”, nos referiremos
a quienes tengan una apuesta por la memoria que no rompa drásticamente con las conclusiones del Informe
30
débiles? Esta pregunta excede a esta investigación, empero podemos esbozar
una modesta hipótesis, que debe ser sometida a verificación empírica posterior.
Parte de los sectores poderosos peruanos o han estado involucrados en el
período de la violencia política o simpatizan con la memoria fujimorista. Por un
lado, varios de los partidos que actualmente continúan, mal que bien, teniendo
cierta presencia electoral fueron gobierno durante aquellos años: Acción Popular
(1980-1985), el APRA23 (1985-1990) y el Fujimorismo (1990-2000); y es lógico que
se opongan a las duras (y fundadas) críticas que la CVR lanza contra ellos
(Tanaka 2006).
Por otro lado, un sector de los empresarios peruanos podría comulgar con
una memoria fujimorista o simplemente estar desinteresados por el tema. Es cierto
que este es un prejuicio bastante común dentro de la Academia, que no ha sido
aún estudiado rigurosamente, así como mucho alrededor del gremio empresarial.
Sin embargo, debemos resaltar que existen casos que podrían mostrar que no
necesariamente todos los empresarios son“seres desalmados que solo buscan el
lucro”, pueden buscar el lucro sin ser desalmados. Al fin y al cabo, todos los seres
racionales buscamos maximizar nuestras ganancias (y no solo económicas).
Consideremos el caso de Ramón Barúa, empresario del grupo Intercorp
Final CVR, esto incluye a sus (algunos irreflexivos) promotores y también a sus críticos, que lo ven como un
documento perfectible.
23 Es necesario considerar que el APRA emitió un comunicado partidario respaldando el IF-CVR, a pesar de
que García haya estado involucrado en violaciones a los derechos humanos, como la masacre en los penales.
Para mayores detalles, consultar el Informe de la Comisión Investigadora sobre la masacre ocurrida el 18 y 19
de junio de 1986 en tres penales de Lima, presidida por el senador Rolando Ames. Aunque también, como
recuerda Ardito (2017), debe reconocerse que durante el gobierno de García en todos los casos de violaciones
a los derechos humanos se nombraron comisiones investigadoras y los medios de comunicación investigaron
con una libertad que hubiera sido imposible en el gobierno de Belaúnde.
31
Perú y ex miembro del Consejo de Reparaciones24. O también el mismo Bernardo
Roca Rey, miembro de la familia Miró Quesada, propietarios del grupo El
Comercio, y encargado de elaborar el primer guion museográfico del Museo de la
Memoria. El hecho de que sean empresarios no anula su condición de
ciudadanos, ni encajona sus ideas en un esquema conservador, ni niega la
posibilidad de tener un sincero compromiso cívico y republicano.
El poder político y económico de algunos opositores a las iniciativas de los
emprendedores de memoria podría explicar, de cierta forma, por qué estos se
sienten acorralados, pues el Estado y sus representantes, en la práctica, no
muestran mayor voluntad política para apropiarse de la agenda de los derechos
humanos y la memoria, como en el caso de Chile o Argentina. Los avances en
reparaciones son innegables (Macher 2007; 2014), pero aún queda mucho por
hacer.
En este sentido, Elizabeth Jelin nos recuerda que “la eficacia del discurso
performativo es proporcional a la autoridad de quien lo enuncia” (2002: 35). En el
caso de que los poderosos se opusieran a las iniciativas de los promotores de
memorias, evidentemente éstas no verían resultados y, mucho menos, sus
discursos gozarían de alguna legitimidad. Pero esto nos lleva a considerar qué
clase de recursos tienen los emprendedores de memoria: por lo dicho
anteriormente, tienen a la mitad de la opinión pública a su favor.
Empero, esto no debe llevarnos a pensar que, necesariamente, quienes
24 Un caso similar se da en la Asociación Civil Transparencia, donde 19 de 52 de los asociados pertenecen al
gremio empresarial, es decir, el 36,5% (Rojas Castillo 2017).
32
apoyan al Museo (60,8% de limeños) van a marchar por su construcción o a favor
de las reparaciones. Es un apoyo, digamos, laxo y enunciativo, que no se
traduciría, en la mayoría de los casos, en participación política efectiva. De este
modo, tampoco es que los promotores tengan tanto poder, es un poder nebuloso
y, por eso, también difícil de percibir.
Además, consideremos una característica central: mientras que el
fujimorismo ha demostrado ser una fuerza política que actúa coordinadamente y
en bloque (pensemos en sus votaciones en el Congreso)25, el anti-fujimorismo es
amorfo. Este no se encuentra conformado por personas que comparten un núcleo
básico de creencias (solamente una: “el no a los Fujimori”), sino que lo componen
liberales, izquierdistas, entre otros. Y este es un serio limitante para el poder de
los promotores de memoria, dado que pueden estar de acuerdo con este punto
específico pero no con muchos otros.
Una muestra del poder de los emprendedores pudo vislumbrarse
inequívocamente a través de la columna de Mario Vargas Llosa en el diario
español El País, “El Perú no necesita museos”. Ese poder26 no radicó en,
25 Una cuestión que ha llamado la atención y que reta la supuesta coordinación dentro del fujimorismo son las
disputas entre los congresistas más cercanos a Keiko Fujimori y los alineados junto a su hermano Kenji
(pensemos en la votación a favor del intento de vacancia al presidente Kuczynski). No obstante, aún sería
muy anticipado hablar de un cisma o una ruptura dentro del fujimorismo, y quizá la salida de prisión del líder
histórico Alberto Fujimori sirva para suprimir (o contener) las tensiones.
26 Una explicación alternativa nos da Suárez (2012), encargada de parte del PNUD para el proyecto LUM.
Según ella, García aceptó porque este proyecto de cooperación era uno más dentro de un conjunto mayor. De
esta forma, el Ministerio de Economía habría presionado al Ejecutivo para aceptar. Bajo esta lectura, la
columna de Vargas Llosa y su posterior designación como presidente de la CAN son entendidas como una
oportunidad que ve García para quitarse la responsabilidad política del museo, y así no cargar con los pasivos
de un proyecto sin una legitimidad totalmente aceptada por la sociedad. Sin embargo, esta explicación podría
33
solamente, generar una corriente de opinión nacional contraria a la decisión del
gobierno de García de rechazar la donación alemana, sino que, principalmente, se
vio en la capacidad del escritor, debido a su reconocida trayectoria intelectual, de
poder calificar de escandalosa la negativa peruana a nivel internacional. García,
quizá no contaba con que MVLL se pronunciara de esa forma, y tampoco perdió la
oportunidad para congraciarse con su más grande opositor a la estatización de la
banca, que pretendió llevar a cabo durante su primer gobierno27.
Seamos cautos con esta muestra de poder. Vargas Llosa no formó parte
del proceso alrededor de la Alameda de la Memoria, pero sí es un defensor
indudable de las libertades políticas y económicas. Y es en su calidad de hombre
con fuertes convicciones liberales que defendió al Museo, no tanto como un
promotor de memoria ni por su vinculación con el mundo de los derechos
humanos.
Más bien, los promotores de la memoria se beneficiaron con la
incorporación de MVLL en la coalición a favor del Museo, sin él no habrían tenido
tal repercusión o quizá no habría salido el proyecto. Esto es central, pues Vargas
Llosa y la comisión que él propuso (Fernando de Szyszlo, Frederick Cooper, Juan
Ossio, Enrique Bernales, Monseñor Bambarén, Salomón Lerner) incorporó a un
grupo mixto: por un lado, promotores de memoria (Bambarén, Bernales y Lerner,
ex comisionados de la CVR) y, por otro lado, a algunos actores que antes no
condicionar la aceptación del dinero, pero no la forma en que esta se dio y las consecuencias posteriores que
esta generó. Y esta tesis pretende abonar en ese sentido.
27 Comunicación personal con Juan Ossio (24 de octubre de 2017)
34
habían participado como promotores de memorias y que están vinculados con
redes culturales de estratos socioeconómicos medios y altos.
De esta forma, sin querer, el Museo de la Memoria con la designación de
MVLL se ganó de nuevos aliados, demócratas liberales, lo que no siempre gustó
a sectores del movimiento de derechos humanos. Desde el punto de vista de la
política, esta articulación de diferentes actores del espectro político resultó
potente, pues el endose de MVLL, cuyo peso se hizo sentir en Perú pero también
en esferas internacionales, donde hay una declarada sensibilidad a estos
procesos, pensemos en la Unión Europea.
4.2. Perú posconflicto y memorias contestadas
Con las ideas aquí presentadas, podemos discutir una última característica
del Lugar de la Memoria y de la memoria, en general, en el polarizado Perú
posconflicto. Nora (1984) nos habla de: 1) lugares dominantes, sitios cuyo
contenido es la memoria oficial-hegemónica; y 2) lugares dominados, espacios
creados por los promotores de memoria que no cuentan con los recursos
logísticos ni la capacidad enunciativa para hacer masivos sus mensajes. La
polarización de la memoria y el poder de los opositores a los promotores de
memorias crean un clima político donde estos últimos se sienten vigilados y con la
imperiosa necesidad de ser cuidadosos y actuar bajo la lógica del prevenir antes
que lamentar. Sin embargo, en el Perú no hay lugares ni dominados ni
dominantes.
35
Lo que genera todo este clima de polarización es la ausencia de
hegemonía, en el sentido gramsciano, pues para este autor, esta implica
dominación y consentimiento de los subordinados: el grupo dirigente construye y
mantiene un discurso hegemónico sin necesidad de recurrir a la coerción (Gramsci
1990, citado en Martuccelli 2015: 193). Asimismo, la hegemonía supone un
equilibrio inestable, pues nunca hay una victoria absoluta de una fuerza sobre otra
(Hall 2005), de modo que siempre hay espacio para las resistencias residuales
(Mouffe 1979).
En la sociedad peruana, no hay una hegemonía de la memoria fujimorista o
de la memoria de la CVR, ambas se encuentran contestadas y en constante
disputa. El poder de una hace parecer a la otra como en una situación de
precariedad, especialmente ante los ojos de sus adeptos. Pero esta es una ilusión
que ha sabido explotarse grandemente, de ahí que varios nos hayamos visto
profundamente sorprendidos con la derrota electoral de Keiko Fujimori. No
obstante, esto no implica que la memoria fujimorista, ligada a las obras
clientelistas del presidente Fujimori y su carácter populista, haya sido más hábil
para imponer ciertos sentidos comunes en la población, inclusive en sus
opositores.
Un ejemplo claro de cómo estas memorias se encuentran contestadas en la
sociedad peruana es el Ojo que Llora, pues la vandalización que ha sufrido este
memorial en homenaje a las víctimas puede ser leída en la clave de una forma en
que los fujimoristas tratan de mostrar su propia interpretación del pasado, a modo
36
de contra-memoria (Milton 2015: 16-17). Los simpatizantes fujimoristas pueden
lanzarle pintura al Ojo, pero no pueden lograr -por medio de sus representantes
políticos- que quiten el memorial del Campo de Marte u ordenen su demolición. La
vandalización fujimorista no debe ser leída (tanto) como una muestra de su poder,
sino como una exhibición de sus propias limitaciones.
En este sentido, ni el Ojo que Llora ni el Lugar de la Memoria son lugares ni
dominantes ni dominados, pues lo que prima en la sociedad es la polarización, la
falta de hegemonía y la contestación constante de memorias. Podría contra
argumentarse que estos memoriales son limeños, y que los memoriales regionales
sí deberían ser catalogados de lugares dominados, pues sus emprendedores
carecen de prestigio social. Sin embargo, no nos apresuremos con estos juicios,
consideremos lo que pasó en la campaña electoral del 2016: Keiko Fujimori
declaró en la Universidad de Harvard, EEUU, que reconocía el valor de la CVR y,
asimismo, Vladimiro Huaroc, candidato fujimorista a la vicepresidencia, escribió un
artículo donde reconocía a las víctimas y el valor de repararlas28.
¿Por qué declarar eso? Algunos dirían que la importancia de la CVR está
tan venida a menos que ya se puede decir cualquier cosa sobre ella29. Sin
embargo, adoptemos una mirada de estos hechos considerando la polarización.
Los fujimoristas se vieron en la necesidad de decir eso porque son conscientes del
poder relativo del 60,8% de limeños a favor del Museo de la Memoria, pero que no
28 HUAROC, Vladimiro (08/04/16). “Fuerza Popular y los derechos humanos”. El Comercio.
https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/fuerza-popular-derechos-humanos-vladimiro-huaroc-183970
29 Comunicación personal con Javier Torres (18 de noviembre de 2015)
37
necesariamente son anti-fujimoristas (y también pensemos en el 56% de los que
aprueban el indulto a Fujimori pero no necesariamente son fujimoristas). Es una
jugada -eminentemente- política. Los fujimoristas no trataron de convencer, en lo
más mínimo, a los activistas, sino a aquellas personas que, como las víctimas,
luchan por salir adelante y tienen demandas históricas pendientes30, o a quienes
creen que la memoria es importante pero no profesan aversión al fujimorismo.
De esta forma, las víctimas ni sus memoriales pueden ser vistos como
dominados, pues, tienen algo de poder, aunque se les considere en este caso
como votos y no como ciudadanos. La memoria como tal representa un poder
difuso, pues se identifica con ideas, imágenes y sensibilidades; es un arma de los
débiles (Scott 1985). Los fujimoristas son conscientes que, mal que bien, las
víctimas y sus demandas, gozan de cierta simpatía en la sociedad y no pueden
ser, simplemente, obviadas o negadas.
Consideremos las declaraciones fujimoristas de valoración a la CVR como
una muestra de su ausencia de hegemonía sobre la sociedad y su propia debilidad
(quizá un intento de querer construir hegemonía), y no tanto como una muestra de
la debilidad de los promotores de memorias o una banalización del contenido de la
CVR, aunque esto suene a instrumentalización política. Tener una visión de uno
mismo como el “pobrecito” es muy fácil, dejemos la mirada auto-condescendiente,
pensémonos como agentes.
30 Testimonio de parte: Durante el último debate de la segunda vuelta para las elecciones presidenciales del
2016, yo me encontraba en el Cusco visitando una comunidad agricultora autosostenible, allí los comuneros
nos contaron cómo representantes de Fuerza Popular los habían visitado para confirmarles su compromiso
con los derechos humanos y el apoyo a sus programas agrícolas.
38
4.3. La CVR como núcleo (negado) de memoria de las coaliciones pro-LUM
Algo bastante llamativo en todas las coaliciones promotoras es la relativa
ausencia de diferencias significativas respecto a memorias entre ellas, a pesar de
que ellas mismas se auto-perciban en ruptura radical con los momentos anteriores
y posteriores. Esto, asimismo, no debe llevarnos a obviar inevitables discrepancias
de memorias entre sus miembros, las que sí existen, pero en aspectos más
específicos. Al contrario, constatamos que todos comparten grandes coordenadas
de memorias. Esto se debe -una vez más- a la CVR.
Si bien es cierto, cuando el proyecto entra a la arena estatal y se aleja del
movimiento de derechos humanos y un sector de la Academia, se produce un
distanciamiento crítico respecto a las conclusiones propuestas por el IF-CVR. Esto
no implica que dichas coaliciones rompen drásticamente con lo planteado por este
documento, por el contrario, la CVR se nos presenta como un gran marco
fundante de la memoria, a partir del cual los diferentes actores re-elaboran
memorias particulares.
Lo que queremos decir es que la CVR, como uno de los primeros esfuerzos
sistemáticos por comprender e interpretar los años de la violencia política, ha
llegado a convertirse en central para la discusión, funcionando como un gran
encuadre de memoria. Las tres coaliciones pro-LUM trabajan bajo los términos
planteados por la CVR. Esto no significa que las coaliciones sigan fielmente al IF-
CVR, sino que concuerdan con las explicaciones que da sobre las causas del
39
conflicto, la importancia de las víctimas, la necesidad de superar las causas para
poder reconciliarnos como nación. Esto es el núcleo básico de memoria (Sabatier
1998: 113) que, en términos generales, todos los promotores comparten.
Tabla 2. Memoria de las coaliciones Pro-LUM
NÚCLEO PROFUNDO DE NÚCLEO DE CREENCIAS NÚCLEO DE PREFERENCIA
CREENCIAS SOBRE POLÍTICAS SOBRE POLÍTICAS
El respeto por los derechos El papel de los militares en el Inclusión de víctimas
humanos (por el Estado y la conflicto/la violencia estatal policiales y militares
población) contra la subversión
El valor de la memoria para El peso otorgado a la CVR Terminología para referirse a
evitar la repetición de la (historia final o perfectible) aquellos años (terrorismo,
violencia y reconstrucción CAI, período de violencia,
del pacto ciudadano guerra interna)
La conmemoración de las Enfoque victimo-céntrico o de Forma de la narración y
víctimas agencia selección de contenido
El rechazo a la violencia Énfasis en lo conmemorativo Exclusión de los grupos
como medio político o pedagógico alzados en armas de las
víctimas
Elaboración propia en base a las categorías propuestas por Sabatier (1998: 113)
Con esto no desconocemos todas las críticas (fundadas e infundadas) que
se le hacen a su informe, sino que más bien proponemos una reinterpretación de
los hechos. Todo el revuelo que desatan las conclusiones de la CVR se debe al
clima de polarización en el Perú posconflicto y a la ausencia de una memoria que
haya logrado imponerse como hegemónica en la sociedad. No obstante, tanto las
memorias de los simpatizantes como de los opositores de la CVR se (re)elaboran
dialógicamente con ella. Esto explica cómo inclusive dentro de las coaliciones pro-
LUM haya actores que la aceptan a cabalidad, mientras que otros afirman su
40
validez y plantean críticas.
Sin embargo, todos los que están a favor del ejercicio de la memoria
vinculada a los derechos humanos y las libertades fundamentales, comparten un
núcleo básico de memoria, que puede rastrearse hasta la CVR. Este núcleo
básico de la memoria es lo que Carlos Iván Degregori (2003) denomina “memoria
para la reconciliación”, que está abierta a valores democráticos y al cumplimiento
de un orden constitucional justo y sin exclusiones, que castigue a los
perpetradores de violaciones a los derechos humanos, y repare a las víctimas
(Barrantes y Peña 2006). En palabras de Steve Stern, esta sería una memoria
emblemática, es decir:
[...] una especie de marco, una forma de organizar las memorias concretas y sus sentidos,
y hasta organizar los debates entre la memoria y su contra-memoria. [...] Da un sentido
interpretativo y un criterio de selección a las memorias personales, vividas y medio-sueltas,
pero no es una sola memoria, homogénea y sustantiva. Los contenidos específicos y los
matices no son idénticos ni de una persona a otra, ni de un momento histórico a otro. La
memoria emblemática es una gran carpa en que hay un “show” que va incorporando y
dando sentido y organizando varias memorias, articulándolas al sentido mayor. Este
sentido mayor va definiendo cuáles son las memorias sueltas que hay que recordar,
dándoles la bienvenida a la carpa y su show, y cuáles son las cosas en cuyo caso mejor es
olvidarlas o empujarlas hacia los márgenes (2000: 14; cursivas en el original).
El concepto de memoria emblemática nos permite comprender con mayor
claridad cómo se dan estas discrepancias de memorias dentro de la coalición pro-
LUM respecto al IF-CVR. Pero también nos ayuda a entender -y esto es lo que
nos concierne- a la memoria propuesta por la CVR como un gran paraguas que
incluye diferentes memorias particulares o sueltas, que inclusive pueden criticarla.
En esta investigación encontramos que las diferencias no se refieren tanto a los
núcleos de la memoria, sino sobre la preferencia de políticas de memoria, es decir,
41
aspectos secundarios o la forma en que se plasman o enuncian concretamente.
De ahí que los guiones museográficos y las formas estéticas de narrar la violencia
política sean materia de conflicto y diferenciación dentro y entre las coaliciones
promotoras.
Es paradójico que siendo la base de la memoria, se le mencione poco o
nada a la CVR. Empero, esto no hace más que evidenciar la polarización, la
situación contestada de memorias, la ausencia de una hegemonía de memoria y la
naturalización de la oposición a la memoria por parte de los propios promotores.
Mientras que en el caso peruano la CVR es un documento contestado; en Chile,
las autoridades y partidos políticos consideraron que el Museo de la Memoria solo
incluyera las explicaciones y los análisis oficiales de los Informes Rettig (1991) y
Valech (2004 y 2011), pues son informes que gozan de cierto prestigio y
aceptación social (Stern y Winn 2013: 346-351).
Una cuestión que es profundamente llamativa en el caso peruano es el
“olvido” de los políticos, pero fundamentalmente de los promotores del proyecto
LUM respecto a la estatalidad de la CVR. Si bien se reconoce la importancia de la
CVR, no cuenta con la misma, digamos, “solidez argumentativa” o “reconocimiento
público-político” que una sentencia judicial condenando a un criminal por
violaciones a los derechos humanos. Contrastado con el caso chileno, la CVR no
es considerada como una fuente oficial del Estado peruano, al contrario, es algo
de lo que es necesario marcar distancias para, recién en este punto, poder ganar
legitimidad. No obstante, la CVR es el piso común.
42
Es precisamente debido a este núcleo básico de memoria compartido entre
los promotores -ya sean liberales u otros sectores más de izquierda- que no se
discute sustantivamente a la memoria como un tema teórico, pues hay relativo
acuerdo sobre grandes coordenadas de memoria, dejadas por la CVR. Al
contrario, las discusiones que prevalecían al interior de las coaliciones se referían
a cuestiones logísticas o de estrategia política (financiamiento, construcción del
edificio, relaciones públicas con los cooperantes).
Asimismo, la memoria cumple otro papel central, dado que fue constitutiva a
las relaciones sociales. Las coaliciones promotoras, a lo largo de todos los
momentos, se formaron de acuerdo con redes sociales y de memorias. Es decir, el
núcleo de la coalición se fue agrupando conforme a referencias sociales, a
relaciones de trabajo previas, amistades, entre otros. Pero estas no solo
correspondían a redes sociales, sino que también representaban cercanías de
memorias, es decir, mayor afinidad, ya no en el nivel del núcleo de memoria, sino
en las preferencias de políticas de memoria (las manifestaciones y verbalizaciones
concretas). De esta forma, actores que compartían ya no solo coordenadas
amplias de memoria, sino también sensibilidades específicas, trabajaban
cooperativamente.
4.4. La exclusión de los grupos alzados en armas
Si bien la CVR es un pilar central en la conformación del núcleo básico de
memoria, también lo es la exclusión de los grupos alzados en armas de cualquier
43
discusión e intento de diálogo. Esta es quizá una característica que surge en
reacción a la CVR y es compartida por todos los promotores del LUM. El IF-CVR
ha sido criticado porque es ambiguo en su evaluación de la izquierda, dado que
varios de sus miembros provenían de esas canteras políticas, y fundamentalmente
porque la izquierda actuó -al menos inicialmente- con ambigüedad al considerar a
Sendero Luminoso o al MRTA como potenciales aliados en un posible camino
insurreccional (Tanaka 2006: 4-5).
Esta es quizá una crítica un poco excesiva, pero expresa justamente cómo
las memorias se encuentran contestadas, inclusive dentro de los que están a favor
de la CVR. Sin embargo, esta fue una lección que ya habían aprendido las ONG
de derechos humanos durante el fujimorato, puesto que, haciendo uso de una
estrategia política consciente, tuvieron que diferenciarse tajantemente de los
grupos alzados en armas. De esta forma, tras los cuestionamientos (e infamias)
del gobierno fujimorista de que las ONG velaban por los senderistas y
emerretistas, el movimiento de derechos humanos dejó de brindar ayuda a los
senderistas con quienes habían trabajado anteriormente, cuando estos se
desempeñaban como líderes sociales, y así poder ganarse un espacio legítimo en
la arena política (Agüero 2015: 76-78).
Excluir a los senderistas para construir “víctimas inocentes” fue una
decisión política de las ONG, pero también, según Agüero (2015: 78), fue una
acción desesperada, impotente y de derrota, que visibiliza su poca fuerza política.
Esta impotencia sólo puede entenderse dentro del clima político polarizado, donde
44
no hay una memoria hegemónica que vele por los derechos humanos, en general.
Esta estrategia de purificación de las víctimas no solo está presente en las
organizaciones de derechos humanos, sino también entre las mismas víctimas.
En las comunidades, la participación de los campesinos en incursiones
senderistas hoy trata de ser ocultada, a la vez que se presentan siempre como
víctimas y nunca como victimarios. Esto debido a que satanizar a Sendero
Luminoso es socialmente aceptado, por lo que no hay espacio para discutir por
qué se le apoyo. De esta forma, cuanto menos se presenten como protagonistas
de aquellos años, más persuasivos serán sus reclamos frente al Estado ahora. La
gran mayoría de los miembros de estas comunidades intentan construir sus
narrativas a una notable distancia de cualquier simpatía por Sendero (Theidon
2004: 232).
Podría decirse que las memorias de las víctimas se ven moldeadas por las
condiciones de interacción con la institucionalidad estatal (Sastre 2015: 101); no
obstante, el Estado tampoco trasciende a las discusiones de memoria que se dan
en la polarizada sociedad peruana. Lo que en verdad sucede es que hay
memorias en disputa en la sociedad y estas se trasladan al campo estatal.
Consideremos un caso concreto de cómo la legitimidad se construye al
excluir a los grupos alzados en armas. En noviembre de 2006, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos emite una sentencia respecto a la masacre
en el penal Castro-Castro, donde miembros de grupos alzados en armas fueron
asesinados extrajudicialmente por efectivos del Estado. En este, la Corte ordena al
45
Perú a -entre otras cosas- incluir los nombres de estas víctimas en el Ojo que
Llora31. Esto genera gran revuelo en la sociedad peruana posconflicto.
Los medios de comunicación investigan y, en efecto, encuentran que en el
Ojo que Llora sí había nombres de senderistas victimizados desde antes del fallo,
debido a que la artista había usado los registros de la CVR y de la Defensoría del
Pueblo, que sí los incluyen en su contabilidad. No obstante, la creadora del
monumento, al ser confrontada, niega que el Ojo sea un memorial para los
senderistas y emerretistas. Es así que de ahí en adelante se ha utilizado el
Registro Único de Víctimas (RUV) elaborado por el Consejo de Reparaciones para
incluir nuevos nombres, pues allí no se consignan víctimas miembros de grupos
armados.
Esta decisión política de no incluir a las víctimas de los grupos armados no
viene del RUV, sino que se remonta a las discusiones en el Congreso para la
creación de la Ley que crea el Plan Integral de Reparaciones-PIR, Ley Nº 28592.
En éstas, las organizaciones de víctimas y de derechos humanos no presionaron
para que se incluya también a las víctimas de los grupos alzados en armas, sino
que, desde un inicio, sabían que una propuesta así, no saldría adelante. Y así fue,
la ley fue aprobada sin muchas dificultades ni debates32. Esto evidencia que hay
una suerte de consenso respecto a excluir a los grupos armados de cualquier
intento de victimización y reparación.
31 Para mayores detalles sobre esta discusión consultar la columna de Mario Vargas Llosa en El País:
.
32 Comunicación personal con Iris Jave (16 de junio de 2015)
46
Pero esto no es todo el asunto, sino que también se suele deshumanizar y
demonizar a los senderistas en la opinión pública. Para la sociedad, ni siquiera el
duelo de los senderistas es legítimo, sus hijos no tienen derecho a expresar
públicamente su sentir, pues su experiencia particular no genera empatía (Agüero
2015: 68-69). Siguiendo esto, es curioso cómo Yuyanapaq -la muestra de la CVR-
no incluye una fotografía de Cerpa Cartolini, líder del MRTA, donde se le ve
acompañado de su esposa e hijo dentro de un campamento subversivo, mientras
que una publicación editada por la CVR y el Fondo Editorial de la PUCP sí la
incluye. Pues según Mohanna -una de sus curadoras-, ésta no se podía poner en
Yuyanapaq dado que, al final, lo humanizaba. De esta forma, Cerpa no podía ser
víctima a pesar de haber sido asesinado extrajudicialmente en la embajada de
Japón (Sastre 2015: 82-83).
De esta forma, surgen comentarios -inclusive entre líderes de opinión y
eclesiásticos- alegando que los miembros de agrupaciones alzadas en armas no
tienen derechos humanos ni deberían gozar de un debido proceso. Al contrario, se
suelen justificar las ejecuciones extrajudiciales, se propone cadena perpetua o se
persigue morbosamente a los senderistas que ya cumplieron su condena
(recordemos el hostigamiento que se hizo de Maritza Garrido Lecca en los medios
de comunicación).
47
5. PREVENIR ANTES QUE LAMENTAR
La inauguración del Lugar de la Memoria se logró debido a una coalición
inusual entre sectores liberales y otros más izquierdistas, bajo un accionar siempre
prudente y consciente de sus propias limitaciones. Esta alianza entre liberales,
ONG, academia y mundo artístico es poco común en la política peruana, pero en
el caso de un tema tan contestado y disputado, fue vital para su concreción. Si
bien es cierto, reconozcamos que las coaliciones -directamente y en todo
momento- no actuaron de forma conjunta, sino que esta alianza se produjo casi
sin querer y a su pesar. El trabajo coordinado se evidencia claramente en el
momento inicial en que el proyecto pasa al Estado, pero también, indirectamente,
por medio de los pisos que cada momento va estableciendo.
Asimismo, debemos resaltar la prudencia -apreciable en la lógica del
“prevenir antes de lamentar” que guió su actuación- que los actores mostraron
para sortear los problemas que se suscitaron debido al contexto de polarización y
contestación de memorias. Desde su inclusión en el Estado -e inclusive dentro de
la sociedad civil-, las coaliciones no pudieron mostrarse confrontacionales, pues
habían aprendido que de esa forma no podrían actuar con cierta libertad. Es por
esto que la prudencia se convirtió en una estrategia política que resultó exitosa
48
para el proyecto LUM. No obstante, a veces esta autoconciencia de debilidad en la
opinión pública fue exagerada, pues los promotores de la memoria parecen
sentirse más débiles de lo que realmente son.
Este actuar prudente es una clara muestra de que la historia de los
derechos humanos es una historia de victorias significativas que se fueron
ganando de poco a poco, y nunca de un solo golpe. Lo que es más, no es una
historia lineal y progresiva, sino que pueden haber retrocesos (pensemos en el
indulto a Alberto Fujimori, en diciembre 2017) y este hecho nos invita a ver el
proceso de construcción del LUM como profundamente político, donde nada debe
ser dado por sentado, sino como producto de negociaciones que persiguen un
objetivo y no ocurren a cualquier precio.
El proceso de formulación del LUM consta de tres momentos políticos
(Alameda, Museo y Lugar) distintos, pero interrelacionados entre sí. Cada
momento sienta un precedente sobre el cual el siguiente estructura la discusión.
Contrariamente a lo que podría esperarse -y, principalmente, a lo que los mismos
integrantes de cada momento piensan-, hay más relaciones de continuidad que
ruptura entre los tres momentos. Independientemente de si las coaliciones forman
parte de la sociedad civil o del Estado, en todo momento ellas operaron mediante
un pequeño núcleo, con consultados sin opinión vinculante y con poca publicidad
política.
Esta cerrazón pareciera ser la forma en que se hacen las cosas en la
49
política peruana, de modo que no muchas personas se involucran y se agilizan los
procedimientos, al mismo tiempo que no se exponen a las críticas externas, sino
solo al final del proceso cuando se ven los resultados. Empero, esta clausura
también guarda relación con las redes sociales, académicas, artísticas, culturales,
laborales, de ideas y memorias mediante las cuales se logran formar las
coaliciones, tanto respecto a los comisionados como a los miembros de los
equipos técnicos o curatoriales.
Tabla 3. Coaliciones Pro-LUM
Momento Espacio Gobiern Núcleo Consultados Aliados Excluidos Opositores
Político o
Alameda Sociedad Toledo y Idehpucp Víctimas* Comunidades FFAA, Fujimorismo,
de la civil García Movimien religiosas, PNP. Altos
Memoria to Municipio Víctimas mandos
(ago 03- DDHH Jesús María, subversiva militares*,
may 08) Defensoría s, grupos Municipio
armados Jesús María,
Cipriani
Museo de Estado Alan Comisión Víctimas, Cooperación Víctimas Fujimorismo,
la García MVLL y movimiento internacional, subversiva Altos
Memoria De DDHH, Municipio s, grupos mandos
(may 08- Szyszlo autoridades, Miraflores, armados militares,
oct 11) FFAA y PNP Defensoría, Cardenal
Iglesia Cipriani
Católica
Lugar de Estado Ollanta Comisión Víctimas, Cooperación Grupos Fujimorismo,
la Humala García- movimiento internacional, armados Altos
Memoria Sayán y DDHH, Municipio mandos
(dic 11- dic Equipo autoridades, Miraflores, militares,
15) Curatorial FFAA, PNP, Defensoría, Cardenal
Academia, Iglesia Cipriani
artistas, Católica
periodistas,
empresarios
Consideremos, desde una perspectiva amplia, el peso de la Política en la
conformación de cada uno de estos momentos políticos. Primero, la arena en que
50
el proyecto se ubica (sociedad o Estado) estructura el proceso mismo desplegado
para la elaboración de la política de memoria, específicamente, del instrumento de
política LUM. Segundo, en una lógica similar, la orientación de cada gobierno
impone ciertos condicionantes, especialmente relativos al cambio de conformación
de la CAN, dado que es el presidente de la República quien ratifica a los
miembros.
Tercero, la formulación de la narrativa y de los guiones museográficos es
eminentemente política, en tanto éstas son construidas por los miembros de la
coalición teniendo plena consciencia de las limitaciones políticas y de memorias a
las que se hayan sometidos. Cuarto, ciertos hechos en las coyunturas políticas
circunstanciales son -en algunos casos- determinantes para el logro de este
proyecto, pensemos en la propuesta de donación alemana. Sin recursos
económicos difícilmente se hubiera llevado adelante el proyecto, con lo cual
también podemos señalar cómo actores globales -pensemos en el PNUD, la Unión
Europea o las cooperaciones internacionales- intervienen estratégicamente en el
proceso y se mantienen en relación a las coaliciones.
Ahora bien, los momentos políticos involucraron distintos participantes en la
discusión, agrupados alrededor de una coalición promotora con diferentes grados
de involucramiento en la gestión (ya sean del núcleo o consultados), los cuales
variaron a lo largo del tiempo. Por ejemplo, un actor que en el primer momento
resultó crucial para el planteamiento y la estructuración del debate, en un segundo
momento puede ser relegado y hasta, finalmente, desaparecer de la discusión. De
51
forma que la presencia de un actor en un momento no asegura su permanencia en
los momentos subsiguientes, o que la exclusión de un actor en momentos previos
evite su posterior inclusión. Los actores integrantes de la coalición variaron
considerablemente.
Gráfico 3. Dinámica de las coaliciones promotoras
Siguiendo los planteamientos de la teoría de las coaliciones promotoras,
hay cinco niveles que marcan la dinámica de las coaliciones promotoras: (1) El
Núcleo de la coalición (formado por los miembros de la CAN y el equipo técnico)
son quienes toman las decisiones. (2) Los Consultados (víctimas, policías,
militares, autoridades, activistas, intelectuales, artistas, entre otros), cuyas
opiniones son consideradas, pero no necesariamente son vinculantes. (3) Los
Aliados, cuyos recursos económicos, puestos en el gobierno o movilización de
personas son necesarios para la causa (cooperación internacional, PNUD,
Defensoría del Pueblo, Unión Europea).
52
(4) Los Excluidos (los militares y policías en el primer momento, y los
grupos alzados en armas durante todo el proceso), quienes potencialmente
podrían ser incluidos en la discusión -por su grado de afectación o involucramiento
en el tema- pero son dejados de lado desde el inicio (algo que se da desde la Ley
de Reparaciones y el Registro Único de Víctimas). (5) Los Opositores
(básicamente fujimoristas, aunque también apristas), quienes poseen una
memoria antagónica a la propuesta por el museo, y otras maneras políticas, pero
que condicionan el discurso-memoria de la coalición.
La coalición promotora está integrada por los tres primeros niveles,
mientras que los otros dos están fuera, pero en constante interacción. De cierta
forma, la identidad de la coalición pro-LUM está en permanente negociación entre
quiénes son incluidos o excluidos, y quiénes son favorables u opositores, lo que, a
su vez, depende de quien lleva el proceso de conducción en cada etapa. Esto está
relacionado con la esfera en que cada proyecto se encuentra, con lo que se
espera que el museo represente y los nuevos términos de referencia política que
emergen con los cambios de gobierno.
De esta forma, una coalición favorable al LUM se conformó entre
organizaciones de derechos humanos, académicos, líderes de opinión,
organizaciones de víctimas tanto civiles como militares o policiales, cooperación
internacional, empresarios, sectores religiosos, militares, policiales y de los
funcionarios públicos. Cada uno de estos sectores, no en forma conjunta, con
distintas ubicaciones dentro de una red de memoria, cuya posición favorecía en
53
unos momentos (o desfavorecía en otros) a su activa participación (o inacción) en
las discusiones centrales alrededor del proyecto LUM. Entre estos actores es
visible la red de alianzas y prácticas cooperativas que desplegaron, debido a la
presencia de espacios de políticas (como el Consejo de Reparaciones, la CMAN o
el Congreso) que sirvieron para que congregaran esfuerzos a favor de sus
intereses en diferentes gobiernos.
Contrariamente, otros actores estatales (algunos sectores de los militares,
policías y de los funcionarios públicos), así como ciertos actores no-estatales
(algunos líderes de opinión, sectores de empresarios, partidos políticos, religiosos
y de la población) se oponían abiertamente a un museo de la memoria sobre el
período de violencia en sintonía con las conclusiones del IF-CVR. Si bien estos no
fueron involucrados en las consultas desarrolladas, el peso de su opinión fue
determinante y de hecho su cercanía al Estado -en varios casos- hizo que se dé
mayor peso a su incomodidad o discrepancia, al momento de establecer límites a
lo que se podía decir, en forma de una presencia fantasmal omnipresente, que, si
bien no hablaba directamente, los actores sabían -o creían saber- qué diría.
Es necesario clarificar que en esta investigación nos enfocamos en el
estudio de las coaliciones pro-LUM, de modo que solamente nos referimos a la
coalición opositora “desde los márgenes”, es decir, la analizamos en tanto
interactúa con la coalición promotora. Esta es una limitación de este trabajo, pues
un estudio de la coalición contraria da para una investigación en sí misma, debido
a la dificultad para poder penetrar en sus memorias y dinámicas sociales.
54
Los Momentos en la construcción del LUM
En las siguientes secciones se hace una revisión analítica de los tres
momentos políticos encontrados. Tengamos en mente que priorizaremos la
continuidad, precisamente porque es lo que está más presente y es, asimismo,
más llamativo entre actores que se consideran profundamente diferentes entre sí.
5.1. Alameda de la Memoria (agosto 2003-mayo 2008)
La gestación del proyecto Lugar de la Memoria puede remontarse a la
entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, desde
entonces surgió la idea de erigir un memorial conmemorativo a las víctimas de la
violencia política33. La artista Lika Mutal, tras acudir a la muestra fotográfica de la
CVR, Yuyanapaq. Para Recordar, salió tan conmovida que consideró necesaria la
creación de un memorial que invite a la reflexión y meditación, y así nació la idea
que dio origen al Ojo que Llora. Mutal buscó a Lerner, expresidente de la CVR y
entonces rector de la PUCP, y él la contactó con el movimiento de derechos
humanos, con quienes se gestó esta iniciativa.
Ahora bien, es preciso considerar el objetivo y la estética de Yuyanapaq
dentro del clima de opinión pública. Esta muestra fotográfica es parte de una
política comunicacional, recordemos que inauguró antes que la presentación del IF
33 Resulta iluminador -y da cuenta del centralismo limeño- que desde las regiones también haya existido la
idea de erigir un memorial en Lima. El director de CROVAVPA cuenta que en CORAVIP se venía pensando
la posibilidad de un memorial nacional (una Casa de Memoria), para lo que pensaban contactarse con
víctimas del atentado de Tarata, quienes podrían ayudar con contactos en Lima (Reátegui 2012: 28).
55
CVR para hacer frente a la respuesta negativa de algunos sectores políticos y de
la sociedad peruanos ante los avances de la CVR (Portugal 2015: 84-85). Para
Nancy Chappell, una de las curadoras, la exhibición tiene un mensaje tan
contundente que ya nadie puede minimizar ni negar lo que fue la violencia, el
poder de la imagen es tan directo e innegable que dota de cierta autoridad,
legitimidad y verdad (citada en Sastre 2015: 67-68).
Asimismo, Mayu Mohanna -también curadora- considera que el hecho de
que la mayoría de las fotografías sean inéditas, pues no son “abridoras” en el
lenguaje periodístico, es decir, no son capaces de mostrar los hechos por sí
mismas, sino que, por el contrario, ellas permiten enseñar los sentimientos vividos
y generar empatía e identificación con las víctimas (citada en Sastre 2015: 70, 73).
Debido al contexto polarizado, Yuyanapaq tenía como objetivo central revelar y
conmover, antes que suscitar reflexión (Poole y Rojas 2012: 272).
Yuyanapaq siempre estuvo rodeada de incertidumbre respecto a su
exposición y esta es, precisamente, la que permite establecer un hilo conductor
entre Yuyanapaq, el Ojo que Llora y el Lugar de la Memoria. Inicialmente, la
muestra estuvo albergada en la Casa Riva Agüero34 desde el 9 de agosto de 2003
34 La Casa Riva Agüero está ubicada en el malecón Grau en el distrito de Chorrillos y actualmente es
conservada por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). En ese entonces, la casona aristocrática se
encontraba en ruinas y, la curadoras se apropiaron de esta característica para establecer una metáfora con las
tensas relaciones entre Lima y las regiones, el pasado y el presente (Saona 2017: 149; Sastre 2015: 77-78).
56
hasta marzo de 200535, a pesar de que solo se le tenía previsto por unos cinco
meses, debido a su éxito en el público.
Luego de unos meses de estar fuera de exhibición, es trasladada el 19 de
julio de 2006 al entonces Museo de la Nación -hoy Ministerio de Cultura- bajo un
convenio por cinco años prorrogables (hasta julio de 2011). La incertidumbre sobre
su permanencia no era injustificada, pues precisamente el 2011 era un año
electoral y, en ese momento, no se tenía claro quién podría ganar la presidencia
(quizá Keiko Fujimori) y, mucho menos, qué se haría con la muestra.
De esta forma, es que dentro del movimiento de derechos humanos (la
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y el movimiento ciudadano Para
Que No Se Repita) y el IDEHPUCP comenzaron a plantearse un memorial
nacional conmemorativo a las víctimas y que, particularmente, dote de estabilidad
a Yuyanapaq. Tras la inauguración del Ojo que Llora -el 28 de agosto de 2005 en
el Campo de Marte bajo el auspicio del alcalde Carlos Bringas de Jesús María, y
debido a la apropiación que las víctimas han venido haciendo del lugar, pensemos
en las conmemoraciones anuales a la entrega del IF CVR- se pensó que este
podría ser un espacio adecuado para albergar a Yuyanapaq.
La Alameda de la Memoria nació, pues, como un conjunto memorial
alrededor del Ojo que Llora, donde se destinaría un espacio subterráneo para la
35 Asimismo, es necesario reconocer la voluntad y el ofrecimiento del presidente Alejandro Toledo para que
la muestra permaneciera en la Casa Riva Agüero, sin embargo, las autoridades de la PUCP -para ese entonces
Lerner ya había dejado de ser Rector de dicha casa de estudios- dijeron que tenían otros planes para la casona
(Comunicación personal con Salomón Lerner Febres, 17 de noviembre de 2015).
57
muestra fotográfica36. Es así que el arquitecto Luis Longhi -quien había participado
en la elaboración del Ojo que Llora y en las dos versiones de Yuyanapaq- crea
una propuesta de diseño para el espacio, que fue publicada en la revista Caretas.
Sin embargo, todo el proyecto comienza a sufrir una serie de reveses generados
en la opinión pública, debido al clima de memoria polarizado que caracteriza al
Perú posconflicto.
En noviembre de 2006, una sentencia de la Corte CIDH sobre el asesinato
extrajudicial de miembros de grupos alzados en armas en el ex penal Castro-
Castro, ordenó al Estado peruano la inclusión de los nombres de estas víctimas en
el Ojo que Llora37. Todo este revuelo se acrecentó con el descubrimiento, que los
medios de comunicación hicieron, de que este memorial ya los incluía en su
conteo, pues la contabilidad utilizada, la de la CVR y la Defensoría, los incluye.
El nuevo alcalde de Jesús María, Enrique Ocrospoma, se opone al
monumento38 y propone una consulta vecinal para decidir su permanencia o,
inclusive, su demolición39. De esta forma, las relaciones de amabilidad, pues se
tenían firmados documentos de colaboración entre APRODEH y la municipalidad
bajo la gestión de Bringas, se rompen y muestra cómo la memoria se haya
36 Se planteó hacer la muestra subterránea porque según la Ley N°16979, las áreas verdes del Campo de
Marte fueron declaradas intangibles y no se podía poner un solo bloque de cemento más que afectara la
vegetación. En ese entonces, hubo cierta controversia en los blogs respecto a este tema, para mayores detalles
consultar:
< http://martintanaka.blogspot.pe/2007/01/sobre-el-ojo-que-llora-y-el-campo-de.html> y
< http://www.desdeeltercerpiso.com/2007/01/la-verdad-sobre-el-ojo-que-llora/>.
37 Para mayores detalles sobre esta discusión consultar la columna de Mario Vargas Llosa en El País:
.
38
39 Comunicación personal con Rosario Narváez (18 de noviembre de 2015).
58
contestada y en constante lucha. En este escenario, se vio poco probable que el
municipio otorgue las facilidades para la creación de la Alameda.
La Alameda de la Memoria, como proyecto de la sociedad civil y sin
financiamiento, estuvo impulsada por un núcleo de coalición formada entre el
IDEHPUCP (con Salomón Lerner a la cabeza), el movimiento de derechos
humanos (con Francisco Soberón de la Coordinadora Nacional de Derechos
Humanos y Rosa Villarán del movimiento ciudadano Para Que No Se Repita40), la
artista Lika Mutal y el arquitecto Luis Longhi. Esta coalición estuvo liderada por
Lerner, en tanto expresidente de la CVR y, por la misma, con contactos en la
cooperación internacional (Diakonia-Suecia y Misereor-Alemania). No obstante, no
perdamos de vista que es un proyecto de la sociedad civil que aspira a albergar
una muestra estatal.
Advirtamos que, de cierta forma, este núcleo de la coalición está
conformado por personas con un núcleo de memoria compartida. Asimismo, se
han involucrado en este proyecto por la proximidad dentro de redes sociales y de
memoria en la sociedad civil, aunque algunos actores venían de sectores
académicos o profesionales distintos. El mundo de los derechos humanos,
específicamente, los que abogan por la defensa de la memoria y las reparaciones
40 Una organización que ha tenido importante participación en este momento inicial ha sido la Asociación Paz
y Esperanza, formada por religiosos evangélicos que buscan resolver problemas sociales o generar cambios en
la sociedad desde la lógica de la promoción de la dignidad humana y los derechos humanos (Pérez Vela 2016:
203).
59
a las víctimas no es muy grande41. Y a pesar de algunas tensiones por cuestiones
estéticas o de personalidades, comparten el deseo de trabajar en favor de las
víctimas de la violencia política. Los desencuentros no son de creencias
profundas, sino sobre las preferencias de políticas. Por esto mismo, no hay
grandes discrepancias de memorias, lo que predomina es, más bien, cierta
homogeneidad.
En este momento, hay una constante consulta a diversos grupos de
víctimas civiles, en un inicio; sin embargo, con el transcurrir de los años, el
PQNSR y, especialmente, Rosa Villarán fueron trabajando desde el 2005 por
acercar a las víctimas policiales y militares42 con sus pares civiles. Si bien es
cierto, sí hubo una consulta de estos sectores de víctimas, no fueron plenamente
incluidas en la deliberación, pues sus opiniones eran consideradas por el núcleo
de la coalición, empero no eran vinculantes.
Podría decirse que la discusión del museo está centrada en las víctimas, en
tanto su memoria era clave por haber sufrido el conflicto en carne propia; no
obstante, ellas figuraban como un tema sobre el que hacer memoria y no
41 Asimismo, consideremos que la presencia de la cooperación internacional en el país había mermado en este
tema en particular, aunque también en general pues el Perú había empezado a ser considerado como país de
ingreso medio.
42 Entrevista con Miluska Rojas (17 de mayo de 2016). No obstante, este esfuerzo no había sido bien visto, en
un primer momento, por otras organizaciones de derechos humanos, en tanto consideraban que se estaba
forzando una reconciliación. Asimismo, algunas víctimas civiles también mostraron cierta resistencia a
considerar a sus pares militares o policiales en su misma condición de víctimas, donde primaba una visión de
ellas como “perpetradores”. Sin embargo, con el tiempo y con las interacciones, los líderes de organizaciones
de víctimas civiles han ido mostrándose cada vez más dialogantes. Esta situación se presenta también en
algunas víctimas policiales-militares, en tanto no se consideran iguales a las víctimas civiles, debido a la
resistencia de las fuerzas del orden a entenderse como víctimas, pues su identidad ha sido estructurada
centralmente alrededor de su carácter de combatientes.
60
necesariamente como agentes políticos capaces de hacer un museo que les
concierne profundamente43. Esta es una crítica que se le ha hecho también a
Yuyanapaq, pues el campesino en la muestra no es un ciudadano, sino solamente
una víctima pasiva, colmada de sufrimiento, que solo adquiere reconocimiento
cuando el ciudadano peruano histórico -citadino y limeño- le restaura historicidad
(Poole y Rojas 2012: 279).
Sin embargo, este es un problema que se mantendrá constante en los
momentos posteriores, pero que es justificado por los promotores debido al
carácter “técnico” del proyecto. En este aspecto, conviene que consideremos el
caso argentino, donde el ESMA -un ex centro de detención clandestino- tiene un
consejo consultivo integrado por ex prisioneros, representantes de las
organizaciones de derechos humanos, el gobierno federal y el gobierno municipal
(Lorenz y Winn 2013: 90-94). Tampoco olvidemos que el carácter étnico y
socioeconómico no tiene un papel preponderante como en el caso peruano, pues
en Argentina las víctimas suelen ser ciudadanos citadinos de clase media y en el
Perú, campesinos pobres quechuahablantes. Pero, precisamente por esto, las
víctimas deberían tener un espacio de enunciación y acción directa.
Ahora consideremos las diferencias dentro de la coalición, que tiene algo de
estético y algo de competencias internas por la visibilidad. El PQNSR sugirió
43 Esta reflexión está emparentada con un debate teórico en la Academia. Actualmente los estudiosos de la
memoria se encuentran alejándose de un enfoque victimo-céntrico que enfatiza en la mera condición de
víctimas pasivas e inocentes sorprendidas en medio de dos fuegos, privándolas de agencia y actoría política
antes, durante y después del conflicto. Esta posición goza de amplia simpatía en la Academia peruana pero
tampoco deja de ser cuestionada (Agüero 2015: 95-99).
61
incluir los Quipus de la Memoria en el proyecto. Luego de la entrega del IF-CVR,
en el 2005, el PQNSR realizó una campaña de sensibilización nacional, que
pretendía que personas sin alguna afectación tomaran conciencia de la violencia
que sus compatriotas habían sido víctimas, mientras tejían estos quipus, en la
Caminata por la Paz que empezó en marzo y terminó en agosto de 2005. Esto a la
par que se recogían compromisos de las autoridades locales con las políticas de
reparación44. En un acto público por la avenida de la Peruanidad y que cerró en el
Campo de Marte, se congregó a 15000 personas, muchas llevaron sus quipus y
los entregaron en una clara muestra de empatía con las víctimas45.
De este modo, el PQNSR propone que se construya una chulpa que
exhibiera una porción de los quipus46. Esta cuestión suscitó disputas dentro de la
coalición: a algunos no les parecía estético, mientras que otros valoraban lo
simbólico de los quipus por su vinculación con la cultura andina y por haber sido
generados colectivamente recordando a las víctimas. Notemos que estas disputas
no tienen nada que ver con, lo que podría denominarse, “pugnas de memorias”;
son, más bien, sobre cuestiones estéticas o de competencia política o
protagonismo, en el sentido de negarse a aceptar la exposición de un símbolo que
estaba fuertemente ligado a un grupo dentro de la coalición. Este tipo de
44 Comunicación personal con Miluska Rojas (18 de mayo de 2016)
45 Consideremos que muchos adultos y jóvenes que asisten año a año a las ceremonias en el Ojo que Llora
provienen de zonas afectadas por la violencia y que actualmente viven en las periferias de Lima.
46 Comunicación personal con Rosario Narváez (18 de noviembre de 2015)
62
discrepancias terminan por fragmentar -inútilmente- las fuerzas en vez de
sumarlas47.
¿Quiénes fueron excluidos de las conversaciones? No se pretendió
conversar, ni mucho menos incluir en la toma de decisiones a miembros de las
Fuerzas Armadas y Policiales, o a representantes de los grupos armados. El
núcleo de la coalición -integrado por miembros de la Academia y la sociedad civil-
era bastante cerrado al diálogo con actores que no compartieran, en líneas
generales, una interpretación similar de la historia y cercana a sus círculos
sociales. En este punto, consideremos que este memorial -de la sociedad civil- no
tiene por qué tratar de mostrar la versión de todos, es una iniciativa privada y
puede mostrar lo que ellos sientan pertinente (pensemos en el memorial a Jaime
Guzmán, político chileno y redactor de la constitución de Pinochet).
Del mismo modo, el museo de las madres de ANFASEP en Ayacucho
muestra una exposición mucho más explícita que las imágenes de Yuyanapaq, la
cruda historia confronta al visitante. Este museo no busca la reconciliación sino
clama por justicia48 (Saona 2017: 159). No podemos exigirle a un memorial civil
que intente contar una historia amplia, pues su iniciativa responde a intereses
privados. Sin embargo, al final de esta sección consideraremos algunas
47 Posteriormente, el PQNSR ha hecho exposiciones con los Quipus en memoriales de Lima y en la Casa de
la Literatura. El PQNSR decidió donar los Quipus a los diferentes grupos de iniciativa del Movimiento en las
regiones, así como a algunos sitios de memoria para su exhibición. De esta forma, según el Listado general de
Espacios de memoria del Perú del PQNSR, hay Quipus de la Memoria en el distrito de Huamanga
(Ayacucho), Jesús María (Lima) e Iquitos (Loreto). Igualmente, el 2015 se ofreció un juego de quipus al
Lugar de la Memoria, no obstante, aún no se concreta su acogida.
48 Es necesario reconocer que hay víctimas que conciben la memoria como una práctica que debe servir, más
que para el recuerdo, para conseguir justicia a modo de recolección de pruebas y documentación (Reátegui
2012: 53).
63
atingencias a esta libertad de proponer iniciativas memoriales, dentro del clima
político polarizado.
¿Qué relación se tuvo con los opositores? Por un lado, se encuentra el
fujimorismo como fuerza política garante de la memoria salvadora del
expresidente Fujimori, que lo considera actor central en la lucha contrasubversiva
y artífice de la pacificación nacional (Barrantes y Peña 2006). Pensemos en las
pugnas de memoria en el que el Ojo ha sido campo de batalla (Milton 2015): no
hay una relación alturada de debate, hay más bien pasiones primarias en ambos
sectores.
Asimismo, el Cardenal Juan Luis Cipriani es, sin duda, la cara más visible
de la iglesia Católica en el Perú -aunque no sea su cabeza, sino el presidente de
la Conferencia Episcopal Peruana, Salvador Piñeiro-, lo que le ha valido el
calificativo del Cardenal mediático (Cisneros 2015), debido a sus frecuentes
declaraciones políticas y su programa radial sabatino en RPP. Está opuesto a
cualquier propuesta de memoria que cuestione los medios fujimoristas para
enfrentarse a la violencia terrorista, y es entendible pues la CVR también
cuestiona su participación como arzobispo de Ayacucho durante la violencia
política, aunque tampoco ésta recoge su testimonio.
Por otro lado, los altos mandos militares no están dispuestos a aceptar que
las FFAA cometieron violaciones sistemáticas a los derechos humanos, aunque sí
aceptan que se pudieron haber cometido excesos aislados en el cumplimiento de
su deber (Comisión Permanente de Historia del Ejército del Perú 2012; Zapata
64
2012). Recordemos que la CVR (2003) es bien cautelosa sobre este punto, pues
en la conclusión 55 aclara que las Fuerzas Armadas cometieron violaciones
sistemáticas a los DDHH en “ciertos lugares y momentos”. Los militares siempre
se han mostrado escépticos con el IF CVR, más es imperioso reconocer que la
memoria institucional no es necesariamente la misma memoria que tienen los
combatientes, mayormente jóvenes pobres que cumplían el Servicio Militar
Obligatorio49.
5.1.1. Memoriales privados en una sociedad polarizada
¿Qué tanto esta coalición pudo verse limitada por la memoria opositora?
Podría afirmarse que muy poco, pues, se trataba de un proyecto privado, y tenían
cierto margen de acción para hacer lo que mejor les parezca. Además, debido a la
cercanía al final del proceso de la CVR, varios grupos de la sociedad civil ligados a
educación, salud, jóvenes, sectores de la iglesia Católica, entre otros, se
encontraban en efervescencia por abrir un camino de memoria en la sociedad
peruana.
En este sentido, varios activistas de derechos humanos y académicos -
principistas- han criticado el carácter “edulcorado” del actual Lugar de la Memoria,
al no ser lo “suficientemente condenatorio” con las violaciones de derechos
humanos cometidas por las fuerzas del orden. Pero pensemos en el incidente
49 Notas sobre la ponencia “Memorias Disidentes: La incorporación de la memoria de los militares en el
Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social” de la historiadora Carla Granados, LASA, Lima,
29 de abril de 2017.
65
suscitado con el fallo de la Corte CIDH, la artista del Ojo que Llora tuvo que salir a
desvincularse totalmente de cualquier simpatía con los grupos armados y
proclamar a favor de las “víctimas inocentes”. Los proyectos memoriales privados
no están tan desvinculados del clima de polarización que se vive en la opinión
pública, como podría pensarse. Anteriormente, mencionamos el caso del museo
de ANFASEP, pero hace relativamente poco este ha sido cuestionado de hacer
“loas al terrorismo” por el congresista fujimorista y general en retiro de la PNP,
Octavio Salazar50.
Pensemos en el proyecto del Santuario de Memoria La Hoyada, donde las
fuerzas del orden cometieron violaciones a los derechos humanos. Inclusive en
este memorial, donde la víctima es bien clara (civiles o quizá también miembros de
grupos armados), se ha debatido qué clase de víctima representar, si solo debe
ser un espacio para los afectados civiles o sino también militares, policiales o de
los grupos alzados en armas (Jave 2017: 16).
Esto también se encuentra relacionado con la cuestión generacional. La
actual dirigencia de CORAVIP está compuesta, en su mayoría, por jóvenes
huérfanos, quienes buscan -explícita y políticamente- transmitir una narración del
pasado que resulte vinculante para una amplia audiencia. Por ejemplo, se refieren
de manera ambigua a su afectación, sin definir explícitamente al perpetrador, para
así convocar a todas las víctimas (Muñoz-Nájar 2012; Hirsch 2008). Asimismo,
existen víctimas que plantean que un memorial nacional también debe incluir las
50http://larepublica.pe/politica/1109912-octavio-salazar-acusa-al-museo-de-la-memoria-de-ayacucho-de-
hacer-loas-al-senderismo-video
66
perspectivas de las víctimas militares, para que con la representación de todos los
actores, haya más involucrados y cobre más importancia (Reátegui 2012: 28, 41).
Por esto, es más fácil para los activistas de derechos humanos que no
tienen nada que perder, al menos materialmente, adoptar posturas bastante
confrontacionales, ligadas a posiciones que no necesariamente están exigidas en
el terreno práctico de la vida o subsistencia. Mientras que las víctimas jóvenes,
quienes no tienen mucho, tratan de negociar políticamente, pues han entendido
que los derechos no se ganan de un día a otro, sino por medio de, lo que los
principista llamarían, “colaboración con el enemigo”, de poco a poco.
Las madres de ANFASEP, ellas mismas otroras opositoras férreas al
Estado, han aprendido, en el proceso de creación de La Hoyada, a colaborar con
los funcionarios públicos (Jave 2017). Dicho esto, es imposible negar que los
memoriales privados se hayan alejado de las luchas políticas por la memoria que
se suceden en la polarizada sociedad peruana posconflicto, como tampoco de las
condiciones particulares que enfrentan los grupos que los promueven que -dentro
de la sociedad civil- también son heterogéneos.
5.2. Museo de la Memoria (mayo 2008-octubre 2011)
Cuando Yuyanapaq recibió la visita de la ministra alemana de cooperación
y desarrollo, acompañada de Salomón Lerner y, la entonces defensora del pueblo,
Beatriz Merino, surgió la propuesta de donación alemana para que la muestra
tuviera un espacio permanente y no sufriera tantas incertidumbres. Sin embargo,
67
este ofrecimiento tampoco significó un momento de tranquilidad, pues algunos
ministros del presidente García salieron a negar la donación, evidenciando el
carácter contestado de la memoria.
El 26 de febrero de 2009, el ministro de defensa Ántero Flórez Aráoz
declaró que no era prioritaria la construcción de un museo cuando había personas
que no tenían qué comer y morían de inanición51. Días más tarde, el 3 de marzo,
el ministro de relaciones exteriores José Antonio García Belaunde afirmó que un
museo de la memoria no sería positivo para la sociedad, debido a que un museo
del Informe de la CVR avivaría las heridas52. Según Roca Rey (2010), voces
dentro del gobierno sugerían que la donación sea en forma de ayuda social a las
víctimas, en lugar de un museo. Es un poco difícil que García aceptase -sin
oponerse- la construcción de un museo que abordaría las masacres cometidas
durante su primer gobierno53.
Del mismo modo, en el Poder Legislativo, la congresista fujimorista Cecilia
Chacón negó que los peruanos necesitaran de museos “ni tonteras” para refrescar
la memoria. Por su parte, el congresista aprista Edgar Núñez dijo que la donación
sería para mantener una burocracia dorada que favoreciera a las organizaciones
51 Para consultar las declaraciones:
52 Para consultar las declaraciones:
53 Es necesario reconocer que también hubo voces apristas que se pronunciaron a favor del museo, entre las
cuales resaltó el congresista y ex premier Jorge Del Castillo, quien también tuvo un papel importante en la
formación del Consejo de Reparaciones.
68
de derechos humanos y trabajadores de la Defensoría del Pueblo54. Asimismo, el
7 de marzo, el cardenal de Lima Juan Luis Cipriani declaró que un museo de la
memoria no sería cristiano ni ayudaría a la reconciliación nacional, además de ser
una muestra de injerencia extranjera55. Dichas declaraciones de representantes y
líderes de opinión muestran la resistencia abierta de un sector de la sociedad a
tener un memorial nacional que -de partida- lo ven emparentado con la CVR,
dejando entender que frente a eso es mejor el olvido.
En reacción, el 1 de marzo de 2009, se publica un comunicado de rechazo
al gobierno respecto a la negativa al apoyo alemán para la construcción de un
museo de la memoria, en el cual se reconocía el valor de la CVR y de Yuyanapaq
en la construcción de una sociedad democrática y pacífica56. A los días, Vargas
Llosa escribe una columna en el diario español El País, “El Perú no necesita
museos”, donde justifica que un museo de estas características debe construirse
para evitar -por medio de la cultura- la repetición de estas “actitudes intolerantes,
ciegas y obtusas” que desataron la violencia política57. Es así que este segundo
54 Para mayores detalles consultar:
< http://larepublica.pe/05-03-2009/gobierno-de-alemania-defiende-proyecto-de-museo-de-la-memoria >
55 Para consultar las declaraciones:
< http://larepublica.pe/07-03-2009/cipriani-museo-de-la-memoria-no-es-cristiano>
56 Este se encontraba firmado por cientos de personalidades entre las que destacan Mario Vargas Llosa, el
padre Gustavo Gutiérrez, Pilar Coll, los ex comisionados Carlos Iván Degregori, Salomón Lerner, Rolando
Ames Enrique Bernales y el padre Gastón Garatea, Susana Villarán, el ex defensor del pueblo Walter Albán,
Francisco Soberón, el Secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos Ronald
Gamarra, la artista del Ojo que Llora Lika Mutal, Freddy Cooper Llosa, Natalia Iguiñiz, Miguel Rubio, Rocío
Silva Santisteban, Julio Cotler, entre otros.
57 “Los museos son tan necesarios para los países como las escuelas y los hospitales. Ellos educan tanto y a
veces más que las aulas y sobre todo de una manera más sutil, privada y permanente que como lo hacen los
maestros. Ellos también curan, no los cuerpos, pero sí las mentes, de la tiniebla que es la ignorancia, el
prejuicio, la superstición y todas las taras que incomunican a los seres humanos entre sí y los enconan y
69
momento político cobra vida cuando García, el 31 de marzo de 2009, termina
aceptando la donación alemana, tras una reunión privada con MVLL y otras
personalidades, que luego integrarían la Comisión de Alto Nivel (CAN).
El proyecto cambia de arena: de la sociedad civil al Estado. Ahora, la
coalición está liderada por Mario Vargas Llosa, cuya designación a la presidencia
de la Comisión puede ser leída como una maniobra política de García para
comprometerlo a asumir las críticas de los opositores (Suárez 2012), pero también
como una forma de acercarse a él, tras su férreo enfrentamiento político tras la
estatización de la banca58. De esta forma, la CAN quedó integrada por
personalidades que el mismo MVLL propuso y que García ratificó: la
vicepresidencia de Lerner fue una de las condiciones para que el escritor
aceptara, así como la presencia de intelectuales cercanos a su círculo social,
varios de los cuales habían militado con él en el Movimiento Libertad en la década
de los 80.
Recordemos que Vargas Llosa ya había desempeñado un papel importante
durante los años de la violencia política, cuando fue designado -por el presidente
Fernando Belaúnde Terry- como presidente de la Comisión Investigadora de los
empujan a matarse. Los museos reemplazan la visión pequeñita, provinciana, mezquina, unilateral, de
campanario, de la vida y las cosas por una visión ancha, generosa, plural. Afinan la sensibilidad, estimulan la
imaginación, refinan los sentimientos y despiertan en las personas un espíritu crítico y autocrítico. El progreso
no significa sólo muchos colegios, hospitales y carreteras. También, y acaso, sobre todo, esa sabiduría que nos
hace capaces de diferenciar lo feo de lo bello, lo inteligente de lo estúpido, lo bueno de lo malo y lo tolerable
de lo intolerable, que llamamos la cultura. En los países donde hay muchos museos la clase política suele ser
bastante más presentable que en los nuestros y en ellos no es tan frecuente que quienes gobiernan digan o
hagan tonterías” (Vargas Llosa 2009).
58 Comunicación personal con Juan Ossio (24 de octubre de 2017)
70
Sucesos de Uchuraccay (1983)59. Este Informe fue altamente cuestionado por la
interpretación culturalista que adoptó, en tanto consideró que el asesinato
colectivo se debió centralmente a las diferencias culturales de los comuneros,
quienes confundieron a los periodistas con miembros de grupos armados.
Bajo esta interpretación, los comuneros eran indígenas premodernos y
salvajes que vivían en un Perú profundo y arcaico, que no fueron capaces de
comprender la complejidad de los hechos que se sucedían a su alrededor (Mayer
2012: 166-167). Asimismo, puede apreciarse esta misma dicotomía esencialista
entre civilización costera y barbarie andina en su novela Lituma en los Andes
(1993), donde el autor subalterniza la diferencia, de modo que todo aquello que no
sea parte de la cultura occidental debe ser educada, disciplinada o civilizada por el
discurso de poder que ha sido construido como superior (Vich 2017: 80).
A pesar de estos sesgos, el Informe Final de CVR le da la razón en las
conclusiones sobre los hechos de Uchuraccay. Vargas Llosa no goza de un amplio
prestigio entre la comunidad de derechos humanos. Consideremos que la historia
de los derechos humanos ha sido predominantemente escrita por la izquierda
(Agüero 2015: 74), y las opiniones (justificadas) de MVLL en contra de ella son
abundantes. De este modo, solemos olvidar el real compromiso y la
responsabilidad cívica que Vargas Llosa asumió al emprender esta tarea.
59 Juan Ossio, antropólogo especializado en temas andinos formó parte del equipo que acompañó en la
elaboración del Informe y en la visita a Uchuraccay. También colaboró con Mario Vargas Llosa en la
elaboración del Plan de Gobierno del FREDEMO (Ossio 2008). Y formó parte de la CAN del LUM.
71
Ahora bien, pasemos a ver el núcleo de la coalición pro-LUM. La CAN, en
tanto trabajo que requería de un alto nivel de confianza y trabajo coordinado,
estuvo integrada -y era de esperarse- por varias personalidades cercanas al
círculo cultural y social vargasllosiano; así como por ex comisionados (Lerner,
Bambarén y Bernales). Sin embargo, se produjeron ciertas pugnas internas por el
liderazgo entre MVLL y Lerner, líder de la coalición anterior.
Esto cobra particular notoriedad cuando el ex presidente de la CVR intenta
presentar su propio equipo de trabajo, conformado por miembros del Idehpucp y
de su entera confianza60. Sin embargo, MVLL no conocía su trabajo personal y,
dada la vulnerabilidad de este proyecto, tuvo que buscar a personas en las que él
confiaba61. También considérese que son trabajos ad honorem, es decir, que no
reciben una remuneración y a quién mejor pedirle el favor que a alguien de
confianza.
Estas tensiones terminan a favor de MVLL cuando Lerner renuncia a la
Comisión en mayo de 2010. Uno de los motivos de su salida se debe a la
exclusión -parcial, más no total- de Yuyanapaq del proyecto, a pesar de que la
donación fue para dotarlo de un lugar permanente62. Lerner tenía muy claro que el
Museo debía albergar a la totalidad de Yuyanapaq63; sin embargo, los demás
60 Comunicación personal con Iris Jave (4 de mayo de 2016)
61 Comunicación personal con Fernando Carvallo (6 de septiembre de 2017)
62 Comunicación personal con Salomón Lerner (10 de noviembre de 2015)
63 A las curadoras tampoco les agradaba la idea de que el museo desmembre a Yuyanapaq, para incluir
solamente una sección.
72
comisionados creían que sí se debía incluirla, pero que su contenido no debía
agotarse en ella64.
Es por esto que el concurso arquitectónico se lanzó con la inclusión parcial
de la muestra65, hecho que no agradó a Lerner y terminó provocando su salida. La
exclusión de la totalidad de Yuyanapaq muestra, con claridad, cómo la Comisión
Vargas Llosa comienza a asumir a la CVR y a su muestra fotográfica como hitos
de un largo proceso de transición y con como el punto final, de modo que la
narrativa puede ser reescrita (Sastre 2015: 132). Y esto no es negativo, aunque
varios activistas y académicos se opongan, pues la historia nunca termina de ser
elaborada con la inclusión de nuevas voces antes silentes.
La salida de Lerner es entendida por las ONG de derechos humanos, que
hasta entonces habían participado de los debates, como una pérdida de presencia
efectiva en las decisiones de la CAN. Es revelador que el movimiento de derechos
humanos deje de tomar el asunto como parte de su propia lucha por la defensa de
los derechos humanos (Ulfe y Milton 2010: 6). Pareciera que, con esta renuncia,
parte de las ONG y de la Academia sienten que el proyecto ya no les pertenece,
pues si no se hace lo que ellos consideran adecuado, se abandona el partido. Sin
embargo, el conjunto de la Academia no se distancia, pues el 26 de octubre del
2010, luego de la renuncia de Lerner, el IDEHPUCP realiza un seminario titulado
“Memorias diversas, lugares comunes”. Asimismo, la Defensoría del Pueblo junto
64 Según el guion museográfico de Roca Rey (2010: 14-15), el primer piso estaría destinado para las
memorias y las formas personales en que se vivió el conflicto; el segundo nivel para Yuyanapaq y las
búsquedas de la verdad; finalmente, el tercer piso estaría dedicado a los memoriales y la forma del recuerdo.
65 Comunicación personal con Frederick Cooper (18 de septiembre de 2017)
73
a la Comisión de Alto Nivel, el 4 de noviembre llevan a cabo el Taller Contenido
Museográficos. En este marco, no se puede afirmar -tajantemente- que la
Academia rompió con el proyecto, mientras que sí la mayor parte del movimiento
de derechos humanos.
Las discrepancias que se producen entre los miembros de la coalición no se
deben, pues, a diferencias sobre el núcleo de la memoria, dado que todos en la
CAN reconocían el valor de la CVR y Yuyanapaq. Encontramos cierta
homogeneidad de memoria entre los miembros de la CAN. Sino, más bien, las
diferencias se debían a diferentes sensibilidades y formas concretas que el Museo
debía tomar. Los desencuentros no son de creencias profundas, sino sobre las
preferencias de políticas. Esto nos permite entender la escasa discusión que la
memoria, como asunto teórico, tuvo dentro de la CAN. Las discusiones que
mayormente se daban estaban centradas en cuestiones logísticas, como las
gestiones que debían hacerse para conseguir el terreno, la construcción, las
relaciones públicas con los cooperantes, entre otras.
Esta relativa ausencia de conflicto entre memorias debe leerse tanto por el
núcleo básico de memoria, como dentro de la lógica que caracterizó a todo el
proyecto: “prevenir antes que lamentar”. La polarización que se vive en la
sociedad peruana y el poder de los opositores hizo que los promotores del LUM,
aun siendo los representantes oficiales, internalizaran una posición de
vulnerabilidad: como alguien que corría a contracorriente en una multitudinaria
maratón. En las conversaciones que se tuvo con los miembros de la Comisión
74
(aunque no solamente ésta), una de las primeras cosas que siempre se resaltó fue
la voluntad de hacer el Museo antes de que se revierta lo avanzado.
Esto encuentra una manifestación real en la tan cuestionada decisión
política de lanzarse a la construcción del museo (y al concurso arquitectónico)
antes de contar con un guion museográfico. ¿Por qué hacer esto, a pesar de que
técnicamente lo contrario hubiera sido preferible? Para Vargas Llosa era primordial
construir el edificio para que el proyecto cuente con algo material que sea mucho
más difícil o escandaloso de eliminar66. La polarización del Perú posconflicto
marca un piso, desde el cual actuar.
Ahora bien, concentrémonos en el guion museográfico de Bernardo Roca
Rey Miró Quesada. Este comisionado no formó parte de la CAN desde un inicio67,
sino que fue convocado por Vargas Llosa para la elaboración del guion. La
premisa central para esta designación estuvo basada en que el Museo necesitaba
comunicar una historia problemática y, en opinión de MVLL, quién mejor que un
comunicador de profesión con amplia trayectoria68. Roca Rey fue Director de
Canal N durante el período en que esta emisora de noticias por cable cumplió un
rol central en el destape de los escándalos de corrupción del régimen fujimorista.
Y, además, por ese entonces asume el Viceministerio de Patrimonio e Industrias
Culturales.
66 Comunicación personal con Fernando Carvallo (6 de septiembre de 2017) y Frederick Cooper (18 de
septiembre de 2017)
67 Mariella Pinto fue otra comisionada que entró luego, de cierta forma, para cubrir las salidas de Lerner y
Vargas Llosa. Ella antes se había desempeñado como secretaria de la Comisión (Comunicación personal con
Juan Ossio, 24 de octubre de 2017).
68 Comunicación personal con Bernardo Roca Rey (28 de septiembre de 2017)
75
El objetivo central de Roca Rey fue comunicar una historia por medio de las
emociones y generar una reflexión sincera, esto muy en línea con los propósitos
que Yuyanapaq tiene (Sastre 2015: 67-68). Bajo esta lógica recién se entiende la
vocación teatral de este guion, el cual recurría a espacios oscuros, olores, colores
fuertes y temperaturas para transmitir lo peor de aquel tiempo. Él se inspiraba en
las casas del miedo, pues este museo debía funcionar como una máquina de
terror, donde los visitantes salieran convulsionados y “sanados”69. Esta era una
propuesta más cercana a una educación sentimental (Rorty 2000) que a una
lección de historia.
Es indudable la impronta liberal y pluralista del guion Roca Rey -que
también se encuentra muy presente en la muestra permanente inaugurada-, pues
resalta su apuesta por ser un espacio abierto a diferentes memorias: “Será un
espacio donde se encontrarán las diversas memorias del conflicto. Por eso, el LM
no será un espacio canónico de verdades absolutas u oficiales, sino un recinto
reflexivo de verdades y perspectivas personales y colectivas” (Roca Rey 2010: 7-
8). A pesar de las críticas que se la haya podido hacer a Vargas Llosa por el sesgo
culturalista en sus novelas y el Informe de Uchuraccay, su participación en el
Museo estaba mostrando que se trascendía a esta discusión. Asimismo, MVLL
69 Comunicación personal con Bernardo Roca Rey (28 de septiembre de 2017). Aquí sí hay una diferencia
sustancial con Yuyanapaq, pues para sus curadoras, el Perú no necesitaba una cámara de horrores fotográficos
sino un santuario de la verdad, de ahí que su doble función se tornara paradójica: ser un repositorio del dolor
y, a la vez, un lugar que pudiera atraer visitantes y sostenerlos emocionalmente. Es así que el arte servía como
paliativo contra el dolor (Saona 2017: 150).
76
jugaba su peso político personal en función de un proyecto colectivo y
democrático; que era también muy discutido.
Considérese lo que Mario Vargas Llosa (1985) argumenta respecto a la
literatura de Bertolt Brecht y Gustave Flaubert. Por un lado, la primera se
caracteriza por ser una “literatura probante”, es decir, didáctica, tratando de
transmitir una “verdad única”, lo cual evidencia la presuposición de un pronunciado
infantilismo en el lector. Mientras que el autor francés declara desde el inicio que
la obra tiene como condición sine qua non “la búsqueda, mediante la creación
artística, de una ignorada verdad”. No obstante, ambos autores comparten la
intención de despertar conciencias (Guichot 2011: 29-30). MVLL y su Comisión
tenían muy presente que no se podía presentar una historia oficial o unitaria, al
menos teóricamente, sino que la narración de aquellos años debía ser tan
contenciosa como es la realidad.
Este primer guion se elaboró junto a un grupo de periodistas y especialistas,
entre los cuales figura el historiador Antonio Zapata -a quien se le encomendó
contrastar lo que decía el IF-CVR y el libro institucional de las FFAA (2012) “En
honor a la verdad” respecto a una serie de hitos de la época de la violencia
política, aunque no se le llamó para una discusión del mismo70- y el antropólogo
Raúl Castro -quien trabajaba con Roca Rey en El Comercio-. Esta propuesta
museográfica fue elaborada en base a la recolección de diversos testimonios -
70 Comunicación por correo electrónico con Antonio Zapata (16 de septiembre de 2017)
77
desde víctimas, pasando por militares y autoridades, hasta encarcelados por
terrorismo71.
Si bien es cierto, este guion encuentra su espíritu en los testimonios de los
diversos sectores involucrados (Roca Rey 2010: 10), nunca se les consultó sobre
qué les parecía la versión final, a pesar de que el guion reconozca que la memoria
es un proceso social y contencioso en constante negociación (Roca Rey 2010: 5).
Aquí comienzan a vislumbrarse ciertas tensiones entre la teoría y la práctica, lo
cual se podría explicar por la profesión de Roca Rey, quien como periodista debe
recopilar las diversas versiones de los hechos y tratar de encontrar lo que
realmente sucedió -exactamente lo mismo que me encuentro haciendo (o tratando
de hacer) en esta investigación-, mas no debe someter la “verdad” a los intereses
ni presiones de los actores.
Esto es en parte cierto, pero tampoco puede negarse que la escritura de la
historia es un proceso eminentemente político: la imagen del mismo Vargas Llosa
en las ciencias sociales ejemplifica bien esta cuestión. Además, tratándose de un
proyecto tan sensible, tanto por la vulnerabilidad del proyecto como por las
víctimas, una discusión pública es necesaria y deseable. La discusión sobre el
carácter letrado y la dicotomía civilización/barbarie, que antes se retrató en el
tratamiento del caso de Uchuraccay, también se encuentra presente en las
discusiones del Museo de la Memoria. Según Ulfe (2009), los debates sobre el
museo siempre partieron desde Lima, desde los grupos letrados, sin incluir sus
71 Comunicación personal con Fernando Carvallo (6 de septiembre de 2017), Frederick Cooper (18 de
septiembre de 2017) y Bernardo Roca Rey (28 de septiembre de 2017)
78
experiencias locales donde ya había museos y tenían sus propias formas artísticas
y plásticas de expresar el recuerdo (recordemos la discusión anterior sobre
memoriales regionales privados).
Esta cuestión también tuvo lugar en los debates en torno a la elaboración
de Yuyanapaq, pues las curadoras eran muy conscientes de que esta muestra no
debería ser exhibida en una galería de arte, donde muchos peruanos no se
sentirían cómodos de acudir, en tanto estos espacios son asociados con la cultura
erudita burguesa (Sastre 2015: 75). Es por esto que para Chappell y Mohanna la
ubicación de la casona en Chorrillos, antes un acomodado balneario y hoy un
distrito con clases medias y populares, permitían que todos los peruanos accedan
a la exposición (Saona 2017: 149).
La ubicación también fue otro problema que enfrentó el Museo, pues una
vez que el alcalde Ocrospoma comenzó a poner trabas a que el proyecto se
desarrolle en el Campo de Marte, Diana Álvarez Calderón, asesora de la
Defensora del Pueblo Beatriz Merino, institución observadora del proceso, empezó
a reunirse con alcaldes para ver si alguno se animaba a donar el terreno para la
construcción del proyecto. Por su parte, el alcalde de San Miguel, Salvador Heresi
(2003-2014), ofreció donar un local entre cinco alternativas, no obstante, todos se
encontraban en litigio.
Finalmente, se consiguió que, en diciembre de 2009, el Municipio de
Miraflores bajo la gestión de Manuel Masías (2007-2010) donase el terreno72 en la
72 Comunicación personal con Owan Lay (10 de agosto de 2016)
79
Costa Verde73, un lugar que antes había funcionado como relleno sanitario y que
tenía graves problemas de accesibilidad. Aquí también han abundado las
opiniones de que el Museo en Miraflores solo refuerza la discriminación, debido a
que se encuentra frente al mar y de espaldas a los andes, así como que antes fue
un relleno sanitario. Pero, al final, fue el lugar que consiguieron.
¿Y las víctimas? Las organizaciones de víctimas sentían, por un lado, que
sus opiniones no estaban siendo tomadas en cuenta, pues muchos conocían
relativamente poco del Museo que Vargas Llosa venía liderando y nunca habían
sido consultados (Reátegui 2012). Estos fueron comentarios que se recogieron
antes de que la Comisión comenzara a llevar una serie de consultas con las
diferentes organizaciones de víctimas, donde la participación de Fernando
Carvallo fue crucial para contactarlos y recoger sus pareceres.
No obstante, luego de éstas, una parte de las organizaciones de víctimas
consideraban que las poblaciones indígenas que colaboran con el proyecto
estaban siendo usadas como “utilería”, en lugar de contribuidores reales (Wills
2015: 83). Si bien participaban brindando sus testimonios y pareceres -que luego
serían usados como un insumo más en la creación del guion museográfico-, estas,
en algunos casos, no se sentían plenamente agentes.
Esta no es una característica nueva del proyecto, pues, en el momento de
la Alameda, quienes tomaban las decisiones eran miembros de la Academia y
ONG, por más que trataran de incorporar las sugerencias y estéticas de las
73 Precisamente, ese mismo año, el alcalde Masías había desalojado a la Feria Internacional del Libro del
distrito de Miraflores, lo cual fue un escándalo mediático, y que trató de enmendar con esta donación.
80
víctimas. Las víctimas no solamente quieren colaborar con ideas, sino que quieren
participar como miembros efectivos del núcleo de las coaliciones (Reátegui 2012),
su experiencia particular les da una percepción particular de la realidad, siguiendo
a Joan Scott (2005).
Las víctimas siguen siendo un tema y no agentes políticos. De cierta forma,
la distancia social, cultural y real de las víctimas de zonas rurales, que había sido
un asunto que la CVR develó en su Informe Final, es decir, que el Perú es un país
fragmentado, siguió siendo evidente a lo largo de todo el proceso de construcción
del LUM. Por otro lado, pese a que las víctimas se han ido organizando poco a
poco, ellas mismas se encuentran fragmentadas, de modo que no solo tienen
diferentes puntos de vista sino que no son fácilmente accesibles, pues se puede
acceder a algunas pero no a todas.
De esta forma, en este momento, uno de los creadores del guion
museográfico de Roca Rey, Raúl Castro, consideraba que era necesario construir
un espacio que hiciera sentir “orgullosos” a los peruanos visitantes, y no que no
provocara vergüenza, pues debía presentarse como un asunto superado mediante
la agencia del Estado y la sociedad civil. No obstante, el autor no se preguntaba
por la relación históricamente conflictiva entre los ciudadanos y el Estado (Sastre,
2015, p.138). Esta lectura de la historia des-historizaba las experiencias
particulares de las comunidades indígenas y campesinas, mostrando una relación
armoniosa que nunca ha existido. A la vez que niega el hecho de que las heridas
“aún están abiertas” tanto para víctimas como militares.
81
Respecto a la memoria, una de las pocas cuestiones que marcarían una
ruptura con el momento anterior (y el siguiente) sería el posible “entendimiento”74
a la reacción descontrolada del Estado, el cual podría confundirse con un intento
de justificar la violencia estatal, en tanto estos “abusos y errores” podrían verse
justificados por las condiciones excepcionales del tiempo de guerra. Al fin y al
cabo, el desconcierto es natural ante lo desconocido y SL no siguió la estrategia
de las clásicas guerrillas latinoamericanas, que formaban parte de los manuales
contrasubversivos de la época. El guion detalla su propuesta museográfica
centrándose en una secuencia de experiencias alrededor de ideas-fuerzas o
memes, y es aquí donde podría suscitarse una malinterpretación.
Meme 1: El Perú somos nosotros... sus ciudadanos
Meme 2: Los ciudadanos fuimos atacados por un grupo extremista
Meme 3: El Estado, en nuestra defensa, reaccionó con desconcierto, cometiendo
abusos y errores
Meme 4: Fue un tiempo de dolor para todos nosotros
Meme 5: Los ciudadanos y el Estado, organizados, pudimos derrotar al terrorismo
Meme 6: Es tiempo de reconocer a nuestras víctimas, y mirar el futuro en una cultura de
paz y democracia
Meme 7: La democracia nos ha dado resultados positivos (Roca Rey 2010: 12-13; el
resaltado es mío).
Si bien esta posible lectura tampoco es del todo contraria a la CVR, pues su
Informe Final es muy cuidadoso al referirse al papel de las FFAA y PNP. No
obstante, el guion reconoce las violaciones a los derechos humanos de las fuerzas
del orden, pues el Tema 6 de sus núcleos temáticos se llama “Atrocidades de las
74 No uso “justificación” voluntariamente para contrastar que ésta denota un intento malintencionadamente
político por reescribir la historia y subsanar honras militares. Mientras que, al contrario, un “entendimiento”
buscaría comprender por qué las fuerzas del orden reaccionaron de esa forma. Reconozco plenamente que los
militares y policías cometieron violaciones a los derechos humanos. Empero -al menos, en un inicio y en
ciertos casos- estas no fueron parte de una estrategia -maquiavélica por eliminar a cuanto sospechoso
encontraran y pacificar a la nación, o demoníaca por hacer daño por puro gusto, como a veces parecería que
ciertas interpretaciones apuntan-, sino que la estrategia militar que emplearon no fue la más adecuada, en
sintonía con lo que la Comisión Permanente de Historia del Ejército del Perú (2012; Zapata 2012) reconoce.
82
FFAA y respuesta de la sociedad civil”. De modo que no se puede afirmar que la
Comisión Vargas Llosa trate de “salvar honras militares” como se ha solido decir.
En este sentido, Ulfe y Milton (2010: 6) critican que Vargas Llosa declare,
en la ceremonia de la donación del terreno, que el Museo no va a ser “un refugio
de extremistas ni un ariete contra las FFAA”, pues para las autoras es
problemático que las fuerzas del orden cuenten su versión de los hechos, aun
cuando ellos fueron también protagonistas. Sin embargo, las declaraciones de
MVLL trataban de evitar más polarizaciones en una sociedad ya bastante
polarizada. Aquí es interesante cómo la inclusión de los actores del círculo
vargasllosiano y otras personalidades de la CAN dentro de la coalición pro-LUM
sirvió para generar mayor legitimidad -y una vocación consensual- al proyecto con
actores que difícilmente habrían dialogado con los miembros de la coalición de la
Alameda, a pesar de que esto no sea del agrado de ciertos activistas.
El entonces ministro de Defensa, Rafael Rey, -vinculado al Opus Dei, quien
simpatiza con la memoria fujimorista y, no olvidemos, en su juventud militó en el
Movimiento Libertad junto a Vargas Llosa- declaró, en octubre de 2009 que el
museo le parecía inconveniente, pero aceptaba la decisión del presidente75. Sin
embargo, el 10 de diciembre ya le daba el beneficio de la duda al proyecto, pues
esperaba que el museo no adopte un sesgo negativo contra las FFAA76. Y el 12
de febrero de 2010, tras una reunión privada entre Vargas Llosa, el comandante
75http://rpp.pe/politica/actualidad/ministro-rey-reconoce-no-es-partidario-de-un-museo-de-la-memoria-
noticia-215237
76http://rpp.pe/peru/actualidad/ministro-rey-espera-que-museo-de-la-memoria-no-sea-injusto-con-las-ffaa-
noticia-219159
83
general del Ejército Otto Guibovich y el ministro Rey, este último afirmó que MVLL
era una garantía para que el LUM se implemente sin ningún sesgo político e
imparcialmente77.
Dentro de los imaginarios públicos, Rey no pertenece precisamente a
quienes, se podría pensar, estén a favor del ejercicio de la memoria, en general.
Este caso ilustra cómo el diálogo (y la participación de otros actores como MVLL)
tiene la potencialidad de establecer puentes entre personas que no piensan igual,
pero que estén de acuerdo en ciertos mínimos comunes de respeto y compromiso
cívico: ¿cuál es la gracia de dialogar si solo se hace con personas similares a
nosotros? Un diálogo entre personas muy similares no parece muy democrático
que digamos.
Al mismo tiempo se puede decir que el apoyo de Vargas Llosa, tan criticado
por unos sectores de la academia y de los derechos humanos, resultó muy
importante para tender puentes con algunos sectores conservadores que se
hubieran opuesto, dado el clima de polarización en el que se construyó el museo.
Quizá también por ser él una personalidad internacional, su endose transfería al
proyecto una suerte de aura de corrección o pertinencia, que resultaba atractiva
para muchas figuras públicas que bajo otro liderazgo se hubieran opuesto
abiertamente.
¿Y los opositores? Este grupo no es una coalición estructurada y
coordinada -aunque quizá compartan ideas generales en su oposición a una
77http://rpp.pe/politica/actualidad/rafael-rey-vargas-llosa-es-garantia-para-lugar-de-la-memoria-noticia-
242118
84
memoria antagónica a la fujimorista-, y no discuten -directamente- con la coalición
promotora del Museo. Más bien, son como una especie de interlocutor
fantasmagórico y omnipresente, que si bien se sabe quiénes son, no se dialoga
directamente con ellos -pues ninguno de los bandos tiene la intención de hacerlo-,
sino que los promotores presuponen lo que ellos podrían pensar. Esta oposición
es parte, en cierta forma, de la polarización que se vive en el Perú posconflicto. No
obstante, los opositores, en cierta forma, influyen en la discusión y en lo que los
promotores pueden decir y hacer.
5.3. Lugar de la Memoria (diciembre 2011-diciembre 2015)
El tercer momento político surgió con el cambio de gobierno. La CAN en
pleno, presidida por Fernando de Szyszlo tras la salida de MVLL, renunció, pues
ésta fue nombrada por el presidente García. Un par de meses después, Rafael
Roncagliolo, ministro de Relaciones Exteriores de Ollanta Humala, nombró a
Diego García-Sayán como nuevo presidente de la CAN, quien en paralelo también
se desempeñaba como presidente de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (2010-2014).
Esta nueva Comisión estuvo conformada por la congresista nacionalista
Hilaria Supa, el gestor cultural Pedro Pablo Alayza, Monseñor Bambarén -ex
comisionado de la CVR y de la CAN anterior-, el expresidente de la Confiep
Leopoldo Scheelje, y el exministro de educación del gobierno de Toledo, el
ingeniero Javier Sota Nadal. Esta CAN está caracterizada por la gran diversidad
85
de trayectorias profesionales de sus integrantes, mucho más heterogénea que en
cualquiera de los momentos anteriores.
Esto podría entenderse como un intento de que el proyecto cuente con una
mayor legitimidad, asegurada por la pluralidad de sus encargados. Esta es una
CAN -desde su génesis- profundamente política, en la constitución de sus
miembros. No obstante, esta característica generó que, en cierto momento,
Leopoldo Scheelje dejara de asistir a las reuniones de la CAN cuando sintió que
uno de los puntos por los que él apostaba no iba a concretarse78. Este es una de
las pocas situaciones en las que, efectivamente, se luchó por las memorias.
Tampoco en este tercer momento, hubo grandes debates sobre memoria, ni
siquiera a pesar de la pluralidad de sus miembros. Aunque si se mira
detenidamente, ellos se encuentran allí porque, mal que bien, apuestan -desde
diferentes canteras- por el ejercicio de la memoria (compartiendo un núcleo
profundo de la memoria), a pesar de las diferencias evidentes que puedan
encontrarse en aspectos más específicos (en las preferencias de políticas de
memoria).
En marzo de 2012, la nueva CAN adoptó a nivel colegiado unánimemente
los “Lineamientos del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social”. En
el transcurso de ese año e inicios del siguiente, la CAN encargó al director teatral
Miguel Rubio y la antropóloga visual Karen Bernedo la traducción de estos
lineamientos en contenidos específicos para la muestra permanente (LUM 2015).
78 Comunicación personal con Alexandra Hibbett (22 de septiembre de 2017)
86
De esta forma, esta nueva Comisión desconocía el trabajo que la CAN de Vargas
Llosa, De Szyszlo y Roca Rey habían hecho.
Según Sastre (2015: 138) esto se debería a que el guion anterior no incluía
los dos nuevos conceptos incorporados por Humala (tolerancia e inclusión social).
No obstante, si bien no ocurre bajo estos términos, el guion anterior sí reconocía
estas cuestiones que desencadenaron el conflicto. En el Perú es frecuente la idea
de que si no se hacen las cosas como uno quiere, el trabajo de los demás no es
tan válido incluso aunque esté avanzado. Aquí se puede apreciar un intento
territorial y personalista (“conmigo empieza una nueva era”) sobre cómo hacer
política, lo que, en el fondo, muestra la incapacidad de dialogar y trabajar
conjuntamente.
Este, sin embargo, no es un rasgo de este momento, sino que es una
constante de todo el proceso. Es una continuidad -en sus rupturas propias- pues
cada coalición promotora se considera como un nuevo momento fundante en
quiebre con todo lo anterior. Y es así que olvidan -o tratan de negar- su
continuidad en torno a propuestas básicas de memoria formuladas por la CVR, de
la que algunos reniegan.
Coincidentemente, entre el 20 y 22 de agosto de 2013, se desarrolló el
seminario internacional “Políticas en justicia transicional. Diez años de verdad y
memoria en el Perú: miradas históricas y comparativas sobre el legado de la
87
CVR”79. Es precisamente en este seminario que Ledgard -designada directora del
proyecto LUM en julio de ese mismo año- contacta a Ponciano Del Pino y José
Carlos Agüero80 para formar parte del equipo técnico y realizar el proceso -mal
denominado- “participativo” (LUM 2014; Silva 2017). Por medio de este se
buscaba conocer qué opinaban los sectores involucrados sobre el guion
museográfico de Bernedo y Rubio. Esto fue llevado a cabo porque la CAN era
plenamente consciente de la animadversión y la ausencia de respaldo político a
las iniciativas de memorias (Del Pino y Otta 2017: 3).
Una de las grandes críticas que se le puede hacer al guion de Rubio y
Bernedo es la “otredad” que se les atribuye a las víctimas de la violencia política,
pues el guion mismo -estéticamente- reconstruye la discriminación histórica y
estructural que dio origen al conflicto y contra la que la CVR se proponía luchar
(Sastre 2015: 14). Asimismo, en este guion se produce una demarcación excesiva
de los rasgos culturales de las víctimas, generando una asociación entre su
condición de víctimas y su situación socioeconómica (Sastre 2015: 155). Si bien
se considera y se dialoga con las víctimas, esta narrativa adopta una posición que
marca su diferencia jerárquicamente. Y este fue el guion -con todos sus errores-
que se sometió a escrutinio de los diferentes actores.
79 El evento CVR+10 fue organizado por el Instituto de Estudios Peruanos, el Idehpucp, la Universidad
Antonio Ruíz de Montoya y el PQNSR, con el apoyo del Think Tank Initiative Matching Funds del
International Development Research Centre, el Ministerio de Cultura y el International Center for Transitional
Justice (Huber y Del Pino 2015: 9).
80 José Carlos Agüero es hijo de senderistas asesinados extrajudicialmente, presumiblemente por el Estado
peruano, y, además, autor del maravilloso libro “Los rendidos” (2015).
88
A sugerencia de Del Pino y Agüero, la consulta no solamente debía
mostrarles el guion para que lo aceptaran, sino que debía recoger sus opiniones
para su revisión y posterior creación de uno nuevo81. Es así que el LUM llevó a
cabo este proceso consultivo -entre octubre de 2013 y febrero de 2014- que trató
de incluir a la mayor cantidad de grupos de interés involucrados (organizaciones
de víctimas civiles, militares, policiales; autoridades; FFAA y PNP; activistas;
artistas e intelectuales; periodistas; empresarios) en tres regiones con alto grado
de afectación (Lima, Satipo y Ayacucho).
Luego de estas reuniones, se creó una nueva instancia técnica: el Equipo
Curatorial (EC), conformado por el historiador Ponciano Del Pino, la artista plástica
Natalia Iguiñiz, el crítico literario Víctor Vich y el curador de arte Jorge Villacorta;
junto a un equipo de trabajo donde figuraban Alexandra Hibbett, Renzo Aroni e
Iván Ramírez. Precisamente, varios de los miembros del Equipo Curatorial fueron
reclutados durante las reuniones consultivas que el LUM desarrolló82. Dentro de
este EC, al igual que con las CAN anteriores, tampoco se aprecian grandes
diferencias dentro del núcleo duro de memoria de sus miembros. Pues, como en
los momentos previos, estos núcleos de las coaliciones se van formando conforme
a las proximidades dentro de redes sociales, académicas y de memoria.
Ahora bien, consideremos las reuniones que, en una primera ronda, se
llevaron a cabo por el LUM para someter a revisión el guion museográfico de
Rubio y Bernedo. Ledgard, Del Pino y Agüero desplegaron -inevitablemente- cierto
81 Comunicación personal con Iván Ramírez (21 de septiembre de 2017)
82 Comunicación personal con Alexandra Hibbett (22 de septiembre de 2017)
89
poder al momento de seleccionar quiénes iban a ser los sectores, los actores
consultados, las personas concretas, la dinámica sectorial que adoptó el proceso
(cada grupo por separado y no todas las personas juntas), el tiempo que se le
daba a cada uno para hablar, qué ideas iban a ser recuperadas para el guion y
cuáles ignoradas (Silva 2017). De cierta forma, se podría decir que el LUM se
valía de un mecanismo deliberativo como un instrumento para ganar legitimidad83
en un contexto bastante polarizado. Esto hubiera quedado como una expresión de
búsqueda de gubernamentalidad (Foucault 2006; Blondiaux y Sintomer 2004), si
es que el Equipo Curatorial no hubiera elaborado un nuevo guion museográfico.
La gubernamentalidad hubiera buscado dotar de legitimidad y respaldo
social al museo, por el mero hecho de ampliar la gama de actores consultados a la
mayor cantidad posible, sin considerar efectivamente sus pareceres. El LUM no
hizo esto. Sin embargo, el rechazo a la gubernamentalidad no debe llevarnos a
negar que los consultados no tenían ninguna posibilidad real de influenciar en el
destino final del guion84, en clara continuidad con los momentos anteriores, donde
tampoco las víctimas -ni otros sectores de involucrados en la época de violencia
política- fueron parte del proceso decisional.
Asimismo, el Equipo Curatorial se presentaba como una instancia técnica,
en sintonía con la voluntad periodística de la previa CAN que pretendía mostrar
una narrativa neutral y objetiva de los hechos de la violencia política. En este
83 Comunicación personal con Natalia Consiglieri (5 de octubre de 2017)
84Comunicación personal con Iván Ramírez (21 de septiembre de 2017), Alexandra Hibbett (22 de septiembre
de 2017) y Ponciano Del Pino (2 de octubre de 2017)
90
sentido, el EC era consciente del poder del curador al momento de transmitir una
narrativa de la violencia y fue algo contra lo que se luchó85. De esta forma, se trató
de no mostrar una visión pasiva de las víctimas, pues se les debía dotar de voz y
acción en su comportamiento, en la actualidad de sus vivencias, así como la forma
en que se han ido reconstruyendo y cómo siguen planteando sus demandas
históricas (Del Pino y Otta 2017).
Ahora bien, consideremos quién es el público objetivo del Lugar de la
Memoria, lo cual nos va a llevar a una discusión estética central. Para Hibbett, el
museo debía estar orientado a la familia, a los niños, de modo que todas las
personas de todas las edades puedan sentirse cómodos durante sus visitas. Se
buscaba que los visitantes aprendan y reflexionen, lo que llevó a la decisión de
excluir cualquier contenido demasiado explícito. Esto contrasta con la propuesta
de dirigentes de organizaciones de víctimas que proponían que quienes guíen las
visitas al LUM sean personas que han sido afectadas por la violencia política (Wills
2015: 82). Es por este carácter no-confrontacional que algunas víctimas creían
que la tranquilidad no iba a poder ser conseguida en el LUM, lo que sí parecería
poder lograrse en El Santuario de La Hoyada (Wills 2015: 87), donde las víctimas
sí han tenido agencia directa (Jave 2017).
El LUM no tiene una apuesta estética explícita, sino que recurren a
imágenes y contenidos sobrios, a diferencia del guion de Roca Rey. Asimismo,
como dijimos en un capítulo anterior, el LUM ha sido concebido como una
85 Comunicación personal con Ponciano Del Pino (2 de octubre de 2017)
91
instancia -en una ruptura radical con la propuesta de Roca Rey- básicamente
pedagógico-histórica. De modo que se evitó cualquier educación sentimental y se
privilegió una educación mucho más tradicional, por medio del ofrecimiento de
información, lo que puede volverlo un poco tedioso -y hasta aburrido- para alguien
que no le brinda una importancia real al ejercicio de hacer memoria. Solo el tiempo
juzgará si ha sido una decisión acertada optar por una vía racionalista, más que
emocional de aprendizaje.
Algo que llama la atención es que en los casos en que no hay certezas
absolutas o donde la memoria se encuentra fuertemente contestada, se recurre
menos a las palabras y más a lo simbólico (pensemos en las ropas de las
víctimas, en los tejidos, en la maqueta que representaría a La Hoyada86). Esto
indica que lo artístico cumpliría una función complementaria, casi residual, a lo que
se recurre instrumentalmente cuando las palabras -lo “objetivo”- no alcanzan.
Ahora bien, consideremos cuál es la posición del LUM respecto a la CVR.
Mientras que la Alameda seguía fielmente los contenidos de este documento,
pues iba a albergar su muestra fotográfica; el Museo trataba de marcar una
distancia prudente de la CVR, pues la CAN era consciente de la gran polarización
que esta suscitaba y, por lo mismo, su contenido no podía quedar solamente
circunscrito a él.
Del mismo modo, Ledgard declaró en una entrevista que el LUM debía
despojarse un poco de la armadura de la CVR y ampliar el universo; declaraciones
86 Comunicación personal con Ponciano Del Pino (2 de octubre de 2017)
92
similares tuvieron los comisionados Javier Sota Nadal y Pedro Pablo Alayza
(Sastre 2015: 135-136). Por su parte, Diego García-Sayán, al ser consultado en
una entrevista, sobre las cifras de víctimas que arrojó la CVR, declaró que el
recinto no presentaría cifras, pues el LUM buscaba la reflexión y, por tanto,
alejarse de temas polémicos (Sastre 2015: 147). Aquí se hace evidente cómo el
LUM trata de distanciarse de la CVR no por discrepancias sustanciales de
memoria, pues sus promotores respaldan el informe, sino por una cuestión
política, por el clima polarizado en el que se ven confrontadas dos memorias,
ambas incapaces de ganarse hegemonía en la sociedad.
No obstante, y relacionado con este punto, la crítica que se le podría hacer
a la muestra permanente del LUM es su marcado carácter anti-fujimorista, pues
los casos que allí se tratan, denuncian principalmente al gobierno de Fujimori. Esta
característica del LUM también se encuentra presente en los sesgos “de origen”
que la CVR tuvo. Cuando la CVR evaluó el desempeño de los gobiernos de
Acción Popular y el APRA, en aras de la objetividad, encuentra circunstancias
atenuantes a los errores cometidos, relacionados al contexto de necesidad
imperiosa de enfrentar la subversión. Sin embargo, cuando analiza la actuación
fujimorista, abandona este razonamiento, y al no considerar los atenuantes
contextuales, hace que los juicios parezcan apresurados (Tanaka 2006: 8). En el
caso del LUM, este excesivo anti-fujimorismo también se debe a que, actualmente,
la gran mayoría de casos judicializados y con sentencia firme se encuentran en el
93
gobierno de Fujimori87, y recién se está abordando las décadas anteriores. Es así
que otra gran continuidad de memoria entre todos los momentos es el abierto
rechazo al fujimorismo.
Abordemos un poco sobre las memorias contendoras. Hubo actores que, en
la práctica, sí tenían poder para quitar contenidos de la muestra. Hibbett recuerda
que a un Ministro de Defensa no le pareció “lo suficientemente relevante” las
violaciones a los derechos humanos a las poblaciones LGTBI, por lo que el Equipo
Curatorial quitó aquella referencia. Recordemos que el guion de Roca Rey ya
incluía una referencia a los crímenes de odio a homosexuales en San Martín, de
modo que ya desde el segundo momento -Museo de la Memoria-, inclusive desde
antes de que el LUM pase a llamarse de la “Tolerancia e Inclusión Social”, se tenía
una apuesta liberal por el reconocimiento de las diferencias (sexuales en este
caso, pero también raciales, sociales, económicas o de discapacidades). Si bien
se quitó esa referencia a la comunidad LGTBI, finalmente sí se incluyó el
testimonio de un homosexual en el LUM y se han realizado varios eventos a favor
de las sexualidades y afectividades no hegemónicas88.
87 Comunicación personal con Alexandra Hibbett (22 de septiembre de 2017)
88 Es interesante comprobar que si bien el tema de la afectación a poblaciones LGTBI durante el período de la
violencia política no ha sido abordado sistemáticamente ni por la CVR ni los Informes de la Defensoría,
resalta la propuesta que tuvo el Movimiento Homosexual de Lima (Mhol) de documentarlo mediante el
establecimiento de una Comisión Ciudadana de la Verdad sobre los Derechos Humanos LGTBI en Perú. Sin
embargo, el proyecto no consiguió los fondos necesarios y tuvo que ser abandonado.
Asimismo, según el Listado general de espacios de memoria del Perú del PQNSR, en la provincia de
Huamanga existe un Gran Quipu de la Memoria, que incluye a un Quipu LGTBI.
Existe también un documental en realización y dirigido por Juan Carlos Goicochea, El Pecado Social, que
aborda esta misma problemática. No obstante, estos primeros avances en conocer este tipo particular de
afectación son muy puntuales y, desde aquí, se plantea la importancia de abrir una agenda de investigación.
94
Asimismo, los opositores, actores que no fueron consultados -fujimoristas y
sus simpatizantes-, pues ya se creía saber sus respuestas de antemano y,
además, pensaban ellos, que no estarían -probablemente no lo estén- dispuestos
a brindar una crítica constructiva. ¿Cómo dialogar con alguien que no quiere
dialogar? ¿O, más bien, que se cree que no quiere dialogar? Consideremos el
caso de Rafael Rey mostrado en la sección anterior: es importante considerar, al
menos metodológicamente, que no somos portadores de la verdad absoluta y que
ésta, al contrario, se crea en un proceso dialógico entre diferentes.
Aquí es interesante comprobar cómo la coalición promotora de Mario
Vargas Llosa abrió un camino para que actores que habían sido excluidos en el
primer momento, Fuerzas Armadas y Policiales, se hayan visto convertidos en
interlocutores en el momento posterior. El intento plural que fundó MVLL, y que
también podría encontrarse en Diego García-Sayán, permitió que el diálogo se vea
ampliado.
Si bien los promotores del proyecto pueden afirmar que, al final del día, las
decisiones estaban en su terreno, esto no es del todo cierto, pues hay una opinión
pública y actores políticos que influyen (directa e indirectamente). Este es un tema
abierto, pues permanecen los efectos de la época de la violencia y las disputas en
la narración de los hechos. Debido a que el lenguaje es eminentemente político,
consideremos las “batallas lingüísticas” que se generaron en torno a cómo
nombrar al período comprendido entre 1980 y 2000.
95
Por un lado, había quienes, inclusive dentro de la misma CAN, proponían
que este sea un “museo del terrorismo”. No obstante, se consideró que este
término era reduccionista pues reducía el enfrentamiento a un solo bando y podía
prestarse a interpretaciones conservadoras, que niegan la discusión de los
hechos. Empero, tampoco se consideró oportuno emplear “conflicto armado
interno”, término acuñado por la CVR, debido a que el Equipo Curatorial y la CAN
eran conscientes del “poco amor” que se le tiene al documento. De este modo,
optaron por un término mucho más neutral: “época de la violencia política”89. Es
imposible negar la influencia de la política en las decisiones “técnicas” o de política
pública.
Finalmente, ¿quiénes fueron los grandes excluidos, directa e
indirectamente, es decir, los que no se consideró su opinión, ni siquiera mediante
presuposiciones? Los grupos armados no gozan -en la opinión pública- de
ninguna legitimidad, a tal punto que han sido deshumanizados a niveles
preocupantes, de modo que no son vistos como delincuentes sino como
demonios. La memoria de los grupos alzados en armas también es un tema
profundamente político, tan solo considérese el caso de las FARC en Colombia,
quienes se encuentran en un proceso de incorporación a la política formal, a pesar
de todo el daño y las muertes que produjeron. Una situación similar es casi
inimaginable en el contexto peruano respecto a Sendero Luminoso o el MRTA,
precisamente porque estos dos grupos armados fueron derrotados militar y
89 Comunicación personal con Alexandra Hibbett (22 de septiembre de 2017)
96
políticamente. Las FARC no fueron, del todo, derrotadas política ni socialmente,
pues no han sido estigmatizados a tal punto que se pueda creer que para
combatirlos es válido irrespetar el debido proceso o los derechos humanos.
En este contexto, resulta significativo que José Carlos Agüero, hijo de
senderistas asesinados -su padre en el bombardeo en El Frontón durante el
gobierno de García y su madre muerta en un contexto poco claro-, activista y
académico de los derechos humanos, haya participado en la implementación del
proceso consultivo, la elaboración del libro conceptual del LUM (2014), y brinde su
testimonio como víctima de los grupos armados en el LUM.
Aquí se produce un cambio radical, hasta ese momento ningún senderista o
hijo de senderista había participado en una instancia estatal. Lo particular a su
caso es que él no tiene ninguna culpa moral ni política (no fue terrorista, sino sus
padres lo fueron). El LUM era consciente de todo esto, en un claro intento por
dejar de excluir a los grupos armados del ejercicio de la memoria90. El LUM ha
iniciado un camino doloroso, pero que debemos recorrer como sociedad.
Recientemente, se han publicado algunos estudios interesantes y esclarecedores
que brindan mayores luces sobre la heterogeneidad interna a Sendero Luminoso
(y sus propias contradicciones), distanciándose del prejuicio común en la
Academia de que era un bloque monolítico (ver Agüero 2015; Asencios 2016; Jara
2017; Zapata 2017).
90 Comunicación personal con Alexandra Hibbett (22 de septiembre de 2017) y Ponciano Del Pino (2 de
octubre de 2017)
97
Luego de la primera ronda de consultas a los distintos sectores
involucrados y la elaboración de un nuevo guion museográfico a cargo del Equipo
Curatorial, se desarrolló una segunda ronda de sesiones, mucho menos formales
que la anterior, ya sin tanto presupuesto. En estas reuniones también se les
presentaba el guion con una intención de validación, donde tampoco los actores
consultados tenían poder efectivo, aunque sí se podían hacer cambios, a juicio del
EC. Uno de los grandes problemas que vino con la inauguración del LUM es que
no solo la Comisión de Alto Nivel dejó sus funciones, sino que también el Equipo
Curatorial, imposibilitando cualquier forma de continuidad en el proyecto
memorial91.
5.3.1. Colofón: un director censurado y una nueva comisión plural
Si bien es cierto, lo que tratamos en esta última sección excede el marco
temporal propuesto para nuestra investigación, pero una relectura de los hechos
permite aclarar varios puntos y confirmar nuestras hipótesis. El miércoles 16 de
agosto de 2017 se inauguró la muestra temporal “Resistencia visual 1992. Carpeta
colaborativa” en el LUM, curada por la antropóloga visual Karen Bernedo. Esta
incluía grabados que daban cuenta de los turbulentos hechos que se dieron en
aquel año, los cuales giraban en torno a dos acontecimientos centrales: el
autogolpe fujimorista y la captura del líder senderista Abimael Guzmán92.
91 Comunicación personal con Alexandra Hibbett (22 de septiembre de 2017)
92https://elcomercio.pe/luces/arte/resistencia-visual-1992-muestra-refleja-ano-vivimos-peligro-noticia-451113
98
Sin embargo, el congresista fujimorista, tenor y presidente de la Comisión
de Cultura y Patrimonio Cultural del Congreso Francesco Petrozzi mostró su
inconformidad con el contenido antifujimorista de la muestra temporal. Al día
siguiente el ministro de cultura Salvador del Solar, acompañado de la jefa de su
gabinete de asesores y ex directora del proyecto LUM, Denise Ledgard, visitaron
la exhibición. Ese mismo jueves por la tarde, Guillermo Nugent, director del LUM,
llegó al Ministerio de Cultura para informar sobre posibles ajustes a la muestra,
pero estos no fueron del agrado del ministro y le pidió su renuncia93.
Luego de la renuncia de Nugent, varios sectores a favor de la muestra
salieron a decir que esta se trataba de un intento de censura artística por medio de
la censura al responsable94. Esto no es del todo cierto, pues la muestra
permaneció expuesta hasta el día en que originalmente estuvo designada. Según
los términos que hemos expuesto en esta investigación, podríamos afirmar que la
muestra Resistencia Visual 1992 excedió el margen de acción que tienen los
promotores de la memoria.
Si bien es cierto, hemos hecho énfasis en la excesiva sensación de
debilidad de las coaliciones promotoras del LUM, esto no debería interpretarse
como un llamado a que estos actores se vuelvan más confrontacionales y
conscientes de su poder relativo. Sino que, más bien, teniendo en cuenta sus
debilidades actúen estratégicamente por medio de la prudencia, como lo hicieron
93http://larepublica.pe/politica/1076150-salvador-del-solar-cede-a-la-presion-fujimorista-y-obliga-a-
renunciar-a-director-del-lum
94https://diariocorreo.pe/politica/ministro-de-cultura-se-pronuncia-sobre-renuncia-del-director-del-lum-
768768/
99
los núcleos de las coaliciones, para así ganar mayor consenso. Y esta muestra no
iba en esa línea, pues rompía con los débiles consensos sobre los años de la
violencia política. El mismo ministro Del Solar afirmó en las redes sociales que:
Desde la primera reunión que tuve con Guillermo Nugent, a poco de haber asumido el
cargo, coincidimos en que era muy importante, especialmente en el ambiente de
polarización política en el que vivimos, que el LUM se consolidara como un espacio en el
que todos los peruanos pudieran acercarse al delicado tema de la memoria con la mirada
abierta y, en la medida de lo posible, sin sentirse atacados, excluidos o inclinados a
descartar la sola idea de visitar el lugar, de anticipar o suponer el predominio de una visión
o posición política sobre otras. [... Asimismo, esta muestra] despedía una clara sensación
general de sesgo que no se corresponde con la que habíamos acordado buscar para el
LUM. No hubo oposición a esta impresión, sino más bien el reconocimiento, también por
parte de Guillermo, de que efectivamente había elementos claramente inclinados hacia una
dirección95.
Es esclarecedor cómo el entonces ministro y el ex director fueron capaces
de entender el grave desliz que cometieron. Sin embargo, este mal momento supo
convertirse en una oportunidad de aprendizaje para el Lugar de la Memoria. Es así
que el 15 de noviembre de 2017, por recomendación de la Comisión Consultiva
Nacional de Cultura, se crea una Comisión Sectorial de naturaleza temporal para
“proponer lineamientos que sirvan de guía para su desempeño, considerando los
preceptos bajo los cuales fue creada”96. Es decir, se busca tomar aún más
conciencia sobre el contexto de memorias en disputas que se vive en la sociedad
peruana posconflicto. No se puede negar que la memoria es profundamente
política y que se da por medio de negociaciones.
Esta Comisión Sectorial está integrada por 10 miembros que provienen de
diferentes canteras políticas y profesionales, de los cuales cuatro son
95 Publicación de facebook citada en: https://diariocorreo.pe/politica/ministro-de-cultura-se-pronuncia-sobre-
renuncia-del-director-del-lum-768768/
96 Resolución Ministerial N° 452-2017-MC
100
representantes de la sociedad civil: Julissa Mantilla, abogada en derechos
humanos y asesora de ONU Mujeres; Jorge Villacorta, curador y ex miembro del
Equipo Curatorial del LUM; José Coronel, coordinador de la región sur central de
la CVR y director de la ONG Centro de Promoción de los Derechos de la Niñez y
de la Adolescencia-CEPRODENA; y José Carlos Agüero, académico, activista e
hijo de senderistas asesinados.
Por otro lado, incluye a dos delegadas de las organizaciones de víctimas,
elegidas democráticamente: Rosa Pallqui en representación de las víctimas civiles
y Gisella Sánchez por las víctimas de las fuerzas del orden. Finalmente, a cuatro
delegados de diferentes instituciones estatales: uno del LUM, el secretario técnico
de la CMAN, un representante del Ministerio de Defensa y otro del Ministerio del
Interior.
Esto, asimismo, podría leerse como un intento de institucionalizar ciertos
“controles internos” o un “seguro de auto-protección” de parte del mismo LUM, lo
cual lo protege de sí mismo, pero no de lo que sus opositores quieran hacer contra
él. De este modo, el LUM ya no estaría tanto a merced del ministro, su director o
curadores, sino que tendría procedimientos institucionales que lo auto-regulen.
Este es la consolidación de todo el proceso anterior, que ha sido analizado en esta
investigación. Este procedimiento de aprendizaje institucional incorpora a la
pluralidad de actores bajo un método deliberativo para que delimiten los márgenes
de acción del Museo.
101
Esta es la primera Comisión que tiene el LUM que incluye plural y
directamente a los diferentes sectores involucrados en los años de la violencia
política. A diferencia de momentos anteriores, las víctimas ya no son un tema, sino
ahora fundamentalmente son agentes políticos. Esta es, indudablemente, un
reconocimiento a su gran labor y tenacidad. Asimismo, es importante la inclusión
de los militares y policías como actores que tienen algo que decir en este tema. Es
un cambio cualitativo que ha tenido el LUM y que avizora un futuro esperanzador y
mucho más tolerante.
102
6. CONCLUSIONES
1. En esta investigación nos hemos preguntado por las formas sutiles en
que la Política, en un clima de polarización y mediante la presencia de memorias
contestadas incapaces -hasta ahora- de generar hegemonía en la sociedad
peruana posconflicto, han influenciado sustancialmente los debates entre los
miembros de las diferentes coaliciones promotoras y las decisiones de política
pública que se tomaron para la elaboración del Lugar de la Memoria en sus
diferentes momentos (Alameda, Museo y Lugar). Hemos hecho un análisis de la
política detrás del proceso que dio lugar al LUM como expresión de la política
pública.
Debemos dejar bien en claro, que de lo anterior se desprende, la
centralidad que tuvo una alianza plural entre sectores liberales y otros más
izquierdistas, bajo un accionar siempre prudente y consciente de sus propias
limitaciones, para poder conseguir la inauguración de un museo que desde el
inicio no tenía mucho a su favor. Esta alianza entre sectores liberales,
izquierdistas de ONG, academia y mundo artístico es poco común en la política
peruana, pero en el caso de un tema tan contestado y disputado, fue vital para su
concreción.
103
No obstante, a veces, esta autoconciencia de la precariedad de una
memoria a favor de los derechos humanos y su expresión en una lógica de
actuación del “prevenir antes que lamentar”, entre los miembros de las diferentes
coaliciones promotoras, a los ojos de un analista externo, pareciera haber sido un
poco exagerada, dejando la impresión que los actores se sentían, por momentos,
más débiles de lo que realmente eran. Quizá es tiempo ya que sectores de los
promotores de la memoria dejen cierta actitud victimizante y confrontacional, y se
vuelvan conscientes de lo mucho que se logra con la prudencia, y el trabajo
cooperativo y plural, entendido como una actitud generadora de consensos; esto
es, una actitud política.
Asimismo, este trabajo busca celebrar la existencia de un LUM -con todos,
sus aciertos y errores- en un contexto político tan complicado y polarizado. Este,
sin duda, es un gran logro que se produjo en el Estado pero que fue promovido
por actores de la sociedad civil. Con sus puntos de vista y memorias propias, este
proceso analizado nos invita a que abandonemos el ojo arrogante que mira todo
en sus propios términos y no entiende otras perspectivas; al contrario, abracemos
el ojo amoroso que aprecia sus propias limitaciones y acepta la existencia de
puntos de vista válidos más allá de los suyos (Frye 1983). Nos enseña a que
podemos dejar de ser tan mezquinos y de mirar con cierto desdén lo que no se
hace según nuestros modos, pues justamente el LUM demuestra que gentes
distintas, poco a poco, consiguieron grandes cosas trabajando conjuntamente.
104
2. Hemos encontrado que el proceso de construcción del Lugar de la
Memoria consta de tres momentos políticos que, a pesar de sus diferentes líderes,
guardan un grado importante de continuidad. Esto debido a que los promotores
peruanos de la memoria comparten la premisa de que un sitio de memoria
nacional era necesario, y al mismo tiempo encuentran en la CVR un antecedente y
un referente en torno al cual estructurar sus memorias. Muestra de ello es que las
discusiones entre los miembros de la coalición pro-LUM se centraron en las
formas estéticas y no en los contenidos. Sin embargo, este es un referente
negado, pues la polarización social hace que los promotores del LUM adopten la
estrategia política de marcar distancias con la CVR. Empero, el LUM no existiría,
ni puede entenderse, sin el camino trazado y las batallas libradas por la CVR.
A pesar de toda la continuidad de memorias, sorprende la gran variación de
los miembros que integraron el proyecto en sus diferentes momentos. Tras la
entrada del LUM al Estado, es visible cómo cada gobierno influye indirectamente
en su proceso de construcción (delimitando quiénes pueden pertenecer a las
Comisiones de Alto Nivel), es decir, va estructurando el terreno. Y ésta es
precisamente una característica de las políticas públicas en el Perú, donde con
cada gobierno hay un “empezar desde cero”.
Asimismo, resalta que la cooperación internacional u otras instituciones
estatales (como la Defensoría del Pueblo, el Consejo de Reparaciones o la
CMAN) no hayan tenido un papel activo en los debates para la creación del LUM,
sino que se hayan desempeñado como aliados: sin un poder real para hacer valer
105
sus opiniones. Por su parte, la cooperación internacional, en su papel de
financista, tuvo una capacidad adicional de ejercer presión política para que el
proyecto se concrete y, finalmente, sea inaugurado.
Además, dado el supuesto que las coaliciones promotoras se basaban en
ideas más que en intereses, nos preguntamos acerca de cómo se llevó adelante la
deliberación entre las partes, entendida ésta como un eje transversal en nuestra
investigación. Es aquí donde se evidencian algunos estilos y prácticas que
tenemos como sociedad. Encontramos que los núcleos de las coaliciones son
bastante cerrados para dialogar con actores que piensan distinto, de forma que
solo hay deliberación entre similares, lo cual no siempre se explica por la
polarización del Perú posconflicto.
Cuando pueden participar personas distintas, o se abren los círculos, se
adoptan mecanismos consultivos (pensemos en la víctimas). Lo que es más, las
víctimas son tematizadas y no son consideradas como actores políticos legítimos,
cuya presencia sea exigida dentro de los núcleos de las coaliciones. De otro lado,
en las deliberaciones entre los promotores del LUM hay públicos excluidos (como
los fujimoristas y los grupos alzados en armas), pues se considera inapropiado o
imposible incluirlos en la deliberación y al mismo tiempo arribar a puntos de
consenso.
3. Muchas veces se le suele exigir al LUM demandas que exceden sus
objetivos, pues obvian el contexto polarizado y desconocen sus características.
106
Esto muestra que este tema sigue abierto. Este es un museo estatal con un fin
mayoritariamente pedagógico (sobre el conmemorativo) para jóvenes limeños que
no vivieron los años de la violencia política. Y esto no es, en absoluto, negativo,
pues debiera, más bien, haber diversidad de memoriales para la variedad de
públicos existentes.
Empero, también es comprensible que en medio de las dificultades que ha
mostrado la sociedad peruana posconflicto a causa de la polarización y la lentitud
en el reconocimiento de las víctimas y sus familiares, que hayan muchas
expectativas de parte de las víctimas (u otros públicos que se proyectan al LUM)
por apropiárselo e imprimirle su carácter privado. Justamente debido a estas
expectativas y memorias privadas, se produjo una atmósfera alrededor de la
creación del LUM que levantó opiniones contrastadas no siempre a su favor.
Lo que es más, esta investigación apuesta por el diálogo con
organizaciones de víctimas que tienen iniciativas memoriales para, así,
intercambiar saberes: por un lado, sus experiencias concretas y, por otro, los
hallazgos aquí encontrados. De esta forma, se propone una creación cooperativa
de conocimiento sobre ciertas sugerencias en la construcción de memoriales que
podrían surgir de puntos de vista distintos en el polarizado Perú posconflicto.
4. Este trabajo trata de llenar un vacío dentro de la Ciencia Política que ha
descuidado la conexión entre la agencia y las memorias que poseen los actores
de la sociedad peruana posconflicto. Pues en la literatura se encuentran
107
investigaciones que consideran a la memoria como un asunto etéreo o
básicamente moral, sin establecer diálogo con otra literatura que enfatiza en la
agencia, las decisiones políticas concretas y los contextos adversos que estos
enfrentan. En este sentido, la teoría de las coaliciones se nos presenta como una
herramienta bastante útil para tender este puente de diálogo y dejar ver cómo
estos grupos variopintos unidos por ciertas premisas logran introducir cambios en
el Estado, incluso aunque este no fuera su espacio habitual de acción.
En esta misma línea, esta investigación ha considerado de manera central
la deliberación relacionada a la negociación que los actores de las coaliciones
promotoras del LUM realizaron a lo largo del periodo que enfrentaron. En este
caso, la deliberación al igual que la memoria ha sido, cada una, analizada como
un componente de la agencia política, y no tanto como una actividad ligada al
filosofar o ahondar la reflexión exclusivamente. De este modo, se muestra que la
agencia política adopta diferentes modalidades dependiendo de la naturaleza de
su quehacer. El ejercicio de memoria y la construcción de un sitio de memoria
trajeron consigo un mecanismo deliberativo con márgenes cerrados,
condicionados quizá por esta consciencia de moverse en un “campo minado” y por
la premura de arribar a consensos para concretar la propuesta que se promovía.
5. Finalmente, desde aquí queremos proponer algunos caminos para la
investigación posterior. Primero, a los que aquí denominamos opositores políticos
a la memoria, ya sean fujimoristas o grupos alzados en armas, de quienes no
108
conocemos mucho sobre cómo operan y, en especial, que propondrían respecto
de la política de memoria. Segundo, el importantísimo reconocimiento que como
sociedad le debemos a las poblaciones LGTBI que sufrieron afectaciones durante
el período de la violencia política, y sobre el cual casi tampoco sabemos nada.
Tercero, las memorias particulares de la mayoría de peruanos, que quizá operen
bajo dinámicas más complejas que logren compatibilizar la aceptación del indulto
a Fujimori y la oposición a que el fujimorismo regrese al poder. Esperamos haber
ayudado un poco al poner en el tintero estos temas.
109
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8. ANEXOS
Anexo 1: Lista de entrevistados
Iris Jave (16/06/15 y 04/05/16). Entrevista personal. Miembro del Idehpucp.
María Eugenia Ulfe (25/05/15). Entrevista personal. Miembro del Idehpucp.
Denise Ledgard (30/10/15). Presentación en IX Coloquio de Estudiantes de
Ciencia Política PUCP. Ex Directora General del Proyecto Lugar de la Memoria.
Salomón Lerner (10/11/15). Entrevista personal. Ex presidente de la CVR,
presidente ejecutivo del Idehpucp, líder de la Alameda de la Memoria y
vicepresidente de la Comisión de Alto Nivel del Museo de la Memoria.
Gonzalo Gamio (17/11/15). Entrevista personal. Profesor PUCP.
Javier Torres (18/11/15). Entrevista personal. Director de SER y miembro de la
Alameda de la Memoria.
Rosario Narváez (18/11/15). Entrevista personal. Miembro de Aprodeh y de la
Alameda de la Memoria.
Francisco Soberón (17/02/16). Entrevista personal. Director de Aprodeh y miembro
de la Alameda de la Memoria.
Sofía Macher (03/05/16). Entrevista personal. Ex secretaria ejecutiva de la
CNDDHH, ex comisionada de la CVR, ex presidenta del Consejo de Reparaciones
y encargada del Centro de Documentación e Investigación del Lugar de la
Memoria.
Miluska Rojas (18/05/16). Entrevista personal. Secretaria Ejecutiva del PQNSR.
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Luyeva Yangali (24/06/16). Entrevista personal. Vicepresidenta de ANFADET.
Owan Lay (10/08/16). Entrevista personal. Ex director del LUM.
Leonor Suárez (23/08/16). Entrevista personal. Encargada del PNUD para el
proyecto LUM.
Ramón Barúa (24/04/17). Entrevista personal. Ex consejero del Consejo de
Reparaciones.
Jairo Rivas (01/09/17). Entrevista personal. Ex secretario técnico del Consejo de
Reparaciones.
Fernando Carvallo (06/09/17). Entrevista personal. Ex director nacional del
proyecto Lugar de la Memoria.
Antonio Zapata (16/09/17). Comunicación por correo electrónico. Historiador.
Frederick Cooper (18/09/17). Entrevista personal. Ex miembro de la Comisión de
Alto Nivel del Museo de la Memoria.
Iván Ramírez (21/09/17). Entrevista personal. Ex asistente del Equipo Curatorial
del Lugar de la Memoria.
Alexandra Hibbett (22/09/17). Entrevista personal. Ex asistente del Equipo
Curatorial del Lugar de la Memoria.
Daniel Sánchez (26/09/17). Entrevista personal. Secretario Técnico de la CMAN.
Bernardo Roca Rey (28/09/17). Entrevista personal. Ex miembro de la Comisión
de Alto Nivel del Museo de la Memoria y encargado de elaborar el primer guion
museográfico.
Ponciano Del Pino (02/10/17). Entrevista personal. Encargado del proceso
consultivo del guion museográfico del LUM y miembro del Equipo Curatorial.
Natalia Consiglieri (05/10/17). Entrevista personal. Artista y académica, consultada
en el proceso consultivo.
Juan Ossio (24/10/17). Entrevista personal. Ex miembro de la Comisión de Alto
Nivel del Museo de la Memoria.
Karen Bernedo (30/10/17). Entrevista personal. Consultora ayudante en la
elaboración del segundo guion museográfico del LUM.